Revolución #146,26 de octubre de 2008


Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Desafío revolucionario vs tortura y muerte: Ex prisioneros políticos iraníes dan testimonio

29 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El secreto alrededor de la ejecución de 10 a 30 mil prisioneros políticos por el régimen de Jomeini en agosto y septiembre de 1988 es un crimen encima de un crimen. En los últimos veinte años, se han escrito docenas de libros y memorias por personas que fueron prisioneros políticos durante esos años, quienes experimentaron las torturas y el terror y fueron testigos de cómo se llevaban a sus camaradas para ejecutarlos. Han logrado revelar algunos aspectos de esos horrores. Sin duda mucho más se hará público en el futuro.

“Un Pasdar (un elemento de los llamados Guardianes de la Revolución) llegó con una lista de nombres en las mano. Nombró a diez prisioneros. Se los llevaron con los ojos vendados. Ninguno de ellos regresó.

“Me nombraron junto con otros prisioneros... luego, lo que recuerdo, es que estaba parado frente a una mesa. Podía ver la mano de alguien. Estaba trajeado. Empezó a interrogarme. Después de preguntar por mi identidad y las acusaciones en mi contra, me preguntó si yo era musulmán. Dije que no, no soy musulmán. Preguntó si yo era marxista. Dije que sí, soy marxista. Luego preguntó si estaba listo para denunciar a mi organización política ante otros prisioneros. Le dije que no. Cuando regresé al pabellón, me enteré que la mayoría de los prisioneros de izquierda había contestado del mismo modo...

“En Evin (la infame prisión cerca a Teherán, construida especialmente por el Cha, para prisioneros políticos), como descubriremos luego, al igual que Gohar Dasht (Teherán) donde estábamos nosotros, los primeros grupos ejecutados en junio de 1988 eran personas que habían sido arrestadas mucho antes pero que todavía no habían sido procesadas y sentenciadas, ni siquiera se les habían levantado cargos. Los ejecutados en el mes siguiente fueron personas que ya estaban cumpliendo cadena perpetua... Después los prisioneros de las secciones 7 y 8 se habían percatado de que durante la noche, y a veces durante el día, grandes camiones nevera estaban saliendo de Gohar Dasht llenos de cuerpos...

“31 de agosto, 8 am... Nos llevaron a todos, con los ojos vendados, a la planta baja. Esperamos allí. Los que estaban esperando al lado izquierdo del corredor ya habían sido procesados y estaban esperando que los ejecutaran. Nosotros estábamos esperando cuando de repente oímos voces fuertes y palabrotas desde adentro del cuarto. La puerta se abrió. Varios Pasdars estaban golpeando a un prisionero, maldiciéndolo continuamente. Naserian (un fiscal auxiliar) le estaba abofeteando en la cara, y el camarada estaba denunciando su Islam de ellos y su brutalidad, maldiciéndolos de par en par y a Eshraghi (el juez principal). Era Ali Raiisy, un prisionero muy conocido. Ésa fue la última vez que lo vi. Fue ejecutado el mismo día...

“La corte olía a sangre. En los últimos dos meses, las personas en esta sala habían estado ocupadas enviando prisioneros al paredón. Naserian estaba nervioso y furioso. Eshraghi estaba detrás de un escritorio al frente mío. Su gran cuerpo gordo cubrió la silla completamente... En Gohar Dasht, había cinco secciones para prisioneros de izquierda. Casi la mitad de los prisioneros de estas secciones fueron ejecutados. Éste era cierto en Evin, también... El mismo mes las autoridades de la prisión reclamaron las pertenencias de los prisioneros ejecutados que nosotros habíamos estado guardando hasta entonces. Habíamos distribuido sus pertenencias entre sus amigos cercanos como recuerdos de ellos; ésta se había vuelto una tradición en las prisiones. Pero también les dimos algunas a sus familiares, para que entendieran lo que había pasado. Como lo entendí, el régimen guardó el secreto de las ejecuciones y estaba filtrándose en las noticias lentamente. Algunas familias no se enteraron de la ejecución de sus seres queridos sino hasta diciembre de ese año, o varios meses después.

“Llamaron a dos, a Vahid Khosravi y a Ahmad Shirazi, a prepararse para irse después de almorzar. Nos habíamos hecho amigos cercanos durante el tiempo que se estuvieron quedando en nuestras celdas. Cuando los llamaron, sin querer empecé a llorar. Les dieron un abrazo a todos los prisioneros en las celdas. Todos supimos que serían ejecutados en una hora. ¿Pero por qué estos jóvenes de 22 y 24 años iban a ser ejecutados? Sólo me caí en cuenta posteriormente de que la mayoría de aquellos ejecutados eran jóvenes particularmente revolucionarios y valientes. Su valor aterró al régimen. Tuvimos nuestro último almuerzo juntos. Antes de que salieran, cantamos La Internacional. En los últimos momentos, antes de que las puertas de las celdas se cerraran, nos miramos prolongadamente a los ojos el uno al otro. Éstas fueron sus últimas palabras: ‘No nos olviden, mantengan vivos nuestros nombres’. Lloré toda esa noche de ese día. Sostuvimos un memorial para ellos, leyendo poesía, esa noche” (de Una batalla injusta, un balance de siete años de reclusión, 1982 -1989, de Nima Paraversh, Thought and Struggle Publications).

