Revolución #219, 12 de diciembre de 2010
A DAR TESTIMONIO
CONTRA EL ABUSO Y BRUTALIDAD POLICIAL
Si la policía… te ha hostigado en la escuela… te ha perseguido en la calle… te ha hecho proposiciones o acosado sexualmente de cualquier manera… has estado sujeto al perfil racial, amenazas, disparos con una pistola eléctrica Taser o brutalidad de la policía o si esto le ha pasado a cualquier miembro de tu familia... si la policía ha matado a amigos y familiares.
¡¡¡Escríbanos!!! Cuente su historia.
email: rcppubs@hotmail.com
Revolución, a/c RCP Publications
Box 3486, Merchandise Mart
Chicago, IL 60654-0486
Aquellos que hacen contribuciones a "A dar testimonio" expresan sus propios puntos de vista, desde luego, y no son responsables de los puntos de vista expresados en otras partes de este periódico.
"Iba camino a la casa desde la escuela y unos policías ordenaron que me detuviera. Me pidieron sacar las cosas de mi bolsillo. Así que les pregunté por qué y en ese momento me dijeron que me parara contra la pared. Me registraron y me sacaron objetos de mi bolsillo y los echaron encima de la patrulla. Luego me dijeron que recogiera mis cosas y me fuera. '¡Vete a casa!' Ninguna pregunta. Después de eso, me sentí mal. Me sentía como que acababan de robarme."
Un estudiante de 14 años de edad en Harlem
"Los oficiales se acercaron caminando hacia mi mamá y yo. Yo bebía jugo. El oficial sale con que '¿puedo oler eso?' Mi mamá dijo: 'Ella es solamente una niñita. ¿Quién creen que soy? No, no pueden olerlo. Es jugo'. En seguida los oficiales empiezan a hacer movidas en plan de tomar a mi mamá, de arrestarla… sin razón. Salen con que 'Debí haberle citado por eso'. Simplemente porque no les permitió oler el jugo. Tenían una actitud. Le faltaron el respeto. Y qué se supone que nosotras debamos hacer cuando los oficiales arresten a nuestros padres ante nuestros ojos. Vamos a empezar a llorar. A ellos ni les importa lo que nosotros digamos. Eso no es correcto, no es justo."
Una muchacha de 12 años de edad
en Harlem
"soy de kinston, carolina del norte. soy víctima de la brutalidad policial me han disparado 3 veces con taser con gas pimienta patadas y puños – me pegan con macana. necesito ayuda"
"Los policías balearon a mi primo. Dijeron que él llevaba arma pero más bien era un inhalador porque tiene asma. Murió hace dos años. Venimos llevando lucha en torno al caso porque ellos dicen que el oficial no hizo nada mal. Dicen que el agente lisa y llanamente aplicaba fuerza porque eso es lo que se supone que hagan los policías buenos, lo que sea. Llevamos la lucha en contra… no podemos… no podemos encontrar una salida. No sé. No sé qué hacer."
Un alumno de secundaria en Harlem
Pregunta: “¿Has tenido alguna experiencia con la policía?”
Respuesta: “Todavía no.”
Un muchacho de 13 años en Harlem
"Se hacía tarde para ir a la escuela, así que envolví mi torta en una toalla de papel y salí corriendo de la casa. Iba corriendo y metí la torta en el bolsillo. Un oficial me vio ponerla en el bolsillo así que me paró y me obligó a sacarla y quitarle la toalla. Vio que simplemente era un bolillo pero me dijo que tal vez yo hubiera puesto algo adentro, así que me obligó a abrirla y ahuecarla. Me decía que tal vez yo traía drogas. Pero, pues, probó un bocado de la torta y me dejó ir. Fue estúpido y ridículo, pero ¿qué podía hacer yo? Ellos paran a mucha gente."
Un estudiante de 16 años de edad en Harlem
"Me llamo Cornelius Hall, el padre de Herrold Hall que los policías de BART (tropas de asalto) mataron. Suprimieron a mi familia tal como le hace a la familia Grant ahora. El mismo sistema que ha defendido a los policías asesinos sigue haciéndolo. Le pedí ayuda a Ron Dellums y él se negó, aunque él dirá que no se acuerda. Hoy él está en una posición para ayudar a su comunidad pero no lo hará.
"Hay ministros, funcionarios municipales y miles de buenos ciudadanos que no aceptan y no aceptarán como justicia el veredicto de homicidio involuntario. Han ido a la Cima del Monte y lucharán a como dé lugar. Firme en el Camino."
De una carta de Cornelius Hall a Revolución sobre el asesinato policial de Oscar Grant
"¿Te puedo contar sobre mi papá? Él iba a Nueva Jersey porque es taxista en Nueva York. Tuvo que dejar a alguien lejos y no sabía cómo llegar al lugar. Por eso, le pidió indicaciones a un agente de la policía. Éste le dijo que se bajara el carro. Y el agente lo sujetó sobre el carro y empezó a registrarlo. Y, pues, mi papá, tuvo mucho miedo. Empezó a llorar. De ese día en adelante dice que se siente diferente. Me ha contado esta historia una y otra vez, casi a diario. Siempre que yo vea a un policía en la calle, no sé, ya no me siento seguro. No siento nada de justicia. Jamás sabes lo que va a pasar."
Un muchacho de 15 años en Harlem
"Mi amigo y yo salimos del trabajo e hicimos una escala en un restaurante en las Llanuras. Salí del restaurante a mi carro para comer una hamburguesa y refresco. En ese momento cuatro tipos blancos se aproximaron a mi carro con armas desenfundadas, diciéndome que me bajara. Creí que me iban a robar porque traían las armas desenfundadas. Me dijeron que me bajara y que me pusiera las manos sobre el carro. Me registraron. No encontraron nada en mi contra. Me pusieron las esposas y me metieron en el asiento trasero de la patrulla, me llevaron al centro, pasando debajo del Palacio de Justicia hacia el estacionamiento subterráneo. Un oficial me preguntó si alguien me hubiera fracturado el brazo en algún momento. Dije: 'No'. Él dijo: 'Es muy oscuro aquí y nadie te escuchará gritar'. Luego, me metieron al ascensor, un policía me pegó en la cara y me dijo: 'Vas a decir que trataste de hurtar [tu propio] carro'. 'No, no lo voy a hacer', dije. Me levantaron cargos y me metieron a la cárcel unas dos semanas. Fui al tribunal donde el juez me preguntó si los detectives estaban en la sala. Dije: 'No'. Los cargos eran por hurto mayor de mi carro y ellos no se presentaron porque no querían comparecer ante el juez. El juez dijo: 'Usted no es el único hombre negro que ha venido aquí para ser acusado de hurtar su propio carro'. No puedo entender cómo me acusan de hurto cuando yo tenía las llaves y título del carro. Jamás me los pidieron. Pero me pegaron en la cara y dijeron que me harían decir que había hurtado mi propio carro. Sentado en mi propio carro comiendo una torta. Me pararon porque soy negro. Eso ocurrió hace unos años. Eso es algo que jamás olvidaré, al igual que cuando alguien te roba, es algo que nunca olvidas."
de Ohio
- Páginas centrales (PDF)
- En línea exclusivamente (9/12/2010)
- Carta anterior para A Dar testimonio
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