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Revolución #130, 25 de mayo de 2008

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Part 2: Entrevista a comunista revolucionaria de Irán

Una historia de valor, visión y resolución de luchar por un mundo diferente

Introducción: A comienzos del año, Michael Slate entrevistó a S., una mujer iraní que había viajado a Los Ángeles para participar en el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. Su experiencia revolucionaria empezó cuando era una estudiante en Los Ángeles. Entonces el cha estaba en el poder en Irán; cuando fue depuesto por la revolución iraní, ella se unió a millares de estudiantes de Irán que retornaban para proseguir las metas de la revolución, la que después de mucha turbulencia desembocó en la reaccionaria República Islámica de Irán.
      Después de años de lucha revolucionaria, prisión y por fin encontrar de nuevo una organización comunista revolucionaria, la historia de S. es una historia de valor, visión y resolución de luchar por un mundo mejor. La entrevista ha sido revisada para su publicación. La parte 1 salió en Revolución 129, 18 de mayo de 2008, y se halla en revcom.us A continuación presentamos la Parte 2.

MS: ¿Cuánto tiempo estuviste en prisión?

S: Tres años.

MS: Tu esposo fue ejecutado ocho meses después, y tú estuviste en la cárcel. ¿Volvieron a buscarte para ver si tú capitulabas? ¿Trataron de convencerte a que recitaras oraciones o plegarias?

S: Muchas mujeres resistieron a decir las plegarias. Después de su negativa, las llevaban a celdas aisladas. Me acuerdo que era la celda número 6, separada del resto de la prisión. Era una especie de cuarentena. Nos trataban como seres infrahumanos, casi como a perros. Aun cuando nos queríamos lavar las manos, porque hay un concepto en el Islam que consiste en que cuando tú eres ateo, se te considera sucio.

MS: Te dejaron libre en tres anos. ¿Adónde fuiste después?

S: Mis suegros, que habían cuidado a mis hijos, estaban esperando en la puerta de la cárcel. Debido a una concepción cultural y a la atmósfera prevaleciente en esos días, yo fui en realidad liberada de una prisión del régimen islámico para ir a otra prisión, la de mis suegros.

MS: Explica por favor, qué es lo quieres decir. ¿El país había cambiado durante el tiempo que estuviste en prisión? ¿Cómo?

S: Después de la represión del régimen de Jomeini, se había implantado tal atmósfera de miedo y se había generado tal grado de desprecio contra las fuerzas revolucionarias que no fuimos bienvenidos en la sociedad, ni por el pueblo, pues había tanto miedo que este temía a cualquier grupo que tuviera que ver con revolucionarios o ideas revolucionarias. La gente les tenía mucho desprecio.

Yo viví en una atmósfera de mucho desprecio y represión en la misma casa de mis suegros. Trataba de crear un ambiente vivo en el hogar para mis hijos, cantando canciones revolucionarias y mostrándoles la alegría de tal lucha. Pero, desgraciadamente, por la cultura patriarcal de la sociedad de entonces, viví represión en casa. Pude hacer muy poco para cambiar esa pequeña sociedad en que vivía.

MS: Mencionaste una atmósfera patriarcal. ¿Cómo era exactamente eso? ¿Qué significaba para una mujer como tú vivir en una sociedad patriarcal?

S: Mira, debido a que yo era una viuda, estaba condenada a vestirme de negro por 10 años. Estaba condenada a no expresar mis propias ideas u opiniones y estaba condenada a no tener amigos, o nadie con quien compartir mis ideas, nadie que pudiera simpatizar conmigo. Estaba condenada a permanecer en casa y dedicarme a ser ama de casa.

Ni siquiera tenía el derecho de cuidar a mis hijos. No podía tener una relación con ellos que no sea a través de los familiares de mi difunto esposo. Durante los diez años que viví en esas circunstancias, lo que decidí hacer fue leer libros de psicología para poder ayudarme a entender mi situación mental a ese punto a fin de recuperar mi autonomía, mi autoestima, mi confianza en mí misma. Yo traté de recuperar mi energía, recrear mi carácter. Después de diez anos de trabajo en alcanzar estas metas, me alejé de esa casa.

