Revolución en línea, 13 de octubre de 2011


El asesinato cometido por Estados Unidos en Yemen

Inconstitucional… y ominoso

El viernes 30 de septiembre, un avión teledirigido estadounidense mató a Anwar Al-Awlaki mientras viajaba en el norte de Yemen, a unos 145 kilómetros de la capital, Sanaa. Al-Awlaki era un ciudadano estadounidense nacido en Nuevo México. El ataque también mató a tres de sus compañeros, entre ellos Samir Khan, otro ciudadano estadounidense. Al-Awlaki era el blanco de este asesinato oficial estadounidense.

El presidente Barack Obama, altos funcionarios del gobierno y la clase dominante estadounidense eran casi unánimes en elogiar y hasta jactarse acerca de esta ejecución premeditada y largamente planeada.

Obama y otros funcionarios afirmaron que Al-Awlaki no era simplemente un clérigo y propagandista radical islamista, sino un líder de operaciones de al-Qaeda en la península Arábiga que había organizado él mismo ataques contra blancos en Estados Unidos.

Sin embargo, Obama y los medios de comunicación imperialistas nunca tratan este hecho básico: jamás han levantado cargos contra Al-Awlaki por ningún delito en ningún tribunal. Nunca lo han procesado, nunca lo han declarado culpable ni condenado. El gobierno estadounidense simplemente asesinó a uno de sus ciudadanos sin siquiera una mínima apariencia de debido proceso legal, de darle su “día en el tribunal ante el juez”, como requiere la constitución estadounidense. Un derecho que pregonan como uno de los pilares de la “justicia” y la “democracia” estadounidense.

El subdirector legal de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) Jameel Jaffer dijo: "El programa de asesinatos selectivos viola tanto la ley nacional como la internacional. Se trata de un programa bajo el cual un ciudadano estadounidense, lejos de cualquier campo de batalla, puede ser ejecutado por su propio gobierno sin ningún proceso judicial y basándose en normas y evidencias mantenidas en secreto no solamente del público, sino de los tribunales”.

El abogado constitucional Glenn Greenwald escribe en “Los asesinatos de ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso legal son ya una realidad”: “El gobierno de Estados Unidos ha aprovechado y ejercido exactamente lo que la V Enmienda trata de impedir (“Ninguna persona será privada de su vida sin el debido proceso legal”), y lo hizo de una manera que casi seguro viola las protecciones básicas de la I Enmienda (asuntos que ahora jamás se decidirán en un juzgado)”. (Salon.com, 30 de septiembre de 2011)

El gobierno declara: NO a evidencias, NO a los tribunales

El gobierno estadounidense nunca mostró ninguna evidencia, ni siquiera fuera de los tribunales, que vinculara a Al-Awlaki con algún ataque. Al-Awlaki fue el primer ciudadano estadounidense puesto en la lista de objetivos para capturar o asesinar de la CIA, y el gobierno de Obama ha luchado enérgicamente para impedir que todo proceso legal público examinara la justificación probatoria o jurídica de esa acción.

Hace trece meses, el padre de Al-Awlaki, representado por la ACLU y el Centro pro Derechos Constitucionales, entabló una demanda contra el gobierno de Obama y otros funcionarios por seleccionar para el asesinato a su hijo sin el debido proceso legal. El gobierno de Obama respondió, aduciendo la teoría jurídica del régimen de Bush de que, como Estados Unidos está en guerra en la llamada “guerra contra el terror”, los tribunales no tienen el derecho de meterse en decisiones acerca de cómo librar esa “guerra”, tales como quién es un “combatiente enemigo” y quién será seleccionado para el asesinato, pues se tratan de “secretos de estado”. El Washington Post informó el 1º de octubre 2011: “Los funcionarios del gobierno se negaron a divulgar el análisis jurídico exacto que usaron para autorizar la selección de Aulaqi [Awlaki] para ser asesinado ni su consideración de algún derecho al debido proceso legal de acuerdo a la V Enmienda”. (“Justice Dept. Memo Sanctioned Killings, But Officials Avoid ‘Due Process’ Concerns”).

El juez federal de distrito John Bates tomó partido con el gobierno de Obama y desechó la demanda, diciendo: “El Sr. Awlaki no demostró ningún interés en seguir adelante con una demanda en un sistema de justicia estadounidense que desdeñaba”. (“Judging a Long, Deadly Reach”, New York Times, 30 de septiembre de 2011)

El profesor de la Escuela de Derecho de Harvard y ex procurador adjunto del gobierno de Bush Jack L. Goldsmith afirma: “Antes de convertir en objetivo a una persona como el Sr. Awlaki, múltiples fuentes de inteligencia secundan la conclusión de que se trata de una amenaza peligrosa, abogados de alto nivel en muchas dependencias examinan minuciosamente la acción propuesta, los encargados de la política del gobierno la aprueban tras evaluar los riesgos legales y políticos y se informa a los comités de inteligencia del Congreso sobre el papel de la comunidad de inteligencia en las operaciones”. (“A Just Act of War”, New York Times, 30 de septiembre de 2011)

Sin duda similares altos funcionarios y expertos, tal vez las mismísimas personas citadas por el Sr. Goldsmith, examinaron con cuidado la evidencia de que Saddam Hussein tuviera armas de destrucción masiva antes de la invasión de 2003, la cual es responsable ahora por la muerte de hasta un millón de iraquíes.

