Revolución en línea, 24 de septiembre de 2008


La matanza de Nawabad y las manos ensangrentadas de Estados Unidos

El 21 de agosto, las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN realizaron una matanza de civiles en la aldea de Nawabad, del distrito de Shendan, Afganistán. Washington negó, y sigue negando, que ocurrió, pero la Misión de Asistencia de la ONU de Afganistán informó el 25 de agosto que su equipo de derechos humanos había determinado que los bombardeos estadounidenses mataron a unas 90 personas, entre ellas 60 niños.

El equipo de la ONU se reunió con el gobernador del distrito y con los ancianos de Nawabad, y entrevistó a gente de varias familias. Los aldeanos confirmaron la cantidad de bajas, dando los nombres, la edad y el género de las víctimas. El equipo encontró siete u ocho casas completamente destruidas y otras con serios daños.

Los testigos dicen que los aldeanos estaban preparando una ceremonia para la mañana siguiente, en memoria de un hombre que murió un tiempo atrás. Las familias extendidas de dos tribus estaban de visita, y las fogatas daban luz mientras los adultos preparaban comida para la ceremonia.

El gobierno, instalado por Estados Unidos, mandó investigar las muertes. Un miembro de la comisión de investigación dijo que los niños muertos tenían de tres meses y 16 años de edad, y que todos murieron mientras dormían. Le dijo a Carlotta Gall del periódico International Herald Tribune: “Fue una escena desgarradora”. Es posible que el saldo sea mayor, porque se necesitan grúas pesadas para desenterrar todos los restos humanos.

El gobierno estadounidense rápidamente negó y empezó a encubrir la matanza, y sigue así. Afirma que mató a 25 militantes, incluido un comandante del Talibán, y a solamente cinco civiles. El vocero de la Casa Blanca Tony Fratto dijo a los reporteros el 25 de agosto que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN “toman toda precaución posible para evitar bajas de civiles inocentes” en Afganistán.

Tras la matanza, centenares de civiles hicieron una protesta en que demandaron la retirada de las tropas extranjeras y corearon consignas anti-estadounidenses a los soldados que llegaron con ayuda para las familias de las víctimas. Un anciano de la aldea le dijo a la agencia noticiosa Reuters: “La gente no aceptó la ayuda y empezó a lanzar piedras contra los soldados, diciendo que el ejército del gobierno es nuestro enemigo y no queremos nada que viene de nuestros enemigos”.

Los aldeanos, portando pancartas que decían “Muerte a Estados Unidos”, incendiaron un vagón policial y derribaron una camioneta repartidora que estaba en la zona. Un manifestante dijo: “Seguiremos con la protesta hasta que la comunidad internacional nos escuche y lleve a la justicia a los autores materiales del ataque de ayer”.

Una política deliberada de matanza en masa desde el aire

Las atrocidades cometidas por las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, y en gran medida censuradas para que la población estadounidense no se entere de ellas, no son incidentes aislados ni son actos de unos cuantos soldados fuera de control. Son las acciones de un ejército brutal de ocupación que se apoya en el terror para defender y extender los intereses del imperialismo estadounidense.

La Comisión Independiente pro Derechos Humanos de Afganistán informa que no se trata de la única matanza en esa zona en los últimos días. El 17 de julio, un incidente similar les causó la muerte o lesiones a más de 30 civiles. En los últimos seis meses, las fuerzas de Estados Unidos, la OTAN y el gobierno de Afganistán han matado a más de 255 civiles. Las fuerzas del Talibán han dado muerte a muchos civiles también, pues su objetivo y punto de vista reaccionarios tampoco dan importancia a la vida de la gente civil.

El 14 de junio, de acuerdo al servicio en persa de la BBC, miles de aldeanos de la provincia sureste de Paktia protestaron contra los ataques a gente civil de parte de las fuerzas extranjeras y afganas. Los testigos dicen que las protestas duraron tres días. Estallaron en respuesta a un bombardeo que mató a por lo menos 18 miembros de una familia extendida. Un manifestante dijo que un bombardeo previo había dado muerte a 11 miembros de otra familia. Al comienzo, las protestas eran pacíficas, pero empezó a correr sangre cuando la policía disparó contra los manifestantes, matando a uno e hiriendo a otros 12.

Una de las peores matanzas de gente civil ocurrió el 6 de julio en la provincia oriental de Nangarhar. La coalición dirigida por Estados Unidos negó los informes iniciales de que había bombardeado a un grupo que viajaba a una boda, e insistió en que todos los muertos eran “militantes”. El reportero de la BBC Alastair Leithead llegó a la aldea una semana después de que ocurrió. Informó el 14 de julio que los pobladores de un valle iban cruzando un paso de montaña para llegar a la aldea colindante para un festival de boda, cuando un avión estadounidense los bombardeó en tres ataques. Le pegó primero a un grupo de niños, luego a un grupo de mujeres y, al final, a un grupo de tres mujeres jóvenes, entre ellas la novia, que habían salido ilesas del segundo ataque. De las aproximadamente 52 personas muertas, casi todas eran mujeres y niños que iban acompañando a la novia.

Las autoridades estadounidenses trataron de defender sus acciones en la matanza, afirmando que el grupo de boda era en realidad un movimiento de tropas del Talibán. El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar señaló: “De hecho, los ataques aéreos estadounidenses contra grupos en viaje a una boda han sido un distintivo de la ocupación actual, así como lo fue también durante la ocupación soviética, pues los invasores consideran que cualquier gran concentración de afganistaníes es intrínsicamente hostil”.

A pesar del alto saldo de civiles muertos, Washington en los últimos años ha aumentado la cantidad de bombardeos y Robert Gates, el secretario de Defensa del gobierno de Bush, ha pedido enérgicamente aún más ataques aéreos en Afganistán. Según las cifras militares estadounidenses, la cantidad de civiles muertos en bombardeos aumentó de 116 en 2006 a 321 en 2007, porque han duplicado la cantidad de bombas lanzadas. Las autoridades afganas dicen que el saldo es mucho peor, pues en los últimos dos meses, cuatro bombardeos estadounidenses mataron a por lo menos 165 civiles.

Como hemos escrito: “El motivo de la invasión norteamericana a Afganistán desde el principio han sido los intereses e ideología imperialistas reaccionarios. Nunca se trataba de capturar a Osama Bin Laden en respuesta a los ataques del 11 de setiembre de 2001, sino de reemplazar al régimen talibán con uno que cuadrara más con los intereses de los EE.UU., lo cual incluye derrotar al fundamentalismo islámico y obtener el control estratégico de este cruce de Asia central, donde se está desenvolviendo una intensa rivalidad de grandes potencias por el control de los oleoductos y gasoductos más los recursos petrolíferos y de gas” [“La política exterior de Obama: Guiar al imperialismo de EE.UU. por aguas peligrosas”, de Larry Everest, Revolución #138, 3 de agosto de 2008].

¿Qué clase de sistema ocupa un país como Afganistán y realiza esta clase de matanzas a civiles en viaje a una boda y a niños que duermen? ¿Qué significa, cuando los dos candidatos para la presidencia hacen competencia para ser el más agresivo en la “guerra contra el terror” y la ocupación de Afganistán?

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