“Hacia finales de agosto, obtuvimos un pedazo de periódico de la sección 2. En él leímos que el vocero del Concejo Supremo de Justicia, después de soltar toda clase de calificativos y palabrotas para referirse a los ‘deshonrosos’ comunistas, había exigido la pena máxima para ellos. Dijo que después de los Monafeghin (‘falsos musulmanes’, como el régimen llamó a la organización Mujaidín), ahora le tocaba a los cafres (‘paganos’, en otras palabras, los comunistas).

“Inmediatamente comenzaron a azotar a las mujeres izquierdistas... Una vez por la mañana, en una cama en el corredor, cinco azotes a cada una... la segunda vez al mediodía, a las 4 pm y a las 8:30 pm por la noche y finalmente simplemente antes de la medianoche. Cada mujer recibía 25 latigazos todos los días... En la sala del tribunal, les dijeron que si no se arrepentían, el castigo para una mujer cafre sería ser azotada hasta la muerte” (de Una verdad simple, la memoria de una prisionera en la República Islámica de Irán, por Monireh Baradaran).

“En varias regiones de Irán, había empezado una especie de competencia, para matar a seres humanos, entre los funcionarios y dirigentes del régimen islámico. Cada uno de ellos quiso demostrar a su estimado Imam cuán firme, contundente y rápidamente estaba purgando a la oposición y a los disidentes. En ciudades como Hamedan (aproximadamente 200 kilómetros al sudoeste de Teherán), Rasht (en el norte por el mar Caspio) y Urumieh (al noroeste de Irán), más del 90 por ciento de los prisioneros políticos fueron ejecutados. En Karaj (a 30 km al oeste de Teherán), en noviembre de 1988, se descubrió una fosa común, con 725 personas sepultadas. Se encontraron otras fosas comunes en Teherán, Rudbar y Manjil (ambas al norte de Teherán)” (de Memoria de un ex prisionero en una cárcel de la República Islámica, por Dr. Reza Ghafari, Arash Publications, Estocolmo).

Cárceles de mujeres

‘‘Que yo sepa, todas las mujeres sentenciadas a la muerte fueron violadas por un interrogador llamado Hamid y su banda. Pero la vergüenza impidió que estas mujeres lo comentaran. Así que Hamid y su banda continuaron esta tortura. No sé cómo este secreto salió a la luz, pero las familias de las prisioneras organizaron una protesta en contra, frente a la prisión. Esa acción animó a las prisioneras a iniciar una huelga de hambre y a continuarla hasta que alguien viniera a investigar. Él (el investigador) dijo que cualquiera que hubiese sido violada debía presentarse y quejarse. Nadie dijo nada. Repitió su solicitud. De nuevo, nadie contestó. La manera en la que habló había enfadado a todos. Dijo, todo este alboroto es inútil, que ‘la contrarrevolución’ (los comunistas y otras organizaciones revolucionarias) estaba interfiriendo y tenían que ser detenidas. Así que, dijo, informaré que ningún caso de violación ha ocurrido.

‘‘El problema fue que nos tomaron por sorpresa. No habíamos hablado sobre esto entre nosotras y no teníamos un plan unido y concreto. Éramos prisioneras de diferentes tendencias. Pero cuando él terminó sus comentarios, Fariba, una de las prisioneras con una voz clara, habló: ¿Quién dice que nuestro silencio significa una respuesta negativa? Yo recalco que la violación es una de las torturas específicas del régimen contra las militantes y las revolucionarias. En ese momento, se dirigió hacia las prisioneras y les dijo: Por favor, considerarán nuestro silencio como una aprobación de esta tortura que todas estamos sufriendo. ¿Cuánto más nuestra vergüenza como mujeres va a permitir que esta tortura nos humille y destruya? Debemos entender que esta violación es un tipo de tortura. El enemigo no ha podido obligarnos a cooperar y a traicionar ni ha podido lograr sus objetivos humillándonos, pero nosotras no debemos sentir vergüenza por lo que nos ha pasado. Debemos manejar esto conscientemente. De hecho esta tortura no nos hace despreciables. Lo que es despreciable es que el régimen nos haya encarcelado. Así que, Señor Investigador, yo quiero decirle que en esta sección de 50 mujeres, ni una, sí ni una, se ha escapado a la violación por el Sr. Hamid y sus socios. Continuaremos nuestra huelga de hambre hasta que se investigue en serio este tipo de violación y tortura, y como usted sabe nuestras familias ya saben sobre esto y seguirán el caso desde afuera” (de... y aquí las jóvenes nunca morirán, por Shahrzad, Nour Publications).

“Ellos han formado un cementerio sin frontera
Donde aquellos que todavía están con vida derraman
Sangre como lágrimas de sus ojos”

(Ahmad Shamlou, poeta progresista iraní que falleció en 2000).

 

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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