Revolución #152, 11 de enero de 2009


Reflexiones sobre la importancia de Bob Avakian en forjar un movimiento revolucionario

Como muchos lectores de Revolución ya saben, he estado de gira, hablando muy ampliamente con la gente sobre el libro de Bob Avakian, ¡FUERA CON TODOS LOS DIOSES! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo. He informado en previos números del periódico sobre las experiencias que he tenido durante esta gira. Aquí quiero compartir con ustedes las maneras en que esas experiencias y las surgidas del trabajo reciente del partido, concentrado en EL COMUNISMO: EL COMIENZO DE UNA NUEVA ETAPA: Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario1, han profundizado mi aprecio por la dirección que tenemos en la persona de Bob Avakian y por la gran importancia y el punto fuerte de promover a este líder revolucionario.

La moral comunista: Da sentido a la vida y un sabor del futuro comunista

Quiero empezar con decir que la moral comunista, y el hecho de que se basa en el mundo real, ejerce una tremenda fuerza de atracción sobre la gente pero, a la vez, es un imán poderoso para sus ideas falsas más grandes acerca de los comunistas (incluida la relación entre los medios y los fines).

La moral comunista se basa en las posibilidades materiales de lograr la emancipación humana, incluida la muy importante emancipación completa de la mujer; la eliminación de toda forma de opresión nacional y racismo como parte de superar por completo el concepto de naciones, mientras se sigue fomentando la diversidad de culturas e idiomas; sobrepasar un sistema que hace que la gente calcule “con la tacañería de un avaro” el pago por todo, sean las horas trabajadas o los favores hechos a los amigos; apreciar y fomentar un sentido crítico y científico (porque la revolución comunista no tiene ningún interés en suprimir ninguna verdad pero sí tiene muchísimo interés en desencadenar el proceso de llegar a la verdad y capacitar a todos en el método científico y en cuestionar lo convencional); desatar el arte y la imaginación sin el daño y las trabas de los mitos religiosos y la ignorancia; y encontrar el sentido de vivir y contribuir para hacer nacer un mundo nuevo y liberado, y dedicar la vida al servicio de ESO. Cuando hablamos de todo eso, la gente lo ve como algo muy atractivo. Esta visión no se basa en ningún “ideal utópico”, sino en la posible resolución de las contradicciones materiales que más caracterizan nuestra época —la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada, expresada en las relaciones de explotación de clase, instituciones opresivas e ideas que las reflejan y las refuerzan— y un nuevo mundo de posibilidades que podría nacer al resolver esa contradicción mediante la revolución.

Esta es una parte extremadamente importante de lo nuevo en el enfoque de Bob Avakian acerca de la revolución y el comunismo. Primero, refleja un enfoque global más profundo y más científico del materialismo dialéctico, por ejemplo en su aplicación a la sociedad humana y la relación dialéctica entre la base económica y la superestructura, y su observación en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad de que hay muchos canales por los cuales la gente reconoce y lleva a cabo la transformación de la necesidad2. Por otra parte, la moral comunista es un aspecto concreto e increíblemente importante de la nueva síntesis de Bob Avakian sobre la revolución y el comunismo, que sirve como una fuerza de atracción hoy y da un sabor del mundo por venir. Aquí es muy pertinente lo que dice en El comunismo y la democracia jeffersoniana: “la lucha para la revolución, y la meta final del comunismo, son —y hay que presentarlas así de una manera muy viva— algo muchísimo mejor, algo verdaderamente emancipador. Aun con mucha lucha y sacrificio; el gran tumulto; mucha violencia y destrucción, que en gran medida las fuerzas del viejo orden desatarán a fin de impedir esa transformación radical del mundo; nuestra revolución llevará a un futuro para la humanidad que es radicalmente diferente y mucho mejor, pero es más, el proceso mismo de esta revolución debe, y puede, incorporar siempre mayores elementos de ese futuro y en sí puede alentar e inspirar profundamente a una cantidad cada vez mayor de personas que, con siempre más conciencia, participan en esa revolución y la impulsan, y para las grandes mayorías en general”3 .

