Revolución en línea, 14 de septiembre de 2009


Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

Irán: Violación, tortura y ejecución de presas y presos como política del régimen

7 de septiembre de 2009. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Parece que no hay límite para los crímenes que la República Islámica de Irán (RII) comete en contra del pueblo, especialmente las y los jóvenes que protestaron en contra de años de represión y opresión.

Una de las últimas víctimas tenía 17 años y se llama Saeedeh Aghaee. Ahora está sepultada sin lápida en la Sección 302 del cementerio Behesht Zahra en Teherán. Su familia realizó una ceremonia conmemorativa para ella el 29 de agosto de 2009. Según los informes Saeedeh fue torturada, violada y luego quemada en ácido desde las rodillas hasta arriba para destruir cualquier evidencia de la violación y de otros tipos de tortura.

Saeedeh fue arrestada por milicianos no uniformados del Basiji una noche mientras coreaba consignas desde un techo. Su madre identificó su cuerpo 20 días después en una de las neveras donde se conservan cadáveres en el sur de Teherán. Pero las autoridades no quisieron entregar el cuerpo según una entrevista a un activista pro derechos humanos en Irán publicada en el sitio web en persa del Deutsche Welt. Exigieron una gran cantidad de dinero para devolver el cadáver de Saeedeh y su familia no pudo pagarlo. Después de unas semanas su familia descubrió que ella había sido sepultada a escondidas en Behesht Zahra. Según algunos informes las autoridades presionaron a su familia para que dijera que su muerte se debió a “insuficiencia renal”, pero Saeedeh no tenía ninguna historia de problemas de salud ni renales. Sus parientes y amigos se sorprendieron por este anuncio y dudaron de su validez. Por eso, se descubrieron los hechos y se supo cómo la mataron.

La muerte agonizante de Saeedeh puede indicar que muchos de los cadáveres desconocidos o no identificados sepultados a escondidas en la Sección 302 son mujeres jóvenes que fueron violadas por las fuerzas de seguridad y los Basiji. Éste no es el primer caso que ha sido denunciado. También violaron y mataron a Taraneh Musavi, una mujer de 18 años, mientras estaba detenida y bajo interrogación. Quemaron su cadáver y lo dejaron en una zona remota cerca de la autopista de Ghazvin (una ciudad al sur de Teherán). Taraneh fue arrestada durante una protesta el 28 de junio. La separaron de los otros detenidos y pusieron en libertad a una de sus amigas que detuvieron el mismo día. No había ninguna noticia acerca de su paradero por casi tres semanas. Luego su familia recibió una llamada de que ella había sido admitida en un hospital por lesiones vaginales pero cuando se comunicaron con el hospital, ya la habían trasladado a un lugar desconocido. Alrededor del 14 de julio el sitio web www.peykeiran.com informó que ella estaba desaparecida. El régimen lo negó hasta el 17 de julio cuando se descubrió el cadáver.

La noticia de la violación y muerte de Taraneh fue tan chocante que al inicio algunos la consideraban inverosímil. Por eso, para colmo las televisoras del régimen declararon que Taraneh todavía estaba viva. Los medios del régimen usaron entrevistas a parientes de una persona llamada Taraneh Musavi que vive en Canadá para fundamentar su cuento pero el nombre Taraneh y el apellido Musavi son muy comunes y puede haber muchas personas con el mismo nombre. Hasta algunos miembros del parlamento objetaron porque la declaración del régimen no fue creíble. Después de semanas de discutir acerca de esto, al final Morteza Alviry, un miembro del Comité para Defender los Derechos de los Detenidos y Lesionados después de la Elección, anunció que las autoridades habían matado a Taraneh Musavi. Criticó al Canal 2 del gobierno por haber emitido una historia inventada. No cabe duda que la familia de Taraneh haya estado bajo muchísima presión para que no hable y las autoridades han impedido que hagan entrevistas o hablen en público.

Parece muy probable que Saeedeh y Taraneh no fueran las únicas víctimas de tales crímenes tan viles. La denuncia de los cuerpos sepultados en secreto en la Sección 302 y la noticia de la existencia de una fosa común cerca al cementerio Behesht Zahra, seguida de la destitución de uno de los jefes del cementerio Behesht Zahra, generan más sospechas.

