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Revolución #91, 10 de junio de 2007


En línea en revcom.us:

“¡Organicemos acciones contra el G-8 e impulsemos la lucha popular!”

Recibimos el siguiente volante del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar (28 de mayo de 2007). Se lanzó para las protestas contra el G-8 cerca de Rostock, Alemania, durante la primera semana de junio. Entre los signatarios figuran: el Partido Comunista de Irán (Marxista-Leninista-Maoísta), el Partido Comunista Maoísta (Turquía-Norte de Kurdistán), los Comunistas Revolucionarios (Alemania), el Partido Comunista de Afganistán (Maoísta) y unos partidarios de TKP/ML (Centro Maoísta del Partido). El G-8 son los ocho países imperialistas más poderosos: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Inglaterra y Estados Unidos. Desde que surgió un potente movimiento contra la globalización durante la cumbre del G-8 en Seattle en 1999, ha habido protestas contra cada cumbre a pesar de mucha represión. Este año una amplia gama de organizaciones de todo Europa han trazado planes para una variedad de acciones políticas para denunciar y oponerse a la cumbre.

“¡Organicemos acciones contra el G-8 e impulsemos la lucha popular!”

Paremos la guerra por imperio – ¡Desarrollemos la lucha popular por la auténtica emancipación social! ¡Contra los imperialistas y la reacción que luchen o que colaboren!

¡A diario suenan más fuertes los tambores de la próxima guerra en el Medio Oriente! La máquina de guerra estadounidense prepara un ataque brutal contra Irán. Los diplomáticos estadounidenses se afanan en negociaciones confidenciales con los regímenes regionales reaccionarios y las fuerzas reaccionarias fundamentalistas islámicas a fin de sentar las bases políticas para una nueva fase de guerra en el Medio Oriente.

Bajo el pretexto del horrendo ataque antipopular del 11 de septiembre, la clase dominante estadounidense, unida en torno a su duro núcleo cristiano fascista, declaró abiertamente su meta de establecer un nuevo orden mundial. Bajo el pretexto de una “guerra contra el terrorismo”, ha comenzado una guerra ilimitada con la meta de establecer un imperio global sin rival.

La actual cruzada estadounidense en el Medio Oriente tiene un objetivo mucho más amplio, de Turquía a Indonesia, que obedece a su reestructuración global estratégica para forjar un nuevo imperio sin rival. En una palabra, apunta a una “dominio total” en el Medio Oriente.

Nadie debe pensar que pasará esta tormenta y que el péndulo volverá a la “normalidad”. Tenemos una noche larga por delante. Por eso, preparémonos y sobre todo que tengamos claridad acerca del camino de nuestra lucha contra esta guerra totalmente asesina.

En este camino de construcción de un imperio sangriento, Estados Unidos tiene la necesidad de quitar títeres, colaboradores y estructuras políticas inestables que no convienen a los nuevos requisitos políticos y económicos de su imperio. Por eso, Estados Unidos y la República Islámica de Irán están cara a cara. Pero que no se confunda acerca de la naturaleza de este régimen. Sus actuales contradicciones con Estados Unidos no pueden justificar en absoluto el encubrimiento de su carácter y crímenes reaccionarios. No se puede permitir que se lave la sangre de las manos con la sangre que Estados Unidos ha estado derramando y que derramará.

