Del Borrador del Programa del PCR,EU

¡Hacia la finalización del Programa del PCR!
En estos tiempos histórico-mundiales necesitamos respuestas histórico-mundiales

La dictadura del proletariado, la democracia y los derechos del pueblo

Obrero Revolucionario #1209, 10 de agosto, 2003, posted at rwor.org

El 1° de Mayo de 2001, el PCR publicó el Borrador del Programa con el lema: "¿Estás buscando un plan para cambiar el mundo?... ¡Aquí está!". Desde que salió el Borrador , el PCR ha aprendido de los sentimientos, ideas y opiniones de los miles de personas que lo han discutido, y ha popularizado su estrategia y visión revolucionarias.

En los últimos años una nueva generación se ha opuesto a la globalización imperialista. Desde el 11 de septiembre de 2001, miles de personas han participado en la lucha contra la campaña de guerra y represión. Mao Tsetung nos enseña la ley fundamental de que "primero el pueblo contraataca, y luego busca la filosofía". Mucha gente se pregunta por qué es así la situación, si tiene que ser así y si otro mundo es posible.

Durante los próxomas meses, el OR destacará el Borrador del Programa y varias secciones importantes. Las páginas del periódico serán un foro para discutirlo y debatirlo, y publicaremos comentarios, críticas y sugerencias de los que lo han estudiado, debates del website 2changetheworld y cartas de presos.

Invitamos a nuestros lectores a participar en el debate con sus comentarios. Pueden enviarlos a: "Debate del Borrador del Programa", c/o RCP Publications, PO Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654. También pueden dárselos a su vendedor.

No podemos publicar todos los comentarios que recibamos, pero todos ayudarán a finalizar el nuevo Programa. ¡Así que ánimo y súmense al debate!

En los Nos. 1200 y 1203, publicamos comentarios sobre la tarea central del PCR. El apéndice sobre el "Partido y las masas" salió en el No. 1204. Esta semana presentamos pasajes del apédice "La dictadura del proletariado, la democracia y los derechos del pueblo", y en los números venideros sadrán comentarios sobre el tema.

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Del apéndice "La dictadura del proletariado, la democracia y los derechos del pueblo".

Habiendo conquistado el poder, tras un arduo proceso de lucha, gran heroísmo y los tremendos sacrificios de millones de personas, el proletariado suprimirá todo intento de la burguesía derrocada y fuerzas contrarrevolucionarias de restaurar la vieja sociedad y sus horrores para las masas. Si no lo hiciera, sería culpable de una traición monumental a las masas de este país y del mundo entero, y a la misión histórica revolucionaria del proletariado. Es absolutamente necesario que el proletariado ejerza su dictadura sobre la burguesía para que se lleven a cabo cambios radicales en la sociedad conforme a los intereses más elevados de las masas y de toda la humanidad.

El carácter de clase de la democracia y la dictadura

Mientras existan las clases, la democracia tiene que ser democracia de clase, y mientras la burguesía y el proletariado existan, la sociedad solo puede organizarse con el modo de producción capitalista o socialista. No hay término medio.

La burguesía siempre y en todas partes luchará incesantemente para defender y extender su "derecho" de explotar a las masas, y para restaurarlo si se le ha quitado. Por eso, ejerce una dictadura despiadada sobre las masas.

El proletariado también lucha por defender y extender sus propias relaciones de producción --las relaciones de producción socialistas-- y las instituciones políticas y sociales que corresponden a ellas. Por eso, tiene que ejercer una dictadura sobre la burguesía, y hacerlo tan cabal e implacablemente como la burguesía. Sin embargo, la dictadura del proletariado es radicalmente diferente de todos los estados anteriores.

Primero, es una dictadura de las masas, es decir, se apoya en ellas para suprimir a la burguesía derrocada y a todo nuevo explotador, y prevenir la restauración del viejo orden. Segundo, la dictadura del proletariado representa y hace posible una democracia y derechos sin precedentes para las masas. Final y fundamentalmente, la meta de la dictadura del proletariado no es solo fortalecer la posición del proletariado, dirigido por su partido de vanguardia, como la clase dominante de la sociedad; es transformar las relaciones de producción, las relaciones sociales y las instituciones políticas, así como el modo de pensar, para avanzar, junto con el proletariado y las masas del mundo, hacia la meta final de eliminar las clases y todas las divisiones opresivas de la sociedad. Así se eliminará la necesidad de la dictadura del proletariado, del estado y de cualquier grupo institucionalizado y especializado para gobernar y administrar la sociedad aparte del pueblo en general.

