Revolución #149, 30 de noviembre de 2008


De gira con ¡Away With All Gods

Parte 3

Desde principios de octubre, Sunsara Taylor, corresponsal de Revolución, ha estado de gira nacional, dando discursos sobre el libro de Bob Avakian, ¡AWAY WITH ALL GODS! Unchaining the Mind and Radically Changing the World (¡ABAJO TODOS LOS DIOSES! Desencadenar la mente y cambiar radicalmente el mundo). La gira la ha llevado a aulas de escuelas secundarias y a grupos del creciente movimiento secular, ateo y librepensador de las universidades. La gira ha hecho escala en la Universidad Estatal de Sonoma, auspiciado por la serie de conferencias del Proyecto Censurado; la Universidad de California-Berkeley; la Universidad de Stanford, auspiciado por el grupo Ateos, Humanistas y Agnósticos; y dos escuelas secundarias públicas. Entre otras escalas de la gira figuran: Universidad de California-Los Ángeles (UCLA) auspiciado por el Centro del Estudio de la Religión; la Biblioteca Pública de Santa Mónica; Ateos y Humanistas Seculares del Recinto en la Universidad de Minnesota; Amazon Bookstore Cooperative, una librería en Minneapolis; la Universidad Estatal de Cleveland auspiciado por el Departamento de Estudios Negros; y una sesión sobre “La moral sin dioses — Un diálogo” en New York University (NYU), auspiciada por Equal Time for Freethought de la emisora radial WBAI-NY y Ateos, Agnósticos y Librepensadores de NYU.

El 6 de noviembre, Sunsara Taylor participó en un coloquio sobre “Abajo todos los dioses — ¿posibilidad o fantasía?” auspiciado por el Centro del Estudio de la Religión de UCLA, con el Dr. S. Scott Bartchy, el director del Centro.

Revolución publicará partes de una carta de Sunsara Taylor acerca de estas conferencias. (Véase en Revolución #147 y #148 las primeras dos partes.) Más información sobre la gira y cómo entrevistarse con Sunsara Taylor se hallan en www.awaywithallgods.com.

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En Chicago sostuve un salón sobre el libro Away With All Gods! con un grupo de artistas performanceros que hacen mucho trabajo sobre la religión. De seis, cuatro de ellos habían leído al menos unas partes del libro, si no todo, y tomaron esta reunión muy en serio. Era muy interesante, al igual que el almuerzo que tuve con un grupo de ateístas de los estados centrales durante la conferencia Libres de los Fundamentos Religiosos, que el tema principal que querían debatir en serio era sobre las cuestiones del comunismo, revolución, fascismo, corporaciones vs. imperialismo, etc. Las cuestiones tratarían de si se podría y cómo se podría gestar una nueva sociedad y si los problemas que enfrenta la humanidad provienen de un sistema o de algo más (la corrupción, la necesidad de más regulación, la naturaleza humana, etc.).

Cuando surgió la cuestión de los métodos de pensamiento y la diferencia entre propagar el ateísmo y la ciencia y propagar la religión, uno de los artistas dijo: “Nosotros no le estamos diciendo a la gente qué pensar, le estamos diciendo lo que NOSOTROS pensamos”. Le contesté: “¿Y qué tal ‘Nosotros estamos diciéndole a la gente que piense’”? Y partimos de ahí, adentrándonos en las diferencias entre propagar cosas que no están basadas en la realidad e inculcar en la gente una forma de pensar que no analiza las cosas a partir de un conocimiento de la realidad (por ejemplo, la religión y el pensamiento religioso) versus propagar las cosas que son ciertas, darle la bienvenida a la contienda de ideas y una continua profundización o aun la rectificación del conocimiento a partir de una comparación de las cosas con la realidad objetiva (la ciencia y el método científico).

