Un trueno de primavera resuena en todas partes

30 de junio de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El siguiente artículo es de un contribuidor, acerca del reciente levantamiento en Turquía, y se ha posteado en español, inglés y turco.

Un levantamiento social en una escala no vista en las últimas décadas se ha repercutido por la sociedad como un trueno de primavera, rechazando las cosas de costumbre y oponiéndose a su rumbo. Se ha extendido rápidamente por Turquía, conduciendo a una enorme cantidad de manifestantes a las calles de más de setenta ciudades y pueblos desde Estambul hasta Diyarbakir. Ha suscitado un gran coro de entusiasta solidaridad internacional desde todos los rincones del mundo.

Desde el  fin de mayo, una crisis política de tremenda importancia ha estallado y tomado por asalto el escenario, suscitando una aguda polarización de la sociedad entera, atrayendo a millones de personas hacia el debate y poniendo al descubierto la naturaleza general opresora y pútrida fundamental del orden social existente y sus premisas fundamentales. Una desafiante joven mujer, al calor de las batallas campales con la policía, le respondió orgullosa, "¡Esta lucha no se reduce a unos cuantos árboles, se trata de nuestras almas!", a un corresponsal que le preguntó lo que motivaba el implacable auge de protestas.

En apariencia el brutal ataque de parte de la policía antimotines y las autoridades a las 5 de la mañana del 31 de mayo para desalojar de 50 a 100 personas que protestaban pacíficamente por la propuesta demolición del parque Taksim Gezi de Estambul prendió el levantamiento social general. Pero en medio de la gruesa neblina del gas CR y las paralizantes ráfagas de los cañones lanzaaguas de alta presión y granadas de aturdimiento de los enfrentamientos del primer día, quedó en claro que ha nacido una nueva fuerza decidida y fresca, una nueva generación de rebeldes, que cuenta con una creciente impaciencia e intolerancia para con el actual orden social y político de Turquía.

La profundidad y el alcance de las fuerzas rebeldes desplegadas en contra del régimen del AKP (el Partido de Desarrollo y Justicia), el gobierno de turno desde 2002, ponen a la luz la aguda intensificación de las contradicciones. Los jóvenes de las universidades y las ciudades miseria, la gente de la clase media de diversas profesiones, los artistas y los intelectuales en unión con aquellos que hace poco han sido objeto del desplazamiento desde el campo, exigen la dimisión del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, a lado de las personas que se han indignado por la sistemática islamización del estado y de la plaza pública y la creciente imposición de los valores y tradiciones islámicos y la implacable promoción de la moralidad basada en la religión. Las mujeres están al centro y en las líneas del frente de esta rebelión, enfurecidas por las intrusiones sobre sus cuerpos, vida y libertades y por las restricciones sobre el aborto y por los decretos oficiales sobre cuántos hijos una "buena madre" "patriota" debería tener. También son parte de las protestas las personas indignadas por las actividades patrocinadas por el estado para erosionar o rechazar las verdades científicas sobre la teoría de la evolución de Darwin. Los partidarios de los grupos y organizaciones revolucionarios combaten al lado de las personas opuestas al deterioro del medio ambiente y aquellos que exigen la auténtica libertad de palabra, un fin a la censura del Internet y el arresto de los periodistas por siquiera contar las verdades y hacer críticas. Por eso, la consigna "¡Que dimita Tayyip!" hace eco fuertemente en medio de los frentes de batalla y las barricadas en distintas ciudades, en representación de un profundo odio por el régimen del AKP.

El AKP subió al poder adoptando una imagen de "el que menos posibilidades tiene" y prometiendo un "orden económico justo" y el desarrollo. Ahora la pura verdad ha quedado al descubierto en toda su asquerosidad: una orgía de especulación, lucro y clientelismo , avalada en su totalidad por el estado, en las grandes obras de construcción tales como el Canal Estambul (un nuevo Bósforo artificial), El Tercer Puente, otra "mayor mezquita jamás" y muchas más. Aparte de su propósito de enriquecer a un grupito de "piadosos empresarios del AKP", estas obras son desastres ecológicos que desperdician los recursos del agua, provocan la erosión del suelo y la destrucción de irreemplazables tesoros arqueológicos históricos. Un desenfrenado programa de construcción de mezquitas se disfraza de urbanismo.