MS: ¿Adónde te fuiste?

S: Mi padre tenía una propiedad que no era realmente habitable. Me instalé en el sótano de todas maneras. Un amigo de la familia me ayudó a encontrar un trabajo que pagaba muy poco.

MS: ¿Cuánto tiempo viviste así?

S: Me encontré con un antiguo camarada que ya no era políticamente activo, y que me ayudó a tomar clases en psicología y me conectó con grupos de apoyo. Me hice amiga de una mujer de un grupo que entendió muy bien mi problema. Me ayudó a conseguir un trabajo que no requería conocer mi pasado. De haber sido así, nunca hubiera podido conseguir un trabajo. De esta manera pude salir del sótano.

MS: ¿Cuánto tiempo permaneciste en Irán? ¿Cuánto tiempo trabajaste en tu nuevo trabajo?

S: Casi un año. Había una restricción para dejar el país por 10 a 11 años después de mi liberación de la cárcel. No tenía pasaporte y simplemente no podía dejar el país. Aun así gestioné un pasaporte y me concedieron un pasaporte para ser usado una vez solamente. Debía de devolverlo después de usarlo esa única vez. Yo usé ese pasaporte para salir del país 12 años después de mi liberación.

El único elemento que me ayudó a conseguir el pasaporte fue el hecho de yo tenía un trabajo y dos niños que vivían en Irán. Me dieron una visa por un mes solamente.

Cuando llegué a Alemania, no había encontrado todavía la organización ideal para mí, una organización en la cual mis ideas marxista-leninista-maoístas tuvieran acogida. Dondequiera que fuera, me embarcaba en debates y discusiones tratando de comunicar mis ideas, lo que aprend´ı de la confederación en Estados Unidos, o acerca de la revolución en Irán, siempre andaba en eso, aunque sin hallar a un grupo con que tenía simpatías.

Lo único que me daba esperanza era mi convicción, siempre estaba segura, acerca de mi ideología era la única que llevaría a la emancipación. Cinco anos más tarde he encontrado el grupo preciso otra vez, el Partido Comunista de Irán (Marxista-Leninista-Maoísta), con el cual de nuevo he participado y desarrollado una actividad política.

MS: Dejaste Irán en 1995. Dime cuál es la situación de Irán ahora. ¿Cómo se manifiesta la opresión?

S: En primer lugar, deja que te diga que una característica que comparten todas las mujeres de Irán, sean ellas religiosas, o políticas, es decir todas las mujeres iraníes: todas tienen un resentimiento contra la opresión y todos los factores que tienden a oprimirlas. Es profundo, inclusive en las mujeres religiosas, con simpatías religiosas. El problema principal en su contra son las leyes de la sociedad contra la mujer, que el gobierno impone. En segundo lugar, para muchas mujeres no parece existir una alternativa a la situación presente, un salida a lo que viven.

MS: ¿A qué leyes te refieres?

S: Por ejemplo, a la ley que impide que las mujeres tengan la custodia de sus hijos. La ley que no permite a una mujer ir de vacaciones ni salir del país sin la autorización del esposo. Es un patriarcado encarnado en el sistema.

MS: ¿Qué tal las “matanzas por honor”? ¿Son comunes en Irán?

S: No se ve mucho de esto en las ciudades modernas, pero es muy común en las pequeñas aldeas, y se les da acogida en los medios de comunicación. Utilizan metáfora o eufemismo. Dicen que es matanza por honor o que la mujer cometió suicidio.

MS: ¿Las matanzas de honor incluyen situaciones como castigo a mujeres que han tenido aventuras o tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio? ¿Qué ocurre a las mujeres en esas circunstancias? ¿Son ejecutadas?