Nadie ha de olvidar la historia de la revolución iraní. Cuando en 1979 las masas de Irán se sublevaron en revolución, Estados Unidos y otras potencias imperialistas occidentales se creían muy listos apoyando a los mullahs contra el pueblo de Irán. Así empezaron su colaboración mutua. Ahogaron la revolución en sangre y mataron a un millón de personas en la guerra entre Irán e Irak que duró ocho años. El gobierno de los mullahs en Irán siempre ha estado más que dispuesto a suministrar petróleo y lubricación política para las ruedas y engranajes de la explotación imperialista en la región. Sus escaramuzas verbales con Estados Unidos y su ideología fundamentalista islámica han constituido dos velos tenues para encubrir y mistificar la verdadera naturaleza de las relaciones sociales de explotación y opresión en Irán. La República Islámica de Irán es un régimen teocrático que ha convertido a las mujeres en esclavos y en propiedad de los padres e hijos restaurando las leyes religiosas islámicas de 1,400 años de antigüedad. En 1988 este sanguinario régimen ahorcó a miles de presos políticos en dos semanas a fin de “resolver” el problema de los presos políticos. Hoy los grandes proyectos industriales de las compañías europeas de gas y petróleo en Irán y otras corporaciones multinacionales reciben la protección de los llamados Guardias Revolucionarios del Hezbolá iraní con órdenes de disparar a los obreros semi-esclavos si se rebelan. Hoy, todos los sectores de la población de Irán se están reponiendo de una gran derrota para volver a hacer la revolución de nuevo. Hay que apoyar y fortalecer su lucha revolucionaria contra la República Islámica de Irán.

Hay que usar en su contra la crisis y la confrontación que se preparan entre Estados Unidos y la República Islámica de Irán: el amo y su colaborador de confianza. Hay que convertir sus pleitos en un gran boquete por el cual la iniciativa independiente histórica de las masas puede y debe brotar en el escenario histórico, rompiendo y dando marcha atrás a la reaccionaria dinámica infernal en la región. La lógica de buscar protección bajo las alas de un bando reaccionario cuandoquiera que dos de ellos entren en conflicto en pro de sus intereses antipopulares es una trampa política mortal para las masas oprimidas y hay que ponerle fin. Se puede y se debe aprovechar las dificultades de los reaccionarios para levantar ese peso de la espalda del pueblo, y no dejar que sean un pretexto u oportunidad para la victoria de unos contra otros y para volver a encadenar a las masas. Se han impuesto sobre las masas del Medio Oriente un enorme sufrimiento y destrucción. Y mucho más está en ciernes. No tienen fin los mayores crímenes del apartheid estatal de Israel contra las masas. ¡Los ocupantes estadounidenses y europeos gobiernan a Afganistán con la batuta de sus ejércitos de alta tecnología y la ley islámica sharia! Después de cuatro años de guerra destructiva y la ocupación de Irak que han dejado más de medio millón de iraquíes muertos y cuatro millones de personas en el destierro, no hay fin a la vista de esta carnicería y caos. Imponen la agenda y nosotros, el pueblo, acabamos siendo las víctimas. ¡Esto tiene que parar! Ellos construyen imperios; nosotros cavamos tumbas para nuestros seres queridos. ¡Esto tiene que parar!

Tampoco podemos ignorar o perdonar la complicidad general de los imperialistas europeos, los nuevos zares capitalistas rusos y los imperialistas japoneses, en la criminal guerra que Estados Unidos encabeza en el Medio Oriente. Estas potencias se molestan más a diario por la cruzada estadounidense por la dominación del mundo porque aspiran a su propia dominación sobre las plantaciones modernas de esclavitud asalariada en el mundo. Maniobran a la sombra de Estados Unidos y buscan la mayor porción posible de la explotación capitalista globalizada de los pueblos del mundo, pero al mismo tiempo siguen sus propios sueños imperiales en el Medio Oriente.