La gente está harta de las bravuconerías de creciente arrogancia y belicosidad del régimen en la región, el que glorifica, embellece y aplica la herencia del Imperio Otomano. La tesis pseudo-académica de Davutoglu, el ministro de Relaciones Exteriores, sobre la importancia de la "profundidad estratégica" del estado turco para gobernar la región en contubernio con los verdaderos amos de la región, los imperialistas europeos y estadounidenses, representa sus propósitos depredadores y apetito excesivo. La exacerbación de la reaccionaria y sectaria guerra civil en Siria es una amplia expresión de lo mismo. Ahora están fraguando un cínico acuerdo con algunas fuerzas nacionalistas kurdas a fin de proseguir las reaccionarias ambiciones regionales de las clases dominantes turcas y de remate aplastar las legítimas aspiraciones del pueblo kurdo.

Pese a las poses públicas del primer ministro Recep Tayyip Erdogan y su desdeñoso tono entretejido con francas amenazas contra los manifestantes, existen indicios al interior de su partido gobernante de que empiezan a manifestarse un inquietante sentido de estar bajo sitio. Se habla de romper filas con el liderazgo de Erdogan a fin de lidiar con la emergente crisis de legitimidad del reino del AKP pro libre mercado, tradicionalista y de base islámica que lleva once años al mando del gobierno.

Debajo de la superficie

Durante las últimas tres décadas, enormes cambios han estado recorriendo a Turquía como parte del acelerado ritmo de la "globalización" en el mundo en general. Durante esos años, se ha intensificado el desarrollo capitalista en Turquía, lo que ha engendrado los nuevos capitalistas que quieren su tajada del poder estatal y su derecho a una "proporción justa" del botín. Por este mismo proceso de desarrollo, millones de campesinos y agricultores de subsistencia han resultado desplazados, orillados a la bancarrota y expulsados hacia las ciudades miseria o a emigrar a otros países. Se ha reflejado este proceso de desplazamiento y trastorno en la cultura, las ideas y la moral. Según una fuerte tendencia, se han añorado los valores y moral tradicionales tales como se manifiestan en la música "arabesca". Enormes cantidades de mujeres han tenido que dejar el hogar a fin de dar de comer a sus familias como jornaleras de baja paga. Pero estas mismas mujeres son las víctimas de esta ideología feudal e islámica y del anhelo de los valores y estilo de vida tradicionales. La muy cacareada modernización de Turquía ha ido de la mano con el creciente fenómeno del trato denigrante y brutal de las mujeres, lo que incluye los horrendos asesinatos por honor. Así es el cruel secreto de este modelo "del pío empresariado" que tanto simboliza las poses que deliberadamente promociona la maquinaria del AKP.

El surgimiento y ascenso al poder del AKP expresan estas compulsiones y contradicciones en beneficio de un creciente "desarrollo capitalista moderno", por una parte y por otra, la promoción de los valores tradicionales y de la ideología religiosa: su "política piadosa". De un lado, el AKP representa la descarada defensa y práctica del capitalismo y explotación "de libre mercado", que obra de la mano con el imperialismo, pero su afán de poder, su cohesión ideológica y su atractivo para un sector de la población vienen arraigándose en la ideología religiosa (el islam) y sus añoranzas nostálgicas de un estilo de vida tradicional el que está minando el mismo funcionamiento del sistema capitalista mundial, del que el AKP está tan entusiasmado.

En el mundo actual y sobre todo en el Medio Oriente y el norte de África, estas dos compulsiones interdependientes mas conflictivas están moldeando la marcha de los acontecimientos políticos y están engendrando alternativas reaccionarias en contienda entre sí, y azuzan la reaccionaria violencia y manipulación. Esta misma dinámica caracteriza la agresión en Irak y Afganistán, Somalia, la "guerra contra el terrorismo" del imperialismo y la actual confrontación con la República Islámica de Irán. Se ostentaba el llamado "modelo turco", en días tan recientes como lo es el 31 de mayo, como un ejemplo de atenuar y armonizar el desenfrenado desarrollo capitalista azuzado por el imperialismo, con el reaccionario régimen político islámico anticuado. Muchas personas en la región y en Turquía creían que estos malabarismos contorsionistas representaban la mejor opción a la mano. Tres triunfos electorales se basaron en estos delirios propios y se vendía (o se daba de comer a la fuerza) este modelo como el cierre asfixiante y letal de la Primavera Árabe.

