De un preso

Sobre El comunismo y la democracia jeffersoniana, de BA

13 de enero de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La siguiente es una carta reciente de un preso de Texas.

Partido Comunista Revolucionario:

¡Saludos y Respetos! Hace un rato, ustedes me enviaron un libro titulado El comunismo y la democracia jeffersoniana. Inicialmente comencé a leerlo, pero no me 'agarró' en serio, así que se lo di a un vecino para conocer mientras continuaba mis otros estudios. Recientemente volví a leerlo y después de la página 12 literalmente no podía soltarlo. Trataba de ponerlo a un lado para centrarme en otras cosas, pero noté que mi mente y pensamientos estaban fueron en los temas que me obligaban a volver constantemente a reabrir el libro para continuar leyéndolo y pensando profundamente en lo que dice.

Me gusta el hecho de que aborda y nos ilumina acerca de los motivos reales, lógicos de las fuerzas en el poder. El mundo no es tan caótico e ilógico como, a veces, parece ser. Estoy empezando a entender, a través de la ayuda de sus materiales educativos, que existe una explicación racional para casi todo lo que sucede y que la gente se motiva y se mueve según ciertos ideales y objetivos.

Por eso, veo que también es posible que otras personas, como nosotros los comunistas, se motiven y se muevan por otros ideales y objetivos más elevados. Unos ideales que trascienden la adquisición de un surtido interminable de perlas brillantes y riqueza material. Unos ideales que no terminan en la exaltación de un pueblo sobre otro como un medio de establecer valor personal. También veo que si esas ideas nos pueden motivar, es posible que las masas que se motivan por tales principios tengan un impacto sobre el mundo en general de la misma manera, si no más, [que] las masas de hoy se mueven en cumplimiento de la voluntad de la burguesía.

Demasiados de nosotros han sido como el idiota de las caricaturas. De no ver más allá de la zanahoria en la punta del palo que la burguesía tiende ante nuestros ojos. Entrenados y condicionados para que idolatren y se esfuercen para las mismas cosas cuyo control lo monopolizan los poderes actuales. En efecto, haberlos obligado a moverse y a marchar en cualquier dirección que ellos elijan para influenciarnos así. (El ejemplo sobre los jóvenes del centro marginado de la ciudad irracionalmente obsesionados con los costosos rines para su carro es un ejemplo perfecto de la forma en que los "deseos y necesidades se determinan fundamentalmente por la producción y relaciones sociales imperantes y por la superestructura que... les sirve" p. 69).

Literalmente nos encadenan y esclavizan los mismos deseos a los que nosotros nos sujetamos cuando ellos nos ofrecieron los mismos para que los adoptáramos por nuestra cuenta. Puedo ver que es posible rechazar todo lo que ellos tienen que ofrecer y cómo, al final, no tienen nada en absoluto con lo que moldear y controlarnos. Nada, es decir, excepto la fuerza bruta. Si alguna vez llegara un momento cuando las masas de nosotros comiencen a desdeñar abiertamente la riqueza y las cosas materiales que los mueven, y en menor medida, nos mueven a nosotros, estoy seguro de que se quitara la máscara finalmente a esta bestia por lo que es. Y el mundo lo verá y sabrá; el mito de su legitimidad se hará añicos para siempre.

De todos modos, gracias por la literatura tan reveladora y por una manera nueva, más amplia y en constante expansión para que yo pueda ver el mundo en que vivo. Además, gracias por la alternativa viable, lógica que tiene algún sentido en este mundo sin sentido. "Puede que el dinero haga girar al mundo —por ahora— pero no tiene que seguir siendo la única fuerza que lo hace girar".

Saludos Revolucionarios Míos,

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