La moral bíblica vs. la moral comunista

De los escritos de Bob Avakian, presidente del PCR

Obrero Revolucionario #1240, 16 de mayo, 2004, posted at http://rwor.org

En respuesta al debate público sobre la película La pasión de Cristo y a la promoción del fundamentalismo cristiano, un nuevo grupo de escritores revolucionarios de Chicago estudió las obras de Bob Avakian, presidente del PCR, sobre la religión e hizo una selección de pasajes. Los siguientes pasajes sobre "La moral bíblica vs. la moral comunista" son de "Predicando desde un púlpito de huesos: Necesitamos la moral, pero no la moral tradicional", de "¿Podemos portarnos bien sin dios?", OR No. 987, 20 de diciembre de 1998; "Criterios de la moral comunista: Reflexiones sobre la violencia revolucionaria", OR No. 984, 29 de noviembre de 1998; y "¿Qué es la moral comunista?", OR No. 981, 8 de noviembre de 1998.

De "Predicando desde un púlpito de huesos", "Acabar con el `pecado'"

El libro de Isaías patentiza el hecho de que la Bibliano propugna la abolición de la pobreza y la opresión ni la eliminación de sus bases materiales, y naturalmente no indica cómo hacerlo. Este libro de profecías ocupa un lugar destacado en las fundaciones del cristianismo (se dice que era el favorito de Jesús y supuestamente autentica que Jesús es el Mesías); y quienes dicen que la Biblia y la tradición bíblica dan la base para actuar a nombre de los pobres y oprimidos, y para crear un mundo justo y pacífico, citan a Isaías con frecuencia.

Wallis (en el libro The Soul of Politics --Red.)va más allá: dice que la "visión profética" de Isaías justifica su "noción de justicia ambiental": "Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar" (p. 179). En esta parte del libro de Isaías se profetizan cosas que supuestamente iban a pasar más o menos en su propio tiempo, hace miles de años: predice el ascenso de un nuevo reino en ese tiempo, gobernado por los descendientes de David, que uniría a Israel y Judea.

¿Y qué dice Isaías que hará ese nuevo reino? Atacará a los filisteos del oeste y saqueará al pueblo del este. ¡Esto no da mucha base para eterna paz y armonía! (Véase el capítulo 11 de Isaías). Tampoco ofrece muchas posibilidades para una "justicia ambiental": al final de este capítulo, se nos dice que Yahveh ("el Señor") secará el golfo de Suez y hará que un viento ardiente seque el río Eufrates para que el pueblo de Israel pueda regresar fácilmente a su tierra prometida. Como si no fuera suficiente, en el capítulo 24 dice que Yahveh va a devastar y estragar la tierra: se marchitará, se amustiará, se marchitará el cielo con la tierra, por una maldición de dios. Asimismo, el capítulo 34 dice que los ríos de Edom se convertirán en torrentes de pez y el polvo en azufre. Isaías está lleno de pasajes así.

Isaías contiene el famoso pasaje sobre la paz duradera en que las naciones "Forjarán de sus espadas azadones" (Isaías 2:1-4); pero esa paz será el producto de exaltar al pueblo escogido de dios y de aplastar y matar a sus enemigos, como dice en los pasajes mencionados.

Quizá sea necesario dar unas pocas citas más para que no quede duda de lo que realmente se dice aquí, así como de lo sanguinario que es. Al describir cómo será el castigo de Babilonia, Isaías relata el mensaje de Yahveh: atacará a Babilonia, la arruinará y no quedará ningún sobreviviente. Ni siquiera los niños se salvarán (serán estrellados) y las mujeres serán violadas y masacradas (Isaías, capítulos 13 y 14). Hacia el final de este libro, Yahveh proclama, por medio de Isaías, que hará que los opresores de Israel se maten entre sí, que se embriaguen de sangre, para que toda la humanidad sepa que Él es el Señor, que es el poderoso dios de Israel (Isaías, 49:25-26).

Los pasajes de Isaías prácticamente chorrean sangre; está lleno de pasaje tras pasaje como estos.

Las palabras de Isaías sobre ayudar a los pobres y a los oprimidos no se pueden tomar fuera de su contexto general, en abstracto. Por ejemplo, en el capítulo 16 dice que la opresión y la destrucción acabarán, pero como parte del ascenso de Israel, que subyugará a sus antiguos opresores y los convertirá en esclavos. Entonces, todo el mundo verá la paz ¡y prorrumpirá en aclamaciones! (Isaías 14:1-7)

Vaya, realmente es extraordinario que alguien proponga a Isaías (o en general la "visión profética" de la Biblia , o su orientación general) como base para la paz eterna de la humanidad, igualdad entre naciones y entre hombres y mujeres, y justicia para los pobres y los oprimidos. Pero, por forzado e imposible que eso sea, es lo que tienen que hacer quienes sienten compasión por los pobres y oprimidos, quienes desean la paz, pero no se animan a romper con las mismísimas tradiciones y moral (y, fundamentalmente, con las subyacentes condiciones materiales y relaciones sociales) que esclavizan a las masas del mundo y que impiden que la humanidad avance a la etapa en que superará la división de la sociedad en clases y del mundo en naciones, con lo que la paz duradera será posible.

