Revolución #218, 28 de noviembre de 2010


Entrevista de Michael Slate a Michele Collender

La despiadada ejecución policial de Julian Collender

Julian Collender, 25, creció en Yorba Linda del condado de Orange en el sur de California. Era patinador, amaba la música, administraba conjuntos musicales y fundó un par de disqueras independientes. Iba en camino a estudiar en la Universidad del Estado de California-Fullerton con la esperanza de ser guionista. La noche del 30 de junio de 2010, al llegar a casa cerca de la medianoche, Julian fue rodeado por policías fuertemente armados. En cosa de segundos, yacía casi muerto en el suelo, sus órganos destripados después de ser balaceado por un rifle militar de asalto. Su familia, acongojada por la ejecución por los policías, y otros, han respondido con lucha. Grupos de patinadores y conjuntos de punk han organizado conmemoraciones e iniciado un sitio web y una página de Facebook. Su familia y sus amigos y vecinos han colmado las reuniones del Consejo Municipal, en las narices de los esfuerzos de la policía y el gobierno municipal de encubrir y justificar el asesinato. Se han topado con un silencio arrogante, prueba de lo que Bob Avakian llama “la conspiración para que salgan impunes los policías” cuando maten brutalmente.

El 22 de octubre, Richard, el padre de Julian, habló durante el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación. Una semana y pico después, me comuniqué con Michele, la hermana de Julian, y le pidió que se presentara en mi programa radial y contara la historia de su hermano, de su vida y del asesinato.

— Michael Slate

Una nota sobre la entrevista
Publicamos esta entrevista cortesía de The Michael Slate Show de la emisora radial KPFK, Los Ángeles. La entrevistada expresa sus propios puntos de vista, desde luego, y ella no es responsable de los puntos de vista expresados en otras partes de este periódico.

Michael Slate: Michele, bienvenida al programa.

Michele Collender: Muchas gracias por invitarme. Muchas gracias por darme la oportunidad de difundir la historia de mi hermano y reconocer lo que hemos venido haciendo para ver que las autoridades respondan y tomen acción.

Slate: ¿Por qué no cuentas qué le pasó a Julian?

Collender: Como dijiste, en junio del presente la policía de Brea baleó y mató a mi hermano, Julian Collender, frente a la casa de mis padres en Yorba Linda.

Slate: Eso es una parte de lo despiadados que son.

Collender: Mi hermano tenía 25 años de edad. No tenían antecedentes criminales. No traía arma, cuando la policía de Brea lo baleó y mató con un rifle de asalto de alto poder frente a la casa en Yorba Linda donde crecimos. La versión aterradora que nos cuenta la policía es que tres personas fueron a la delegación de la policía y reportaron un robo a mano armada solamente 15 minutos antes de que lo balearan. Recibieron el reporte tres horas después de que supuestamente ocurrió el robo a mano armada.

Slate: Así que ¿supuestamente el robo ocurrió a las 8:15 pero ellos no fueron sino hasta las 11:15, o qué?

Collender: En realidad, 11:35. Fueron a investigar más de tres horas después y que sepamos, no hicieron nada para corroborar el reporte. Como dije, Julian no tenía antecedentes criminales. En un menos de una hora, ya estaban fuera de la casa de mis padres. Acudieron múltiples unidades, con al menos un carro sin marcas, mientras Julian llegaba a casa. La policía lo detuvo. Se bajó de su carro. Múltiples oficiales le gritaban órdenes. Julian no traía arma, estaba solo. Había al menos cinco oficiales presentes. Unos cuantos segundos después de bajarse de su carro, lo balearon y mataron con un rifle de asalto de alto poder.

Slate: Lo balearon con un rifle de asalto de alto poder. Tendría importancia que el público conozca, de nuevo, respecto a qué tan despiadado era el incidente, lo que eso quiere decir. ¿Y luego qué le hicieron?