Eso lo animó pero era claro que de veras no se había dado cuenta de esto. Esto era típico… a un grado llamativo. Parece que debemos organizar una conferencia que ponga estas cuestiones al frente y al centro: “Por qué propagar el ateísmo y la ciencia NO ES EN ABSOLUTO como propagar la religión”. O: “Por qué la ciencia NO es ‘Solo otro sistema de creencias’”.

Al cierre de esta edición: El jueves 20 de noviembre, más de 200 personas colmaron el auditorio para escuchar a Sunsara Taylor, Massimo Pigliucci y Paul Eckstein en un diálogo sobre “La moral sin dioses” en New York University (NYU) en la Ciudad de Nueva York. Con el patrocinio de Ateístas, Agnósticos y Humanistas de NYU y del programa de la emisora radial WBAI-NY, “Equal Time for Freethought”, las ponencias, el diálogo entre los panelistas y  la participación del público fueron una experiencia intensa y estimulante, ¡algo del cual se necesita mucho más!

Volviendo al organizador estudiantil que mencioné antes, definitivamente opinaba “que los ateístas tiene un problema de imagen” y que necesitamos demostrar que somos buenas personas y que tenemos moral y que esto borrará la imagen que muchos creyentes tienen de nosotros y esto haría que más personas chequeen al ateísmo. Esto fue sorprendente porque él claramente sabía lo que era la ciencia y el mismo explicó que como personas que nos basamos en la ciencia, no lo conocemos todo y sabemos que no lo conocemos todo, pero “tenemos un método buenísimo para descubrirlo” e hizo un contraste con el Museo de la Creación en que no se presenta nada en absoluto como algo desconocido o como una pregunta abierta. Pero aunque él sintió que era bueno propagar y promover el ateísmo, no lo vio como una batalla sobre el modo de pensar de las personas sino sobre cuestionar sus prejuicios y demostrar que hacemos cosas buenas. Era un tipo muy progresista y objetivamente defendía la superioridad del pensamiento racional pero no parecía entender conscientemente la diferencia entre luchar por que el pueblo se desencadene la mente y la forma en que eso se vincula con el proceso de cambiar radicalmente el mundo, y luchar por apagar la mente y el pensamiento crítico al servicio de las relaciones opresivas que van de la mano con la religión.

También planteó esta pregunta un locutor de una emisora NPR que me entrevistó en conexión a la conferencia de Sonoma. El entrevistador, quien era extremadamente serio y de una entrevista de media hora armó un corto video muy bueno, me preguntó al final: “Me suena como que usted está haciendo un poco de evangelización para el ateísmo”. Desmenucé esa pregunta, pero esta me dio una idea de cuán común es esta pregunta.

Lo que es interesante en este respecto y que es una historia que conté en varias ocasiones para ayudar a responder a esto, es algo que pasó después de que hablé en la reunión humanista en Palo Alto. Después, un estudiante universitario dijo: “Me criaron como católico y todos los domingos nadie entendió ni coincidió con lo que el cura estaba diciendo, pero todos actuaban como si sí y nunca hacían preguntas. Vine aquí y usted habló y tenía perfecto sentido. Entendí casi todo lo que dijo, y estoy de acuerdo con casi todo, y pienso que la mayoría también, pero tan pronto como se terminó la charla, toda esta gente levantó la mano y empezó a estar en desacuerdo, a cuestionar a usted, haciendo toda clase de preguntas…”.

Los diversos públicos me preguntaron más acerca de cómo me volví una atea, qué pensaba mi familia de mi ruptura con el cristianismo (esta era de los estudiantes que parecían estar considerando o viendo lo que su propia familia pensaría), que si yo siempre he sido una “ateísta militante” o en qué momento yo decidí asumir una posición militante acerca del ateísmo. Respondí hablando acerca de lo importante que era aprender que el mundo no tiene que ser como es. Entre más radical yo era en política, entre más comprendía la necesidad de que el pueblo participara en su propia emancipación y entre más llegué a entender cuán directamente es la religión un obstáculo para eso, más militante me volví con respecto al ateísmo, y mencioné que eso es una parte central de lo que Bob Avakian argumenta y señalé el subtítulo del libro.