De "¿Podemos portarnos bien sin dios?"

"¿PODEMOS SER BUENOS SIN DIOS?" "SÍ", RESPONDE EL COMUNISMO. Esa pregunta fue el título de un destacado artículo (de Glenn Tinder) que publicó la revista The Atlantic (diciembre, 1989); es una pregunta que se hace y se machaca hasta la saciedad en la sociedad contemporánea. En el artículo, y en general al plantear la pregunta, se remacha la tan cacareada "muerte del comunismo". En cierta forma irónica y tergiversada, como que admite el hecho de que el comunismo ha representado, y sigue representando, la única esperanza para crear un mundo (real) en el que los seres humanos dejen de vivir empantanados en el estiércol del egoísmo competitivo y su equivalente intelectual, y en el que las relaciones mutuas no se basen en dominio, saqueo o violencia.

La respuesta a esta pregunta tiene dos partes: para empezar, tenemos que ser buenos sin dios si en realidad queremos ser buenos, por la sencilla razón de que dios no existe . Segundo, el significado esencial de "bueno" en esta época tiene que ver con la abolición de todas las relaciones de opresión y explotación, y de la división de la humanidad en clases antagónicas y en naciones. Una vez más, se trata de "las 4 todas" de la revolución comunista y eso es algo que no solo se "puede" lograr sino que se "tiene" que lograr sin dios; mejor dicho, sin tener que creer en dios. Como dijo Mao: "La época en que la humanidad entera proceda de manera consciente a su propia transformación y a la del mundo, será la época del comunismo mundial". ("Sobre la práctica") Eso requiere conocer y relacionarse con el mundo (el universo), los seres humanos y nuestra sociedad, tal como son, sin tener que inventarse (o más) o fuerzas sobrenaturales de ninguna índole.

Con el comunismo se acabará el "pecado". Si por "pecado" se entiende un desvío del camino de dios, entonces objetivamente no puede haber y nunca ha habido tal cosa, pues jamás ha existido dios. Además, cuando existan las condiciones materiales e ideológicas para que la humanidad entera proceda de manera consciente a su propia transformación y a la transformación del mundo, dejará de existir la base (subjetiva) para el "pecado", porque ya no existirán ni la necesidad ni la base para creer en dios. De ahí en adelante, seguirán existiendo lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, en el sentido de lo que se ajusta y no se ajusta a la realidad objetiva, de lo que contribuye o no contribuye a transformar la necesidad en libertad y a incrementar la capacidad de la sociedad y de los individuos que la conforman de continuar su desarrollo omnímodo; pero dejará de existir la noción del "pecado".

El "pecado" es un concepto de la sociedad clasista

La noción del "pecado", al igual que el concepto de la "naturaleza humana", es otro ejemplo de algo que no es trascendental, inalterable e incambiable. Todo lo contrario; es algo condicionado por la historia y la sociedad, y es algo que se ve de una forma diferente en las diferentes épocas y diferentes sociedades, así como en los diferentes grupos sociales y clases de la misma sociedad.

Aristóteles afirmaba que el concepto de felicidad no se aplicaba más a los esclavos que a los animales. Pero seguro los esclavos de ese entonces (si bien no los animales) no estaban de acuerdo con eso. Y en el pasado reciente, se puede decir sin duda alguna que los esclavistas de Estados Unidos y sus defensores, que tomaban como justificación esos argumentos de Aristóteles, veían "la naturaleza" de los esclavos, y de ellos mismos, de una manera muy diferente a como la veían los esclavos.

Hoy, en la mayor parte del mundo, se ha dejado de considerar que la esclavitud es algo "natural", que está de acuerdo con la "naturaleza humana", pero eso se debe a cambios en las fuerzas productivas y a las correspondientes transformaciones en las relaciones de producción sociales, y no a cambios en la "naturaleza humana". Quizás sea mejor decirlo como lo dijo Marx: que los cambios en la "naturaleza humana" son el producto de los cambios experimentados por las fuerzas sociales de producción y sus relaciones productivas, y de los concomitantes cambios en la superestructura política e ideológica de la sociedad ("toda la historia no es más que una continua transformación de la naturaleza humana") (Miseria de la filosofía).

Sin embargo, hasta la fecha, a pesar de todos los cambios que se han producido en el modo de producción y en las relaciones sociales y de clases, persisten ciertas características generales de la "naturaleza humana", que en un sentido fundamental no han cambiado en diferentes sociedades. Eso se debe precisamente a que esas sociedades han estado divididas en clases y a que un pequeño grupo o clase dominante ha monopolizado la vida económica y, por consiguiente, la vida política, cultural e intelectual, aunque la forma particular de esa división de clases y monopolización en las diferentes épocas y tipos de sociedad ha variado. Por eso es que las "tradiciones" de las antiguas sociedades clasistas pueden persistir y ejercer gran influencia en la sociedad contemporánea, pero eso envuelve profundas y agudas contradicciones, como el siguiente ejemplo: hoy, la mayoría de la gente que predica los valores bíblicos y la "tradición judeocristiana" considera "pecados" cosas como la esclavitud, el que el hombre posea más de una esposa (y concubinas), el que la mujer sea un premio de guerra y que sea violada en pandilla, así como la masacre despiadada de niños. Sin embargo, gigantes bíblicos como David y Pablo, y "el Señor" mismo, practicaron y/o predicaron una o más de esas creencias, que la Biblia no consideraba pecados , sino lo contrario del pecado.