Collender: Claro. Creo que eso es importante. Se señala, se pregunta, ¿por qué dices rifle de asalto? Pero creo que eso es importante. En cuanto a esos fusiles, en primer lugar, mucha gente ni sabe que la policía municipal tiene tales fusiles, pero sí los tiene. Se supone que los tengan bajo llave. Así que a mi parecer, es muy llamativo y revelador el hecho de que el oficial consideró y tomó el tiempo para sacar ese rifle para matar a mi hermano. Lo que pasó después es que lo esposaron.

Slate: Después de que había muerto.

Collender: Sí. Lo balearon y de inmediato lo esposaron. Aunque lo balearon con ese fusil de alto poder que… es sabido, él estaba en estado de shock. Su cuerpo estaba en estado de shock. Ni podía moverse. Ni podía hacer nada. Ni representaba ninguna amenaza a los oficiales que justificara el balaceo, y ahí yacía, baleado, agonizándose en la calle frente a la casa de mis padres, y lo esposaron. Da muchísimo asco.

Slate: ¿Y qué pasó?

Collender: Bueno, mi mama, como despertó por el sonido del disparo, salió de la casa en cosa de minutos. Abrió la puerta y se topó con un equipo de SWAT [fuerza de armas y tácticas especiales]. O sea, digo que eso pasó en cosa de minutos, los SWAT le apuntaban sus armas, le apuntaban reflectores, le gritaban órdenes. Por fin logró bajarse las escaleras a la calle y un oficial la sujetó, la arrojó sobre el costado del carro, le esposó las manos a la espalda y la registró y la puso en el asiento trasero de la patrulla. Le hicieron lo mismo a mi papá, al papá de Julian, justo después de balear a Julian. Quiero que el público conozca quiénes son mi mama y mi papá, son sesentones, son abuelos. Mi mamá, pesa tal vez 45 kilos en un día cualquiera. Es chaparra, de 1.65 metros. Y la trataron de esa manera después de balear a su hijo. Ni tengo palabras para describirlo.

Slate: Hay cosas peores, ¿qué no? Detuvieron a tu madre y tu padre, ¿correcto?

Collender. Sí. Los metieron en el asiento trasero de patrullas distintas. Los esposaron con las manos a la espalda. Mi mama resultó con lesiones en los brazos. Mi papá con cortes. Los mantenían detenidos durante horas, no les decían nada, ninguna respuesta, no les decían nada, simplemente les decían: “Ésta es la escena de un crimen”.

Después de un par de horas, los soltaron de las patrullas pero les dijeron que tuvieran que alejarse al menos media cuadra de lo que llamaban la “escena de un crimen”, lo que para mí es ridículo, porque el único crimen que ocurrió fue el asesinato de mi hermano, y ni les permitieron verlo ni tocarlo.

Así que durante cuatro horas o más después de que balearon a mi hermano y soltaron a mis padres de las patrullas, mis padres estaba a la espera, con esperanzas, de tomar un taxi o algo porque tenían una idea de lo que pasaba y creían que debieran ir al hospital. Por fin, en lugar de que un oficial se les acercara y les dijera con compasión lo que pasó, un policía al otro lado de la calle les pidió pasar y les dijo, sin ninguna compasión: “Ahora les puedo decir lo que pasó. Su hijo está en Kaiser. Ha muerto”. Dio vuelta y se alejó caminando. Punto. No les ofreció ningún aventón al hospital, nada de asesoría, nada por el estilo.

Lograron llegar a la casa de un vecino, quien les dio un aventón al hospital, pero incluso los detuvieron antes de dejar la casa del vecino. Pararon el carro y los detuvieron e interrogaron.

Slate: ¿Pararon el carro del vecino?

Collender: Sí. De veras, es increíble.

Slate: Algo que también hicieron, como tengo entendido, es que cuando ocurrió el asesinato, tus padres estaban dormidos y cuando salieron de la casa para averiguar lo que pasaba, tu madre se vestía de bata y camisón y tu padre ni camisa ni zapatos, ¿correcto?

Collender: Precisamente. Ninguna camisa ni zapatos. Mi mama tenía puesta una bata hasta la rodilla, sin zapatos. No traían dinero, ni carro, no tenían para ir a ninguna parte.

Slate: Y no los dejaron volver a su casa para cambiarse de ropa ni conseguir dinero ni nada.

