Revolución #56, 13 de agosto 2006


 

Tras las elecciones

Agitación y trastornos en México

La lucha en torno a las elecciones mexicanas ha creado una explosiva crisis política que podría zafarse de los confines electorales y poner en tela de juicio la gobernabilidad y legitimidad de la clase dominante de México, lo que provocaría sacudones en Estados Unidos. A Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN), lo declararon ganador por un pequeño margen de 245,000 votos, o sea .5%, sobre Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y la Coalición “Por el bien de todos—Los pobres primero”. AMLO ha pedido un recuento de los votos. AMLO dice que declarar a Calderón ganador de las elecciones fue ilegal porque el Instituto Federal Electoral (IFE) no tiene la autoridad para decidir quién ganó y porque el IFE cometió fraude en las casillas y cibernéticamente por medio de su sistema de computadoras. También afirma que el presidente Fox interfirió a favor de Calderón, que hubo una campaña ilegal en la prensa contra él, y que el gobierno usó los programas que benefician a los pobres para presionarlos a votar por Calderón. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es el que decidirá el resultado de las elecciones, y al cierre de esta edición ha anunciado que hará un recuento parcial de los votos. Habrá que ver la reacción a esto de AMLO y qué recomendará. También hay que ver qué impacto tendrá en la lucha de las masas.

Tras las elecciones, m illones de personas respaldaron la demanda del recuento con manifestaciones semanales en la capital. El 18 de julio más de un millón de personas se congregaron en el Zócalo y el domingo 30 llegaron más de dos millones de todo el país. Fue la mayor manifestación de la historia de México. AMLO los exhortó a quedarse día y noche en el Zócalo y a bloquear las calles para presionar al tribunal. Pero también dijo que él respetaría la decisión si vuelven a contar los votos y gana Calderón.

En este momento, en el Distrito Federal hay 47 campamentos de protesta organizados por AMLO y sus asesores políticos (muchos de ellos ex miembros de alto nivel del Partido Revolucionario Institucional o PRI, el partido que estuvo en el poder 70 años), senadores y diputados del PRD de muchos estados, y organizaciones comunitarias, hasta que el Tribunal Federal Electoral cuente los votos de nuevo. También se han visto bloqueos en varios puntos de entrada y puertos.

Con los bloqueos, la bolsa mexicana registró niveles bajos y el peso perdió valor ante el dólar. El declive se atribuye a la “incertidumbre de las elecciones” y a las medidas “radicales” que está tomando la Coalición “Por el Bien de Todos”, así como al hecho de que el Tribunal Federal Electoral no ha dado su decisión. En la bolsa se dice que la volatilidad continuará mientras continúen los bloqueos. El gobierno mexicano venía recalcando que a pesar de la tormenta política la economía seguiría estable, lo cual es muy importante ya que la economía depende de atraer y conservar inversiones imperialistas.

Sin embargo, el 2 de agosto el vocero del presidente Fox dijo que los bloqueos están poniendo en peligro la economía. Con respecto a las medidas que ha tomado AMLO, Fox dijo: “No hay que andar jugando con fuego y no hay que arriesgarse porque se debe mantener la estabilidad y la disciplina económica en el país, cuestión que se logra cuando hay una nación en paz”. Los empresarios han pedido que se investigue si están usando fondos públicos para financiar el bloqueo. Dicen que los negocios están perdiendo $23 millones al día, que el bloqueo pone en peligro a 3,000 negocios y entre 15 y 32 mil empleos, y que ya se han cancelado 3,400 estadías en hoteles. Los empresarios amenazan con una huelga de impuestos para recuperar las pérdidas. La Federación de la Barra y el Colegio de Abogados han anunciado que prestarán servicios gratuitos para el sector comercial y turístico si desean demandar a AMLO por pérdidas económicas provocadas por el bloqueo, así como para demandas penales por el uso ilegal de electricidad.

La alcaldía de la ciudad de México está en manos del PRD. El alcalde, Alejandro Encinas, así como el jefe de policía son del PRD. El PAN también está movilizando a sus bases. Se informa que 93 organizaciones comunitarias han pedido la renuncia del alcalde y que el Tribunal Federal Electoral respete las elecciones y declare que Calderón ganó. La Conferencia de Obispos de México comparó el bloqueo del transporte en el centro de la ciudad a ataques terroristas y a la matanza de inocentes en Líbano. Además, alabó la “madurez política” de Felipe Calderón y exhortó a los católicos a una semana de oración “por la reconciliación y la paz en el país”.

¿Qué provocó la actual situación?

México es una sociedad polarizada, sumida en una mezcla de contradicciones en movimiento y en desarrollo, que se influencian mutuamente y se entrelazan con la lucha contra los ataques a los inmigrantes en Estados Unidos.