Como se explica en el apéndice "El partido en el socialismo y la transición al comunismo", eso se llevará a cabo a través de un complejo proceso mundial caracterizado y propulsado por la lucha de clases en la sociedad socialista, en estrecha relación con la lucha internacional. Será crucial revolucionar las principales instituciones de la sociedad socialista, sobre todo el partido, como parte de revolucionar la sociedad. La democracia en la sociedad socialista se sitúa en ese contexto. Cuenta con la participación de la vasta mayoría del pueblo y su alcance es mucho mayor que en el capitalismo; además, fortalece el ejercicio de la dictadura del proletariado sobre la burguesía y el avance al comunismo.

El carácter y papel de la democracia en la sociedad capitalista

La democracia en la sociedad capitalista, especialmente la tan sonada democracia estadounidense, es un fraude. Es democracia solo para la burguesía, que toma todas las decisiones importantes, y ejerce una dictadura cruel sobre el proletariado y las masas.

Es cierto que la burguesía ha podido ocultar en cierta medida el mazo de su dictadura, particularmente a la clase media en Estados Unidos. Gracias a su dominación del mundo, ha podido tirarles migajas a importantes sectores de la clase trabajadora y la pequeña burguesía, y eso le ha dado cierta estabilidad.

Pero esa dominación se impone a punta de armas y de terror. La "democracia" en este país no se basa en la Constitución y sus garantías, sino en la posición dominante de Estados Unidos en el sistema mundial, su papel de mayor explotador de las masas del mundo y el terror fascista que impone en los países oprimidos. Preguntemos a una campesina de El Salvador o Guatemala, testigo de la masacre de todo su pueblo por el ejército Made in USA; preguntemos a los padres de un niño muerto en Irak porque las "sanciones" yanquis bloquean las medicinas y el equipo médico; o preguntemos a un revolucionario de Perú (o Turquía o docenas de países) perseguido, torturado, asesinado o encarcelado por años por la policía entrenada y financiada por la CIA: ellos saben muy bien en qué se basa la "democracia" estadounidense.

Incluso en el mismo Estados Unidos, a pesar del trillado discurso de "democracia" y "derechos humanos", se responde a cualquier desafío serio al poder con violencia y saña.

Consideremos la represión despiadada de las nacionalidades oprimidas en Estados Unidos, especialmente la supresión sangrienta de las grandes rebeliones de negros y otros oprimidos por la policía, la Guardia Nacional y el ejército en la época de los 60, el asesinato de docenas de militantes del Partido Pantera Negra y otros revolucionarios, y el encarcelamiento de cientos, y quizás miles, de revolucionarios y luchadores radicales. Es común que la policía ataque ferozmente protestas políticas con gas lacrimógeno, balas de goma y armas "no mortíferas", y que golpee y arreste a lo loco. No olvidemos las numerosas ocasiones en que la policía, e incluso el ejército, respalda el "derecho" de los patrones a reanudar labores y despedir a los trabajadores en huelga. Ahí se pone de relieve la realidad de la falsa democracia y la verdadera dictadura sobre las masas. Y si bien la burguesía ataca con especial saña los movimientos radicales del proletariado, también reprime sin vacilar los movimientos de las capas medias con espionaje, intimidación, censura, desinformación, cárcel, palizas y hasta el asesinato, si se salen de los límites del "disentimiento" aceptable.

La historia de Estados Unidos, desde su fundación con el genocidio de los pueblos indígenas y el secuestro y esclavitud de los africanos, hasta hoy, es una larga cadena de atrocidades que demuestran contundentemente lo que planteó Mao Tsetung: "El poder nace del fusil".

Además, al examinar el "funcionamiento normal" de la sociedad capitalista, vemos que la burguesía y sus representantes dominan completamente la vida política. Monopolizan los medios de comunicación y controlan la información sobre la política y los acontecimientos mundiales. Debido a la división del trabajo de la sociedad capitalista, los millones de trabajadores, pobres y oprimidos prácticamente no tienen voz en la vida política y, como ya señalamos, si alzan la voz, confrontan directamente al estado, que les echa encima las fuerzas represivas de su dictadura.

