Revolución #162, 19 de abril de 2009


En la era de Obama:

El colapso de “El Movimiento”; la resistencia y el movimiento revolucionario que necesitamos

Andy Zee

Parte I. Introducción

El gravísimo, vergonzoso y peligroso estado de la situación actual impregna los movimientos de oposición en los Estados Unidos. Su visión y política han colapsado en pasivo consentimiento y aun en una franca complicidad criminal con las políticas y acciones de la clase dominante y al hacerlo, promueven la ilusión letal de que la elección de Barack Obama está trayendo cambios progresistas.

Estos son disparates, se puede conocer y se debe cambiar la situación.

Algo de la realidad básica de los primeros 80 días de Obama:

Y eso no es todo y no se ha hecho todo eso sin un impacto en la vida. Hay más de un millón de muertos en Irak, 4 millones de refugiados, civiles masacrados todos los días en Afganistán y Pakistán. Y en los Estados Unidos las protestas de masas y la resistencia popular y los planteamientos de la población de condena están a un nivel terriblemente bajo. Un movimiento anti-guerra no solo se ha desmovilizado sino se entregó a la empresa de guerra criminal de hacer que Obama esté a la altura de sus propias promesas, sobre las cuales Obama siempre ha tenido mucha claridad: nada menos que rescatar a los Estados Unidos de sus crisis multifacéticas.

En un acto que concentra la traición de este colapso, United for Peace & Justice (UFPJ, “Unidos por la paz y la justicia”), la más grande coalición anti-guerra, en su reunión nacional en diciembre del 2008 votó para oponerse a la organización de protestas con motivo del sexto aniversario de la guerra en Irak el 19 y 21 de marzo de 2009. En oposición a organizar una determinada lucha para poner fin a las guerras y ocupaciones de Irak y Afganistán y en lugar de llamar al pueblo para tomar partido con el pueblo del mundo en las calles, decidieron: “movilizar a una nueva base de gente que se han inspirado por Obama” en una campaña de 4 meses en conmemoración de Martin Luther King titulada: “Más allá de la guerra, una nueva economía es posible: ¡Sí se puede!”

Los resultados prácticos: primero, las protestas que otros celebraron para coincidir con el aniversario de la guerra de Irak el 19 y 21 de marzo no fueron tan grandes como se requerían, lo que importó. Entonces el sábado 4 de abril, UFPJ encabezó una opaca caminata rutinaria por el desértico distrito financiero de la Ciudad de Nueva York con un par de miles de gentes lo que revela su capacidad de chuparle la energía a la vida y espíritu de un movimiento, lo que es atroz, pero no es el quid del asunto.

¡“No podemos” hacer que el imperialismo funcione!

Su lema, “Más allá de la guerra, una nueva economía es posible: ¡Así se puede!”, viene acompañado de análisis falsos, absurda decepción letal y un peligroso camino de complicidad, llevando a la gente a atar sus esperanzas y su lucha al comandante en jefe de Estados Unidos, Barack Obama. Es difícil de comprender qué parte, la mentira o el chovinismo, del lema sea más putrefacto. Ni hablar de valorar la vida del pueblo de otros países tanto como el pueblo nacido aquí, olvídese que los crímenes de guerra se cometen en su nombre; no, enfocar el movimiento en los propios intereses de los estadounidenses. Lejos de llevar a un mundo “más allá de la guerra” y lo que se supone que haga una “nueva economía” para componer la crisis capitalista, este lema con la repetición del “Así se puede” del mantra de Obama, lleva directamente a alistar a la gente al servicio de todo lo que Obama, como comandante en jefe y ejecutivo en jefe del imperialismo de los Estados Unidos, esté haciendo de hecho en el mundo. De hecho, el reclutamiento militar está de nuevo en ascenso, incluso entre la juventud negra.

Por toda la plática y denuncias al “imperio” en el movimiento, hay una extendida creencia y promoción de un análisis erróneo de que el imperialismo es realmente una política y no un sistema económico mundial. La dominación sanguinaria del mundo entero es una parte integral de lo que es Estados Unidos y no es algo secundario. No existe una “promesa” de Estados Unidos para el resto del mundo que sea diferente a los golpes de estado, invasiones, guerras de sustitutos y ocupaciones. Y Obama, pese a su retórica y del pensamiento bienintencionado de la llamada “izquierda”, precisamente está continuando estas tácticas. En efecto, el New York Times observó que “pese a todas las palabras cambiantes, Obama hasta ahora ha dejado intacto el grueso de la arquitectura de seguridad nacional del señor Bush”; y considerando las guerras en Irak y Afganistán, este diario anotó que Gordon Johndroe, asesor de seguridad nacional de Bush, “detectó grandes coincidencias en la política de los dos presidentes”1 .

