Revolución #207, 18 de julio de 2010


¿Por qué decimos TODOS SOMOS ILEGALES?

Están tachando de ilegales y negándoles derechos básicos a millones de personas que no han hecho nada para perjudicar a la humanidad. Las personas están muriendo a causa de las balas de los agentes de la Patrulla Fronteriza o de la deshidratación al tratar de atravesar el desierto. La Migra acorrala a personas en redadas sorpresa en el hogar o el trabajo, o la policía les para el coche y las separan de sus hijos por no tener los papeles en regla. Eso ya es la situación en Arizona donde la ley SB 1070 está a punto de entrar en vigor el 29 de julio, elevando este terror a un nuevo nivel y estableciendo una nueva norma legal y social, y no sólo en Arizona. Tras la aprobación de SB 1070, hemos visto una ola de nuevos proyectos de ley para negar vivienda y servicios públicos a los que no tienen papeles y para negarles ciudadanía a sus hijos nacidos en este país, y de llamados de enviar más tropas federales en la frontera. Y están engañando a mucha gente para que apoye esas leyes y la mentalidad que las acompaña. Ante todo eso, ¿qué debería hacer la gente que detesta todo esto?

Primero, simplemente porque han aprobado una ley no quiere decir que hay que respetarla. Una vez la esclavitud fue la ley del país: ¿por eso era justa? Los esclavos que huyeron y cualquiera que los ayudara estaban violando la ley. ¿Quiénes tenían la razón: los esclavos que resistieron y aquellos que los ayudaron, o los esclavistas y la Corte Suprema que defendieron esas leyes injustas?

Durante generaciones, los negros que vivían en el sur de Estados Unidos sufrieron una brutalidad despiadada bajo las leyes de Jim Crow, unas leyes que instituyeron nuevas formas de segregación, discriminación y represión de un pueblo entero. Bajo esas leyes era ilegal para la gente negra compartir servicios públicos y privados con la gente blanca, incluyendo el transporte público, escuelas, restaurantes y trabajos, y reinaba un imperio de terror con linchamientos oficiales y "extraoficiales" y una cultura general de supremacía blanca. ¿Qué habría pasado si decenas de miles de personas blancas se hubieran negado a obedecer esas leyes y a identificarse como blancos y hubieran desacatado la separación forzada basada en la raza? ¿Y si se hubieran negado a ser parte de todo eso y el derecho de aterrorizar a los negros, sino al contrario que se hubieran unido al pueblo negro en contra de esas leyes?

En los años 1930, la Alemania nazi aprobó leyes que privaron a los judíos de derechos, los obligaron a registrarse y a ponerse una Estrella de David amarilla. ¿Y si los alemanes que no eran judíos se hubieran puesto la estrella amarilla en protesta? ¿Y si las personas no judías se hubieran opuesto a esas leyes y se hubieran negado a permitir que se persiguiera y vilipendiara a un pueblo entero? ¿Cuán diferente habría sido la historia si la gente no hubiera aceptado esas leyes injustas y no se hubiera acomodado con ellas?

"Todos somos ilegales" quiere decir que nos negamos a cooperar con la lógica y los términos que permiten que un gran sector del pueblo sea objeto de segregación, cacerías y una vida en un estado de terror constante, a ser el blanco de malos tratos y abusos por las autoridades y los reaccionarios a los cuales este ambiente les ha dado carta blanca. "Todos somos ilegales" quiere decir que tenemos el valor para ponernos en pie, hombro con hombro con aquellos a que este vil sistema llama "ilegales", en contra de la horrible injusticia concentrada en leyes como SB 1070. Quiere decir que rechazamos con firmeza la histeria social y política fomentada contra los inmigrantes y contra cualquiera que quizás tenga la apariencia o hable como un inmigrante.

Mucha gente entiende correctamente que SB 1070 quiere decir aplicar el perfil racial en escala generalizada y siente que no se detendrá en la frontera de Arizona. Imagínese si las personas de todo el país y de Arizona, o sea, los negros, blancos, asiáticos, latinos y indígenas, se pusieran camisetas, brazaletes y calcomanías y pegaran carteles en todas partes que declararon sin disculpas que "todos somos ilegales". Imagínese si la gente empezara a organizarse para vencer esta ofensiva entera. Eso convertiría de forma radical el actual ambiente de temor y resignación en uno de desafío y resistencia.

¡Todos somos ilegales! ¡No tenemos que mostrar esos malditos papeles!

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