Luego el folleto cita Para una cosecha de dragones, en que Bob Avakian escribe: “En última instancia, como lo expresó una vez Engels, el proletariado tiene que conquistar su emancipación en el campo de batalla. Pero no solo se trata de ganar en este sentido sino de cómo ganaremos en el sentido global. Una de las maneras significativas aunque quizás sutil y a veces poco notada, en que el enemigo, hasta derrotado, pretende tomar represalias contra la revolución y sembrar las semillas de su futura destrucción, consiste en lo que obligaría a los revolucionarios a convertirse para así derrotarlo. La cosa se desenvolverá así: tendremos que confrontarlo en las trincheras y derrotarlo en medio de una horripilante destrucción; pero en el proceso no debemos borrar la diferencia fundamental entre el enemigo y nosotros. Aquí es ilustrativo el ejemplo de Marx: vez tras vez él luchó enconadamente contra los ideólogos y apologistas de la burguesía pero nunca luchó rebajándose al nivel que ellos lo hacían ni desde su óptica; con Marx, el método es tan estimulante como es de inspiradora la meta. Debemos tener la capacidad de mantener nuestra firmeza de principios pero al mismo tiempo nuestra flexibilidad y nuestra dialéctica, nuestro realismo y nuestro romanticismo, nuestra solemne claridad de metas y nuestro sentido del humor”4.

Quiero hacer hincapié en eso y plantear que tenemos que encontrar otras maneras más de darle expresión: hablarle a la gente y llegarle a ese nivel y tener eso como una poderosa fuerza de atracción.

Eso se relaciona con los aspectos “intangibles” que la gente ve y los que le atraen en la persona de Bob Avakian, por ejemplo cuando ven el DVD de su charla, Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, o leen su autobiografía From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist. Recuerdo a una feminista radical de larga trayectoria que, tras ver el DVD en Symphony Space hace varios años, comentó que le impresionó no solamente el hecho de que incluía una parte muy poderosa sobre la opresión y la liberación de la mujer, sino que un enfoque diferente hacia la mujer se entretejió a lo largo de las demás partes, y que fue un enfoque consecuente y que lo asumió. Estaba claro que Bob Avakian abordaba la cuestión con una actitud diferente, aun cuando no fuera el “tema del momento”. La gente ve eso. Eso importa de la misma manera que importan “los puntos principales” en un momento determinado del discurso, artículo o conversación. Es como la agitación relativa a Tyisha Miller5. No es una cuestión solamente de ese asesinato policial específico, ni siquiera del hecho de que si estuviéramos gobernando la sociedad, habríamos manejado la situación de una manera radicalmente diferente, sino que globalmente Avakian analiza las cosas con una concepción completamente diferente de cómo podría ser el mundo y sus texturas: su moral hacia las masas, el materialismo de cómo podría ser radicalmente diferente, la naturaleza del mundo en que vivimos hoy y del que ese asesinato forma una parte. Este es un enfoque integral y global, de varios aspectos y es tanto científico como radical y apasionado y partidario. Repito, es extremadamente atractivo.

Una piedra angular del trabajo revolucionario

Se trata de algo que tenemos que apreciar más cabalmente y más científicamente en nuestro trabajo para forjar una cultura de aprecio, promoción y popularización como una verdadera piedra angular de nuestro trabajo revolucionario6, y es necesario darle una expresión más amplia a esta cultura en nuestro movimiento revolucionario en su conjunto.

Al hablar más con la gente, me doy cuenta cada vez más que eso es realmente un punto fuerte para nosotros. Es un enorme problema que la gente tiene las miras bajas, al igual que la falta de materialismo, y que es una lucha hacer que piense acerca del mundo real o que piense científicamente y rompa con ideas anticomunistas e ilusiones de la democracia burguesa y de una “democracia pura” y con el derecho burgués: pero en medio de todo eso, ocurre que nosotros los comunistas representamos algo que hace que la gente se quede sin respiración. Piensen en todos los jóvenes que han dicho de Obama: “Nunca hemos tenido algo en qué creer”. Es similar a la necesidad de la religión que muchos sienten en estos tiempos de parasitismo imperialista, consumismo vacío, relaciones sociales que provocan una profunda alienación y los horrores dentro y especialmente fuera del país (eso de que vivir en Estados Unidos es como “vivir en la casa de Tony Soprano”)7. El hecho de que sí tenemos algo radicalmente liberador en qué creer, que podemos llegar a conocer científicamente y asumir y por el cual podemos luchar, y a que dedicar la vida, podemos contribuir y bregar con ello en muchos niveles: eso es extremadamente importante y atrayente, y (aunque no debe ser necesario decirlo) cuando planteamos eso con sustancia y pasión y, en particular, cuando lo planteamos en oposición a lo que Obama representa en verdad, a lo que representa Estados Unidos en verdad o a lo que representa la religión en verdad, bueno, nuestra visión del futuro, nuestros métodos para llegar ahí y nuestra moral son muchísimo mejores.