Collender: Cierto, no los dejaron volver a su casa para conseguir su carro para manejar al hospital ni nada. Luego, está su manera de tratarlos en el hospital. Ni siquiera los dejaron ver el cuerpo de Julian. Mis padres tuvieron que discutir fuerte con los médicos, con la policía, les suplicaban, les pedían: “Déjennos ver a nuestro hijo”.

Por fin, consintieron y los dejaron entrar a la sala, si bien no antes de darles una advertencia. Antes de dejarlos entrar a la sala a ver a Julian, que ya había muerto, un oficial les dijo: “No hagan que yo tenga que poner mis manos sobre ustedes”. Ni siquiera les permitieron tocarlo. Les dijeron: “Ustedes pueden permanecer de pie a una distancia de metro y medio por 20 segundos. No hagan que nosotros tengamos que poner nuestras manos sobre ustedes”. Dejaron en claro cómo iba a ser la cosa. Para repetir, ni tengo palabras para eso, de no permitir que mis padres tocaran a su hijo, a su bebé. Él era el bebé de mis padres, era el menor.

Retomando lo que decías, no los dejaron volver a su casa sino hasta más tarde ese día, probablemente unas diez horas después de balear a Julian. Allanaron la casa.

No sólo le hicieron eso a Julian y nos arrebataron nuestro hijo menor, nuestro hermano menor sino que luego deshumanizaron completamente a mis padres al dejarlos en la calle sin nada, obligándolos a caminar descalzos por el hospital, vestidos de ropa prestada por los vecinos, mi mamá con la bata puesta, yendo a un hotel ese día para poder tener dónde permanecer hasta poder volver a su casa, caminando por la habitación del hotel asá. De plano no hubo ninguna humanidad. Me da asco.

Slate: Con razón, asqueada y furiosa. Michele, algo que quería preguntarte es lo que ellos han hecho mucho: la satanización de tu hermano. Dicen que encontraron armas en la casa. Han hecho muchas maromas en torno a lo que pasó, de presentar una versión que de alguna manera tu hermano se mereció lo que le pasó. ¿Puedes hablar de eso?

Collender: No sé cómo es posible que una persona diga que Julian mereció el castigo que le dieron. Nadie merece lo que le hicieron a Julian. Julian no era delincuente. No era hampón. No tenía antecedentes. La información que la Policía de Brea ha dado a conocer es solamente la del comunicado de prensa, que es mínima y echa mucho en falta, además de ser totalmente engañosa y en unas partes falsa. Dice que Julian salió de la casa y enfrentó a los policías, lo que es simplemente una mentira. Estaba yendo a casa y lo detuvieron. No estaba saliendo de la casa. También dice que encontraron evidencia que lo vincula al delito cometido anteriormente, basada en las órdenes de registro. Eso no es cierto. Sí, tienes razón.

La información que han dado, hasta el no decir si traía arma o no, insinúa que sí tenía arma. O dicen que tal vez hizo algo que justificara lo que le hicieron. Pero la verdad es que no han dado explicación alguna sobre por qué lo balearon. Tampoco han dado explicación ni han pedido disculpa a mis padres por la manera en que los trataron, por haberles puesto esposas y haberlos metido al asiento de atrás del patrullero.

No quieren entregarnos los informes policiales. Tampoco el informe de la autopsia. En verdad no quieren decir nada. En comparación con otras personas baleadas, básicamente todo caso, como el de Westlake, pues a los cuatro días dieron toda la información sobre por qué dispararon contra ese hombre, qué había pasado, que “Tenía un cuchillo, que estos son los agentes involucrados”, etc., porque pensaban que tal vez se trataba de un tiroteo justificado, y no voy a hablar de eso, pero aquí han pasado cuatro meses, más de cuatro meses desde que asesinaron a mi hermano. Y siguen sin darnos información alguna.

Slate: Ni siquiera permiten que se sepa el nombre del policía que baleó a tu hermano.

