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Revolución #83 edición electrónica fechada 25 de marzo de 2007

Bush prepara el terreno para la ley marcial

"Paradójicamente, la preservación de la libertad podría dictar que gobierne un solo líder —un dictador— dispuesto a usar las temidas ‘medidas extraordinarias’ que pocas personas saben o quieren usar”.

Michael Ledeen, asesor de la Casa Blanca y miembro del American Enterprise Institute (Instituto de la Empresa Americana), Machiavelli on Modern Leadership: Why Machiavelli’s Iron Rules Are As Timely and Important Today as Five Centuries Ago (Maquiavelo y el liderazgo moderno: Por qué las reglas férreas de Maquiavelo tienen hoy la misma importancia que hace cinco siglos)

“El general Tommy Franks dice que si nos atacan con un arma de destrucción masiva que cause muchas bajas, es probable que se suspenda la Constitución y se cree un gobierno militar”.

NewsMax, 21 de noviembre de 2003

En octubre de 2006, el presidente Bush firmó una ley (la Ley John Warner de Defensa Nacional del año fiscal 2007) que cambia importantes principios jurídicos vigentes por 200 años. Esos principios limitaban la autoridad del gobierno para desplegar las fuerzas armadas en el territorio nacional. La nueva ley le permite a Bush imponer ley marcial cuando le parezca necesario; en otras palabras, le permite poner al gobierno civil bajo el mando directo de las fuerzas armadas.

La sección 1042 de la nueva ley sobre "El uso de las fuerzas armadas en emergencias públicas" anula otra ley conocida como “posse comitatus”. Esa ley se instituyó en 1878 como una medida reaccionaria para reforzar la opresión de los negros. Prohibía el uso de las tropas federales en los estados sureños para hacer respetar los nuevos derechos adquiridos por los negros al final de la guerra de Secesión (en la época que se llama la Reconstrucción). Como resultado, la policía y el Ku Klux Klan (al servicio de los dueños de las plantaciones que volvieron a tomar el poder político) impusieron un reino de terror contra los negros e iniciaron el largo período de segregación oficial que se llama "Jim Crow".

Durante el siglo 20, la ley “posse comitatus” desempeñó un nuevo papel en el marco de la democracia burguesa: fue una barrera jurídica a la influencia directa de las fuerzas armadas en la política interna. Fue una especie de obstáculo a golpes militares y a que el presidente impusiera un gobierno militar. (Sin embargo, la clase dominante ha podido usar tropas de la Guardia Nacional en el territorio nacional e incluso tropas regulares en ciertas situaciones, como cuando los infantes de marina patrullaron Los Ángeles durante la Rebelión de 1992).

Los cambios a la ley "posse comitatus" son muy serios. Bush modificó las principales excepciones a la ley "posse comitatus" (descritas en la Ley de Insurrección de 1807). Antes, un presidente solo podía desplegar las fuerzas armadas en territorio nacional en casos de insurrección o cuando “una rebelión contra la autoridad del gobierno hace imposible hacer valer las leyes de Estados Unidos en un estado o territorio mediante el curso normal de los trámites judiciales”. La nueva ley dice que el presidente puede mandar tropas en respuesta a un desastre natural, un brote de enfermedad, un ataque terrorista o “cualquier situación en que el presidente determine que el nivel de violencia no permite que las autoridades estatales mantengan el orden público”.

La nueva ley requiere que el presidente notifique al Congreso "tan pronto como sea práctico y cada 14 días durante el ejercicio de esa autoridad". Pero Bush, como muchas otras veces, modificó esos requisitos al momento de firmar la ley. Añadió: "La rama ejecutiva interpretará estas disposiciones conforme a la autoridad constitucional del presidente de no revelar información que pudiera perjudicar las relaciones exteriores, la seguridad nacional o las deliberaciones del ejecutivo". Es decir, ¡Bush dice que ni siquiera tiene que informarle al Congreso que ha declarado ley marcial!