Eso se ve, y debe evidenciarse, cuando la gente conoce a personas asociadas con el Partido Comunista Revolucionario. He sido articulista para este periódico y he convivido con los camaradas en varias ocasiones tras las giras y la interacción que he tenido con las masas, pero no creo que he sintetizado en serio y suficientemente este elemento “intangible”, y en particular cuanto más he planteado y luchado por la revolución y el comunismo de una manera directa y científica, quiero resumir explícitamente: La mayoría de la gente con quien he hablado jamás ha conocido ni visto ni sabido de alguien como yo, ni en lo fundamental, como el movimiento comunista revolucionario del cual soy una parte (su partido de vanguardia, su ciencia, su meta de emancipar a toda la humanidad ni sus métodos). Eso es estimulante y atrayente en sí, y la gente me lo dice de mil maneras, enviándome obras de arte que ha creado, escribiéndome cartas, acercándome para hablar, dando testimonio desde el auditorio de cómo se siente el cambio interno y el reto, etc.

Promover a Bob Avakian: atraer y contestar las preguntas más importantes y polémicas de la revolución

Todo eso me hace pensar en un editorial muy interesante de Brian Greene publicado en el New York Times durante el Festival Mundial de la Ciencia8. Greene señala que la ciencia no es simplemente una colección de conclusiones, pues es de importancia igual o incluso mayor el método de porqué y cómo se llega a desarrollar dichas teorías. Comentó también los métodos usados en la enseñanza de las ciencias. Criticó el método de enseñar la ciencia como si se tratara de amontonar bloques de hormigón de forma aburrida y árida; es decir, la noción de que primero hay que aprender “a” y luego, basándose en “a”, aprender “b”, siguiendo con “c”, de manera que solo después de aprender muchos principios fundamentales se puede presentar las teorías y controversias vivas y más avanzadas de nuestros tiempos. Dijo que ese método hace que la ciencia parezca aburrida e inerte, y que tampoco es necesario. Se podría hallar maneras de presentar las teorías y controversias más avanzadas y, al darle a la gente un conocimiento básico y vivo de esas teorías, estimular su curiosidad e invitarla e intrigarla para investigar los principios más fundamentales en que esas teorías avanzadas se basan. En otras palabras, al explorar la ciencia más avanzada, la gente podría interactuar con ella y entenderla de una manera básica desde un principio, y sobre esa base sentiría la necesidad de aprender de manera más profunda las demás teorías, verdades y métodos subyacentes de la ciencia y aceptar dirección en el proceso de aprender.

Creo que aquí hay una analogía a Bob Avakian y nuestro trabajo de difundir mucho más una cultura de aprecio, promoción y popularización de él, del conjunto de su obra, método y enfoque y el papel que sigue desempeñando. Bob Avakian y el trabajo que ha hecho y sigue haciendo concentran lo más avanzado y lo más atrayente de nuestra ciencia, nuestras metas y nuestro método. Promoverlo, de una manera concentrada, va directamente en contra de lo más arraigado del anticomunismo, el pensamiento no científico, los prejuicios democrático burgueses, los veredictos erróneos sobre el proyecto comunista, la política de identidad, el pragmatismo anti-teoría, la ausencia de materialismo y los demás obstáculos a los cuales nos enfrentamos en el proceso de forjar un pueblo revolucionario y una repolarización revolucionaria. No sé si hemos reconocido todavía y abrazado del todo la dialéctica aquí, o sea, que promover a Avakian abre las puertas a todas las controversias sobre el comunismo, y que debemos QUERER que sea así. Que lo que Avakian está haciendo, quién es y qué representa, es en realidad la mejor respuesta concentrada que tenemos a esas controversias sobre el comunismo.

