Sudáfrica antes y ahora
Todavía en las garras del capitalismo-imperialismo: Las mujeres

7 de abril de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

 

ANTES 

Women in the Transkei region chopping wood, 1982
Unas mujeres cortan leña en la región del Transkei, 1982.
Foto: Naciones Unidas

El trabajo rompe-lomo, sin derechos legales, separadas de sus seres queridos, una profunda pobreza y al ver a sus hijos crecer con hambre o morir de enfermedades curables era la suerte para una abrumadora mayoría de las negras bajo el apartheid.

El patriarcado es una base fundacional de toda forma de sociedad explotadora, que incluye a las sociedades tribales que principalmente caracterizaron a Azania antes de que fuera conquistada por los europeos. Pero la conquista de Azania y la imposición del sistema del apartheid después de la Segunda Guerra Mundial generaron nuevos extremos para el sufrimiento de las mujeres de Azania. Por ley, se les negaron explícitamente muchos derechos, como el derecho a tener propiedad y tenían que ser dependientes de sus esposos.

Bajo el apartheid, la mayor parte de la tierra, y las mejores tierras para la agricultura, fueron tomadas por una pequeña minoría blanca. En el campo, el 13% de la tierra que no era arable fue destinada zonas de reserva (los “bantustanes”) para la población negra, lo que hacía imposible que estas personas se apoyaran en una agricultura tradicional. La mayoría de los hombres negros tenían que dejar sus hogares y familias y viajar a las zonas de trabajo en las minas o en la industria. Ellos se iban por meses e incluso años; muy rara vez se les permitía a sus familias mudarse con ellos. Pero esos trabajos pagaban muy poco apenas para sobrevivir, poco les quedaba para enviar a la familia. Por eso las mujeres criaban a sus hijos por cuenta propia y bajo condiciones de desesperada pobreza, con poco o ningún cuidado médico o educación pública y aún tenían que trabajar la tierra árida para sembrar suficientes alimentos para garantizarles un nivel de subsistencia. A las mujeres también fueron excluidas de la mayoría de los trabajos y profesiones, con excepciones en la agricultura y el trabajo doméstico, por lo general los trabajos más duros y mal pagados.

AHORA  

A protest to
Arriba, Una protesta para "resucitar" la justicia para las mujeres y aquellas que han sobrevivido la violación en frente del Alto Tribunal de la Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 2007.
Foto: AP

Cuando terminó el apartheid en 1994 y el Congreso Nacional Africano (CNA) llegó al poder, había grandes esperanzas entre las mujeres por un cambio, quienes jugaron un rol importante en la lucha de liberación. La constitución de la nueva república prohibió la discriminación contra las mujeres y también contra las personas gay. Y algunas mujeres negras de la clase media tuvieron acceso a la educación, entrar en profesiones y llegar a posiciones de nivel medio en el gobierno.

Pero la situación de las mujeres de las masas se volvió una verdadera pesadilla. Mientras una pequeña minoría de negros se enriqueció, se profundizo la pobreza para la gran mayoría y las mujeres se encuentran principalmente en los trabajos peor pagados; reciben un promedio de dos tercios del pago que reciben los hombres. La cuota de manutención de los hijos para el desempleado es de $36 por hijo al mes. El VIH/SIDA se da a niveles epidémicos, siendo las mujeres las más afectadas: en Sudáfrica una de cada cuatro mujeres es VIH positiva.

Pero la opresión de la mujer se concentra más en los niveles alarmantes de violaciones y violencia doméstica.

Los expertos estiman que hubo 600.000 violaciones en 2012 o la violación de una mujer cada 26 segundos. En las encuestas, uno de cada cuatro hombres admite haber cometido una violación. El 40% de las mujeres negras dicen que su primera experiencia sexual fue forzada.

Cada seis horas una mujer es asesinada por su pareja.

La denominada “violación correctiva”, es decir, la violación de una lesbiana para “darle una lección” o supuestamente convertirla en heterosexual, es también un enorme problema masivo; en solamente una ciudad las organizaciones de los derechos de los gays dicen que se refieren a diez mujeres en tal situación cada semana. Hubo en diez años al menos 31 “violaciones correctivas” que terminaron en el asesinato; solo dos de esos casos siquiera se llevaron a juicio.

De muchas maneras esa epidemia de violación contra las mujeres es una parte del legado brutal del apartheid; en los años 1980 se dispararon los niveles de violaciones. Pero el gobierno del CNA ha trabajado de muchas maneras para reforzar la ideología patriarcal que es la raíz de todo eso:

El presidente Jacob Zuma, quien también es el director del CNA, fue acusado de violar a una amiga de la familia. En el juicio, Zuma afirmó que la mujer “estaba vestida provocadoramente, envuelta en una manta tradicional kanga y el que un hombre deje insatisfecha a una mujer sexualmente excitada es algo que está en contra de la cultura zulú”. Zuma fue exonerado. Zuma también defiende la poligamia; tiene 21 hijos de diez mujeres diferentes, cuatro de las cuales son sus esposas. Zuma designó a un ministro fundamentalista cristiano para ser ministro de justicia. En las anteriores decisiones de la corte, el juez Mogoeng Mogoeng ha exonerado a un hombre acusado de violar a su esposa porque ésta lo “tentó” con sus prendas de dormir; ha cuestionado si es posible que un hombre viole a su esposa; ha reducido la sentencia de un hombre culpado de violar a una niña de 7 años a 18 meses de cárcel (la sentencia mínima).

En otro caso, donde dos adolescentes drogaron y violaron a una compañera de la escuela, la Autoridad Nacional de Procuración de Justicia anunció que los acusaría a los tres de haber tenido sexo con una menor de edad.

El gobierno del CNA intenta aprobar una ley que haría a las cortes tribales tradicionales las únicas cortes accesibles para la mujer en el campo. A diferencia de las cortes normales, las cortes tribales no garantizarán incluso una formal igualdad jurídica; por ejemplo, estas cortes de costumbre expulsarán de su hogar a una mujer si su esposo muere, se divorcia o la abandona si ella no tiene un hijo varón; de ahí, la casa se traslada al familiar masculino más cercano. Y a una mujer viuda ni se le permite comparecer en estas cortes por seis meses después de la muerte de su esposo porque es considerada “impura”.

Fuentes:

BBC, 7 de octubre de 2010

BBC, 10 de enero de 2012

New York Times, 20 de abril de 2012, cita de Médicos Sin Fronteras

BBC, 18 de noviembre de 2010

New York Times, 20 de abril de 2012, cita de la OMS

New York Times, 20 de abril de 2012, cita del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica

BBC, 7 de octubre de 2010

"South Africa's Rape Crisis: 1 in 4 Men Say They've Done It", Megan Linsow en la revista Time, 20 de junio de 2009

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