Cambios del papel de las fuerzas armadas en territorio nacional

Estos cambios son parte de un proceso, iniciado a raíz del 11 de septiembre de 2001, de desmantelar las barreras jurídicas a la autoridad irrestricta del presidente y la rama ejecutiva.

En el 2002, el gobierno creó el Comando Norte, el primer comando militar encargado del territorio continental desde la guerra de la Secesión.

En el 2005, el Washington Post informó que dicho comando ha elaborado planes de batalla para imponer ley marcial. Un documento secreto, CONPLAN 2005, prevé 15 situaciones en que los planes entrarían en vigor.

El gobierno también ha aprovechado desastres naturales, como el huracán Katrina, para aumentar el papel de las fuerzas armadas. El Washington Post informó que Karl Rove, asesor de Bush, le ordenó a la gobernadora de Louisiana explorar las opciones jurídicas para la imposición de la ley marcial “o la medida que más se le aproxime”.

El espionaje militar contra los ciudadanos estadounidenses, supuestamente prohibido, ha aumentado en años recientes. En el 2002 se creó Counterintelligence Field Activity (Actividad de contraespionaje), supuestamente para evaluar amenazas a bases militares. Sin embargo, un documento secreto de 400 páginas obtenido por el noticiero MSNBC indica que investigó más de 1500 “incidentes sospechosos” durante 10 meses: por ejemplo, una reunión de cuáqueros para organizar una protesta contra el reclutamiento militar en las prepas y una protesta antibélica en Los Ángeles.

James Risen, en artículos del New York Times y en su libro State of War: The Secret History of the CIA and the Bush Administration (Estado de guerra: La historia secreta de la CIA y el gobierno de Bush), sacó a flote que la Agencia Nacional de Seguridad, bajo el mando del Departamento de Defensa, ha llevado a cabo una enorme campaña de espionaje ilegal a ciudadanos estadounidenses con intervención de teléfonos y monitoreo de archivos financieros y bancarios, y de la internet (ver Revolución # 35, “Espías, mentiras, matones y tortura”).

En el 2006, se instituyó la Ley de Comisiones Militares que, además de legalizar la tortura, permite al presidente y a los tribunales militares declarar que cualquier persona es combatiente enemigo y negarle derechos civiles básicos como el hábeas corpus.

Hay planes para la construcción de enormes centros de detención. El servicio noticioso Pacific News Service informó que a principios del 2006, el Departamento de Seguridad de la Patria le dio a la compañía Kellogg Brown and Root (KBR) un contrato de 385 millones de dólares para construir centros de detención y procesamiento que se usarán “en caso de una afluencia de emergencia de migrantes a Estados Unidos o para apoyar el desarrollo rápido de nuevos programas”.

¿Llegarán a tal extremo?

Los preparativos del gobierno de Bush para imponer ley marcial son parte de un programa extremo. Este gobierno se ha propuesto crear un imperio mundial indiscutible e indisputable, y ha iniciado una guerra sin fin con ese objetivo. Junto con esto, quiere reestructurar las relaciones sociales en este país y eliminar muchas de las instituciones sociales y económicas que lo han caracterizado desde la II Guerra Mundial. Con un programa tan extremo, toma muy en serio la posibilidad de sacudones, cambios y resistencia, y está preparando medidas muy extremas para contrarrestarlos.

El 27 de febrero de 1933, se incendió el Reichstag (edificio del parlamento) en Alemania. Al día siguiente, Hitler y el ministro del Interior, Hermann Goring, prepararon el Decreto del Incendio del Reichstag, que suspendió los derechos civiles y le dio al gobierno central poder absoluto. Se promulgó unos días después, y fue MUCHO más difícil oponerle resistencia a Hitler.

Hoy en Estados Unidos, se están preparando medidas extremas muy parecidas al Decreto del Incendio del Reichstag y, por eso, urge librar una lucha resuelta para sacar del poder al gobierno de Bush y dar marcha atrás a este rumbo peligroso.

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