Carta de una lectora

Una razón para la esperanza

16 de diciembre de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La siguiente carta es de una ministra universalista unitaria, activista eco-feminista y de los derechos de los animales.

He tenido conocimiento acerca del PCR y Bob Avakian, tanteando lo que podría encontrar aquí que pueda informar e inspirar mi propio trabajo de justicia como eco-feminista.

La rica y emocionante entrevista de Cornel West a Bob Avakian ofrece esa clase de inspiración.

Avakian me inspira con la amplitud de su conocimiento y análisis y la profundidad de su compromiso. Como es de esperar, encuentro profunda resonancia con su claridad y entendimiento sobre los asuntos que enfrentamos: sistemas entrelazados de dominación y opresión… racismo, sexismo, clasismo y degradación ambiental, todo ello como resultado del sistema capitalista imperialista.

Avakian nos llama a “mirar al mundo tal como es”. Nos llama a mirar el horror que es este mundo para tantos. Pero Avakian no simplemente menciona el horror. Ofrece una visión de un mundo que él cree que es posible. Un mundo de abundancia, Avakian nos recuerda, que ofrece “una rica vida… en un sentido espiritual”. Un mundo en que las necesidades materiales, intelectuales y culturales de todas las personas pueden satisfacerse. Imagine eso. Y uno debería ser capaz de imaginar eso.

West celebra el compromiso de por vida de Avakian para crear un mundo diferente más hermoso: “Él nunca se ha vendido. Él nunca se ha claudicado. Nunca se ha dado por vencido”. Tanto West como Avakian expresan “una voluntad de vivir y morir” para hacer realidad ese mundo. Pero trabajar por ese mundo no es para el pusilánime o poco entusiasta. El tipo de dedicación de que hablan Avakian y West nace de su amor, un profundo amor por los pobres, los oprimidos (y en el caso de esta eco-feminista, por la tierra y todos los seres). Se trata de un amor revolucionario. Un amor que no nos soltará y no nos dejará sin responder.

El profundo compromiso de Avakian me conmueve, articulado poderosamente con estas palabras: “Si no ardes de deseo para poner fin [a los horrores del mundo] y hacer realidad algo mucho mejor, especialmente cuando vemos que esto es posible, entonces no tienes absolutamente ningún derecho a llamarte revolucionario”.

Es emocionante escuchar a un cristiano revolucionario y a un comunista revolucionario expresando puntos en común en su amor por los oprimidos al igual que el imperativo que ambos sienten para vivir ese amor… “para persistir y prevalecer”.

La disparidad entre los que tienen y los que no, la degradación de la tierra, la opresión y explotación del pobre, la gente de color, la mujer y todos los seres es completamente inaceptable. Hay que desmantelar el sistema capitalista imperialista que ha creado y perpetúa esta disparidad y opresión y los horrores del mismo. Aquellos de nosotros llamados a señalar y cambiar esta situación tenemos que participar en interacción apreciativa con todos los que comparten nuestra causa. Bob Avakian nos modela la manera en que podemos tejer múltiples perspectivas para esta lucha y nos invita a vivir valerosa y audazmente para crear el mundo que nosotros sabemos que podrá existir.

 

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