Leyes migratorias: Todas son malas

Revolución #043, 16 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us

En las últimas semanas millones de inmigrantes han llenado las calles, desafiantes, para exigir que los traten como seres humanos; miles de hijos de inmigrantes han celebrado paros estudiantiles; y se han trazado planes para más protestas. Todos han condenado el proyecto de ley Sensenbrenner (HR 4437), que propone criminalizar a millones de indocumentados y a los que los ayuden.

La Cámara de Representantes del Congreso ya aprobó la HR 4437. Ahora el Senado está considerando su propio proyecto de ley migratoria, aunque hasta la fecha los senadores no se han puesto de acuerdo. El proyecto de ley que apruebe el Senado se tendrá que “conciliar” con el de la Cámara, el Senado y la Cámara tendrán que votar de nuevo y el presidente tendrá que firmarlo para que sea ley.

La reforma migratoria ha prendido fuertes divisiones y riñas en la cúpula de la clase dominante imperialista, cuya economía depende en gran medida de la superexplotación de la mano de obra inmigrante. (Ver “Bienvenidos los inmigrantes” en esta página). Pero ese debate NO es sobre los intereses del pueblo, sino sobre los intereses estratégicos de la clase dominante.

Se oye decir que el proyecto de ley del senador Arlen Specter es “pro inmigrante”, pero no lo es. Redoblará la represión contra los inmigrantes en la frontera y en toda la sociedad. (Ver nuestro análisis de este proyecto de ley en el #42)

El plan de Specter, presentado como “término medio”, que casi se aprobó esta semana en el Senado, propone dividir a los indocumentados en tres categorías. La primera categoría son los que tienen cinco años o más en el país (unos siete millones de personas), que podrán solicitar ciudadanía por un proceso sumamente represivo, sin garantías, de seis a ocho años que requiere aprender inglés, pasar un examen de cívica, pagar una multa de $2,000 e impuestos retroactivos, y demostrar que no tienen antecedentes penales y que han trabajado continuamente durante seis años. El requisito de no tener antecedentes penales es una trampa dado que muchos indocumentados han tenido que vivir fuera de la ley para subsistir en este país. Se presenta como el camino a la regularización para millones de indocumentados, pero en realidad es un proceso altamente represivo y selectivo.

La segunda categoría son los que tienen de dos a cinco años en Estados Unidos (unos tres millones de personas), quienes tendrán que salir del país y pedir permiso en la frontera para volver a entrar como trabajadores temporales. No hay garantías de que les permitan regresar ni de que puedan regularizarse y tendrán que irse tras trabajar seis años. La tercera categoría son los que tienen menos de dos años en Estados Unidos (más o menos un millón), quienes tendrán que abandonar el país. Podrán pedir una visa temporal para trabajar, pero sin ninguna garantía. Imagínense lo que pasaría si la ley decreta que millones de personas se vayan.

El Senado no se ha puesto de acuerdo sobre ningún proyecto de ley debido a las riñas internas de los capitalistas y a las valientes protestas de los inmigrantes. La estrategia del “término medio” de Specter busca dividir a los inmigrantes. No es “un paso adelante”. Contrapone a los inmigrantes que llevan más años aquí y a los que llevan menos; y manda a todos reportarse a las autoridades para que los puedan controlar y explotar mejor. Además, propone más centros de detención, muchos más arrestos, un sistema de trabajo segregado y más militarización de la frontera, lo que llevará a más muertes.

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