Collender: Es cierto. No quieren publicar su nombre, aunque ha regresado a hacer patrulla. He estado llamando a la Policía de Brea, tú sabes que todos hemos estado tratando de conseguir respuestas. Todos hemos estado tratando de conseguir información. Hablé con el sargento Smyser. Él es el vocero de la Policía de Brea y confirmó que el agente ha regresado a patrullar, a pesar de que la investigación interna no ha terminado. Eso es simplemente espantoso. Si piensan que fue una balacera correcta, si piensan que se justificó de tal manera como para devolver a ese agente al servicio, entonces ¿por qué no pueden ser transparentes? ¿Por qué no pueden darnos información? Para mí, ocultar información es testimonio de su culpabilidad.

Slate: También has dirigido una lucha en torno a esto y, como te dije antes, fue muy alentador ver que tantas personas estaban alzando la voz y, pues, solo ver las expresiones del apoyo que existe para Julian, para quién era y el impacto que causó su asesinato, pero antes de hablar de quién era Julian, por qué no hablamos un poco sobre la lucha que has dirigido en torno a eso. ¿Qué es lo que quieres lograr? ¿Qué has hecho hasta ahora? ¿Cómo ha sido la respuesta del público?

Collender: Los amigos de Julian han respondido de forma increíble. Creo que es testimonio de quién era Julian y la persona maravillosa que era. Lo que pasa ahora es que actualmente la Fiscalía lo está investigando. Nos dijo que tomará de seis meses a un año para hacer una determinación final sobre formular cargos o no. Queremos que el fiscal presente cargos. Queremos que el fiscal haga un proceso sólido y riguroso contra este policía matón por lo que pasó. Basándome en lo que sé y lo que veo, creo que el agente es culpable de homicidio. Pero depende del fiscal, por lo menos que le haga un juicio para que ese agente matón enfrente a un jurado de sus iguales por lo que pasó.

Slate: ¿En alguna ocasión la fiscalía del condado de Orange haya enjuiciado a un policía por algo semejante?

Collender: No. No. Eso es el chiste. La fiscalía del condado de Orange investiga los casos en que los agentes balean a una persona y supuestamente es una investigación independiente. Pero, como preguntaste, nunca ha pasado que la fiscalía del condado de Orange presente cargos contra un policía por disparar. Existe una relación subyacente aquí entre la fiscalía y la policía. Pues el fiscal depende de que la policía dé testimonio básicamente en todo proceso que presenta. Así que siendo realistas, pensar que se alejaría a todo un departamento de policía es absurdo. Y específicamente en el caso de Julian, obran dos factores muy importantes que me preocupan mucho, más allá de esa relación subyacente. Primero que todo, creo que están haciendo una investigación incompetente e incompleta. Ahora nos han dicho que terminaron la investigación y la mandaron a un fiscal para que haga una revisión judicial. A pesar de que la terminaron, no tengo ninguna confianza de que sea exhaustiva, porque ningún investigador de la fiscalía siquiera se ha presentado para hablar con mis padres, que son testigos.

Segundo, no se trata de una investigación independiente. Hay aquí un enorme conflicto de intereses. Están dependiendo de la investigación que hizo la Policía de Brea del supuesto delito que está al fondo de todo esto. Así que, ¿cómo es posible que una investigación independiente dependa de la Policía de Brea, el organismo policial? En mi opinión, la policía no les va a dar ninguna información objetiva. Le conviene a la policía, como interesados, proporcionar solamente una información que justifique sus acciones después del hecho, que justifique sus disparos y su asesinato de Julian, su ejecución de mi hermano.

Slate: Cuando mencionaste eso de la Fiscalía del condado de Orange y el hecho de que jamás ha acusado a ningún policía por balear a una persona, también dijiste que no se quiere dar el nombre del agente involucrado. Hasta la fecha, no se sabe el nombre del agente. Bueno, no hay ninguna ley que dice que hay que mantener en el anonimato al policía. De hecho, para mí eso parece parte de la satanización que sigue en marcha. Me acuerdo del asesinato de un hombre llamado Julian Alexander, en Anaheim. Él había salido de su casa para investigar un ruido, quería ver lo que estaba pasando y lo mataron a balazos. La policía respondió de la misma manera. No quiso publicar el nombre del policía que lo mató y, pues, hasta salió un artículo en el Los Angeles Times que decía que sería poner en peligro al agente si la gente supiera su nombre. Es satanizar más a tu hermano, tanto a la víctima como a sus amigos y familiares, como si fueran ellos las personas de quienes la sociedad debe preocuparse y temer, y no estos policías perros rabiosos que andan en las calles ejecutando a gusto a las personas.

