Revolución #51, 18 de junio de 2006


El cruel programa del ataque al matrimonio gay

La película V for Vendetta es sobre un estado fascista inquietantemente parecido al Estados Unidos que Bush está creando. La lógica aglutinante de ese gobierno es la ignorancia institucionalizada y una feroz discriminación de los gays y las lesbianas, con una histeria fabricada por una enfermedad muy parecida al SIDA y atribuida a una sociedad permisiva. Esta apasionante descripción del fascismo es algo que debemos tener presente al ver la enmienda de Bush contra el matrimonio gay y los alarmantes términos del “debate” que se dio la semana pasada en el Congreso: un debate en el que se acepta el prejuicio, la persecución y la cruel venganza contra los gays.

En dos importantes discursos en las últimas dos semanas, George Bush ha pedido una enmienda constitucional que “define el matrimonio en los Estados Unidos como la unión de un hombre y una mujer”. Con estilo fundamentalista, declaró que “el matrimonio es la institución humana más duradera e importante, honrada y alentada en todas las culturas y por todas las religiones” y ahora está en “peligro” debido a que “jueces activistas… han tratado en forma agresiva de redefinir el matrimonio”.

El llamamiento de Bush a que se apruebe la enmienda desató una nueva ronda de mentiras y alocadas afirmaciones de fascistas cristianos. En el programa Daily Show del cómico Jon Stewart, el cristiano “conservador” William Bennett dijo que la legalización del matrimonio gay llevaría a la poligamia. Cuando habla en público, Bennett posa de razonable y calmado, pero es conocido por declaraciones de que si se “quiere reducir el crimen… si ese fuera el único propósito, se podría abortar a todos los niños negros en este país y el nivel de crimen bajaría”. Bennett hace fuerte campaña para que la sociedad adopte los valores bíblicos. La Biblia, la base de las virtudes que ensalza, dice, explícitamente, que se debe ejecutar a los homosexuales.

En su programa televisado el predicador James Dobson, un fascista cristiano que quiere vivir en una teocracia, una “nación cristiana”, dice que si se permite el matrimonio gay, “¿qué va a impedir que los papis se casen con las hijas? ¿O matrimonios entre hombres y burros? Prácticamente se permitiría cualquier cosa que se pueda conectar con los derechos civiles”.

Consagrar la discriminación contra los gays en la Constitución

El 7 de junio, el Senado votó 49 vs. 48 por la enmienda. Casi la mitad de los senadores estaban dispuestos a consagrar la discriminación contra todo un sector de la población en la Constitución. Se necesitan 60 votos para pasar del debate a votar por la enmienda (se necesitan 67 votos para iniciar el proceso de cambiar la Constitución). Así que en esta ronda la enmienda no avanzó, pero Bush y los senadores republicanos que la apoyan no quedaron nada desalentados pues es la primera vez que más senadores votan a favor de una enmienda que prohíbe el matrimonio gay que en contra.

El senador Wayne Allard, el principal proponente de la enmienda, dijo que fue un “importante hito en la lucha para proteger el matrimonio”. Bush y otros expresaron opiniones similares de que es un paso en un proceso que podría durar varios años. Mejor dicho, las fuerzas que quieren perseguir a los gays están a la ofensiva y van a seguir.

¡Para decir lo obvio, la Constitución de Estados Unidos no es un marco para una sociedad libre de explotación y opresión! La Constitución le negaba a la mujer el derecho al voto y consagraba la esclavitud. Pero la enmienda contra los gays sería la primera vez, desde que se acabó la esclavitud y se le otorgó a la mujer el derecho al voto, que la Constitución, de una manera formal y oficial, resolvería discriminar a un sector específico de la sociedad: un sector que no tendría los derechos legales de los demás. La enmienda no permitiría que los estados aprueben leyes para permitir el matrimonio gay.

Los senadores que votaron en contra de la enmienda no lo hicieron, por lo general, por ser discriminatoria y prejuiciada, sino porque les pareció una distracción en un año electoral. Pero esta enmienda no es una maniobra táctica para “movilizar” a la base de conservadores cristianos para las elecciones; no, es parte de un programa mayor. Es un ataque grave que de manera repugnante e injusta singulariza a los gays y le impone restricciones jurídicas a todo un sector de la población, lo cual alimentará más la demonización de los gays que alientan los fascistas cristianos. Si tomamos en cuenta la interpretación literal de la Biblia que exhorta a matar a los homosexuales, esto tiene implicaciones genocidas. De todo esto se cebarán los dominionistas, los que piensan que la Biblia, interpretada al pie de la letra, debe gobernar la sociedad y que la familia debe ser la unidad básica de la sociedad, una familia bajo el mandamiento de dios y sometida al mando incuestionable del padre. Esta es una doctrina lunática que quiere rehacer la sociedad para que concuerde con las leyes del Antiguo Testamento. Y la gente que cree eso está estrechamente ligada al gobierno de Bush. (Ver Revolución #33, 5 de febrero de 2006, “Dominionismo: Ten miedo, ten mucho miedo, ¡El futuro que tenemos que parar!”)

