Ejecuciones, oficiales y extraoficiales… lo asesino sobre la democracia estadounidense

Éste es el sistema imperialista...
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18 de octubre de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Si Ud. se horroriza por la manera en que la policía mata a la juventud negra y latina en ciudades por todo el país por alguna razón ridícula o sin ninguna razón en absoluto… si Ud. se siente indignado por la descarada manera racista en que un número desproporcionado de gente negra van a dar al corredor de muerte para una muerte segura… y además si al mismo tiempo Ud. se está dejando llevar por el circo electoral presidencial, pues Ud. Tiene que reconocer la siguiente realidad: Votar por cualquiera de los candidatos implica que Ud. votará por un sistema que lleva a cabo ejecuciones injustas, ya sea oficiales o extraoficiales.

La esencia del “estado de derecho” democrático en los Estados Unidos es el monopolio sobre el uso legítimo de la violencia por el estado a fin de proteger y hacer cumplir el dominio de la clase capitalista imperialista. En la práctica, el asesinato ilegítimo y gratuito por la policía contra la juventud abrumadoramente negra así como latina y la juventud de otras nacionalidades oprimidas es tan omnipresente que la conversación esencial de “alcanzar la mayoría de edad” que los padres negros tienen que llevar con sus hijos adolescentes no se trata del sexo sino de cómo comportarse cuando la policía lo pare a uno, con la esperanza de minimizar la posibilidad de convertirse en otra cifra del registro de asesinatos policiales. Este terror contra los afroamericanos como un pueblo es la versión de hoy de los linchamientos “por ley” de miles de hombres negros durante los cien años del Jim Crow.

El asesinato policial de Sean Bell en Nueva York, horas antes de su boda en 2006, y el de Oscar Grant en un andén del metro BART en Oakland, California en el día del año nuevo de 2009, suscitaron amplia indignación y protestas en las calles. Y la manera de que el sistema de justicia protegió a ambos asesinos era tan previsible como lo era fundamentalmente injusta.

Cuando en 2008 un juez exoneró a los policías quienes mataron a Sean Bell, de todos los cargos, se citó al candidato presidencial Barack Obama al decir: “El juez ha pronunciado su decisión y como somos una nación de leyes, así respetamos el veredicto pronunciado”. Y criticó las protestas al decir que “recurrir a la violencia para expresar al desagrado para con el veredicto es algo completamente inaceptable y contraproducente”. Obama estuvo de audición para el papel de líder del imperio global de los Estados Unidos en esa época y demostró a los de arriba que él pudiera combinar la generación de una sensación de esperanza entre sectores de personas descontentas por el sistema con la implacable realización de los crímenes requeridos para mantener y extender el imperio. El “tirón de orejas” dado al policía en julio de 2010 quien mató a Oscar Grant no resultó en ningún comentario en absoluto del presidente Obama.

Al mismo tiempo que los asesinatos policiales, los Estados Unidos lleva a cabo linchamientos legales que están sancionados abiertamente y casi están ritualizados de hombres negros que ya están en el corredor de muerte. Aunque el pueblo negro representa el 13.4% de la población de los Estados Unidos, el 34% de los presos ejecutados desde 1976 han sido negros. Al igual que los asesinatos policiales, mientras más flagrante la injusticia en el uso de las ejecuciones, más amplio es el terror que induce.

La ejecución de Troy Davis en 2011, después de 22 años en el corredor de muerte, es el ejemplo más reciente. Llevaron a cabo su ejecución por medio de una inyección letal, a pesar del hecho de que hubo un clamor público de oposición de personas por todo el mundo, incluyendo a personas tan prominentes como el papa Benedicto y Jimmy Carter, porque se había presentado tanta evidencia contundente acerca de la inocencia de Davis. Obama se negó a mover ni un dedo para parar la ejecución ni decir ni una palabra al respecto.

Obama y Romney tienen el mismo punto de vista por lo que se refiere a darle luz verde a los más brutales asesinatos policiales. Ambos han expresado ideas semejantes sobre la pena de muerte, diciendo que la aprueban en casos de una “aplicación limitada” o en “ciertas circunstancias”, incluyendo en relación de los crímenes donde nadie perdió la vida. Cuando se trata del ejercicio de la violencia estatal brutal contra el pueblo, no hay ningún debate.

Éste es el sistema imperialista...

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