Además, en los últimos tres meses, han sido violados algunos muchachos en prisión. El 1º de julio, el periódico Guardian, mediante “un proyecto para rastrear a las personas muertas y detenidas durante los disturbios” en Irán, publicó el relato de Afshin, un tendero en Shiraz en el suroeste de Irán. Afshin le dijo al periódico británico que uno de sus amigos fue golpeado y violado repetidamente después de su detención. El amigo fue a ver a Afshin después de salir de la cárcel. “Sus omóplatos y brazos estaban lesionados. Tenía cicatrices en la cara. No tenía ningún hueso fracturado pero sí contusiones por todo el cuerpo… El médico dijo que solo cuatro de sus dientes quedaban intactos y los demás estaban rotos. Casi no podía entender lo que me decía… Luego el médico me dijo lo que había pasado. Mi amigo había sufrido una ruptura del recto y el médico temía que hubiera una hemorragia del colon y nos sugirió que lo lleváramos al hospital de inmediato”.

La víctima estaba tan deprimida que le dijo a Afshin que “no gastara dinero en él porque iba a suicidarse”. El Guardian escribió que no ha podido verificar el relato de forma independiente. Pero los numerosos informes desde Teherán y otras ciudades han denunciado la violación de jóvenes, mujeres y hombres, como método sistemático de tortura con el propósito de quebrar el espíritu de las y los jóvenes manifestantes iraníes que lucharon contra el régimen con tanto valor.

Una carta desde las entrañas del sistema islámico mismo que sacudió todo el poder dominante fue una de las maneras en que la gente se enteró de estos casos. Medí Karoubi, uno de los dos candidatos presidenciales de la oposición, escribió al ayatolá Alí Akbar Rafsanjani (una figura clave del régimen y un opositor de la facción del presidente Mahmoud Ahmadinejad) acerca del abuso de las y los presos. Como Rafsanjani no respondió, Karoubi hizo pública la carta:

“Algunos que han sido detenidos han dicho que algunas de las muchachas detenidas han sido violadas tan brutalmente que han sufrido lesiones y rupturas de la vagina. Además, los muchachos detenidos han sido violados brutalmente a tal extremo que las víctimas sufren depresión y problemas físicos y mentales serios, y se han guarecido en rincones oscuros de sus casas”.

Esta carta provocó un contraataque de varias autoridades importantes del régimen. El presidente del parlamento Alí Larijani negó que hubiera alguna violación en las prisiones y acusó a Karoubi de hacer acusaciones sin evidencia. Karoubi respondió acusando a Larijani de tomar una posición sin investigar el asunto. Dijo que sí tenía evidencia pero que esperaba una garantía de inmunidad para las víctimas antes de divulgarla. Al final una comisión parlamentaria especialmente designada no tenía opción salvo tratar el asunto. Nadie espera que la comisión del régimen, que consta de los líderes y comandantes principales responsables para esta violación y tortura, investigue en serio estos casos. Intentarán sembrar confusión acerca de los hechos mientras que las fuerzas de seguridad amenazan a aún más víctimas.

En algunos casos en que se conocen los hechos, las víctimas han sido amenazadas con la detención y tortura de sus hermanos o hermanas si hablaran de lo que les pasó.

Un ejemplo contundente es el de un muchacho que fue detenido y violado. Al final se suicidó arrojándose desde un puente peatonal porque su interrogador le había llamado a comparecer de nuevo. Se puso en YouTube el film de su cadáver en un charco de sangre mientras su padre grita y maldice a la República Islámica de Irán.

Si bien la violación de muchachos en tal escala puede ser un fenómeno nuevo desde el golpe de estado del presidente Mahmoud Ahmadinejad, la violación de las mujeres ha sido usada sistemáticamente para torturar a las mujeres desde los primeros días del régimen. El odio a las mujeres siempre ha sido parte de la identidad central de la República Islámica. De entre los miembros y los partidarios de las organizaciones revolucionarias y comunistas detenidos en esa época, antes de ejecutar a las mujeres el régimen ordenó la violación de las que creía eran vírgenes. Lo que da aún más asco es que declaró que esas mujeres jóvenes estaban casadas temporalmente con sus torturadores, un Pasdar (los llamados Guardianes de la Revolución) o un carcelero, para darle el sello de la legitimidad religiosa a esas violaciones. Al inicio esto se hacía bajo un pretexto religioso, supuestamente para que las mujeres jóvenes ejecutadas no pudieran entrar en el “paraíso” después de la muerte. Pero después del asesinato de gran parte de las y los presos políticos en los años 80, la República Islámica extendió el uso de la violación como método de tortura para quebrar la voluntad de otros presos también, sea para obtener una confesión o solo para quebrar el ánimo de las y los presos como un todo.

