Revolución #242, 14 de agosto de 2011


Tiraje de 100.000 para el número especial sobre Lo BAsico

Un plan para agitar y despertar los planteles universitarios

Hace unos dos años, el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, lanzó una campaña, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”. Planteamos tres metas: hacer que amplios sectores del pueblo conozcan de la revolución, o sea, la revolución comunista según la nueva concepción de Bob Avakian; hacer que la persona de Bob Avakian, el presidente de este partido y el líder de la revolución, sea conocida en toda la sociedad; y forjar núcleos de personas que serían los iniciadores de una nueva etapa de la revolución comunista.

Antes de evaluar los avances que hemos logrado en torno a esas metas y antes de empezar a exponer, en este número, algunas nuevas ofensivas políticas e ideológicas importantes con esta campaña, volvamos a tratar POR QUÉ emprendimos esta campaña. ¿Cuál es la gran necesidad que esta campaña propone satisfacer?

No se trata de que las personas consideren que la situación es de maravilla; lo que ha pasado durante los últimos 35 años, desde la derrota del último gran auge de revolución, ha sido una pesadilla cada vez más profunda. La vida de tormento y horror total en la mayoría de las regiones del mundo; incluso en las supuestas partes “prósperas”, donde decenas de millones de personas hoy despiertan todos los días sin empleo y muchos están en la mira del hostigamiento y cosas peores de parte de la policía cuando salgan de su casa, y con mayor frecuencia sin siquiera la esperanza de un empleo, se profundiza la miseria, cunde la desesperanza hacia el futuro y paraliza la desesperación. Las feas formas de la evolución de esta situación en las relaciones cotidianas entre las personas en los cuatro rincones cardinales del planeta, o sea, las formas depredadoras en que las personas se tratan unas a otras y se arremeten unas a otras, el dominio gemelo de la mentalidad del mercado y una que otra clase de religión de las tinieblas, son tan conocidas como el control remoto del televisor o la vecina golpeada. Con mayor frecuencia, mientras se desbocan los movimientos fascistas y aumenta la represión gubernamental, existe una resistencia; pero a la fecha, ésta es una resistencia que está alejada de una visión viable del cambio fundamental.

En medio de una situación que debería clamar por la revolución, ésta lisa y llanamente está fuera de lo que la mayoría de las personas tienen circulando en la mente. ¿Por qué? Para entender eso, es necesario volver unos años atrás, cuando la revolución SÍ parecía una posibilidad deseable y viviente no sólo para un puñado de personas sino para miles de millones de personas en el sentido literal. En esos momentos, fue la República Popular China, más que nada, liderada por Mao Tsetung, la que inspiraba a las personas por todo el mundo. De los años 1950 a mediados de los 1970, la China revolucionaria fue una sociedad trabada en lucha, pero fue una sociedad en que claramente estaba en el camino hacia la emancipación. Mao había advertido de que sería fácil montar un capitalismo de nuevo tipo en China. Dirigió y movilizó al pueblo para que luchara contra las fuerzas que lo iban a hacer y para que conociera más profundamente las raíces en la sociedad desde las cuales iban a surgir tales fuerzas. Pero, como señala el Manifiesto de nuestro partido, El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, poco después de la muerte de Mao en 1976, esas mismas fuerzas “lograron dar un golpe de estado —echando mano del ejército y de otros órganos del estado para reprimir a los revolucionarios, asesinar a muchísimos miles y encarcelar a muchos más— y se pusieron a restaurar el capitalismo en China. Desgraciadamente, esa fue una manifestación viva del mismo peligro que Mao identificó con tanta claridad, y cuya base había analizado de manera tan penetrante”. El que los gobernantes de China sigan proclamando que es socialista, cuando están proliferando las formas más brutales y flagrantes de relaciones y valores capitalistas, simplemente suma un dejo de amarga ironía a la derrota.

El Manifiesto agrega:

Después del golpe de estado revisionista y la restauración del capitalismo en China, tras el ascenso al poder de los revisionistas en la Unión Soviética 20 años antes, terminó la primera ola de revolución comunista. En el lenguaje sencillo y básico de la Constitución de nuestro Partido: “ya han pasado décadas desde que el proletariado tuvo el poder en un país; hoy, pese a lo que se llamen, no hay países socialistas”.