Hoy, las fuerzas fundamentalistas islámicas ocupan el terreno político como oponentes de la cruzada global estadounidense. Pero su objetivo es acomodarse con el sistema mundial controlado por Estados Unidos e imponer centenarias relaciones sociales opresivas sobre los pueblos del Medio Oriente. Un ejemplo contundente es la esclavitud para las mujeres. Estados Unidos usa la naturaleza reaccionaria de sus oponentes para presentar sus propias relaciones sociales e ideología igualmente reaccionarias como algo progresista, como si su cruzada global llevara libertad y desarrollo a los pueblos del Medio Oriente. Estos dos polos reaccionarios e imperialistas se refuerzan entre sí a costa de las aspiraciones revolucionarias de los pueblos y luchas por la emancipación. La polarización política e ideológica que hoy se desarrolla es peligrosa porque las fuerzas que no representan nada bueno para los pueblos imponen las condiciones de la confrontación ideológica y política, para amarrar a los pueblos a uno u otro polo. Los imperialistas estadounidenses aprovechan esta dinámica para dar la apariencia de que su cruzada por un imperio conste de violencia justificable contra “fanáticos religiosos y bárbaros quienes odian la democracia y libertad”, mientras que la propia sociedad estadounidense se mueve hacia un fascismo teocrático basado en la Biblia. Del otro lado, en los frentes ideológico y reaccionario las fuerzas islámicas buscan presentar sus sueños e intereses históricamente reaccionarios como “una guerra santa, o jihad, virtuosa” contra “los infieles ocupantes”. No podemos dejar que continúe en el mundo esta dinámica de confusión reaccionaria que se refuerza mutuamente acerca de las verdaderas relaciones de clase y sociales de opresión y explotación.

Se necesita con urgencia un poderoso movimiento de los pueblos del mundo para oponer resistencia y revertir la monopolización y la polarización del ambiente político por los reaccionarios gobiernos y fuerzas. Desde hace muchísimo tiempo la iniciativa en el escenario político de la región mesooriental ha estado en las manos de los reaccionarios.

Hoy en amplios sectores de la población hay oposición, congoja y rechazo acerca de la sangrienta cruzada estadounidense y sus oponentes reaccionarios.

Una visión verdadera y clara que representa los auténticos intereses y aspiraciones revolucionarios de los pueblos tiene que dirigir y transformar este creciente sentimiento en una fuerte fuerza política e ideológica en el terreno político. Tal movimiento político que vocea fuertemente los intereses y aspiraciones fundamentales y auténticos de los pueblos alentará y señalará cómo zafarse del cerco de los imperialistas y reaccionarios y sus planes.

Claramente, se ciernen nubarrones en el horizonte y los tiempos por venir serán peligrosos.

Las fuerzas revolucionarias más avanzadas tienen que trabajar con urgencia para unirse con todas las fuerzas progresistas para lanzar acciones independientes históricas. Para hacerlo, se requiere una visión revolucionaria previsora de transformar radicalmente la sociedad y a la vez unirse de corazón con todos aquellos quienes se oponen a los crímenes de los imperialistas y la reacción. Tal movimiento creará una situación más favorable y creará mejores condiciones para una lucha revolucionaria que apunte a rehacer el mundo para los pueblos por los pueblos: ¡luchar colectivamente por una sociedad radicalmente diferente en este planeta!

Tenemos que abrir los ojos y palpar la gravedad de la situación. Los atropellos intolerables de ayer hoy se presentan como una realidad aceptable. Ahora hablan acerca de usar bombas nucleares contra los iraníes. ¿Cómo se puede tolerar eso? Si dejamos que ocurra, ¿se detendrá ahí? Es común hoy que se hable sobre la posibilidad del fin de la civilización como resultado de una catástrofe ecológica. Pero ¡no se permite contemplar la eliminación de este orden capitalista-imperialista por medio de revoluciones populares!

Ya es hora de acabar con estos “Hausverbots” y “Denkverbots” (ideas y acciones proscritas). Sí, hay que rehacer el mundo, pero ni los Bush, Blair, Merkel, Sarkozy, Putin ni ningún pelele reaccionario del Medio Oriente podrá hacerlo. Los pueblos del mundo tienen que rehacerlo colectivamente para los pueblos del mundo.

¡Paremos la ocupación imperialista y la guerra de agresión en el Medio Oriente!

¡Impulsar las ideas, la unidad y la lucha revolucionarias!

¡Contra el imperialismo y la reacción!

¡Pueblos del Medio Oriente, uníos en lucha internacionalista contra los imperialistas y todos los gobiernos reaccionarios de la región!

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