Por eso, desde otro ángulo, es que los predicadores modernos de los "valores tradicionales" de la Biblia tienen que dar brincos mentales acrobáticos y ser "miopes"; y por eso también es que son necesarias desde un punto de vista histórico, y urgentes, las dos rupturas radicales de la revolución comunista.

De "Predicando desde un púlpito de huesos; Acabar con el pecado; Criterios de la moral comunista: Reflexiones sobre la violencia revolucionaria"

Diferenciar entre la violencia reaccionaria y la violencia revolucionaria

Los principios y la moral comunistas no se oponen a la violencia ni a la guerra en un sentido general. Los comunistas se oponen a la violencia y la guerra reaccionarias , que en esta época se definen como las que contribuyen a que el imperialismo, la dictadura burguesa, y la explotación y opresión que son la esencia de ese sistema, sigan dominando.

Una de las cosas más notorias y repugnantes de la tan cacareada discusión actual de parte de los politiqueros y la prensa sobre la violencia y sus causas en Estados Unidos es el interminable debate de que el problema es la música rap y las películas, o el hecho de que los ciudadanos tengan rifles de asalto. Pero en ese "debate" se ignora el genocidio que cometen las FFAA con armas de destrucción masiva (que el presidente, los oficiales militares y otros representantes de la clase dominante justifican en sus discursos); ¡aparentemente, eso no promueve violencia! ¿Quién más que esos instrumentos y voceros de la clase dominante "enseña a nuestra juventud que la violencia es la manera de resolver los problemas" y, para colmo, la violencia reaccionaria?

¿¡Qué quiere decir cuando esos politiqueros y cagatintas se lanzan a expresar su horror ante lo que ocurrió hace poco en Oklahoma City (la calamidad es real, pero la expresión de horror de esos politiqueros y otros es pura hipocresía), pero apoyan y corren a "venderle" al pueblo estadounidense el bombardeo de Irak, que causó destrucción y muerte de mucha gente, sobre todo de niños , a una escala por lo menos mil veces mayor que lo de Oklahoma City?!

En oposición a todo eso, los comunistas apoyan la violencia y la guerra revolucionarias , pues sirven para superar y eliminar el dominio imperialista, la dictadura burguesa, el capitalismo y demás formas de explotación y opresión, y para lograr finalmente "las 4 todas".

De "Acabar con el pecado"

¿Qué es la moral comunista?

La base de la moral comunista está concentrada en lo que los maoístas llaman "las 4 todas", tomadas del resumen que hizo Marx de las metas y los objetivos de la revolución comunista: la supresión de todas las diferencias de clase (o "diferencias de clase en general"); la supresión de todas las relaciones de producción en que estas descansan; la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción; y la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales. (Véase "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850"). Ahí quedó establecido el principio fundamental de la moral comunista y el criterio para determinar si algo está de acuerdo con ella o va en su contra: todo lo que concuerda con las "4 todas" y contribuye a ellas es consecuente con la moral comunista; y lo que no, se opone a la moral comunista y es atacado por ella.

Naturalmente, eso no quiere decir que cuando alguien que afirme ser comunista diga que está haciendo algo en pos de "las 4 todas", automáticamente será una manifestación y expresión de la moral comunista. Tampoco quiere decir que "todo vale" con tal de que se presente como una expresión de la "moral comunista" y como un paso en la conquista de objetivos comunistas. Si bien "las 4 todas" establecen el criterio general para la moral comunista, su aplicación a diferentes circunstancias requiere un análisis concreto. Lo mismo se puede decir de toda moral (por eso, por ejemplo, es que hay tanto debate entre los defensores de la Biblia y la "moral tradicional" sobre su significado y aplicación en diferentes circunstancias).

Una de las principales acusaciones que lanzan los enemigos del comunismo es que los comunistas creen que "el fin justifica los medios": que todo es permisible con tal de que se pueda decir que contribuye, a la larga, al comunismo. Eso no es cierto y es poner la verdad patas arriba. Uno de los principios de los comunistas es que los medios deben ser consecuentes con los fines (o metas) y derivarse de ellos. A menudo es necesario, y deseable, que los comunistas luchen por objetivos que no son los objetivos finales plasmados en "las 4 todas", puesto que contribuyen a ellas; pero jamás es aceptable que los comunistas defiendan y luchen por cosas, o que apliquen métodos, que se oponen fundamentalmente a la meta final. El comunismo exige la más resuelta y osada búsqueda de la verdad, aunque a corto plazo inquiete, porque cuanto más se capte la verdad (cuanto más se tenga la comprensión más correcta y cabal posible de la realidad objetiva), tanto más será posible transformar la realidad en aras de la humanidad.