Además, este revés del socialismo y de la causa del comunismo, y el derrumbe de la Unión Soviética mucho después de que dejó de ser socialista, han suscitado un tiburonesco frenesí en las fuerzas reaccionarias que siempre han odiado, en la profundidad de su cruel ser, la revolución comunista y la transformación radical de la sociedad que encarna, y que han buscado constantemente, por los medios que sean, contribuir a la derrota y a la destrucción de esta revolución. Han intensificado más sus esfuerzos de echar la mayor cantidad de lodo posible sobre el comunismo y la transformación liberadora de la sociedad que representa, tergiversando y calumniando esa revolución mediante un implacable embate ideológico, a fin de ver que nunca vuelva a surgir; proclamando el triunfo irrevocable del sistema capitalista; tachando de pesadilla el sueño de un mundo radicalmente diferente y mejor y específicamente la revolución comunista que aspira a ese mundo; y diciendo que la verdadera y aparentemente interminable pesadilla del actual sistema es la más excelsa encarnación de las posibilidades humanas.

Así que éste es un aspecto de la situación que enfrentamos.

Pero el otro aspecto es lo siguiente: nosotros tenemos respuestas reales para lo que enfrentan las personas, o sea, las únicas respuestas reales, y tenemos la dirección para plasmar esas respuestas en la realidad, si las personas hicieran suyas esas respuestas y siguieran esa dirección. Esta dirección está concentrada en Bob Avakian y el partido que él dirige. De nuevo, citando del Manifiesto:

En [su] obra, método y enfoque, en la nueva síntesis desarrollada por Bob Avakian, se halla una analogía a lo que hizo Marx al comienzo del movimiento comunista: establecer en las nuevas condiciones que existen, después del fin de la primera etapa de revolución comunista, un marco teórico para el renovado avance de esa revolución. Pero hoy, con esta nueva síntesis, muy categóricamente no se trata de “volver a empezar”, como si lo que se necesita fuera echar por tierra tanto la experiencia histórica del movimiento comunista y las sociedades socialistas que esta generó, como “el rico caudal de teoría científica revolucionaria” que se desarrolló en el curso de la primera ola. Eso sería un enfoque acientífico y de hecho, reaccionario. Al contrario, lo que se requiere —y lo que Avakian ha emprendido— es avanzar sobre la base de todo lo que ha pasado antes, en la teoría y en la práctica, sacarle las lecciones positivas y negativas y elevarlo a un nivel superior y nuevo de síntesis.

Además, el Mensaje y Llamamiento “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos” de esta campaña señala:

[Bob Avakian] desempeñó el papel clave en la formación de nuestro Partido en 1975 y desde ese entonces ha continuado la batalla para mantener al Partido en el camino revolucionario, para llevar a cabo el trabajo con una orientación revolucionaria fuerte. Ha estudiado a fondo la experiencia de la revolución —las deficiencias así como las grandes hazañas— y muchas diferentes esferas de la actividad humana a lo largo de la historia y en todo el mundo — y ha llevado la ciencia y el método de la revolución a un nivel completamente nuevo de manera que no solo podamos luchar sino luchar en serio para ganar. Bob Avakian ha desarrollado la teoría científica y la orientación estratégica de cómo hacer concretamente la clase de revolución que necesitamos y está dirigiendo nuestro Partido como una fuerza avanzada de esta revolución. Él es un gran paladín y un gran recurso para la gente en este país y, de hecho, la gente en todo el mundo. Debido a Bob Avakian y a la dirección que está dando, es mucho mayor la posibilidad de la revolución aquí en este mismo país y del avance de la revolución en todo el mundo.

Los dos años desde el lanzamiento de la campaña han dado evidencia adicional, y dramática, de eso. En el último año, nada más, se logró la hazaña pionera increíble (e intelectualmente osada) de publicar la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto); está saliendo el nuevo discurso de Bob Avakian “Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte”; nuestro partido publicó en la primavera de 2011 la declaración “Sobre la estrategia para la revolución”; se ha publicado Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (un tema el que retomaremos), que puede desempeñar un papel análogo al Libro Rojo1 para una nueva generación de revolucionarios… y tiene la capacidad potencial de hacer saber a miles y con el tiempo a millones de personas más acerca de “lo básico” de cómo se puede cambiar el mundo.