Creo que todavía es necesario dar otro salto, de modo que todos que entran en este movimiento revolucionario tengan ganas de entrar a esa controversia así como entender y plantear las respuestas a las controversias concentradas en la persona de Avakian de una manera no defensiva y con sustancia. Además, creo que es correcta la observación de Brian Greene de que no se debe, ni es necesario, “guardar” la ciencia más avanzada hasta que la gente conozca todos los principios básicos y los bloques de hormigón necesarios para asimilarla, porque esa ciencia avanzada es en sí la forma más poderosa de atraer a la gente a la ciencia en general, y de ahí inspirarla y retarla a entrarle más a los elementos que las componen. Eso también tiene que ver con la teoría comunista extremadamente avanzada y los grandes adelantos que Bob Avakian ha estado desarrollando, y también con los elementos “intangibles” que mencioné antes y lo que traen de atrayente en la manera en que el enfoque de Avakian informa y moldea todo lo que hace.

Se nos plantea muy concreta y urgentemente que si vamos a lograr gestar un pueblo revolucionario con un creciente núcleo sólido que lo trata todo desde la perspectiva de ser emancipadores de la humanidad, es necesario que mucha gente debata, aprecie y reciba dirección de Bob Avakian y que lo defienda. Eso requerirá que refutemos, y que deseemos refutar, todo lo que impide que la gente haga eso, incluso tenemos que ayudar a la gente a romper con las muchas objeciones acerca de Avakian como un individuo cuyas ideas tienen un peso desproporcionado, objeciones que se desprenden de una concepción del mundo que debemos querer poner en tela de juicio, de suposiciones basadas en el derecho burgués, que son ideas sobre las cuales nadie ha hecho un trabajo más avanzado que Avakian9.

Todo lo que hacemos tiene que ver con hacer la revolución

Quiero hacer una última observación, tras haber ido muy ampliamente entre las masas. Quiero recalcar la importancia de hacer lo que se describe en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y de propagar audazmente en todas partes la revolución y el comunismo, y por qué los comunistas queremos el poder estatal y para qué sirve. Debemos explicar con muchas ganas que todos los horrores ocurren en el mundo porque la burguesía tiene el poder estatal y lo utiliza para imponer por todo el mundo sus relaciones económicas, sociales y de producción y por qué el poder estatal en manos del proletariado dirigido por su vanguardia es BUENÍSIMO y por qué lo queremos, por qué debemos quererlo y ¡¡¡por qué nosotros debemos estar trabajando para conseguirlo y una creciente cantidad de otras personas deben estar haciendo lo mismo juntos con nosotros!!!

Cuando hablé en un programa en Denver como parte de las protestas contra la Convención Nacional Demócrata, planteé sin apologías que el Partido Comunista Revolucionario quiere el poder estatal, que se trata de algo muy bueno con el cual se puede lograr cosas magníficas. Hablé de poner fin a las guerras injustas, la explotación, la violación, el racismo y la opresión nacional y del hecho de que al asumir el poder estatal revolucionario, de inmediato se podría lograr muchísimo. El público aplaudió de pie, varios oradores que me siguieron hablaron favorablemente de esta revolución al mismo tiempo que mencionaron sus divergencias, y mucha gente compró la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y el periódico Revolución. Al día siguiente, se me acercó un mormón anarco-marxista egresado de la universidad Brigham Young que había viajado con un amigo a las protestas, y era evidente que el discurso le había movido el tapete. Lo curioso fue que en realidad el joven tenía un poco de timidez al decirme que nunca había creído que el poder estatal fuera algo bueno, pero ahora lo estaba recapacitando. Una pareja de la época de los años 60 compró ejemplares de todos los materiales que teníamos de Bob Avakian y del PCR, asistió a todas las discusiones organizadas esa semana sobre estos temas y ha quedado en contacto desde entonces. Asimismo, la semana pasada, un estudiante de South Fork, Colorado, a quien el discurso sigue teniendo un impacto, me envió una litografía escalofriante en blanco y negro, con la imagen del detenido encapuchado parado sobre una caja con los brazos extendidos y atados con alambre eléctrico (en la caja se decía “Hecho en USA”), y un trasfondo de calaveras; él la creó para una exposición de arte antibélico estudiantil.