Esto no es arbitrario. El “imperio” no empezó con Bush. La doctrina de Bush fue una concentración extrema de las necesidades y del funcionamiento del imperialismo de Estados Unidos, pero no era una aberración. Obama no simplemente está traicionando o renegando en sus promesas de campaña. De hecho, lo que está haciendo es lo que dijo que le diría a aquellos que no proyectaran sus deseos hacia los de él, pero aun si quisiera hacer otra cosa, no lo podría hacer. El imperialismo yanqui es un sistema. Los Estados Unidos es un imperio capitalista imperialista. Raymond Lotta escribió: “este opera según los imperativos de la expansión económica, las presiones de la competencia y el afán de potencias mundiales rivales de obtener una posición estratégica superior sobre regiones, mercados y recursos. Es un imperio que depende del poderío militar”.

Cuando Obama volvió a tomar en su discurso inaugural “los ideales fundadores de Estados Unidos que aún brillan en el mundo” para amenazar, como lo hace en las palabras engañosas que suenan a sacarina, que Estados Unidos debe jugar su rol en ser el preludio de una nueva era de paz”2 , la historia criminal de los Estados Unidos salta a la mente incluyendo las huellas de los “tratados de paz” rotos con los indígenas norteamericanos. Una amarga ironía, de hecho un tema crucial de la elección de Obama y en realidad su “mayor atractivo” para la clase dominante, era invocar la elección de un hombre negro a presidente como evidencia de la perfectibilidad de Estados Unidos, muy a pesar de su historia. Y era en esto que la gente debía encontrar esperanza, aun cuando o sobre todo aunque su incuestionable creencia en el capitalismo y la bondad de Estados Unidos empezaba a sacudirse por la profundización de la crisis económica y las espinosas guerras del Medio Oriente.

Tomando ventaja de
la ignorancia y reforzándola

Ciertamente hay muchos jóvenes que han crecido en la ignorancia inculcada de Estados Unidos, para quienes su verdadera historia de genocidio y guerras sangrientas de conquista no es conocida. Pero esta es una historia que sin duda conocen los líderes de UFPJ y la bandada de periodistas progresistas que han sido muy serviles en la promoción de Obama. Desde el genocidio de los indígenas norteamericanos a la indescriptible brutalidad de una esclavitud asesina, al robo de gran parte de México y las guerras, invasiones, golpes de estado declarados o encubiertos que cubren mas de 110 años y que abarcan cada continente, desde las Filipinas, a Puerto Rico, al Congo, al bombazo nuclear de la población civil de Hiroshima y Nagasaki, a Vietnam, la República Dominicana y a la mayoría de los países del Medio Oriente y el sur de Asía de un momento u otro, saquean los recursos y el pueblo en la cacería por incrementar ganancias. Cuando se repiten y se generalizan tanto las atrocidades, y que estas ni tienen rival a escala mundial, ¿no existe algo en la raíz, en los cimientos, que impulsa adelante esa locura?

Este no es solo el pasado de Estados Unidos, esta es la realidad que viven hoy civiles de la región SWAT de Pakistán donde los aviones no tripulados norteamericanos crean una carnicería humana con sus misiles, las 750 mil viudas en Irak, el re-imposición de la ley islámica (sharia) en la Afganistán ocupada por Estados Unidos, por mucho que esto sea escondido, los cientos de millones de personas alrededor del mundo a que hace poco la intensificación de la crisis del capitalismo estadounidense ha orillado a la hambruna. Esta es también la realidad vivida aquí en los Estados Unidos por los inmigrantes cazados como criminales en la frontera de México y Estados Unidos (donde el gobierno de Obama ha propuesto tanto tomar nuevas medidas como continuar los planes del gobierno de Bush incluyendo patrullas fronterizas, equipo de tecnología de punta y brigadas caninas), por la juventud latina y negra continuamente baleada por la policía y encarcelada en números sin precedentes en la historia mundial, por las decenas de millones sin cuidado medico, vivienda o trabajo.

Estas no son anomalías, no son “cosas malas que le pasan a un país bueno”. No, lo que Estados Unidos hace alrededor del mundo no son errores o excesos de una mala política que contradice la promesa de los ideales norteamericanos. Esta es la realidad norteamericana. Estos no son fundamentales efectos de la corrupción de los adinerados o de la hipocresía de los políticos. Este es el funcionamiento normal del capitalismo-imperialismo mientras que este pretende y solamente puede pretender explotar vilmente al pueblo a una escala global cada vez más extensa y en expansión. El gobierno, el presidente, el ejército existen para reforzar todo eso. No es posible hacer que hagan otra cosa.