Todo eso es la dura ironía de los tiempos en que vivimos: la necesidad de la revolución comunista nunca ha parecido tan fuerte; la visión y el plan para tal revolución nunca han sido más viables; existe la dirección para tal revolución; pero la posibilidad de la revolución en sí nunca ha parecido más distante para las masas populares. Como se señaló hace más de un año en un discurso de unas conferencias sobre esta campaña:

Esta revolución… la revolución REAL, la revolución comunista… está luchando por sobrevivir. Así es, lucha por sobrevivir. No sólo lucha por sobrevivir como una especie de esperanza abstracta que más bien sería religión, sino lucha por sobrevivir y crecer como fuerza contendiente seria, que moviliza cada vez más a la gente para luchar contra el poder, y prepara a la gente para TOMAR el poder como parte de conquistar y transformar el mundo entero.

Ésta es la encrucijada en que nos encontramos. Después de dos años de esta campaña, no sólo tenemos las nuevas obras importantes citadas sino también hemos hecho algunas cosas muy importantes —unos logros y “nuevos brotes” que son importantes en sí y de por sí y es importante avanzar a partir de ellos— que han operado verdaderos cambios en el terreno ideológico y político, han forjado nuevos lazos y han dado lecciones más profundas para conocer y transformar el mundo, en pos de la revolución. Pero después de dos años de esta campaña, seguimos luchando por nuestra vida.

Si nosotros no entendemos lo que está en juego y si no volvemos constantemente a dicho entendimiento ni lo profundizamos, pues, NO vamos a obtener la orientación necesaria que podría conducir a los logros concretos que está esperando la humanidad. O, veámoslo desde otro ángulo: cuanto más profundamente entendamos lo que está en juego —lo que, después de todo, expresa y surge de un profundo análisis de la realidad material ante nosotros—, más podremos identificar, aprovechar y transformar los caminos que sí existen dentro de dicha realidad material (muy complicada).

Difundiendo Lo BAsico en una enorme escala: Agite el ambiente

Otro camino potencial importante para el cambio es Lo BAsico. Las cartas que hemos estado publicando en el periódico Revolución dan una vislumbre de lo que posibilita este libro; las nuevas cosas gestadas en torno a la celebración del 11 de abril con motivo de la publicación de Lo BAsico, sobre las que hemos reporteado aquí, concretaron estas posibilidades de una manera contundente y estimulante. Según una carta: “Es una destilación del entendimiento más avanzado y integral sobre el planeta de por qué el mundo es así y del hecho de que no tiene que ser así… Es un vehículo por medio del cual grandes cantidades de personas pueden conocer por primera vez este análisis y para quien ya ha desarrollado ese entendimiento”. Además, representará un importante manual de entrenamiento para aquellos miles de personas que hoy tienen que trabajar a fin de influenciar a millones de personas, en preparación para el día en que DIRIJAN a aquellos millones para consumar de hecho la revolución.

Pero todavía hay muy pocas personas que siquiera conocen el libro, ni hablar de los que lo tienen o están “conviviendo con” él. Este otoño, proponemos cambiar esta situación mediante varias iniciativas. Esta semana hablaremos de una: una campaña importante, de dos semanas, para hacer que Lo BAsico sea cuestión de gran realce en algunas universidades claves así como algunas escuelas secundarias.

El 23 de agosto, publicaremos un número especial de 8 páginas a color que presentará Lo BAsico a la gente. Este número se centrará en citas de Lo BAsico y citas de varias personas que lo han leído y tienen algo que decir al respecto. Imprimiremos 100.000 ejemplares y en las siguientes semanas —en especial del 24 de agosto al 7 de septiembre— los distribuiremos en gran escala, centrándonos en las universidades, con un cierto énfasis en las escuelas secundarias. El plan es distribuirlos gratis, saturar varias zonas e iniciar un proceso en que decenas de miles de jóvenes conozcan a Bob Avakian —en bruto y sin cortes— y en que pueden empezar varios niveles de interacción con lo que representa y lo que dice. Una parte importante debe ser que se venda una importante cantidad de ejemplares de Lo BAsico, para que la interacción de la gente pueda profundizarse y enriquecerse.

