Revolución #243, 21 de agosto de 2011


El partido de fútbol entre Estados Unidos y México

Un comentario sobre "RojiBlanquiAbucheados"

Se me ocurrió que quizás sus lectores se interesen en lo sucedido en el reciente partido para la Copa de Oro entre Estados Unidos y México en el estadio Rose Bowl de Pasadena, una ciudad justo al norte de Los Ángeles. Al día siguiente, salió un artículo en la sección de deportes del Los Angeles Times titulado “Red, White and Boo” [RojiBlanquiAbucheados], escrito por Bill Plaschke, un comentarista que aparece regularmente en el programa de ESPN “Around the Horn”. El artículo de Plaschke podría haberse llamado “El fútbol, las fisuras, las ‘lealtades equivocadas’ y la ventaja de jugar en casa”.

Plaschke escribió que estar ese día en el Rose Bowl era como estar en el Staples Center, donde juegan los Laguneros, repleto de hinchas de los Célticos de Boston, su enemigo número uno; o en el estadio Chávez Ravine, donde juegan los Esquivadores, colmado de hinchas de los Gigantes de San Francisco, a quienes los angelinos llaman “los odiados”. Luego hace la pregunta: “...¿En realidad está bien que las personas que viven aquí, rechiflan y vitorean como si no vivieran aquí?” Sintió defraudado por la reacción del público. Bueno, supuestamente se permite animar, vitorear o abuchear al equipo que le guste. Pero aquí pasaba algo más profundo, siendo el deporte parte de la superestructura política e ideológica de la sociedad, que enseña a la gente cierto modo de pensar, qué valores sostener o no, quiénes son “los buenos” y “los malos”, a quiénes animar y a quiénes abuchear: mi equipo, mi ciudad, mi país. Esto se discute más a fondo en el discurso del presidente Avakian, “La Asociación Nacional de Básquetbol: Racismo disimulado al servicio de los grandes gángsteres”, que se puede conseguir en inglés en bobavakian.net.

El Rose Bowl estaba colmado de gente. Los hinchas estaban ansiosos por ver la entrada de la selección mexicana. Se preveía una victoria mexicana, pues entre los dos era el mejor equipo. Pero para Plaschke lo único que importaba era “aquí es Estados Unidos”, los hinchas deben animar al equipo local... en realidad y punto, se acabó el debate. Enojado y decepcionado, escribió: “¿Qué otro país permitiría que el equipo visitante tenga la ventaja?” Los equipos confían en tener esa ventaja cuando juegan en terruño propio, pero esta vez los hinchas se convirtieron en un apéndice del equipo mexicano y le negaron esa ventaja al equipo estadounidense. Los coros de “Olé, olé” ahogaron los coros de “USA”.

He aquí una de las ironías del partido en el Rose Bowl. Más de 80.000 de los 93.000 presentes en las tribunas estaban abucheando al equipo de casa. Estados Unidos perdió la ventaja asociada con estar en casa y eso tuvo un impacto en la psiquis del equipo estadounidense, pues lo dejó desconcertado e inseguro; a pesar de estar ganando 2 a 0 a principios del partido, terminó derrotado 4 a 2. Los hinchas respondieron a todo lo que hizo Estados Unidos con un sonoro coro de abucheos y a todo lo que hizo México con un sonoro coro de vítores. Bueno, el equipo estadounidense perdió porque el equipo mexicano era mejor. Pero una cosa que ocurre muy a menudo en el deporte es que los mejores jugadores del equipo de fuera, al encontrarse en la cancha local de su rival, quieren que las jugadas suban a nuevas alturas y que se eleve el nivel de atletismo de su propio equipo, con el fin de callar al público y así arrebatarle al otro equipo la ventaja de estar en casa. Pero en la situación en Pasadena, el equipo estadounidense no logró dar la talla.

En otro nivel más profundo, existe una gran fisura en la cohesión social de Estados Unidos. ¿A qué das tu lealtad? Esta es una gran fisura que corre por todo y podría reventarse en cualquier momento. Eso lo puedes ver. Podría ser uno de los factores que provoca que todo se reviente. Pues es uno de los factores que aglutina la sociedad como es. No es el único factor pero sí es uno. A un nivel, esta situación da risa pero a otro nivel más profundo demuestra lo tenue que es su tejido social, que puede deshilacharse rápidamente, así de repente mientras estás viendo un partido de fútbol o algo semejante. Podrías ver el proceso de desenmarañamiento. Esa fisura simplemente podría empezar a reventarse más y seguir reventándose. Y luego todo empieza a reventarse en mil direcciones.

Algunos piensan que hay que arrestar a las personas que vitorean a México. “La gente esa que tiene el descaro de vivir en Estados Unidos y animar a México”. Algunas personas que vitorearon a México incluso dijeron tener sentimientos encontrados porque crecieron en Estados Unidos pero animaron a México. Un hombre dijo: “Vine aquí de niño; de niño no tuve alternativa sino venir para acá. Crecí aquí, pero mi corazón está con México”.

A otro nivel, animar al equipo de casa destripa la contienda en el deporte. Se enseña a las personas a hacer eso y luego no aprecian qué es ver a un deportista mejor. No pueden valorar y reconocer el atletismo exhibido. Si no puedes valorar eso, en realidad no puedes valorar el deporte. ¿Qué modo de pensar es eso? ¿Qué tipo de lógica tiene?

La contienda, que los mejores saquen lo mejor de sí y de los demás jugadores, valoren eso y que todos lo valoren y lo reconozcan. Eso es lo que está pasando. Tener la capacidad de celebrar eso. Celebrarlo aunque estabas animando al equipo contrario. Si no, ni siquiera sabes valorar algo como eso. No puedes valorar la belleza de algo si no partes de qué es cierto. Realmente no puedes tomar partido de la alegría de ello. Se trata de algo maravilloso y grandioso, y está ocurriendo justo delante de los ojos. Maravillosas jugadas, atletismo. Jugadores que se ponen a las alturas. No puedes captar todo eso y valorarlo por lo que es.

Quedas aparte del disfrute de la realidad y su movimiento y sus cambios: pues, realmente, la belleza que está en ella.

Plaschke está tratando de orientar a la gente con su artículo “RojiBlanquiAbucheados”. Pero él no es el único que lo hace. Eso de Equipo USA #1 corre por toda la superestructura (por ejemplo en la política, la cultura y, sí, el deporte). Estados Unidos tiene muchas fisuras; aquí solo estamos hablando de una. Pero tiene muchas, muchísimas. ¿Cómo no podría ser así, dado lo que es? Existe el potencial de muchísimas fisuras en este maldito sistema. Por eso “existe otro camino” si lo examinas en serio.  

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond