Revolución #137, 27 de julio de 2008


¡Que se largue el alcalde Daley y su cháchara de “responsabilidad”!

El alcalde Daley de Chicago le dice a la gente que “tenemos que acabar con el ciclo de la violencia que… nos arrebata nuestros hijos” y dice que “más bien los padres y madres deben reconocer esta responsabilidad”. Bien, hablemos de la responsabilidad.

Sí, es terrible, y es un CRIMEN DE ESTE SISTEMA, que los jóvenes se ven obligados dispararse y matarse entre sí. Es terrible, y es un CRIMEN DE ESTE SISTEMA, que se interiorizan el mensaje que reciben todos los días mediante escuelas que no sirven, condiciones degradantes y los policías golpeadores, de que el sistema no les tiene futuro, de que ni siquiera se merecen un futuro, y de que actúan en consecuencia en contra de sí mismos.

Pero que el Sr. Daley no diga ni una maldita cosa al respecto. Ni siquiera permitir que abra la boca, ¿de acuerdo? No hace poco los jóvenes SÍ tenían algo mejor, cuando la revolución les prometía un futuro mejor y les dio algo concreto por el que luchar, cuando surgió un movimiento que apuntó la furia de los jóvenes al lugar indicado: al sistema. Un movimiento que sacó a los jóvenes de esas babosadas reaccionarias para que lucharan contra el sistema y trataran de hacer la revolución… y en ese proceso, que se cambiaran a sí mismos y cómo se trataran entre sí.

¿Responsabilidad? Hablemos de lo que pasó, aquí mismo en Chicago, entre otros ejemplos. Las autoridades bajo Daley I (el padre del actual alcalde) y el FBI se unieron para eliminar y aplastar con violencia al movimiento. Primero, intentaron utilizar a las pandillas pero estas dijeron que no. Así que la chota lanzó una redada de noche. Sus puercos cobardes asesinaron a Fred Hampton, el líder de 22 años de edad del partido Pantera Negra en Chicago. Un agente lo drogó con anticipación, y luego le llenaron la cabeza de plomo mientras dormía.

Las manos de Daley I, la policía, el FBI y la fiscalía estaban empapadas de la sangre de Fred Hampton. Pero ninguno de los polis que apretaron el gatillo, ninguno de los funcionarios que fraguaron el plan jamás pasó ni un minuto en el bote, pues trabajaban en beneficio del sistema, contra las masas y a favor del sistema, el mismo sistema que Daley II manda en Chicago.

Ese asesinato fue parte de un plan para aplastar con violencia al movimiento revolucionario que nació en los años 60. El ocaso de ese movimiento, y la eliminación de trabajos en los centros urbanos, el auge de las drogas y la mayor segregación que se engendró para un sector de los negros, y más, generaron un vacío en que la estructura de poder dejó florecer y que en gran medida alentó a las pandillas. Y, sí, la desesperación de la vida y la existencia conlleva actos desesperados. Pero, Daley y su banda lo sabían entonces, y lo saben hoy.

El sistema no tiene un plan de impedir que los jóvenes se maten entre sí, pues no quiere pararlo. Jamás ni nunca. El plan es mantener a los jóvenes peleados entre sí y traficar con la violencia en que se dejan llevar estos jóvenes para desatar más violencia y represión en su contra. Es el sistema el cual es responsable de la violencia en el seno del pueblo.

Pero la revolución sí tiene un camino y plan para parar todo eso. El movimiento revolucionario que se está gestando hoy tiene una visión y estrategia que podrían ir al final, cuando se cuajen las condiciones, y ganar. Tiene un verdadero futuro para los jóvenes, que empieza con la lucha política contra estas autoridades, aborda las ideas revolucionarias y ayuda al pueblo a cambiarse a sí mismo mientras que lucha por cambiar su situación, que canaliza su furia hacia el lugar indicado, que eleva sus miras por encima de la vil competencia entre sí  y que puede llevar a la emancipación de la humanidad.

Así que al carajo estos inútiles sermones ilusos y falsas lágrimas de cocodrilo, al carajo este asesino sistema. Tenemos algo mejor… la revolución.

[Ver más sobre Fred Hampton en la colección en DVD de la serie de PBS de 1986, en inglés, Premio en la mira, a la venta en línea.]

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