He aquí la escena: los equipos que distribuyen en masa el material con mucho brío... así como los individuos que lo dejan en todas partes y lo llevan a muchos grupitos de personas. Las citas pegadas por todos lados — lo que incluye dentro de los baños, una lección de lo que hicieron en la Universidad de Chicago. Que los profesores o estudiantes inviten a hablar en sus clases. Hacerlo unas horas... y luego pasar una o dos horas conversando y escuchando, a fin de conocer lo que los estudiantes están pensando — no solamente sobre lo que les estamos llevando sino sobre su forma manera general de ver las cosas.

Para repetir, lo importante es: antes de que las hojas de los árboles hayan cambiado de color, que miles —de hecho decenas de miles— de estudiantes no sólo hayan sabido de este libro y hayan conocido esta obra pero que en muchos casos hayan empezado a abordarlo, a conocer al líder que lo creó y a tocar base de varias formas con el movimiento para la revolución que él está dirigiendo.

Todo eso es de importancia fundamental. Las universidades deberían ser un punto fuerte del movimiento para la revolución. Lugares donde los estudiantes estén debatiendo y forcejeando sobre estas ideas y atreviéndose a soñar con un mundo radicalmente diferente. Lugares que estén contagiando a toda la sociedad con la efervescencia sobre las ideas en general. Lugares de lucha y agitación políticas... de revuelta cultural... de debate filosófico... de la creación de nuevas relaciones entre las personas... de jóvenes que exijan la verdad e insistan en convivir según ella.

A diferencia de eso, en la actualidad y de demasiadas formas, las universidades no son así. Un artículo de Adbusters, “Mein Kampus” de Darren Fleet (23 de junio de 2011), lo expone de modo muy descarnado:

Había un tiempo no hace mucho cuando los estudiantes solían buscar ayuda para una crisis particular de la vida: una relación rota, la muerte de un ser querido, una decisión grande y difícil. En estos días, no obstante, los estudiantes se quejan que su vida entera está en crisis, de un sentido omnipresente y sombrío de vaciedad sobre sí mismos y su futuro que no existía hace una generación. Esta transición de lo incidental al total es nada menos que un cambio colectivo de paradigma, que ha transformado la enseñanza superior de un espacio de exploración y libertad en una prisión de la mente. Alimentados del estrés, ansiedad, presión y competencia, muchos estudiantes hoy están luchando no sólo para aprender sino para sobrevivir.

Fleet expone en detalle la gran demanda de servicios de salud mental en la universidad y de ahí concluye:

Estos resultados indican lo que sucede cuando la ideología económica dominante de una era, el neoliberalismo, se introduce sigilosamente en la mentalidad de la ciencia y las artes. La universidad ya no es un lugar para estudiar la obra de Heidegger. Ni el lugar para indagar la naturaleza relativa del átomo de Bohr. Es el lugar para adelantarse a la competencia, que es encarnizada. Para hacer trampa cuando se pueda, elegir los cursos fáciles con profesores fáciles, aprender a canjear el aprendizaje por la adulación, hacer a propósito una pregunta por clase (se interese o no) a fin de sacar la nota adicional por participación y huir a un mundo privado y aislado cuando la curva de aprendizaje determina que solo el 20% tendrá posibilidades de recibir el codiciado 10. Durante una generación, ha cambiado el mensaje. Ya no es un lugar para encontrar a sí mismo; ya no es un rito de iniciación cultural; es un requisito cultural. De la primera firma de solicitud de admisión de los estudiantes al día en que echan al aire la toga y birrete, el nuevo mensaje es claro: una licenciatura de cuatro años no será suficiente; una sola mala nota podría arruinar la oportunidad de ir a la escuela de posgrado y, por consiguiente, la vida. Este mensaje esta ahogando nuestras mejores mentes.

Esta descripción es muy acertada. Pero debajo de la superficie y en respuesta a todo eso, existen anhelos e indicios de algo radicalmente diferente que no puede alcanzar el aire para respirar sin lo que nosotros les estamos llevando. El poderoso elemento de Lo BAsico en el ambiente sacará estos sentimientos a la superficie y empezará a desafiar el etos y cultura dominantes con una certeza de que las cosas no deberían ser así y no tienen que ser así. Es muy crucial que se agiten estas universidades. Claman con urgencia por el movimiento para la revolución. En ellas, desde hace mucho tiempo ya es hora, que lo sepan ahora o no los estudiantes, para...
Lo BAsico.