S: El perpetrador se arroga el derecho de cometer esos crímenes si es padre o un hermano, y pueden hacerlo impunemente aunque procedan solamente bajo sospechas de su hermana, esposa o madre. Basta una sospecha. Basta que actúen bajo sospecha sin fundamento, pero con sospecha, todo procede, y que escapen al proceso judicial. Lo hacen, punto. No existe proceso jurídico establecido.

MS: ¿El estado ampara esto?

S: Indirectamente, sí. El estado alienta este tipo de conducta amparado en el Islam que pregona o en leyes que autorizan esos crímenes.

MS: ¿Esto es lo que se llama la ley sharia?

S: La ley sharia dicta cómo las iraníes tienen que respetar al liderazgo de Islam en Irán, o las leyes que aprueba, es decir las leyes santas de dios, que permite esos castigos a los que se apartan de la ley y de las órdenes del esposo. La gran mayoría de las mujeres no la acatan o no creen en el espíritu de estas leyes y luchan contra ellas a nivel personal, en la familia, en la vida privada, en la sociedad. Sin embargo, hay una pequeña minoría de mujeres que se someten a esta ley, mujeres que tienen las mismas ideas fundamentalistas que el gobierno. Estas, como usan el hijab de cuerpo entero y acatan la sharia, no corren el peligro de castigos.

MS: Tú describes el régimen como uno que odia a las mujeres. ¿Qué quieres decir con eso?

S: Lo que quiero decir es que las leyes que aprueba y aplican dan la ventaja a los hombres, y las mujeres tienen que someterse a todas las restricciones impuestas por los hombres. Ellas tienen que ser sumisas y obedientes tanto en la vida privada como en la publica. Estas leyes las hacen subordinarse y acatar a lo que les dicen los hombres.

MS: ¿Hay todavía muchas mujeres detenidas y encarceladas?

S: Sí, nuevos arrestos ocurren a diario por cualquier clase de acusación. Las detienen por 24, 48 horas. Generalmente son violadas o maltratadas, con latigazos por ejemplo. Algunas son arrestadas por más tiempo, con completa ignorancia de sus familiares.

MS: Decías que las mujeres resisten esta dominación, en pequeña medida en el hogar y, a veces más enérgicamente. ¿En qué consiste esta resistencia?

S: El grupo más activo de resistencia está conformado por estudiantes universitarios, hombres y mujeres, que van al centro de las ciudades y organizan protestas al lado de los hombres. Organizan actos pacíficos, y protestas que a veces terminan en confrontaciones. Los estudiantes son arrestados y sentenciados sin cargos específicos y muchas veces sin conocimiento de sus familiares de cuándo los podrán en libertad o por qué están presos.

Un ejemplo reciente de una manifestación de resistencia ocurrió hace una semana, antes del inicio del nuevo ano persa. Es tradicional que en el centro los estudiantes reparten regalos simbólicos de la vida, tales como plantas, peces o semillas. Exhiben esos regalos en mesas al aire libre. Colocan pescaditos en frascos, por ejemplo. Al tiempo de regalar unos pescaditos negros a los transeúntes, pasan también un poema revolucionario, que contiene la historia llamada “El pequeño pez negro”, escrito por el poeta revolucionario Samad Bihrangi. El pescado inicia una larga y penosa jornada desde el pequeño río donde vive hasta llegar al mar para unirse a los otros pescaditos. Durante su jornada el pescadito nunca se raja. Es símbolo de un estudiante revolucionario que jamás para y siempre resiste, siempre lucha.

MS: Has estado envuelta en esta campana contra la opresión de las mujeres, luchando contra el régimen de Irán y el imperialismo norteamericano. ¿Me podrías decir algo de esta campaña?

S: Durante esos años después de la revolución, las mujeres se han dado cuenta que ningún cambio va a ocurrir sin su participación directa, sin su intervención, cooperación e iniciativa al lado del cambio que se promete o del que ven en desarrollo. Nosotros sabemos que inclusive el socialismo no ocurrirá sin el papel muy importante de la mujer en el proceso de gestar ese cambio. Nosotros creemos que el socialismo y el movimiento femenino son complementarios.