En las últimas décadas, la burguesía ha intensificado el ambiente represivo, sobre todo en las comunidades negras, latinas y de otras nacionalidades oprimidas. Ha zampado a muchísimos jóvenes a la cárcel; la policía se desmanda en los ghettos y barrios pobres; el Servicio de Inmigración y Naturalización (la Migra) acosa a los inmigrantes proletarios. Todo eso tiene el fin de aplastar a los que la burguesía considera "dinamita social" y prevenir movimientos revolucionarios. Tras la máscara democrática está la realidad de la dictadura.

"Pero tenemos elecciones", dicen los comentaristas burgueses. "Los comunistas no pueden negar que en Estados Unidos el pueblo tiene el derecho al voto". Claro, pero esas elecciones no son nada más que un rito en que permiten a las masas escoger cuál de los representantes de la burguesía ha de oprimirlas y aplastarlas. El proceso electoral "legitima" esa opresión.

Lejos de amenazar o estorbar el poder de los imperialistas, el rito de las elecciones burguesas los fortalece. Pone a las masas en una posición pasiva y aislada, y las enseña a limitar sus aspiraciones y actividades políticas a lo que convenga a los opresores. En esa situación, o la gente repudia "la política" por completo o baja las miras y abandona sus anhelos de algo mejor. No importa cuál de los candidatos triunfe en la farsa electoral, la burguesía y el sistema capitalista siempre salen ganando.

Democracia para las masas

En vista de todo eso, queda claro que las declaraciones de los capitalistas de que los comunistas y la sociedad socialista buscan "destruir la democracia" son hipócritas y ponen la verdad patas arriba. En realidad los comunistas buscan, y la sociedad socialista representa, la destrucción de la democracia burguesa, es decir, la dictadura burguesa sobre el proletariado y las masas en general. Además, la sociedad socialista brindará una auténtica democracia sin igual para las masas a través de la dictadura del proletariado sobre la burguesía. Los derechos de las masas (que en el capitalismo se suprimen y, en lo fundamental, no son más que el derecho de ser explotadas y oprimidas) adquieren una nueva dimensión cualitativamente superior una vez que el proletariado haya derrocado a la burguesía y establecido su propio estado.

En primer lugar, el derecho más elemental de las masas en la nueva sociedad, que jamás tendrán en el capitalismo, será el derecho de ser dueños de la sociedad en toda esfera, y de transformarla en su propio beneficio. Por primera vez, las masas tendrán el derecho fundamental de unirse y acabar colectivamente con el hambre, poner fin a la discriminación, reorganizar la producción para satisfacer las necesidades humanas y no la sed de ganancias, y hacer muchos cambios profundos y urgentes. Eso no ocurrirá como fruto de alguna ley o resolución, sino porque las masas tendrán el poder del estado, respaldado por las armas, y porque la economía no se basará en la ganancia privada.

Por primera vez, las masas tendrán el derecho de participar directamente en la lucha sobre las cuestiones políticas clave de la sociedad y en la administración del estado. Por primera vez, tendrán el derecho de ejercer la dictadura, de someter y suprimir a las fuerzas que quieren volver a imponer la explotación, que quieren volver a imponer la supremacía blanca y masculina, que quieren restaurar la situación en que un puñado tiene el poder económico y político, y saquea a otros pueblos y naciones.

Los derechos y el papel de las masas como dueños de la sociedad deben concretarse en medidas y acciones, sobre todo en la lucha y vida política de la sociedad. Es imprescindible que el nuevo estado proletario movilice a los millones de la clase trabajadora y otros sectores anteriormente oprimidos para ejercer el poder político.

El papel primordial de las instituciones y los órganos del nuevo poder debe ser movilizar a las masas a hacerse cargo de todo: de la planificación económica a la supresión de contrarrevolucionarios. Habrá que crear los medios y el ambiente político en que las masas debatan todo: el propósito y la estructura de las instituciones educativas, cómo apoyar las revoluciones en otros países, etc. Para ello hay que combinar la movilización de las masas y movimientos de masas con el desarrollo de formas de organización para que las masas, con la dirección del partido, se encarguen más y más de administrar el estado y la sociedad.