Es así como luce la Democracia. Un movimiento en Colapso total luce así: trafica con ilusiones y canaliza a un movimiento a apoyar el horror de todos los días que significa todo esto para la humanidad.

El mito venenoso de la
“perfectibilidad” de Estados Unidos

Desafortunadamente, el colapso de la oposición no ha estado restringido al UFPJ y coaliciones del movimiento y organizaciones. Periodistas, intelectuales y artistas progresistas incluyendo muchísimos que tuvieron un papel en desenmascarar y denunciar los crímenes de Bush y Cheney están hoy a la deriva en una ola de euforia por Obama. En vez de hablar como voces de conciencia y principio, confrontando la realidad de la continuación de la dirección básica de la guerra contra el terror, desenmascarando su nueva imagen y llamando a que la gente actúe, en cambio permanecen cautivados por la demagogia de Obama, precisamente porque nunca han abandonado el mito de la perfectibilidad de los EE.UU.

Hay una coherencia que recorre y guía todo lo que ha pasado por un movimiento “progresista” y más aún “radical”en los EE.UU. Es una tesis que se resume en:

La elección de Obama representa un movimiento progresista real y abre la oportunidad de presionar por más. Obama tiene su rol, y nosotros tenemos el nuestro. La gente necesita presionar y/o trabajar con Obama desde abajo para que él pueda traer cambio.

Y así va el argumento, ahora es el tiempo de construir este movimiento de presión de la gente porque —proveniente de varios espectros de análisis y creencias en Obama y de lo que puedan o no puedan ser sus perspectivas e intenciones personales— ahora hay un alineamiento favorable en Washington (es decir, los demócratas controlan el congreso) y esto se junta con un surgimiento de energía política y optimismo entre las personas negras y los jóvenes. Están aquellos que favorecen lo de entrar en acción, de colaborar con Obama o dentro de su administración y están aquellos que argumentan que el movimiento debería organizarse para ser un bloque de presión sobre una administración amable. Y supuestamente todo esto hará posible que el presidente Obama traiga un cambio progresivo, incluso una nueva era de Estados Unidos progresista — si nosotros ponemos de nuestra parte.

Al servicio de esta premisa, invocan incesantemente el fantasma de los años 1930 y de Franklin Delano Roosevelt para hacer aparecer un movimiento de masas. Para esos enamorados de la posibilidad de trabajar con Obama o dentro de su gobierno, argumentan que esto es necesario para que él pueda tener el apoyo para hacer las cosas progresistas que él quiere hacer. Así que está el fenómeno de grupos como el grupo de organización de masas del internet Move-On.org al cual mucha gente se le juntó para oponerse al régimen de Bush, enfocándose en lograr que los demócratas conservadores en el congreso votaran con Obama.

Otros no tan enamorados de trabajar con el gobierno, pero encantados por las masas que han sido traídos a la vida política por la clase dominante a través de la campaña de Obama, a pesar de que comparten la misma suposición mortal que aquellos que quieren trabajar con el gobierno, argumentan que a través de la presión de las masas se puede hacer que el gobierno traiga progreso. Un lema típico para esta perspectiva es la ilusión necia de “poner los pies de él sobre el fuego”.

Al carajo el Nuevo Trato

Retomando los años 1930, todos ellos miran con cariño al Nuevo Trato. ¿Qué chingados fue tan bueno de un “trato” para rescatar al capitalismo? Los frutos reales del Nuevo Trato fueron lo que Henry Luce, editor de la revista Time llamó en 1950, “El siglo norteamericano”, lo que significó nada menos que una guerra contrainsurgente y golpe de estado después de otra mientras los EE.UU. buscaba imponer brutalmente su dominación neo-colonial sobre la vida de la gente esparcida a lo largo del planeta.

Los años 1930 fueron un período de profunda crisis del sistema, de amenazas de guerra y colapso económico, un tiempo cuando muchos en los EE.UU. y a través del mundo miraban a la entonces Unión Soviética socialista como una alternativa revolucionaria. En una historia compleja, la cual discutiremos más en un artículo futuro de esta serie, un movimiento de masas abandonó la posibilidad de forjar un futuro revolucionario diferente, a cambio de comprar paz social mediante la obtención de algunas reformas en la forma de un nuevo contrato social, para un sector de la gente.

Aunado al coro de voces progresistas que claman por alguna variante de un Nuevo Trato está el punto de vista de que eso, después de todo, es lo único que sea realista. Tom Hayden: “Tengo la sensación de que estamos moviéndonos muy rápidamente hacia un infierno económico como para que una ideología socialista nos alcance”, antes de que proceda a propugnar una lucha de masas para demandar más regulación financiera.