Collender: Estoy completamente de acuerdo. Julian Alexander, sí, ese fue otro caso trágico. Desde luego, siento pena por su familia y todo. Tienes razón. Cuando cuidan el nombre de esos agentes, es darles un escudo, es darles otra herramienta para poder esconderse detrás de su placa e impedir que las personas sientan que todo ha terminado, que se cicatricen y dejen de llorar. Y, otra vez, ese agente matón ha vuelto a patrullar.

Slate: Quería pedir que contaras a la gente un poco sobre tu hermano, porque lo que nunca sale a flote es la verdad sobre la persona ejecutada por la policía. Dinos un poco sobre tu hermano.

Collender: Jules era increíble. Y gracias por preguntar, por que eso es algo, tú sabes, que la gente puede sacar de todo esto, eso de que se trata de una vida humana. Se trata de mi hermano, del hijo de mis padres, de un tío. Jules era, pues era simplemente la persona más buena onda, más dinámica, con más estilo que he conocido. (Pausa) Quiero decir esto, porque sí quiero que la gente lo sepa. La gente al conocerle a Jules sabe que jamás conocerá a otra persona igual. Pero más que la persona maravillosa que era, claro, voy a llorar porque es mi hermano y voy a echarle de menos y lo quiero tanto, pero en realidad era simplemente una persona muy buena. Es un tipo alto y flaco. No era ninguna amenaza para esos policías, pues estaba rodeado de policías y es simplemente trágico lo que pasó. Pero cómo era él, pues era un tipo cómico, un tipo payaso. Le encantaba la música. Creó su primer sello discográfico cuando tenía unos 17 años. Le encantaba tocar guitarra. Le encantaba tocar batería, en un grupo de sus amigos. Asistía a la universidad. Iba a especializarse en estudiar cine en la Universidad Estatal de California en Fullerton. Estaba empezando a escribir guiones. Devoraba películas. Así que a eso le daba fuerte.

Les caía muy bien a todos que lo conocieran. Podías conocerle a Jules una vez y simplemente... era tan carismático, y no de una manera falsa, sino que era muy sincero. Se llevaba bien con todos, sean los abuelos de 80 años de mi novio en mi ceremonia de graduación o un grupo de punk que luchaba por abrirse camino viviendo en una furgoneta. Estaba por todos lados y era un tipo magnífico, en verdad.

Le encantaba ir de monopatín.

Slate: Vi el vídeo de él en el monopatín que está en línea, y fue increíble. Mostraba bastante destreza.

Collender: Sí. Era un monopatinista buenísimo. Lo practicaba desde los 12 años y sus amigos más íntimos eran todos monopatinistas. Él les puso el nombre al grupo de amigos, The Razor Sharp Crew [el equipo filoso como una hoja de afeitar], y siguen usándolo hoy, y son increíbles. Así era Jules. Era maravilloso.

Slate: ¿Qué puede hacer la gente que quiere apoyar a esta causa?

Collender: Como mencionaste, tenemos un sitio web, justiceforjulian.com. Está ahí un enlace a una petición que estamos tratando de mandar al fiscal del condado de Orange para hacer que formule cargos en este caso. Eso es lo más importante ahí. Esto no debe pasarle a nadie, pero podría pasar a cualquiera y ocurre con demasiada frecuencia. Tenemos que parar eso y necesitamos que la policía rinda cuentas. Eso es lo que tenemos que hacer. Se necesita que el fiscal presente cargos, se necesita una investigación federal y tenemos que hacer que la policía rinda cuentas.

Porque no importa si uno lleva placa. Si comete un delito mientras lleva placa, aún así es delincuente. Y si uno asesina a una persona mientras lleva esa placa, aún así es un asesino.

Slate: Muchas gracias por estar con nosotros hoy y quedaremos en contacto para saber de nuevas noticias.

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