“Centenares de hombres detenidos injustamente en Guantánamo”, escribe Michael Ratner del Centro pro Derechos Constitucionales. “¿Se debe permitir que este gobierno, o cualquier gobierno, ordene el asesinato de las personas sin el debido proceso legal?” (“Anwar al‑Awlaki’s Extrajudicial Murder”, Guardian UK, 1º octubre 2011)

En pocas palabras, el presidente de Estados Unidos puede autorizar en secreto el asesinato de cualquier persona que estima una amenaza, sin permitirle nada que se asemeja ni remotamente al debido proceso legal.

Un paso serio hacia el fascismo... bajo los demócratas

Este es un gran paso serio hacia el fascismo: “la imposición de una forma de dictadura que se basa abiertamente en la violencia y el terror para mantener el dominio y los imperativos del sistema capitalista imperialista”. (Lo BAsico 3:11)

Los gobernantes de este país han asesinado a muchas personas en forma extrajudicial, o sea, sin el debido proceso legal. La ejecución en 1969 del líder del Partido Pantera Negra Fred Hampton por el Departamento de Policía de Chicago, con el aval tras bambalinas del FBI, es un ejemplo infame de eso. No obstante, el asesinato de Al-Awlaki señala algo nuevo y muy peligroso: ahora el estado, el gobierno estadounidense, reclama el derecho legal a asesinar a cualquier persona que etiqueta como amenaza, sea ciudadano estadounidense o no, y afirma que no permitirá que tales personas tengan recurso legal alguno para impedir que les caiga encima todo el peso del estado para cazarlas y asesinarlas.

“Las siniestras implicaciones de este asesinato no deben escapársele a nadie”, recalca Michael Ratner. “Parece que el presidente no tiene ningún límite en su poder de matar en cualquier parte del mundo, aunque suponga asesinar a un ciudadano de su propio país. Hoy ocurre en Yemen; mañana, podría ocurrir en el Reino Unido o incluso en Estados Unidos”. (Guardian UK, 11 de octubre de 2011)

Por qué apoyar a los demócratas no lleva a nada, y hasta lleva a algo peor

¡Ni Bush ni Cheney se atrevieron a reclamar abiertamente tal derecho! Ahora un demócrata, para colmo un llamado “especialista en asuntos constitucionales”, es quien ejecuta las políticas reaccionarias y asesinas que la clase dominante imperialista estima esenciales en esta coyuntura, ¡y ahora el asesinato de ciudadanos estadounidenses sin ningún tipo de debido proceso legal!

Unos sectores poderosos de la clase dominante imperialista apoyaron la candidatura de Obama, no para traer un “cambio” en que podíamos creer ni para “construir un movimiento desde las bases para arriba”, sino para paralizar y desorientar a los que odiaron a Bush y las guerras estadounidenses, para darle una “nueva fachada” al imperio estadounidense y para forjar un apoyo político (o una aceptación pasiva) ante las guerras sin fin y los crímenes de guerra sin contar. (Para leer más sobre esta dinámica, véase “La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo” de Bob Avakian, Obrero Revolucionario #1237, 25 de abril de 2004; se puede conseguir en revcom.us.)

Glenn Greenwald observa: “Recuerden que estalló una gran polémica cuando George Bush afirmó tener la autoridad para simplemente detener a los ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso legal o para simplemente intervenir sus conversaciones sin orden judicial. Aquí se trata de algo mucho más severo. No es intervenir las conversaciones de ciudadanos estadounidense, no es detenerlos sin el debido proceso legal, sino asesinarlos sin el debido proceso legal, y sin embargo, muchos demócratas y muchos progresistas, por tratarse del presidente Obama, no lo ven como problema y hasta están a favor”. (Democracy Now!, 30 de septiembre de 2011, énfasis agregado)

Greenwald continúa: “Bueno, una cosa obvia es que no nos sirve de nada votar por los demócratas en vez de por los republicanos. De hecho, si leen el artículo de 2010 del New York Times que confirma que Al Awlaki está en la lista de objetivos, ese artículo deja en claro que George Bush en ningún caso ordenó hacer blanco de asesinato a un ciudadano estadounidense, que aquí se trata de un paso extraordinario y tal vez sin precedente bajo el presidente demócrata. La gente del mundo árabe, cuando sus líderes encarcelaban a sus conciudadanos sin juicio, y ni hablar de asesinarlos, salía a las calles y protestaba y demandaba que eso se parara. Para mí es difícil entender cómo votar por uno de estos dos partidos pondrá fin a estos extraordinarios excesos en violaciones a la constitución; está claro que el voto no va a hacer eso. Para lidiar con eso se necesita algo que esté fuera del sistema. Este es un hecho comprobado”.

Apoyar a los demócratas no es el “menor de dos males”, ni es el caso que simplemente no tiene sentido. ¡Es profundamente nocivo! Como Bob Avakian ha señalado: “Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina por convertirse en lo que los demócratas en realidad son”. (Lo BAsico 3:12)

Eso también demuestra la verdad de la primera convocatoria a la acción de El Mundo no Puede Esperar – Fuera Bush y su Gobierno, que decía con presciencia: “Si uno no se le opone a esto y no se moviliza para pararlo, aprenderá —o se verá obligado— a aceptarlo”.

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