Esclavos en la casa del amo

En nombre de la madurez política, los “izquierdistas” del movimiento de hoy trafican con la inmadurez de la mayoría de la gente que cree que el estado imperialista puede ser un vehículo para los intereses de los que están oprimidos por este estado. En la medida que los EE.UU. siquiera les ha dado reformas, incluyendo el Nuevo Trato, estas han sido dadas 1) basadas en la dominación de otros países y la extracción de superganancias de esos países; 2) usadas para dividir a la gente en grupos de interés en contienda dentro de un marco capitalista, quienes así en general pelean entre sí por las migajas; y 3) aprovechadas con el propósito de enganchar más profundamente a las personas a una sensación de que participan de lleno en este sistema, creando lo que Malcolm X ridiculizó tan acertadamente en 1963 como la mentalidad del esclavo de la casa del amo quien “pelearía más duramente que el amo para apagar el incendio”3 .

Esto ha sido claramente revelado mientras que Obama escala la guerra en Afganistán, y para mantener alguna credibilidad, si no principios, algunos han hecho algunas críticas, las cuales han sido expresadas en el marco de intentar disuadir a Obama argumentando que sus políticas podrían ser desastrosas para los intereses de los EE.UU. y socavar su presidencia. En un articulo reciente, “Wrong on Afghanistan”, Bill Fletcher, el director del Black Commentator y uno de los fundadores de UFPJ, le aconseja a Obama que esta es una política que podría a) crear problemas más grandes en la región; b) quitarles “fondos que se necesita con mucha urgencia a los proyectos en el frente interno en los EE.UU.” y “no dejar seguridad de una victoria”. ¿“Victoria”? ¿Para quién? Maldita sea, ahora tenemos a un movimiento que le aconseja al comandante en jefe acerca de la manera de obtener una victoria para el imperialismo. Malcolm X decía que se podía distinguir a un esclavo de la casa del amo porque “cuando el amo dice ‘nosotros’, el esclavo dice ‘nosotros’”4 .

Aquellos que están al centro de este colapso se opusieron a los esfuerzos concretos de sacar al régimen de Bush y de repudiar todo su programa a través de la acción política independiente de masas y al contrario trabajaron para convertir los movimientos de oposición en grupos de presión, y conducirlos a los brazos del Partido Demócrata, durante los primeros años de esta década. Lo que es doloroso ahora es que algunos que tenían mejor criterio y hacían cosas mejores de entre los periodistas, intelectuales y activistas radicales y progresistas ahora se encuentran a sí mismos cantando la misma canción esencial que estos oportunistas recalcitrantes. La verdad es que no habrá ningún movimiento anti-bélico que valga ese nombre ni ningún movimiento contra cualquier cosa que sea de consecuencia5 , si no se está luchando en lo fundamental en oposición y fuera del marco del sistema que está a la raíz de las guerras y otras formas de opresión y que las lleva a cabo, contra las que la gente quiere y necesita pelear.

Nadie debería aceptar el mundo como es. Mucho menos aquí en los EE.UU., la principal fuente y perpetrador de guerras, explotación y opresión.

La complicidad en esta situación actual es intolerable. No hay otra forma de llevar una vida que no esté manchada con lo que el imperialismo norteamericano es y hace. Se debe oponerle resistencia. Con esta introducción de una serie de artículos hemos empezado el proceso de barrer la podredumbre que ha causado el colapso de los movimientos de resistencia. Nosotros podemos y debemos volver a forjar un movimiento que actúe con valor y conciencia, un movimiento que se atreva a luchar.

Y aunque no es posible hacer que el estado norteamericano que hace cumplir el capitalismo-imperialismo sirva a los intereses de la gente, un futuro mucho mejor podría lograrse haciendo la revolución para erradicar todas las relaciones por las cuales prosperan el imperialismo y todos los sistemas — y una resistencia implacable  de masas es una parte clave de forjar una gente y movimiento revolucionarios. 

Notas

1. New York Times, 3 de abril de 2009, página A20. [regresa]

2. Presidente Barack Obama, discurso de toma de posesión. [regresa]

3. Malcolm X, “Message to the Grassroots” (Mensaje a las bases), de “Malcolm X Speaks” (Habla Malcolm X), p. 10. [regresa]

4. obra citada. [regresa]

5. En esta serie de cuatro partes sobre el colapso del movimiento, nos enfocamos principalmente en la claudicación del movimiento anti-bélico, pero la misma dinámica fundamental del colapso permea los movimientos de la mujer y del pueblo negro. Una discusión del colapso del movimiento de la mujer se halla en Revolución #156, y de los movimientos de oposición a la opresión del pueblo negro en Revolución #144. [regresa]

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