La aceleración de la globalización ha desalojado a mucha, mucha gente. El desarrollo económico es cada vez más disparejo y polarizado. Eso exacerba las contradicciones sociales entre los que apoyan políticamente al PAN (muchos de quienes se han beneficiado de los programas del presidente Fox) y quienes han sufrido a consecuencia de los programas del PAN.

Grandes sectores de la población (especialmente en el sur) carecen de los servicios más fundamentales, carreteras, transporte y escuelas. Para ellos los cambios económicos de los últimos 10 años han sido fatales. Millones han tenido que irse a buscar trabajo, pero no se integran a una economía en desarrollo y articulada. Cada año 15 millones de personas migran en el interior de México; 18 millones viven en cinturones de miseria alrededor de las ciudades. Además, millones de personas, una de cada 10, emigran a Estados Unidos a trabajar, donde los necesitan en la industria y otros oficios. Esa migración es hoy indispensable para la economía mexicana. El dinero que mandan a sus familias es la segunda fuente de ingreso del país. La migración a Estados Unidos sirve como una “válvula de escape” que alivia la presión causada por la pobreza y la escasez de trabajo.

Rebelión… y represión

Por todo México se ha estado expresando descontento y rebelión. Una de las luchas que ha tenido impacto nacional es la lucha para sacar al gobernador de Oaxaca. El 14 de junio, las autoridades atacaron con helicópteros y policías a los maestros que estaban en huelga desde mayo por un aumento salarial. Después, los maestros recibieron el apoyo de comunidades indígenas que luchan por tomar los gobiernos de sus pueblos por medio de asambleas populares. En 30 municipios de Oaxaca se han apoderado de los edificios de gobierno y sacado a las autoridades. La principal demanda de la lucha, que se ha extendido por todo el estado, es la renuncia del gobernador del PRI. Los maestros y sus partidarios han ocupado indefinidamente el centro de gobierno de Oaxaca (la asamblea, los tribunales, el ejecutivo) y han formado un gobierno alternativo. El 2 de agosto una marcha de mujeres se apoderó del canal de televisión en el centro y empezó a transmitir.

Otra cosa que ha alimentado la crisis de las elecciones es la feroz represión del gobierno, que en vez de sembrar terror como se proponía, está teniendo el efecto contrario e indignando más a la gente. El 20 de abril, para romper una huelga de mineros y aceristas en Michoacán, la marina trasladó a policías estatales y federales en una operación sorpresa. Los obreros se defendieron con catapultas y bolas de hierro. Los 1,000 policías que mandó el gobernador Cárdenas, del PRD, abrieron fuego contra los trabajadores, quienes montaron barricadas de carros quemados y repelieron el ataque con la maquinaria que tenían. Sin embargo, las fuerzas policiales mataron a dos trabajadores y dejaron heridos a 73. Esta lucha sucedió después de la explosión del 19 de febrero en la mina Pasta de Conchos, que enterró vivos a 65 mineros, sin que hasta hoy se recuperen los cadáveres. El ministro de Trabajo culpó a los mineros de la explosión para tapar el hecho de que las condiciones de trabajo son pésimas en las minas. El 3 de mayo, la policía tomó medidas de represalia contra la comunidad de Atenco, que en 2002 frenó el plan del gobierno de desalojar sus terrenos para construir un aeropuerto al servicio del libre comercio. La policía arrestó a los líderes, mató a un muchacho y violó a muchas mujeres y jóvenes cuando los trasladaban a la cárcel. Un estudiante de la UNAM murió un mes después por una herida en la cabeza. Los líderes de la comunidad siguen presos y por todo el país hay indignación.

Este es el contexto de la lucha por los resultados de las elecciones, que hoy son el punto focal de la discordia. Cientos de miles de los más pobres y oprimidos se están uniendo con intelectuales y gente de la clase media, han depositado la esperanza en que AMLO sea el nuevo presidente y se han echado a la calle para que así sea. Pero la neta es que, si bien AMLO tiene un programa un tanto diferente para la economía y es probable que instituya ciertas reformas y haga ciertas concesiones, su programa no es en lo fundamental diferente al de Felipe Calderón. AMLO también es representante de los grandes capitalistas nacionales e internacionales, especialmente de los capitalistas estadounidenses, y de los terratenientes.

Diferentes programas… al servicio de los de arriba

Las acusaciones de que hubo fraude en las elecciones son justas; pero la verdad es que aun en las elecciones más limpias se está escogiendo cuál representante de la clase dominante —y en este caso del imperialismo estadounidense— se va a encargar del estado y el gobierno por seis años. AMLO y Calderón tienen programas distintos y diferencias sobre cómo manejar la difícil mezcla de contradicciones que tienen Estados Unidos y la clase dominante de México, tanto internamente como en sus relaciones entre país opresor y país oprimido. Pero ambos son representantes políticos que defienden un sistema dominado por el imperialismo yanqui, los grandes capitalistas nacionales e internacionales y los terratenientes. Se desenvuelven en el marco de leyes que sirven a esos intereses y no se pueden salir de ese marco.

