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Revolución #66, 22 de octubre de 2006

Primer artículo de una serie

Tú… y los demócratas
sobre el derecho al aborto

Tú…

...Crees que la mujer debe tener el derecho al aborto y te asombran las maniobras para restringirlo y, en últimas, prohibirlo en este país. Tienes razón. Actualmente, a la mujer se le presentan restricciones imposibles y humillantes al aborto, y se le quiere hacer sentir culpa y vergüenza si no acepta el papel de máquina productora de bebés para un hombre. El derecho al aborto cuelga de un hilo: en Dakota del Sur votarán en noviembre para penalizar el aborto, y si eso se aprueba seguramente lo desafiarán en la Suprema Corte, que está repleta de jueces que se oponen al aborto, designados por Bush sin ninguna oposición de parte de los senadores demócratas. Hay 18 estados que tienen leyes que entrarán en efecto al instante que la Suprema Corte revoque el fallo Roe v. Wade (que legalizó el aborto). El derecho al aborto necesita, hoy más que nunca, defensores apasionados. Tú piensas que los demócratas no “son perfectos” con respecto a este problema, y esperas que lucharán contra esas maniobras y que defenderán el derecho de la mujer a la vida y a vivir como seres humanos. Pero mira otra vez…

Los líderes y peces gordos del Partido Demócrata…

...No solo se han negado a defender y prometer que lucharán por el derecho al aborto, sino que, en un sentido muy importante, facilitan los ataques al aborto.

En enero de 2005, Hillary Clinton dio un discurso que muchos defensores del aborto consideraron “matizado” y con señas de “madurez”; dijo que el aborto es una “tragedia” y que “respetaba” a quienes lo querían prohibir totalmente. Simultáneamente, aseguró que esa gente es el ala “extremista” del movimiento contra el aborto y que la mayoría de ese movimiento lo acepta en casos de violación e incesto. Veamos la lógica de esto: ¡de repente, la posición de que la vasta mayoría de los abortos deben ser ilegales (se calcula que solo el 5% de los abortos se deben a violaciones e incesto) se vuelve una posición razonable, en comparación con la posición de los “extremistas”! Acepta la lógica de que el embarazo es castigo por tener relaciones sexuales libertinas y, de hecho, lo promueve cuando dice que el aborto debe ser “una alternativa garantizada por la Constitución que ojalá nunca se tenga que ejercer o que se haga solo en raras circunstancias” (énfasis agregado).

Una vez que se acepta la lógica de que el aborto es una “tragedia” y que al estado le compete prevenirlo, se está a un paso de aceptar la idea de que el estado debe recurrir a la coerción para impedirlo; o sea, penalizarlo, dificultarlo y en últimas instancias prohibirlo. Este punto de vista de Hillary Clinton promueve la idea de que el papel de la mujer en la sociedad es procrear hijos, lo cual lleva a una sociedad en que se obliga a la mujer a tener hijos que no desea, y eso la convierte prácticamente en esclava.

En Pennsylvania, el reaccionario senador Rick Santorum es tristemente célebre por haber dicho que la homosexualidad es equivalente a la bestialidad. Él quiere prohibir el aborto. Cuando los dirigentes del Partido Demócrata estaban escogiendo un candidato para postularse contra él, rechazaron a Barbara Hafer, que defiende el derecho al aborto. Ella dijo que el propio gobernador de Pennsylvania le pidió que no se postulara. Los líderes del partido respaldaron a Bob Casey, un demócrata que se opone al aborto.

La revista The New Yorker citó al senador demócrata Charles Schumer, presidente del comité de la campaña para senadores demócratas, diciendo que se vieron obligados a postular candidatos que se oponen al aborto para impedir que gobierne en el país la “derecha dura”. Agregó que “Ya no podemos seguir con juegos”.

Así que la lógica es esta: frenaremos a la derecha adoptando posiciones importantes de su agenda, ¡cómo la prohibición del aborto! ¿Qué sentido tiene eso?

Con un programa así, no se puede “defender” el derecho al aborto, ni ningún otro derecho fundamental.

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