Nadie está diciendo nada comparable a lo que decimos nosotros, y es de enorme importancia para las masas hoy, y para las posibilidades del futuro, que lo hagamos con mucha osadía y de manera muy consecuente. Lo que Hacer la revolución y emancipar a la humanidad dice es muy cierto: tenemos que dar vida a lo bueno que sería tener el poder estatal en nuestras manos10. Tenemos que hablar de esto con un lenguaje sencillo y descripciones vivas, y poner al descubierto que es el poder estatal existente, y no la naturaleza humana ni ningún otro factor, lo que impide que se realicen estas grandes cosas y que, con ese poder estatal, podemos hacer muchas cosas liberadoras de inmediato, ¡hechos reales! Y de ahí pasar a luchar para arrancar de raíz todos los vestigios de las “4 todas”11.

Menciono este punto aquí porque quiero recalcar el gran atractivo que tiene cuando propagamos la revolución sin apologías y muy audazmente. Creo que sería una gran omisión de nuestra parte no reconocer el significado que tuvo esto ahí, y lo que indica en términos generales.

Por último, como parte de la gira reciente de promover el libro de Bob Avakian ¡FUERA CON TODOS LOS DIOSES! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, conocí a un profesor que había ido a unas de las conferencias. Primero criticó a Revolución porque casi todas las semanas publica escritos de Bob Avakian. Le gusta la obra de Bob Avakian, ha leído ¡FUERA CON TODOS LOS DIOSES! y ha apoyado al partido en varias maneras. Sin embargo, pensaba que le damos demasiado énfasis al individuo. Debatimos esto un poco, pero cabe mencionar que no logramos avanzar mucho hasta después cuando nuestra conversación tratara su sugerencia de que fuéramos menos ideológicos para poder unirnos con más fuerzas, partiendo de la visión que estas tienen y de la lucha en que están metidas, para forjar el más grande movimiento que sea posible. Le respondí muy claramente que la clave no es el tamaño del movimiento que hemos construido en un momento determinado, sino con qué objetivo estamos construyendo el movimiento, pues a la mayoría de la humanidad le hacen falta el poder estatal revolucionario y el comunismo, y necesitamos un movimiento que se basa en el trabajo y orientación de hacer nacer esas cosas.

De pronto me dijo: “Ah sí, estás hablando del poder estatal... bueno, hay muchos problemas con eso”. De ahí la conversación tomó un nuevo giro y dije que el verdadero horror es que no tenemos el poder estatal, pues lo tienen los imperialistas, quienes lo usan para hacer y defender cosas horribles. Así que, sí, hay problemas respecto al poder estatal y cuando lo tengamos nosotros, pero en lo principal ¡¡¡es ALGO MUY BUENO!!! Pues en vista de los verdaderos horrores y la pesadilla de que los imperialistas tienen el poder estatal y la necesidad de que nosotros lo consigamos, ADEMÁS de los retos que tener el poder estatal conlleva y la necesidad de sacar las lecciones correctas del pasado y hacer las cosas de una manera aún mejor, ¡es por todo eso que cada semana Revolución saca los escritos de Bob Avakian!

Así, en ese contexto de dejar en claro que estábamos hablando en serio de la REVOLUCIÓN, se le dio una nueva orientación al debate sobre Bob Avakian y su dirección —y el contenido de su nueva síntesis, en términos de método y concepción política, por ejemplo el papel de los artistas y el disentimiento y la religión y la lucha política, y el núcleo sólido y la elasticidad en sus muchas dimensiones, así como la concepción estratégica de acelerar mientras se aguarda y el qué hacerismo enriquecido (que incluye lo de poner esas cuestiones hoy ante las masas cada semana en el periódico y de otras formas)12— y fue posible luchar sobre la importancia de Bob Avakian desde una perspectiva revolucionaria. De hecho, muchos todavía no han pensado en serio acerca de lo que implica la revolución y, una vez que la piensan en serio, sobresale mucho más la necesidad de dirección. Es importante volver al objetivo de todo esto en primer lugar. Cuanto más nos basamos firmemente en la necesidad de la revolución y partimos de ahí, menos dificultades tendremos en el trabajo de promover a Bob Avakian y verdaderamente vamos a querer hacerlo. Y cuanto más promovemos a Bob Avakian tal como es y qué representa y para qué es tan indispensable (una revolución con la meta de emancipar a toda la humanidad), tanto más haremos entrar el debate los grandes problemas de esta revolución y bregaremos con ellos, y atraeremos a más gente a ella.