El programa general: El matrimonio y la mujer

Las fuerzas que promueven la enmienda contra el matrimonio gay son las mismas que armaron el escándalo de Terry Schiavo e hicieron las mismas acusaciones de que “jueces activistas” estaban interfiriendo con el trabajo de dios, cuando su esposo intentó desconectarla de la máquina que la mantenía respirando. Son las mismas fuerzas que engañan a jovencitas de 16 años de edad para que vayan a oponerse al aborto y defiendan un mundo en el que tendrán que tener hijos contra la voluntad o recurrir a legrados clandestinos. ¡Ahora tenemos a Bush y los principales cabecillas del Partido Republicano felicitándose porque han dado un importante paso adelante hacia la consagración de su programa en la Constitución!

Al mismo tiempo que Bush y los fascistas cristianos recriminan a “jueces activistas”, están llenando los tribunales de jueces que tienen una misión teocrática, como el juez Antonin Scalia de la Suprema Corte, quien dijo que “la autoridad moral del gobierno proviene de dios”. Para nombrar jueces a un tribunal Bush no consulta con expertos judiciales sino con teócratas cristianos, y está llenando los tribunales con jueces que se oponen al aborto y al fallo Roe vs. Wade, que lo legalizó.

Hay muchos paralelos entre los ataques contra el matrimonio gay y la gestación del movimiento opuesto al aborto a lo largo de muchos años, que ha avanzado de una manera peligrosa y ahora dice que tiene autorización moral con respecto a un asunto ante el cual se encontraba más aislado hace no mucho tiempo. También hay un paralelo con la “oposición” de los demócratas a los ataques contra el aborto al aceptar una y otra vez las condiciones impuestas por los fascistas cristianos y decir cosas como que el aborto debe ser “legal pero raro”. De la misma manera, aunque la enmienda no pasó, Bush y Cía están estableciendo el marco de referencia: dicen que tiene que ver con los niños, que es para prevenir la poligamia y no lo que verdaderamente representa: una cruel iniciativa para imponer una moral basada en una interpretación literal de la Biblia, que sería un infierno para todos.

En su discurso Bush habló en tono moderado sobre una “discusión con cortesía y decencia”. Al mismo tiempo, las fuerzas de choque de ese movimiento movilizan a la gente con retórica como esta: “Las palabras en hebreo para referirse al hombre y a la mujer son las palabras para referirse a los genitales del hombre y la mujer… El hombre es el penetrador y la mujer la penetrada. Así lo diseñó dios… Miren lo que ha sucedido desde la revolución sexual y la aceptación del estilo de vida gay como algo normal. Los virus han mutado. Las enfermedades de transmisión sexual han aumentado. Eso demuestra que cuando tratamos de cambiar el orden natural lo que resulta no es felicidad ni alegría”. (un ministro antigay citado en “What’s Their Real Problem with Gay Marriage (It’s the Gay Part)”, New York Times Magazine, 23 de junio de 2005).

Esta cita, que empieza combinando a los gays con los virus y microbios, y acaba equiparándolos, se parece mucho a la retórica nazi sobre los judíos. En la sociedad ideal de Bush, no basta con despreciar a los gays y a las lesbianas; hay que perseguirlos y ejecutarlos. Chequen la Biblia.

Aquí también se ve un paralelo con el ataque al aborto, que habla mojigatamente de salvar bebés y acaba azuzando a psicópatas a matar médicos y bombardear clínicas de aborto. Aunque en este momento no se están dando ataques organizados contra los gays, existe ese peligro. La violencia y la persecución de los gays y lesbianas es algo muy común, y como ejemplo se puede recordar a los reaccionarios que fueron al entierro de Matthew Shepard con letreros de que iba arder en el infierno.

¿Qué defienden?

Los fascistas cristianos dicen que el matrimonio gay ataca la institución de la familia. A veces, personas sensatas y humanas se rascan la cabeza y les preguntan: “¿Pero qué dañohace el matrimonio de dos personas que quieren consolidar sus relaciones íntimas con igualdad?”. Efectivamente, el matrimonio de dos personas gay no le hace ningún daño a eso. Pero ese no es el asunto. Los fascistas cristianos tienen todo un programa sobre el matrimonio, del que forma parte el matrimonio por convenio (un “contrato con dios” que restringe el divorcio) y la restricción y a la larga la eliminación del divorcio.