Calderón ha dicho que seguirá adelante con las “reformas estructurales” y la privatización de la economía para facilitar las inversiones extranjeras y la explotación de los trabajadores mexicanos. Estados Unidos lo considera como el candidato “más solvente”. Para asegurar su victoria, Calderón contrató a los asesores electorales estadounidenses Rob Allyn y Dick Morris. La compañía de Rob Allyn trabajó en las “victorias” de Bush en el 2000 y el 2004. El 3 de abril, Dick Morris escribió un artículo en el Washington Post sobre supuestos lazos entre AMLO, Fidel Castro y Hugo Chávez, que el PAN insertó en los anuncios de campaña con el fin de dar a entender que la victoria de AMLO causaría inestabilidad, caos y pérdidas para la clase media. Por ejemplo, un aspecto de la campaña daba a entender que si ganaba AMLO la clase media perdería sus viviendas y que él iba a atacar a la iglesia católica. Cuando el gobierno atacó sin piedad a las masas de Atenco, agrediendo, violando y matando, Calderón dijo: “A estos bárbaros hay que castigarlos severamente”.

Con respecto a AMLO, nadie debe confundir lo que dice en sus discursos con los intereses que de veras defiende. AMLO lleva años trabajando para defender las leyes y el orden social y económico que operan al servicio de los grandes capitalistas, los terratenientes y el imperialismo. Su táctica es hablar en contra del sistema para movilizar a su base social, que son los más pobres, a apoyar reformas del mismo sistema que los oprime. Sus principales asesores eran altos funcionarios del PRI cuando se impusieron las medidas neoliberales que dice que rechaza. Habla contra los efectos del TLC/NAFTA, pero no quiere suspenderlo. Piensa renegociarlo y hacer “funcionar la globalización” atrayendo más maquiladoras (donde se paga muy poco y se explota salvajemente la mano de obra) con rebajas de impuestos a los inversionistas extranjeros. Cuando fue alcalde de la ciudad de México, AMLO contrató al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani para que impusiera medidas de “tolerancia cero” con el fin de criminalizar a los pobres en esa enorme ciudad, donde hay tanto desempleo y millones se ganan la vida en la economía informal. AMLO no vacilaba en mandar la policía a reprimir a los manifestantes que se congregaban en el DF.

Además, no es posible cambiar de una manera fundamental las condiciones de vida de las masas dentro del marco electoral. Eso se debe a que el sistema político sirve al sistema económico capitalista subyacente, que está subordinado al imperialismo.

Tormentas y potencial

Las esperanzas de cambio por parte de la gente que está luchando hoy por el resultado de las elecciones y la explosiva situación del país tienen el potencial de salirse del control de la clase dominante de modos que esta consideraría peligroso para la estabilidad del sistema. La sociedad está respondiendo al llamamiento de AMLO de luchar por un resultado diferente en las elecciones y, hasta la fecha, la clase dominante ha conseguido mantener la lucha y las demandas dentro de un marco que tanto Estados Unidos como la clase dominante mexicana consideran aceptable. Sin embargo, existe la posibilidad de que la lucha rebase esos límites. Tienen que darse una fuerte lucha para que surjan acciones históricas independientes de masas, zafándose del control de la clase burguesa y sus candidatos, a fin de efectuar los cambios que el pueblo desesperadamente quiere y necesita.

Es posible que en medio de estas tormentas y trastornos las masas logren impulsar su lucha. Pero no será depositando las esperanzas en AMLO o el proceso electoral, ni luchando para hacer que el proceso sea democrático. Hay que luchar para transformar la ira e indignación por el resultado de las elecciones. Hay que forjar el ardiente deseo que tienen de un mundo diferente en un movimiento revolucionario que de veras desafíe al sistema y vaya a la raíz del problema: quién detenta el poder estatal. Lo que se debe debatir es cómo arrancar de raíz las relaciones económicas y sociales que oprimen al pueblo.

“…es posible contemplar una situación en que el desarrollo de la situación social y de la lucha revolucionaria de México interpenetre con el desarrollo de las contradicciones y las luchas sociales de Estados Unidos, en un nivel muy superior al de hoy. Eso podría tener un enorme impacto e influenciar hacia una posición más internacionalista a los que han nacido aquí. Encierra el potencial de prender más rebelión y de interactuar positivamente con la lucha revolucionaria consciente y organizada en Estados Unidos”. (La ‘crisis de la frontera’ y la revolución: Dimensiones estratégicas”, Revolución #48, 28 de mayo de 2006)

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