La actual explosión es una repentina irrupción en la superficie de estas contradicciones insolubles.

Las iniciativas para reconciliar el desarrollo capitalista azuzado por el imperialismo y la democracia burguesa occidental con una dosis moderada "inofensiva" del islam no podrán plasmar los propósitos de Turquía. Puede que Tayyip no sea un Talibán o un Bin Laden, pero él también es un agente así como un producto de estas dos tendencias opuestas que él no tiene posibilidades de controlar. Por esa razón, entre otras, él manifiesta una arrogancia tan desenfrenada en sus discursos.

La otra cara del mismo sueño decía que Turquía iba a dejar de ser un comedero para el imperialismo extranjero, a fin de tomar su lugar en la propia mesa del imperialismo: las expectativas de ingresar a la Unión Europea. Desde la formación de la República de Turquía en 1923, todos los gobernantes han aspirado a alcanzar el nivel de la "civilización occidental". El AKP prometía entregar lo que ni Ataturk y los generales podían. Aparte del engaño propio de dicha propuesta, ¿por qué es que los pueblos de Turquía deban aspirar a tomar parte en el saqueo de otros o a enorgullecerse de ser un "socio estratégico" (en realidad, un policía y torturador) por unos merodeadores de marca mundial, a fin de proteger un sistema que coloca miles de millones de dólares en las manos de un grupito de individuos mientras que miles de millones de personas son objeto de degradación? ¿Dónde el comercio internacional del sexo se convierte en una gran industria, persiste el trabajo infantil y el medio ambiente padece daños irreparables? ¿No representan sus planes de resucitar la grandeza del Imperio Otomano nada salvo sus sueños de que Turquía asuma su codiciado lugar en el sistema imperialista mundial?

El fruto más importante de la rebelión social contra el AKP, su ideología, su mano dura y su proyecto de sociedad es la emergente conciencia colectiva de que es necesario gestar una sociedad completamente diferente y opuesta.

Combatiendo a nuestra manera y gestando una sociedad radicalmente nueva

Las personas en la plaza Taksim y un creciente número de personas por todo el mundo quieren tener un papel para determinar el rumbo del país. Quieren utilizar constructivamente sus pasiones y talentos para contribuir a crear una sociedad mejor. Crece un sentido de la necesidad de ser buenos guardianes del planeta y no sacrificar la tierra en beneficio del lucro. Las mujeres y los hombres sueñan con una sociedad en la que mediante lucha, es posible eliminar el patriarcado, la opresión y denigración de la mujer. Donde una nación ya no señorea a las demás. La gente anhela la genuina cooperación y comunidad y quitarse de encima la competencia de perro-come-perro y la indiferencia características del mundo imperialista y capitalista.

En Turquía y en todo el mundo, es posible lograr todo lo que la gente busca en su lucha y de hecho, muchísimo más. Tal como lo expresa "La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos, Un mensaje, y un llamamiento, del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos":

"[E]l comunismo [es] un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el bien común... en que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo que necesitan para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya divisiones entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras, arrebatándoles no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el conocimiento y un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para cambiarlo".

Sin tal visión, sin una decidida lucha para emancipar a la humanidad de las divisiones y antagonismos sociales devoradores de la vida, no es posible consumar las esperanzas y sueños que tienen las personas por un mundo distinto sin explotación y opresión.

En el mundo de hoy, existen las necesarias condiciones para llegar al comunismo. Existe una capacidad de producción muy avanzada que entreteje las personas por todo el globo. Pero bajo el actual sistema social, es posible utilizar dicha capacidad solamente para acumular aún mayor capital privado. Eso impide que el mayor recurso que existe, las propias masas populares, contribuya a solucionar las necesidades de todos. Aparte de dejar en la ociosidad a los trabajadores cesantes y los campesinos desterrados, esta situación ni permite que aquellos que han tenido la oportunidad de obtener importantes conocimientos y destrezas los utilicen al servicio del pueblo. La situación y la opresión de la mujer, de la mitad de la sociedad humana, es una contundente manifestación del enjaulamiento de la humanidad.