1. Revolución #143, 21 de septiembre de 2008, en línea en http://revcom.us/Manifesto/Manifesto-es.html.[volver]

2. Véase Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, página 11 del folleto Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, más adelante del subtítulo “Libertad... y necesidad”: “Pero fundamentalmente (y, se podría decir, debajo de todo esto) la libertad sí radica en el reconocimiento y la transformación de la necesidad. Lo importante es que ese reconocimiento y la capacidad de llevar a cabo esa transformación se dé a través de diferentes “canales”, y no está ligada de una manera positivista, reduccionista o lineal a la manera en que se presentan, en un momento dado, las principales contradicciones sociales. Si así fuera —o si así lo abordáramos—, liquidaríamos el papel del arte y de buena parte de la superestructura en general. ¿Por qué libramos batallas en la esfera de la moral? Porque en la superestructura hay iniciativa y autonomía relativas. Y cuanto más se le dé expresión correcta a eso, tanto mejor será la situación, en cuanto a la clase de sociedad que tengamos en un momento dado así como en términos de nuestra capacidad de reconocer la necesidad y llevar a cabo la lucha por transformar la necesidad”. Hacer la revolución y emancipar a la humanidad está en línea en http://revcom.us/avakian/makingrevolution/makingrevolution-pt1-es.html y http://revcom.us/avakian/makingrevolution2/makingrevolution-pt2-es.html[volver]

3. Communism and Jeffersonian Democracy (Chicago: RCP Publications, 2008) está en línea (en inglés) en http://www.revcom.us/Comm_JeffDem/Jeffersonian_Democracy.html.[volver]

4. Bob Avakian, Para una cosecha de dragones: Sobre la “crisis del marxismo”  y la fuerza del marxismo — ahora más que nunca, Bogotá:Asir Editores, 1983, páginas 145-146.[volver]

5. “Plantear nuestra línea de una manera osada, conmovedora y contundente”, Obrero Revolucionario #1177, 1º de diciembre 2002, en http://revcom.us/a/v24/1171-1180/1177/ba_s.htm[volver]

6. Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, página 48.[volver]

7. Véase Forjar otro camino, Chicago: RCP Publications, 2007, en http://revcom.us/avakian/anotherway/otrocamino.zip[volver]

8. “Put a Little Science in Your Life”, New York Times, 1º de junio de 2008. http://www.nytimes.com/2008/06/01/opinion/01greene.html[volver]

9. Véase la parte titulada ¿“‘Yo quiero recibir más’ o queremos otro mundo?” de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, p. 1, Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos.[volver]

10. Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, pp. 46-48, Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos.[volver]

11. Las “4 todas” señalan el avance al comunismo: la abolición de todas las diferencias de clase; de todas las relaciones de producción en que estas descansan; de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción; y la revolucionarización de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales. Véase Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, p. 13, Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos.[volver]

12.En Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Bob Avakian explica: “Cuando hablamos del ‘enriquecimiento’ del ‘qué hacerismo’, nos referimos a lo que se ha aprendido desde la época de Lenin —en particular en cuanto a la relación dialéctica entre la conciencia y la transformación de la realidad material, o entre los factores subjetivo y objetivo— y un énfasis aún mayor no solo en permitir que una mayor cantidad de masas interactúen con lo que está pasando en todas las esferas de la sociedad y qué tiene que ver eso con la naturaleza fundamental de la sociedad y el problema fundamental de transformar la sociedad y el mundo, y también un énfasis en derribar al máximo grado posible en todo momento las barreras que impiden que participen en la esfera del ‘trabajo con las ideas’ y la lucha y la contienda en el campo de las ideas (en las esferas del arte y la cultura, la ciencia y la filosofía, y demás), así como poner ante las masas los problemas de la revolución — incorporándolas en el mayor grado posible y con la más plena participación posible en todo momento al debate sobre los problemas cruciales relacionados a la necesidad de la revolución comunista y a los medios para hacerla” (pp. 41-42, Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos).[volver]

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