MS: En Estados Unidos, se dice que hay solamente dos opciones: ser parte de la revolución fundamentalista islámica o de la lucha por la democracia del imperialismo norteamericano. ¿Cuál es tu reacción a esto? ¿Qué piensa el pueblo iraní al respecto? ¿Se les puede iluminar de otra manera? ¿Cómo están respondiendo?

S: Nosotros tratamos de mostrar el verdadero rostro de esos regímenes obsoletas, y tratamos de pintar una imagen de un tercer polo, una posible alternativa para el pueblo, que no toma partido con ninguno de estos regímenes obsoletos y determina su propia posición, un tercero que está en contra de la guerra, que es antibélico, y por pequeño que sea tenemos de promover esta alternativa en la población y desarrollarla para que atraiga a más gente. Tenemos que mostrar que es la única salida, tenemos que promover nuestras ideas antibélicas antes de que una guerra contra Irán estalle. Queremos mostrar esta alternativa al pueblo de Irán, y a las mujeres en general. Pero los grupos estorban, porque tratan atraer a la gente la idea de reformar el régimen islámico. Es nuestra responsabilidad mostrar el verdadero rostro de ambos regímenes y a donde llevan los grupos reformistas y sus ideologías y mostrar que, tal como ocurrió en la revolución de Irán, tales caminos también se desviarán.

Solo quiero añadir que en último mes que he estado en Estados Unidos, he asistido a muchas universidades, escuelas secundarias y me ha agradado sobremanera lo que he visto. He sido testigo de la pasión de los estudiantes por informarse acerca de la revolución, por compartir la voluntad de cambio para crear un nuevo mundo, y esto me ha sido muy estimulante y energizante para proseguir la tarea... me ha dado muchas fuerzas y he aprendido mucho y ahora que regrese a Alemania, me siento más fuerte de cuando vine y mi esperanza por un nuevo mundo se ha acrecentado.

MS: Dinos algunas de tus experiencias durante tu estadía acá, de tus experiencias en las visitas a los colegios.

S: Una pregunta que me hicieron los jóvenes de Watts en esas visitas trataba Irán y la revolución. Estaban interesados en conocer la situación de las jóvenes y mujeres en Irán.

MS: [leyendo] ¿Cómo esta constituida una familia típica? ¿Cuáles son las obligaciones de los miembros de la familia? ¿A qué tipo de educación tienen acceso las niñas?

¿La gente te ha preguntado qué significa ser una mujer revolucionaria en Irán?

S: Tres estudiantes de secundaria de Watts, que se tomaron una foto conmigo, están muy interesados en la tala del árbol. Estaban muy apasionados por esto. Me preguntaron cómo devenir uno en revolucionario, cómo se hace para formar una organización revolucionaria con que trabajar y todas las cosas que los revolucionarios hacen.

MS: Cuando les contaste tu historia a los estudiantes, ¿cuál fue su reacción? Tú tienes una historia muy poderosa, y estoy segura que ellos no la han escuchado antes.

S: Ellos simpatizaron mucho conmigo y pusieron mucha fe en lo que les contaba. Particularmente los estudiantes afroamericanos, que tienen su propia lucha aquí y que lo que han visto sufrido en esta sociedad. Simpatizaron conmigo mucho, querían saber más, y siempre mostraron mucha simpatía e interés.

MS: Dame un ejemplo de la experiencia que recuerdas más.

S: La marcha del 8 de marzo. Fue extraordinario ver la diversidad de los participantes, tantos amerindios, tantos afroamericanos y tantos individuos distintos presentes que mostraban apoyo y tomaron la iniciativa de estar presentes. Aunque no fue masiva, la participación fue de gran calidad; de verdad disfruté el día. De lo que vi y concluí, esta marcha me persuadió que para alcanzar nuestros objetivos tenemos que estar unidos. Hombro a hombro.

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