La sociedad sigue y sigue de esta manera por una razón fundamental: la pequeña minoría que se beneficia del orden existente, o sea las clases explotadoras, controlan el estado: el gobierno, el ejército, la policía, la burocracia. La dominación política y económica también se refleja en las ideas, la cultura, el etos, etc., que toman de los sistemas de explotación y opresión del pasado y del presente y contribuyen a mantener la esclavización de la gente.

Por lo tanto, para poder transformar la sociedad, hace falta una revolución, una verdadera revolución. Por ello, nos referimos al derrocamiento y desmantelamiento del estado existente y su reemplazo por un poder político radicalmente nuevo, un estado socialista, en el que los explotados en alianza con la clase media y los profesionales gobiernen la sociedad con la dirección de un partido de vanguardia visionario.

Tal sociedad socialista podría existir únicamente como una "base de apoyo" de la revolución en la región y en el mundo.

De mayor importancia, una sociedad socialista representaría una transición de la sociedad de hoy hacia el futuro mundo comunista. Podría existir únicamente si fuera una sociedad dinámica y efervescente llena de debate, lucha y experimentación. Una sociedad en la que sería un placer vivir.

Pero para que la posibilidad y el deseo de una revolución conduzcan en los hechos a una revolución triunfante, se necesita una revolución en la teoría y la ideología. Se necesita un sector del pueblo que haga suya de manera consciente la teoría revolucionaria y se responsabilice de dirigir a las masas en la toma del poder y el inicio del proceso de transformar la sociedad. Por eso importa la Nueva Síntesis de Bob Avakian: una nueva concepción y una nueva dinamización de la revolución comunista. Con la ciencia, Avakian examina la historia de la revolución proletaria y la sociedad contemporánea y los nuevos conocimientos surgidos de los distintos campos de la actividad humana. El producto es un marxismo con una base más científica, más emancipadora y que hace más deseable y hasta más viable la transformación revolucionaria de la sociedad.

Una vislumbre de tal futuro

A grandes rasgos, es posible vislumbrar dos importantes rasgos de la transformación revolucionaria inmediata que tienen que estar al centro de cualquier programa revolucionario auténtico. Uno, la telaraña general de conexiones al sistema imperialista mundial que mantiene a Turquía y a las sociedades parecidas en la dependencia y jaula cultural, política y económica. Una verdadera revolución no puede simplemente limitarse a ajustar estas cadenas ni, para colmo, intentar determinar las maneras de "utilizar" esta o aquella conexión al sistema imperialista mundial como una especie de palanca o ventaja. Un claro ejemplo es la industria del turismo moderna de eje imperialista en Turquía (o el petróleo en el caso de otros países de la región): una gran cadena sobre el pueblo y sobre la sociedad entera y muy definitivamente no un potencial vehículo en beneficio de la "liberación nacional".

El segundo objetivo inmediato de la revolución es la de desencadenar un proceso general de transformación social que quite las relaciones sociales atrasadas, patriarcales y reaccionarias que siguen pesando tanto sobre las masas populares y la sociedad entera.

El quid es que únicamente es posible alcanzar estos dos objetivos importantes mediante un auténtico socialismo revolucionario.

Los sucesos en la avenida Bourgiba, la plaza Tahrir y ahora en la plaza Taksim y el parque Gezi electrizaron al mundo, como puntos focales de resistencia así como "zonas libres" llenas de animados debates sobre el rumbo del movimiento y la sociedad en general. De criticar con audacia a todo y todos los que se consideraba que estorbaban. Bajo el gobierno reaccionario, se respondía a esta clase de actividad con ataques de la policía, esbirros a camello, censura televisiva y soplones encubiertos. En la sociedad socialista del futuro, aparte de "tolerar" esta clase de efervescencia, será necesario que los líderes de la sociedad y sus instituciones revolucionarias la acojan y alienten. A una escala nunca vista en la historia, existirán la protesta y levantamiento de masas, un espíritu de atreverse a pensar, a reevaluar y criticar, con la participación de las masas populares por lo normal "excluidas" de la vida política e intelectual y de los intelectuales y artistas quienes seguirán desempeñando un papel crucial en la nueva sociedad. El poder estatal protegerá los derechos del pueblo de llevar a cabo estas luchas. Que quede claro: será posible expresar oposición al socialismo siempre que los opositores no intenten derrocar concretamente al sistema por medios ilegales.

