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Revolución #70, 26 de noviembre de 2006

Hay que ver

A los lectores:

Quiero que conozcan a una joven curiosa, valiente y divertida, que ama y participa de lleno en la vida. A veces se angustia, a veces desborda de vida y camina por la vida con los brazos y los ojos abiertos.

Quiero que viajen con ella y vean el mundo a través de sus ojos: la niñez en Estados Unidos, la vida en una pequeña ciudad universitaria y su viaje a Gaza, la Palestina ocupada. Quiero que escuchen las palabras de su diario, las cartas a sus padres, y quiero que la oigan cantar.

Solo hay que dedicar 90 minutos a conocerla. Van a reír, enojarse y quizás llorar un poco. Puede que no estén de acuerdo con todo lo que dice (como yo), pero no la van a olvidar pronto.

Se llama Rachel Corrie. Una aplanadora del ejército israelí que iba a demoler la casa de una familia palestina la mató cuando ella se le plantó enfrente. La aplanadora la enterró debajo de un montón de tierra y le pasó por encima otra vez. Pero de alguna manera vuelve a la vida cada noche en el teatro Minetta Lane de Nueva York en la pieza "My Name is Rachel Corrie” (Me llamo Rachel Corrie), gracias a Alan Rickman y Katharine Viner (quienes hicieron una dramatización de su diario) y Megan Dodds (la excelente actriz que la representó la noche que vi la pieza). Además, quiero agradecerle al teatro Minetta Lane por aceptar la pieza después de que otro teatro “progresista” la canceló ante la presión de los defensores de Israel, que no toleran ninguna crítica y quieren volver a enterrar a Rachel. Esta vez no lo lograron.

Así que si están en Nueva York, vayan a conocer a Rachel Corrie… y háganlo pronto porque se va rápido.

Toby O’Ryan

 

 

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