Revolución #167, 7 de junio de 2009


EL LENGUAJE QUE MIENTE

El lenguaje que miente, 1ª parte

El lenguaje puede ser una herramienta que describe y descubre la realidad. Y también se puede usar para tergiversar y encubrir la realidad. Quizás la habilidad más importante del presidente actual del sistema imperialista en Estados Unidos, Barack Obama, es su maestría en este segundo manejo engañoso del lenguaje.

Examinemos una frase clave del discurso de Obama el 21 de mayo sobre la seguridad nacional: “detención prolongada”. A ver: pronúnciala — suena como una condición médica, ¿verdad que sí? Como decir, “Lo siento, chamacos, pero Teo no puede salir a jugar hoy, se le está fastidiando la detención prolongada”. O: “Posibles efectos secundarios incluyen el dolor de cabeza y la presión alta. En caso de detención prolongada, acuda inmediatamente a la sala de emergencia o a un profesional de asistencia médica”.

De hecho, Obama estaba reclamando la autoridad de encarcelar a las personas y negarles todo acceso a un tribunal por el tiempo que a él, o a otra persona en el poder, le diera la gana. Pero, si hubiera dicho: “Hoy reclamo la autoridad de encarcelar preventivamente al que yo considere que ‘represente un peligro a la seguridad nacional’ en algún momento futuro y de negarle acceso a un tribunal u otro proceso jurídico...”, bueno, puede que hubiera provocado otra respuesta1.

¿El gran comunicador? Chale — es solo otro prevaricador político.

El lenguage que miente, 2ª parte

Hay pocas instituciones que hagan tanto alarde de describir la realidad con supuesta objetividad como el New York Times. He aquí un buen ejemplo de lo que consideran objetividad, de su “análisis noticioso” de primera plana del discurso de Obama el 21 de mayo:

“En el debate reduccionista en Washington, o se debe hacer cualquier sacrificio para ganar una guerra despiadada contra los radicales, o el terrorismo no justifica desviarse de ninguna manera de los valores estadounidenses preciados”. De ahí el Times elogia el supuesto “camino de en medio” que Obama está tomando. Pasemos por alto que la frase “valores estadounidenses preciados” deja diez miles razones que dudar, y prestemos atención al supuesto “debate reduccionista” que según el Times está dominando el discurso. Al leer eso, uno supondría que las dos personas que están acaparando las ondas noticiosas son Dick Cheney por un lado y por otro, un oponente aferrado e implacable de la prisión preventiva, los tribunales militares arbitrarios, la tortura y todas las otras medidas represivas que la llamada Guerra contra el Terror conlleva.

De hecho, esa misma mañana el debate estaba entre Cheney y Obama, al igual que en las semanas anteriories, y todos los medios de comunicación lo trataron como si estas dos posiciones fueran los ÚNICOS términos aceptables del debate: o sea, por un lado los que muy descarada y orgullosamente (como Cheney) encarcelan, torturan, reprimen y matan al que “represente un peligro”, a su parecer, y por otro los —tal como el ex funcionario del gobierno de Bush Jack Goldsmith describió a Obama con aprobación— que harían algunos cambios a ese programa pero que canalizarían esos cambios “al nivel de la apariencia, la argumentacion, el símbolo y la retórica”. En el mundo real, es rara la vez que permiten escuchar claro las voces de los que se oponen de verdad a esas medidas y casi nunca una voz verdaderamente radical, ni hablar de una revolucionaria.

La cobertura en el Times sí tiene un elemento positivo. Refleja que un sector de la gente que odiaba las medidas represivas de Bush y que apoyó a Obama por creer que éste iba a ponerles fin, ahora no solo se siente traicionada sino que está expresando esos sentimientos, por la internet y cada vez más ampliamente en la sociedad (vea el artículo en inglés sobre la rueda de prensa de West Hollywood). Aparentemente el Times cree que hay que mencionarlo, aunque de manera tergiversada que confunde. Está claro que urge desenmascarar más las mentiras y la manipulación por parte tanto de los representantes políticos del sistema como de sus estenógrafos en la prensa, y que urge cada vez más acción política.

1. La frase “representa un peligro a la seguridad nacional” sí la usó Obama para describir a los que quedarían sujetos a la “detención prolongada”, aunque no hubiera suficiente evidencia de cualquier crimen concreto como para enjuicarlos. Obama dijo durante el mismo discurso que la “Guerra contra el Terror”, que le sirve de pretexto para requerir tales poderes extraordinarios, “con toda probabilidad” durará por lo menos diez años más. [regresa]

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