En el próximo número del periódico publicaremos más ideas concretas sobre CÓMO esto podría y debería pasar y quisiéramos conocer sus ideas al respecto pronto para poder enriquecer estos planes. También expondremos algunas ideas sobre formas para continuar la interacción en las universidades. Para repetir, son muy bienvenidos y muy necesarios sus ideas y sus aportes al respecto. Sobre todo, queremos saber de los estudiantes y de los egresados, incluyendo aquellos que tal vez hayan chequeado el movimiento para la revolución por un tiempo y decidieron alejarse de él, al menos por un tiempo. ¿Por qué?

Se puede extraer lecciones de lo que ya se ha hecho en torno a Lo BAsico y deberíamos estar pensando sobre esto y hojeando números anteriores del periódico con esto en mente, y hay cosas nuevas que imaginar y hacer.

Comenzando — con el pie derecho por delante

Pero ahora mismo queremos enfatizar que aprovechen en serio las siguientes dos semanas para preparar a la gente para este proyecto. Hacerlo correctamente requiere que “el núcleo” de revolucionarios haga un trabajo de divulgación muy amplio. No lo podemos hacer solos. Y tampoco tenemos que hacerlo solos. Hay muchas personas que quisieran contribuir a esta audaz visión de presentar dramáticamente a Bob Avakian a esta generación de estudiantes y necesitaremos unos diez mil dólares simplemente para imprimir y embarcar dicho número especial del periódico.

De ahí, debemos insistir de nuevo que la recaudación de fondos no solo es una necesidad, ¡y lo es!, sino es una manera importante que permite que la gente apoye el movimiento para la revolución, se sienta y sea de veras parte de cambiar el mundo. Al recibir dicho número especial, deberíamos estar pensando en los profesores y otras personas conectadas con las universidades que conocemos… de todos aquellos que quisieran ver que la juventud de hoy, en masa, conozca algo mejor, algo más elevado, algo más radical de lo que están conociendo ahora… de todos aquellos que se han vistos atraídos a Lo BAsico, al nivel y en la manera que sea. Que también sea divertido: ¿qué tal convivios y fiestas para recaudar fondos y además, tal vez tener un poquito de esa “revuelta radical contra una cultura que revuelve el estomago”?

También hay muchas personas que, si les explicamos la importancia y el propósito de este proyecto, con alegría y creatividad encontrarán las formas de distribuir por su cuenta este periódico. Unos años atrás, cuando sacamos el número especial sobre el presidente Bob Avakian, “La encrucijada que se nos plantea; la dirección que necesitamos” (#84, 8 de abril de 2007), encontramos a muchas personas que de costumbre no participaban en la distribución de este periódico o incluso en otras actividades, que querían ser parte de esto. Este fenómeno incluyó una amplia gama de actividad: de poner el periódico en sus pequeños negocios a llevarlos a las clases que daban, ponerlos en los distintos vecindarios y centros comunitarios o de plano pararse en una esquina a repartirlos… Lo importante: tenemos que ir con las personas ahora mismo y dejarles que participen en esto, y una buena idea sería la de organizar algunas reuniones en la librería o en otros sitios más cercanos a distintas comunidades donde las personas podrían conocer lo que estamos haciendo con este proyecto y por qué y de ahí conjuntar cabezas sobre la manera de hacerlo con brío y creatividad, y organizarse.

Algo muy importante: muchos estudiantes de las universidades, por ejemplo, en muchas universidades donde deberíamos estar centrando nuestros esfuerzos, no tienen contacto con los de abajo, y como es sabido, la situación contraria también es cierta. También agitemos tal situación, invitemos a aquellos que ya están con la revolución, que de costumbre no salen de los vecindarios, a ir a las universidades como parte de este proyecto y démosles una oportunidad de decirles a los estudiantes cómo es vivir en los barrios y ghettos infernales de Estados Unidos.

Por ende… que empecemos. Y manténganse sintonizados para la semana siguiente… y las semanas posteriores… mientras nos adentramos más profundamente en esto.

¡Éntrele, Difúndalo… y Conéctese!

1. El Libro Rojo popularizó las ideas esenciales de Mao Tsetung entre millones de personas de China y de todo el mundo en los años 60 y 70. [regresa]

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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