Miremos en retrospectiva lo que es el matrimonio y lo que ha sido a lo largo de la historia, y veamos que la actual batalla por las leyes matrimoniales responde a los problemas que tiene el imperialismo estadounidense hoy, y busca cumplir metas y planes a largo plazo.

Volviendo al discurso de Bush, declara que “el matrimonio es la institución humana más duradera e importante, honrada y alentada en todas las culturas y por todas las religiones. Muchos años de experiencia nos han enseñado que el compromiso de un esposo y una esposa a quererse y a servirse mutuamente fomenta el bien estar de los niños y la estabilidad de la sociedad. El matrimonio no se puede separar de sus raíces culturales, religiosas y naturales sin debilitar esa influencia positiva sobre la sociedad. Al reconocer y proteger el matrimonio, el gobierno actúa en beneficio de todos”.

Bueno, es verdad que las relaciones sociales como el matrimonio y la familia están entrelazadas con la sociedad en que existen, pero no son “naturales” ni parte de una presunta naturaleza humana innata. En realidad, la familia tradicional que Bush quiere restaurar se ha caracterizado hasta hace poco por el derecho legal del esposo a violar a la esposa; la aceptación de la violencia contra la esposa; la dependencia económica y emocional total de la mujer; y no poder divorciarse o leyes de divorcio que perjudican a la mujer. ¿Por qué preservar todo esto?

Hoy los cambios de la organización de la sociedad en el país y en el mundo están sacudiendo y en cierta medida rasgando las “raíces culturales, religiosas y naturales” del matrimonio. En el mundo opera una dinámica que está socavando la base de la familia tradicional. En los últimos 50 años el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado debido a grandes cambios en el mundo, a factores económicos muy complejos y cambios correspondientes en las normas culturales. Esto se manifiesta en el hecho de que la mujer cada vez más trabaja fuera de casa o en el hecho de que muchas familias viven separadas por la migración. Junto con esto, los movimientos de igualdad de la mujer, a veces en conjunción con movimientos comunistas revolucionarios, han empezado a cuestionar y luchar contra las cadenas de la familia tradicional.

Los fascistas cristianos, y otros elementos de la clase dominante, ven la necesidad de reforzar y reconfigurar las normas culturales del matrimonio con la moral religiosa represiva que está cobrando fuerza ahora, no porque les preocupen en absoluto los “nonatos” ni las futuras generaciones de niños, sino para conjurar las fuerzas que cuartean los fundamentos de esta sociedad e imponer un “cemento” bíblico.

Las declaraciones de que el matrimonio gay lleva a la poligamia o de que los gays y las lesbianas son una enfermedad social carecen de lógica racional. Pero desde el punto de vista de una variedad de fuerzas de la clase dominante y de toda la sociedad, como Bush, Dobson, Bennett y los dominionistas, el matrimonio gay efectivamente perjudica lo que ellos quieren y amenaza la concepción represiva del matrimonio y la familia que quieren institucionalizar en el derecho constitucional. No solo porque tienen prejuicios contra los gays ni porque creen que las relaciones de parejas del mismo sexo son una desviación sexual o una enfermedad, sino porque la moral fascista cristiana desempeña un papel importante en la cohesión de la sociedad conforme a sus intereses estratégicos.

Esto tiene dos aspectos separados: uno, el fortalecimiento del patriarcado; dos, la demonización de los gays, hacer que se escondan y llegar a una sociedad en que los puedan proscribir y ejecutar. Para demonizarlos, Falwell, Robertson y otros de esa calaña los acusan de cosas increíbles, como de los ataques del 11 de septiembre (junto con los médicos que hacen abortos y la ACLU), que fueron “castigo por burlarse de dios”. Esto sería ridículo si no fuera por el hecho de que tienen millones de seguidores embotados y apoyo del gobierno.

Desechar las ilusiones, prepararse para luchar… por algo mucho mejor que esto

A los que creen que haber bloqueado esta enmienda es una victoria para los derechos de los gays, más les vale despertar. Ya 45 estados tienen leyes o enmiendas constitucionales que prohíben el matrimonio de parejas del mismo sexo. De estos, 18 tienen enmiendas constitucionales que definen el matrimonio como una institución entre un hombre y una mujer, y 27 tienen leyes que restringen el matrimonio a un hombre y a una mujer (CNN.com). Se prevé que en las elecciones de noviembre se presentarán iniciativas contra el matrimonio gay en Idaho, Carolina del Sur, Dakota del Sur, Tennessee, Virginia y Wisconsin, según informa Associated Press.

