Revolución #174, 30 de agosto de 2009


La condena de Walt Staton, voluntario de No Más Muertes

El 1º de agosto, Walt Staton, el voluntario de No Más Muertes, recibió una sentencia de un año de libertad condicional y 300 horas de servicio comunitario por el “delito” de dejar jarrones de plástico de agua en el desierto de Sonora en la frontera mexicano-norteamericano, justo al sur de Tucson, con el objeto de impedir que murieran de deshidratación los migrantes que cruzaban por el desierto hacia el norte.

El grupo No Más Muertes informa que cinco mil hombres, mujeres y niños murieron en el cruce de la frontera hacia Arizona entre 1998 y 2008. La política fronteriza del gobierno estadounidense obliga adrede a que la migración no autorizada pasara por zonas desérticas remotas. La cerca fronteriza bloquea las rutas por las zonas más pobladas de la línea, tal como la zona al sur de San Diego y otros pueblos fronterizos. Por eso, los migrantes que tratan de cruzar hacia Estados Unidos tienen que desplazarse a zonas más y más aisladas y peligrosas del desierto donde por lo común la temperatura de día alcanza 43ºC ó 110ºF y la única fuente de agua potable es lo que los propios migrantes cargan consigo mismos.

Staton fue condenado de “tirar basura”, pero durante el juicio y la audiencia para dictar sentencia, los fiscales federales dejaron en claro que el juicio fue un proceso altamente político. Su memorando sobre la sentencia dijo que las acciones de Staton “no se tratan de actividades humanitarias, sino de una protesta por la política migratoria de los Estados Unidos y ayudar a los que entren ilegalmente”. Dijeron que la frase “buena suerte” fue impresa en los jarrones con la finalidad de indicar que “el acusado y el grupo No Más Muertes desean ayudar a los extranjeros ilegales a intentar entrar al país”. El juez impidió que Staton se defendiera a sí mismo en el juicio, sosteniendo que el carácter humanitario de sus acciones pesa más que cualquier llamado “acto de tirar basura” de su parte.

Dan Millis, otro voluntario de No Más Muertes, intervino hace poco en el programa radial “Democracy Now” acerca del trabajo del grupo. Explicó que en febrero, mientras él y otras personas caminaban en una zona de senderos que usan los migrantes con el propósito de dejar agua, alimentos y material de primeros auxilios, encontraron el cuerpo de Josseline, una niña de 14 años de edad de El Salvador que viajaba al norte con su hermano de 10 años de edad para reencontrarse con su madre. Josseline se enfermó, probablemente después de beber agua sucia o quizá se le acabó el agua, se deshidrató y quedó rezagada. “Me dicen que animaba a su hermano menor a seguir adelante, porque era importante que él siguiera adelante para encontrarse con sus padres. Y él sí lo logró, tal como el resto del grupo, según sepamos. Pero en el caso de Josseline, no”.

Millis dijo que dos días después de encontrar el cuerpo de Josseline, volvió al desierto para continuar el trabajo de No Más Muertes y también fue arrestado por agentes del Servicio de Vida Silvestre y Peces del gobierno estadounidense quienes lo acusaron de tirar basura. Desde que le dictaron sentencia a Staton en junio, el gobierno ha acusado de tirar basura a otros 13 voluntarios de No Más Muertes.

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