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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Las bombas de fragmentación de Estados Unidos e Israel:
Terror masivo y monstruoso contra el pueblo de Líbano

Nuevas revelaciones nos han mostrado el uso masivo de bombas de fragmentación durante la invasión israelí en contra de la población de Líbano durante los 34 días de ataques y ocupación secundados por Estados Unidos en julio y agosto. (Ver “Bombas de dispersión: Muertos y lisiados, Made in USA”, Revolución #61)

Un oficial de la unidad de misiles de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) declaró en el periódico israelí Haaretz que la IDF disparó alrededor de 1,800 misiles que contenían un total de aproximadamente 1.2 millones de bombas de fragmentación. Un porcentaje grande de estas armas las provee el gobierno de Estados Unidos. “Lo que hicimos fue una locura y monstruoso. Cubrimos pueblos completos con bombas de fragmentación”, declaró el oficial a Haaretz.

Además el mismo periódico informó que soldados de la IDF atestiguaron haber usado bombas de fósforo blanco para iniciar incendios en Líbano. (Ver Haaretz, 12 de septiembre de 2006)

El uso de bombas de fósforo blanco está prohibido en los tratados internacionales, y el gobierno de Estados Unidos y su perro de ataque Israel dicen que reconocen (por escrito) que estas armas producen “lesiones excesivas y sufrimiento innecesario”. Pero después dicen que no son parte de su arsenal de batalla.

Las armas antipersonal, como las bombas de fragmentación, se usan para aterrorizar a poblaciones completas y para despoblar toda una zona. Estados Unidos las usó mucho durante la guerra de Vietnam. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han reportado el uso extenso de esas armas en Afganistán e Irak por Estados Unidos.

Las 1.2 millones de bombas triplican en cantidad el número estimado anteriormente por las Naciones Unidas. La IDF no ha negado esas cifras e incluso se rehúsa a decirle a las agencias de limpieza de minas de las Naciones Unidas dónde se usaron en el sur de Líbano.

Las Naciones Unidas estiman que el número de bombas de fragmentación que no han explotado todavía alcanza el millón y ¡siguen en el suelo! Ese estimado es solo de las bombas que dispararon desde el Multiple Launch Rocket System (MLRS) y no incluye las bombas que lanzaron desde los aviones de guerra.

Las Naciones Unidas también estiman que tomará de 12 a 15 meses limpiar esas bombas del sur de Líbano. Esto tiene graves consecuencias ya que la mayoría de las bombas de fragmentación se han encontrado en campos agrícolas, lo que significa que ahora hay muchas personas en riesgo de muerte o heridas graves al trabajar en el campo. A esto hay que añadir los más de 200,000 libaneses desplazados del sur de Líbano por la invasión israelí. ¿Qué significa para el sostén de estas personas y para la vida económica del país? ¿Qué ha significado ya para los libaneses que vivían en los pueblos bombardeados y ocupados por Israel? Hasta ahora se han reportado 15 personas muertas y 90 heridas por bombas de fragmentación que no habían explotado. (Ver www.maccsl.org)

Jan Egeland, subsecretario general de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, dijo: “Lo impresionante y, desde mi punto de vista, completamente inmoral, es que el 90% de las bombardeos de fragmentación ocurrió en las últimas 72 horas del conflicto, cuando sabíamos que habría un acuerdo, cuando sabíamos que todo terminaría”.

¿Qué nos dice sobre la naturaleza de la guerra de Israel secundada por Estados Unidos el hecho de que hayan tirado 900,000 bombas durantes las últimas horas del conflicto cuando se estaba negociando un cese del fuego, bombas específicamente diseñadas para matar, mutilar y aterrorizar a toda la población civil?

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