Sobre la democracia proletaria y la dictadura del proletariado: Un punto de vista radicalmente diferente sobre cómo dirigir la sociedad - De: "Cómo vencer las dos cuestas: Más sobre conquistar el mundo"

Parte 10: La ley y los levantamientos revolucionarios: Una contradicción aun en la sociedad socialista

by Bob Avakian

Revolutionary Worker #1223, 21 de diciembre, 2003, posted at rwor.org

De una charla de Bob Avakian, presidente del PCR, titulada "Cómo vencer las dos cuestas. Más sobre conquistar el mundo".

En cierto sentido podríamos decir que la relación entre los derechos del pueblo (y el "proceso legal establecido" en general) y los grandes movimientos y luchas de masas que caracterizaron la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) en China concentra las contradicciones esenciales que he venido abordando en esta parte de la charla. Esta relación en sí es una contradicción que puede ser muy aguda en un período de levantamiento revolucionario como la GRCP en la sociedad socialista bajo la dictadura del proletariado.

La ley no rige estrictamente los levantamientos revolucionarios como la GRCP. Incluso bajo la dictadura del proletariado, con un sistema jurídico esencialmente al servicio de los intereses del proletariado y las masas, tales levantamientos rebasan los límites de la ley en ciertos aspectos importantes. Por ejemplo, en la Revolución Cultural los guardias rojos les pusieron orejas de burro a ciertos dirigentes. Sin duda eso violó, estrictamente hablando, las garantías del "proceso legal establecido", pero si se hubieran apegado cien por cien a la ley, ¡jamás habrían hecho la Gran Revolución Cultural Proletaria!

Sin embargo, eso no quiere decir que el "proceso legal establecido" y los derechos del individuo se borren en esos levantamientos ni que los manejen la arbitrariedad o la voluntad o caprichos de uno o un puñado de dirigentes o de la "turba" (como dicen las calumnias y caricaturas burguesas de los grandes levantamientos revolucionarios como la GRCP), y esto tiene que ver con la relación dialéctica (tanto unidad como oposición) entre la dirección de vanguardia y las masas, y su manifestación en tales levantamientos. No olvidemos que Mao no solo sacó el cartelón de grandes caracteres que instó a "bombardear el cuartel general" (el cuartel general revisionista en el Partido Comunista); también dio dirección a esa lucha. Por ejemplo, a principios de la GRCP la "Decisión de los 16 puntos" planteó principios y orientaciones muy claros para la lucha, como el método de dar en el blanco principal, distinguir entre los dos tipos de contradicciones (en el seno del pueblo, y entre el pueblo y el enemigo), etc. Aunque las masas no se apegaron estrictamente al "proceso legal establecido", tenían orientaciones, liderazgo y principios muy claros. No fue que grandes turbas pisotearan los derechos de todos al servicio de este o aquel dirigente o camarilla o en pleitos entre camarillas rivales.

Fundamentalmente y en un sentido general, no se pueden elevar la legalidad y los derechos del individuo por encima de las relaciones sociales (y en la sociedad de clases, las relaciones de clase). Me parece muy importante recalcarlo (¡por eso, lo vuelvo a repetir!), pero eso no significa, o no debe significar, que la dictadura del proletariado borre los derechos del individuo ni lleve a las arbitrariedades que Koch señala en su análisis del derecho en la sociedad nazi o sus generalizaciones sobre gobiernos "totalitarios". En este renglón también hay una diferencia cualitativa y fundamental entre la dictadura del proletariado y la dictadura fascista (y, por cierto, toda dictadura burguesa). En el socialismo, como hemos recalcado, los derechos del pueblo son cualitativamente distintos y superiores, y en el comunismo se elevarán y expandirán progresivamente, sobre todo en comparación con la sociedad burguesa.

Como señalamos en la polémica contra K. Venu, en la sociedad socialista no todos los individuos son iguales, especialmente en cuanto a su papel social, y esto se concentra en el papel de líderes individuales y el hecho de que no es fácil reemplazarlos, sobre todo en las primeras etapas del socialismo. Examinamos por qué los países socialistas hasta la fecha no han podido poner en práctica la medida que se aplicó en la breve experiencia de la Comuna de París, donde las masas elegían a los líderes y los podían destituir por medio del sufragio universal. (En un sentido básico y "embrionario", la Comuna de París representó la dictadura del proletariado, pero esa experiencia de casi 50 años antes de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia fue parcial y temporal; se dio en apenas una parte de Francia y fue aplastada en unos meses). Con el desarrollo concreto de la sociedad socialista en condiciones de cerco imperialista y con lo que hemos aprendido sobre el carácter sumamente contradictorio de la sociedad socialista, una transición al comunismo cuya fuerza motriz es la lucha de clases, no ha sido posible (ni correcto) adoptar algunas medidas de la Comuna de París, como la elección y destitución de los líderes por sufragio universal. En la polémica señalamos, por ejemplo, que en la China socialista revolucionaria bajo la dictadura del proletariado, no porque las masas hubieran tenido el derecho formal de destituir a Mao, se habría eliminado la necesidad de un Mao, de alguien que jugara ese papel social en esa etapa de la sociedad. Al destituir a Mao y elegir a otro, solo hubieran logrado que una persona menos capacitada lo jugara o, peor, una que estuviera al servicio de la burguesía en lugar del proletariado.

Este punto es muy importante, pero no quiere decir que los líderes (o expertos en ciertas ramas) no tengan que apegarse a las mismas normas que las masas en cuanto a la ley. La dictadura del proletariado es una dictadura abierta, sin ningún disfraz, y en ese aspecto estamos de acuerdo con Lenin que es una dictadura ilimitada. Es una dictadura abierta; no busca ocultar su naturaleza. En eso coincidimos con el espíritu de lo que dijo Lenin, pero discrepamos con los planteamientos específicos de que no esté sujeta a ley alguna, etc.

La dictadura del proletariado es una dictadura abierta en contraste con la democracia burguesa, que oculta el hecho de que es una dictadura de clase opresora. Declara abiertamente que ciertos grupos --la clase dominante derrocada y las fuerzas contrarrevolucionarias comprobadas-- tienen que someterse a esa dictadura, que limita sus derechos. Pero eso no quiere decir que no haya igualdad ante la ley para el pueblo ni que tal principio se aplique menos que en la sociedad democrático-burguesa. Por lo contrario, en la sociedad burguesa de plano no hay tal igualdad ante la ley porque, como todo en la sociedad burguesa, la relación entre el pueblo y la ley se da en el marco de relaciones de clase opresoras. En cambio, en la sociedad socialista la igualdad ante la ley es mucho más una realidad para el pueblo (pero no para los explotadores derrocados y contrarrevolucionarios comprobados), aunque el contenido social de clase es cualitativamente distinto que en la sociedad burguesa.