Revolución #224, 6 de febrero de 2011


Discusión sobre la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)

Discusión en una secundaria

Discutiendo la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) en una clase

De unos lectores de Revolución

Hace poco tuvimos la oportunidad de discutir la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) en unas clases de secundaria.

A unos estudiantes los separamos en grupos más pequeños y cada grupo eligió una sección distinta de la Constitución y luego compartieron lo que aprendieron colectivamente. Previamente habíamos elegido, impreso y distribuido varias secciones, de las cuales los estudiantes podían escoger. Escogieron tres secciones para este ejercicio, “La educación” (del Artículo I); “Los derechos y libertades legales y civiles” (Artículo III, Sección 2); “Erradicar la opresión de la mujer” (Artículo III, Sección 3).

Les urgimos que entraran en esas contradicciones y muchos sí lo hicieron (y algunos hasta se vieron impulsados a pensar de modo nuevo sobre varias cosas).

En el grupo que trató “Los derechos y libertades legales y civiles”, había mucho forcejeo con las páginas 69 y 70, en particular donde menciona que se establecerían “organismos especiales” para “examinar, lo más rápidamente que fuera posible, los casos y las situaciones de todos aquellos que habían estado presos bajo el antiguo sistema imperialista y que todavía estaban presos en el momento de la formación de la Nueva República Socialista en América del Norte”. Los estudiantes tenían preguntas e inquietudes sobre este proceso. Como parte de este “ejercicio en grupo”, los estudiantes se imaginaban a sí mismos como miembros de este “organismo especial” responsable de poner en libertad a los presos encarcelados injustamente. Los estudiantes discutieron muchos aspectos, entre ellos el “proceso educativo” para tanto los presos como las amplias masas populares en toda la sociedad para que “comprenda[n] las razones y causas concretas de la delincuencia en la vieja sociedad”. Y a veces discutieron muy intensamente a quienes deberían “soltar”; por ejemplo, unos estudiantes pensaron que a los que se pescaron usando drogas y quizás vendiéndolas en escala pequeña los debieran tratar de manera diferente (p.e., les debieran proporcionar ayuda y los debieran poner en libertad primero) que a aquellos que fueron “distribuidores” fuertes y responsables de hacer daño a miles de personas. Regresamos repetidas veces al contenido de la Constitución para tratar de responder a estas preguntas.

El grupo que trató la cuestión de superar la opresión de la mujer leyó la Sección 3 del Artículo III (páginas 79-80). Tras leer y discutirla, llegaron a estar de acuerdo con ella en gran parte, especialmente porque les ayudó a entender que todavía están oprimidas las mujeres en Estados Unidos. Una estudiante latina habló de su experiencia personal de tener que lidiar con el machismo entre los varones de su familia y quería entender por qué los hombres creían que podían tratar a las mujeres “como si fueran su propiedad”.

En el grupo sobre “la educación”, mencionaron que les gustó que la gente fuera a aprender tanto el español como el inglés. Tanto los estudiantes latinos como los negros tenían una opinión positiva sobre este punto, aunque al principio unos estudiantes plantearon inquietudes sobre lo que pasaría en las zonas donde la gente habla idiomas aparte del español y el inglés. Por eso, leyeron la página 34 de la Constitución donde dice que “en las zonas en que sectores importantes de la población tienen otro idioma como primera lengua, se destinarán esfuerzos y recursos para ofrecer educación en dicho idioma”. Eso ayudó a aclarar las cosas. Una estudiante (en representación del grupo) se paró y dijo: “Estamos de acuerdo con esta parte de la Constitución porque le permitirá a la gente conseguir una educación y poder usarla para ayudar a las personas”.

Eso fue sólo una parte de todo lo que se desató como resultado de la discusión de la Constitución. Ayudó mucho, entre otras cosas, a elevar sus aspiraciones hacia un mundo completamente nuevo que no sólo es necesario sino posible. Y nos dio (a los lectores de Revolución) un sentido más profundo del enorme papel que puede jugar esta Constitución hoy, de capacitar y preparar a los estudiantes y a muchos otros a dirigir una sociedad radicalmente nueva después de la revolución.

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