Los líderes de la oposición Karoubi y Mir-Hussein Musavi tratan de dar la impresión que la violación de las y los presos es algo nuevo. Aunque hoy la violación ocurre a una escala aún más chocante, la violación sistemática de presas era política oficial primero cuando Musavi era primer ministro en los años 1980 y continuó cuando Karoubi fue el jefe del parlamento en los años 90. Y no se podría haber iniciado ni continuado sin la aprobación directa o indirecta del fundador del régimen, el ayatolá Jomeini. Fue usada de manera tan generalizada que el ayatolá Alí Montazeri, que en esa época era el sucesor designado del Líder Supremo, le escribió una carta el 9 de octubre de 1986 en que preguntó, quizás retóricamente: “¿Sabe usted que una gran cantidad de presos han muerto bajo la tortura? ¿Sabe usted que en Mashhad a unas 25 muchachas ha sido necesario extirparles los ovarios o úteros por lo que les pasó en prisión? ¿Está enterado de que en algunas prisiones de la República Islámica las muchachas han sido violadas a la fuerza durante las interrogaciones?”

La práctica de este crimen continuó durante las siguientes décadas. Uno de los casos más notorios fue el de Zahra Kazemi, la periodista iraní-canadiense que murió en detención en julio de 2003. Los abogados que siguieron este caso creen que el juez Saeed Mortazavi ordenó y dirigió su tortura y muerte. Otro caso es el de Zahra Baniyaghoub, una médica detenida por las fuerzas de seguridad en Hamedan. Después de que la violaron y mataron, las autoridades anunciaron que ella se había suicidado. Luego está el caso de Atefeh Rajaba, una muchacha de 16 años violada por los jueces en el pueblo norteño de Neka. A pesar de la edad de la muchacha, el juez Hadji Rezai personalmente la ahorcó de manera apresurada por “adulterio” para encubrir el crimen. Rezai y varios agentes de las fuerzas de seguridad fueron detenidos en conexión con ese caso, pero en gran parte fueron liberados poco después.

Aunque violar y matar a las y los presos ha sido una práctica sistemática desde el inicio, lo que es nuevo hoy es que estos esfuerzos de sembrar terror en la población y quebrarle el espíritu se han convertido en su opuesto. Estos crímenes han indignado a las masas y los encubrimientos las han provocado aún más. Ahora las autoridades han prometido investigar y desesperadas formaron varias clases de comités y comisiones, pero lo hicieron muy tarde como para calmar la ira de la gente sufrida.

El hecho es que muchas de estas mujeres que fueron violadas también fueron ejecutadas y muchas de las otras que lograron salir de la prisión estaban tan quebradas o tenían tanto temor a la humillación que se permanecieron calladas. Muchas no vieron ninguna salida. A menudo ni lo comentaron con sus familias y llevaron esta tortura adentro por años. En algunos casos pasaron años antes de mencionarlo a sus esposos o a parientes. En las últimas semanas más ex presas políticas se han encontrado el valor de hablar acerca de lo que les pasó.

Dos mujeres presas a principios de los años 1980, Azar Al-e-Kan’an de Sanandaj en el Kurdistán y Katayoun Azarly de Mashhad han concedido entrevistas al cineasta iraní Reza Allamezadeh. (Las entrevistas con subtítulos en inglés se hallan en www.reza.malakut.org o en YouTube bajo “rape in prisons of Iran”.) A pesar de casi tres décadas de silencio, han decidido que tienen que desenmascarar los crímenes del régimen islámico y abrir un nuevo frente de lucha en su contra, ir en contra de la vieja tradición reaccionaria que dicta que las víctimas no deben decir nada acerca de su “deshonra” mientras los criminales se salen con la suya.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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