En Stanford, una joven musulmana del sur de Asia se vino hacia mí tan pronto como la conferencia terminó y estaba efusiva: “¡¡Su historia es exactamente- como la mía!! Esto fue de mucha ayuda”. Explicó que la criaron como musulmana en Detroit, y que había muchas cosas, en particular sobre el rol de la mujer, que le molestaban en la forma en que se practicaba su fe, pero creía que principalmente eran las personas y no la religión las que estaban enredando las cosas. Ahora todavía no se define y firmó el cuestionario: “Criada como musulmana… pero esto podría cambiar”. Entre otros comentarios dijo: “Creo que la conferencia era fantástica y muy inspiradora. Su historia personal resuena conmigo y su recorrido del descubrimiento me da a mí personalmente mucho poder. Estoy de acuerdo de que el adoctrinamiento religioso a una edad temprana es lo que impide que las personas piensen críticamente por sí mismas como adultos sobre la religión… Espero escuchar más acerca de los argumentos en torno a “la no existencia de Dios(es)”.

En la conferencia de Stanford, un par de personas escribieron en los cuestionarios que lo que más les llamaba la atención era obtener una mayor comprensión acerca de por qué el ataque contra la libertad reproductiva de la mujer está atado a la interpretación literal de la Biblia, y que las afirmaciones de estar a favor de conservar la vida en el sentido universal que la gente “pro vida” acostumbra decir no tiene ninguna base en absoluto en la Biblia. Alguien escribió: “¡Aja! Ahora entiendo. No hay ninguna base bíblica para la posición pro vida, pues no había pensado en eso”. Cuando se le preguntó qué había aprendido o con qué estaba de acuerdo, otro escribió: “Conservación universal de la vida – no hay ninguna base para esto en la Biblia”, y agregó: “Estas personas (los fanáticos religiosos) no son un fenómeno marginal, sino que están llegando a ser la norma. Son personas que justifican las guerras como ‘una misión de Dios’”.

Alguien más escribió en respuesta a la pregunta sobre qué le llamaba la atención acerca del discurso: “Es necesario ver la mitología por la religión desde la perspectiva del materialismo histórico. ¡Nada es sacrosanto!”.

Varias personas escribieron que no veían la validez del comunismo y advirtieron que el comunismo bien puede ser una religión también. Surgió la cuestión del comunismo en todas las conferencias, de manera más directa en Berkeley donde la sesión de preguntas y respuestas era la más rica y la más larga. Un tipo que simpatizaba con el comunismo preguntó cómo se manejaría la religión después de hacer la revolución y otras personas escucharon y seguían con mucho entusiasmo el diálogo. El público quería saber si el socialismo era posible porque tenían dudas acerca de “la naturaleza humana”. A un conocedor de Ayn Rand lo intrigaba y lo hacía reflexionar la noción que no existe nada que se llama la naturaleza humana tal como la suele entender la gente. (Durante mi discurso, leí una selección de algunos encabezados de los capítulos los que no me alcanza tocar en la presentación, como: “No existe ninguna naturaleza humana fija e inalterable”. Tras haber escuchado este título, este señor me hizo una pregunta al respecto, así que le entramos).

En general, los públicos son relativamente progresistas y tomaron en serio la discusión del comunismo, aunque un puñado importante de cuestionarios traía amonestaciones o advertencias en contra. Parecía que influenciaba mucho esta discusión la actual crisis financiera así como algo de descontento con las elecciones, aunque muchas personas eran fuertes partidarios de Obama. Cuando critiqué a Obama después de criticar a Palin en Berkeley, hubo muchos aplausos, al parecer de un grupo que frecuenta Libros Revolución. En Stanford, varias personas apuntaron en los cuestionarios que apoyaban mucho a Obama.

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