En la visión del socialismo de Avakian, la norma son la controversia, el disentimiento, la lucha sobre lo correcto o lo incorrecto y el debate de masas compenetrados en el tejido social. Se dispondrá de recursos (publicaciones, canales de televisión, salones de reunión, etc.) para que estos derechos tengan expresión concreta y genuina a diferencia de la democracia burguesa en la que el dinero, los conectes y la propiedad destripan la mayor parte del contenido de la "libertad de palabra". Esta orientación no es un piadoso anhelo que se descarte ante la primera dificultad. En las futuras sociedades socialistas, sin duda habrá sanguinarios enemigos en el país y en otros países que harán todo a su alcance para restaurar el sistema reaccionario, pero con demasiada frecuencia se ha considerado que las realidades de tales enemigos y de la necesidad de combatirlos constituyen una justificación para aplicar métodos de mano dura y no apoyarse en las masas populares y activarlas.

Las nuevas sociedades socialistas del siglo 21 tienen que contar con una expansión sin precedentes de los derechos individuales en toda la población. El propio estado será cualitativamente distinto a los estados que existen hoy, en virtud de que será un producto de la revolución de las masas, pero eso no cambiará el hecho de que todavía habrá contradicciones entre el estado y el pueblo siempre que sea necesario tener el estado. La democracia que existirá y la garantía de los derechos individuales serán parte de la lucha para asegurar que siga progresando la transformación social y crearán condiciones más favorables para el avance de la revolución.

Por ejemplo, veamos la importante cuestión de la lucha por una concepción del mundo científica y la oposición a los puntos de vista religiosos que pesan tan fuertemente sobre el modo de pensar del pueblo. En casi todos los países de la región, Turquía inclusive, y además por todo el globo, por ley o simplemente por el peso de la familia y la tradición, por los medios de comunicación, y a veces por los agentes armados, no ofrecen ningún estímulo para explorar y debatir los puntos de vista alternativos y en muchas ocasiones intimidan y callan a aquellos que no sean creyentes. Tiene que existir una estricta separación entre la religión y el estado. El sistema educativo tiene que tratar la religión en conformidad con la misma rasura científica que se aplica para examinar los demás fenómenos sociales. No habrá ninguna ideología oficial impuesta por el estado, lo que incluye a la ideología del comunismo.

Una sociedad socialista radicalmente diferente manejará de forma muy distinta la discusión acerca de la religión. Nosotros sabemos que durante mucho tiempo, algunas personas rechazarán la concepción del mundo científica del comunismo y se aferrarán a la religión. Se respetará la libertad de culto y no habrá presiones para obligar a las personas a ser lo que no son. Por otra parte, los comunistas no rehuirán a la lucha sobre la religión y la concepción del mundo en general, porque será imposible alcanzar una sociedad comunista sin que las personas vean el mundo tal como es y lo transformen sobre tal base. Esta lucha en la esfera del modo de pensar entre los creyentes y los comunistas revolucionarios podría ser una "escuela" real y emocionante mediante la cual millones de personas podrán participar, aprender y transformarse.

¿Suena familiar?

Muchas personas dicen, ya se ha ensayado la revolución comunista y fracasó en la Unión Soviética y en la China de Mao. Es cierto que estas revoluciones socialistas salieron derrotadas en lo fundamental, pero tacharlas de "tiranías" o "pesadillas" es una vil calumnia. Precisa considerar quiénes son los que más vean un desastre en estos estados socialistas: ¡los mismos representantes de las mismas clases explotadoras derrocadas por estas revoluciones! La realidad es que estas revoluciones pusieron el poder en las manos de las masas por primera vez en la historia y se atrevieron a emprender y llevar a cabo transformaciones sociales nunca antes vistas. No es de sorprender que en su ejecución así como en su concepción, estas primeras iniciativas tuvieran debilidades y errores, algunos de éstos muy serios.