Una coalición de 61 organizaciones denominada The Arlington Group, que reúne a Focus on the Family y otros grupos, está movilizando a millones para que luchen conscientemente contra esto que se han dejado engatusar por el programa fascista cristiano. Dicho programa expresa preocupación por la sociedad, por las futuras generaciones e incluso compasión y amor por los gays. Pero esta es una fuerza peligrosa que está influenciando a la sociedad en una dirección negativa que no corresponde a los intereses fundamentales del pueblo. Un mundo donde se implemente este programa sería un horror para los gays, para la mujer y para las futuras generaciones.

La polarización de la sociedad en la batalla por el matrimonio gay no es buena en estos momentos. No es buena para los gays; no es buena para cualquiera que no quiera que nos impongan una marca fascista de cristianismo; y no es buena para las masas populares, cuyos intereses radican en una clase de moral radicalmente diferente. Todos los que se oponen a la discriminación de los gays y a la eliminación de los derechos de la mujer deben reconocer las implicaciones de esto y oponerse. Una gran variedad de gente, incluidas fuerzas religiosas progresistas, no quieren que impongan la realidad de “un hombre, una mujer” y todo lo que implica. Hay mucha gente que quiere una sociedad en que se acepte abiertamente a las lesbianas y los gays, en que no se trate a las mujeres como incubadoras, en que las relaciones se basen en mutuo amor y respeto. Además de esto, los comunistas vemos la necesidad y la posibilidad de que exista una moral radicalmente diferente. De crear un futuro que no se base en el patriarcado y en relaciones de propiedad que institucionalizan la opresión de la mujer. Un futuro en que cada uno pueda florecer libremente con los otros, en que las relaciones íntimas no existan en el marco de la obligación económica, en que la crianza de los niños no sea algo aislado sino una labor social con júbilo. En este contexto, se aceptarán las relaciones de parejas del mismo sexo, y se estudiarán junto con la sexualidad humana y toda la variedad de formas e historia de las relaciones íntimas, para entenderlas mejor desde un punto de vista científico, para contribuir a la revolucionarización de toda la sociedad. Al transformar toda la sociedad y llegar a un mundo comunista, se trascenderá la familia. Las relaciones íntimas y amorosas no se confinarán al marco restrictivo de la familia, que con frecuencia ha frustrado el deseo de intimidad.

En estos momentos básicamente hay dos puntos de vista opuestos sobre el matrimonio, la mujer, la sexualidad y las relaciones. Uno ve a los gays como pecadores repugnantes, y al matrimonio gay como una enfermedad de la sociedad. El otro acepta las relaciones íntimas, gay o heterosexuales, basadas en amor, respeto e igualdad. ¡La gente progresista no reconoce la seriedad del programa fascista cristiano en la medida que se necesita!

Si tú te contentas con decir que estos son trucos electoreros de Bush y con reírte con las pullas de Jon Stewart, debes reconsiderar seriamente para dónde va la situación. Y si te enfureciste por la negligencia de Bush en Nueva Orleáns, tienes que abrir los ojos y no seguirte dejando engatusar por Bush o William Bennett, que recomienda abortar a niños negros para prevenir el crimen.

Con la apertura de los gays y las lesbianas han surgido movimientos que piden sus derechos básicos y los derechos que tienen las familias. Esto es importante ahora y es importante que lo apoyen muchos sectores de la sociedad. Pero para librar esta batalla hay que confrontar y atacar todo el programa que concentra el gobierno de Bush. Para llegar a un futuro radicalmente diferente, tiene que haber un enorme movimiento para Sacar Corriendo al Gobierno de Bush que incorpore la más amplia diversidad. Tenemos por delante un peligro muy serio, como se ve con el ataque al matrimonio gay.

En la lucha por la igualdad para las parejas del mismo sexo, como parte de la batalla general contra todo este programa, muchos pueden llegar a ver que las cadenas que sofocan todas las relaciones humanas no se pueden levantar sin una revolución.

Hoy solo es posible imaginar cómo serán las relaciones íntimas y la crianza de los niños en una nueva sociedad, sin las relaciones de explotación y opresión del capitalismo. Pero debemos empezar a imaginar y debatir esto en el proceso de parar la trayectoria actual de este gobierno. Esto es parte de entender y de bregar con la necesidad y la posibilidad de la revolución, y de luchar por crear un mundo radicalmente distinto.

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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