Como menciona el apéndice "Consolidar el nuevo poder proletario, construir instituciones radicalmente nuevas", inmediatamente después de la conquista del poder habrá un alto nivel de entusiasmo; las masas participarán directamente en la vida política y social, en las decisiones y la práctica en toda esfera de una manera que ni siquiera podemos imaginar hoy. Pero por muy grandes que sean esos cambios, serán solo los primeros pasos hacia la meta final: la administración de toda esfera de la sociedad por las masas sin necesidad de un estado.

En el curso de la vida social, con sus flujos y reflujos, no ha sido posible sostener el mismo entusiasmo que en los tiempos revolucionarios. Es más, el socialismo hereda el legado de la sociedad capitalista: los métodos y la "fuerza de la costumbre" de la sociedad burguesa han moldeado al proletariado, y se le ha negado la capacitación necesaria para dominar la política y la administración de la sociedad.

Por todas esas razones, las masas no llegarán a dominar la sociedad de un golpe ni en línea recta; sin embargo, el estado se empeñará en avanzar lo máximo posible hacia esa meta en cada etapa y recodo de la lucha de clases a lo largo del período socialista. Cuanto más logre cortar de tajo las desigualdades que quedan del capitalismo --por ejemplo, superar la diferencia entre el trabajo intelectual y el trabajo manual con mucha lucha y medidas concretas--, tanto más podrán las masas gobernar amplia y directamente.

Debate, disentimiento y diversidad en la sociedad socialista

Nuestro partido ha estudiado seriamente y aprendido muchísimo de la experiencia del proletariado en el poder en la Unión Soviética y China antes de la restauración del capitalismo en esos países. Esa experiencia alcanzó su cumbre más alta con la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, sobre todo en cuanto al debate y lucha de las masas sobre el rumbo de la sociedad. El proletariado debe aprender de esa experiencia para lograr nuevos avances.

Un ambiente de amplio debate y lucha política en toda la sociedad es un elemento esencial del nuevo poder proletario. Con ese fin, el estado pondrá a la disposición de las masas los medios de comunicación que la burguesía monopolizaba: televisión, radio, prensa, carteleras y otros medios para la expresión de ideas políticas. Abrirá espacios a grupos y representantes de las masas para que planteen sus ideas y debatan las importantes cuestiones políticas y sociales del día y los acontecimientos mundiales. Se organizarán debates en fábricas, comunidades, granjas, escuelas, el ejército, etc.

El partido hará un gran esfuerzo para fomentar debate, disentimiento y diversidad en la sociedad socialista. Participará de lleno en el debate y lucha y procurará dar dirección a las masas, pero también tomará medidas concretas para crear un ambiente en que las masas expresen sus ideas libremente.

Específicamente, no se suprimirán ideas contrarias a las del partido; se recogerá de ellas todo lo que ayude al partido y a las masas a entender mejor una situación. Solo se suprimirá a los contrarrevolucionarios que buscan usurpar el poder del proletariado y restaurar el capitalismo. En esos casos, también, el partido se apoyará en las masas para que desenmascaren, ataquen y supriman a esas fuerzas, y para que por medio de esa lucha las masas distingan las ideas retrógradas e incorrectas y las tentativas de contrarrevolución.

Repetimos, el estado proletario no teme el disentimiento; al contrario, lo valora. Aunque sea de un punto de vista fundamentalmente opuesto, es importante porque puede iluminar importantes problemas y deficiencias del estado socialista.

El disentimiento desempeña el papel especialmente importante de prender debate y lucha sobre los problemas que habrá que resolver en la transición del socialismo al comunismo, a la sociedad sin clases. Si no se abre un espacio para el disentimiento, si el pueblo no se siente con la libertad de plantear sus discrepancias, si no se crea un clima en que las masas tengan la posibilidad y vean la importancia de entrar al debate sobre cuestiones candentes, entonces el disentimiento será clandestino, no florecerán el debate y lucha necesarios para hacer avanzar la sociedad hacia el comunismo, y el clima de la sociedad será estéril y aburrido.

La cuestión no es si el proletariado debe ejercer la dictadura, sino cómo hacerlo. El proletariado, bajo la dirección del partido, tiene que controlar la economía, la política, los medios de comunicación, la cultura, etc. Pero, eso no quiere decir (ni debe ser el caso) que se prohíba toda oposición. Por el contrario, el socialismo solo podrá avanzar al comunismo en un clima de polémica y debate libre y vigoroso, el cual contribuirá a identificar, analizar y resolver las contradicciones en un plano superior.


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