Algunas personas sostienen que es posible que la revolución comunista logre satisfacer las necesidades materiales del pueblo pero al inaceptable costo de sacrificar la libertad y la individualidad. Pero, pese a los errores concretos, esa no es una descripción acertada de dichas sociedades. De mayor importancia hoy, la nueva síntesis de Avakian ofrece una manera distinta y más emancipadora de entender y dirigir la transformación revolucionaria. En vista de este nuevo análisis, es importante captar que, si bien la revolución tiene que tener en su centro a los millones de pisoteados y oprimidos, el objetivo de la revolución proletaria no es de vengarse pero sí emancipar a toda la humanidad.

Conclusión

El levantamiento en Turquía está fuertemente ligado a los vientos de esperanza y cambio que han estado recorriendo la región y que a menudo se llaman la Primavera Árabe. Aunque esta situación ha representado un muy necesario soplo de aire fresco y ha desencadenado un gran entusiasmo, hasta la caída de unos regímenes, estos movimientos todavía no han conducido a una verdadera revolución.

Las mismas condiciones, las mismas grietas y contradicciones, en ausencia de una verdadera alternativa revolucionaria, también podrían conducir a horrores. Veamos el baño de sangre en Siria en que dos bandos reaccionarios maltratan y abusan de las masas populares.

Se está representando un grandioso y tremendo momento en la historia de Turquía. Además, para cumplir con las aspiraciones del mundo, se necesitará una verdadera revolución en el modo de pensar. Contamos con la gran ventaja de que en la nueva síntesis existe un análisis más rigurosamente científico y revolucionario la que podría servir de base teórica para iniciar y desarrollar un nuevo proceso de revolución comunista.

En estos momentos, es crucial que se libre una decidida lucha de modo que el actual movimiento siga avanzando y obligue al gobierno a retroceder frente a las justas demandas del pueblo. Las fuerzas del lado del pueblo tienen que esforzarse para unir sus filas de manera firme y sólida en contra de este régimen y los gobernantes de este sistema, y a la vez entender con claridad que las conocidas fuerzas reaccionarias y sus símbolos políticos tal como la bandera empapada de sangre del estado turco no pueden servir en absoluto a aquellos que están combatiendo contra la policía y el odiado gobierno del mismo estado. Nosotros no podemos vencer a nuestros opresores y a la vez enarbolar su bandera o defender su punto de vista. Es necesario reconocer lo que ésta representa y rechazarla.

Un rasgo liberador de este movimiento es que ha puesto de relieve y al debate y lucha muchos problemas candentes de la situación de la sociedad y del mundo, y al hacerlo, ha juntado una amplia gama de personas de diversos sectores sociales. Tiene una importancia vital conectarse con un número mucho mayor de fuerzas de amplios sectores de la población, entre ellos, de los grupos sociales de proletarios y pisoteados. Es necesario no dejar que el AKP y otros reaccionarios sigan embaucando y despistando a muchas fuerzas estas en detrimento de este movimiento y del futuro por el que tiene que luchar.

Hay muchas personas que anhelan un cambio revolucionario, que de nuevo sueñan con una revolución. Otras personas en estos momentos empiezan a darse cuenta por qué se necesita. Tiene una importancia decisiva debatir, bregar y clarificar nuestras ideas sobre la manera de hacer una revolución y emancipar a la humanidad. Sacar lecciones correctas de las revoluciones anteriores, a fin de desarrollar estrategias correctas sobre la forma de iniciar y desarrollar una revolución en el mundo de hoy hacia la emancipación humana en todo el mundo, es una tarea que no se puede dejar para el futuro ni menospreciar. Ya no servirán los argumentos gastados y trillados a favor del comunismo. Para todos los que quieren afianzarse en la teoría y en la política para poder sentar las bases y preparar las fuerzas para la revolución que clama por hacerse, es esencial adentrarse en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.

¡Póngase en pie, hace falta que Turquía y el mundo entero se transformen por medio de la revolución!

 

Ishak Baran, 15 de junio de 2013

Un partidario de la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian y participante de larga trayectoria del movimiento maoísta en Turquía.

Distribuido por el Grupo Manifiesto Comunista Revolucionario (Europa) rcmanifestogroup@yahoo.co.uk

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