Todos hablan de la desigualdad — Hablemos del sistema que la causa

Una lección desde Bangla Desh

6 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 24 de abril de 2013, la fábrica Rana Plaza en Bangla Desh se derrumbó y se convirtió en una tumba inmediata para más de 1.100 personas. Además de los muertos, muchos otros resultaron lisiados de por vida, sus cuerpos destrozados, sin brazos ni piernas. El incidente se convirtió en un símbolo de un mundo de desigualdades. Pero lo que no se menciona es por qué el capitalismo tiene que generar tales desigualdades.


30 de abril de 2013, Bangla Desh. El rescate de una trabajadora de los escombros donde murieron más de 1.100 trabajadores. Foto: AP

Desde ese desastre, el más mortífero de la historia de la industria de la confección, se han planteado interrogantes: ¿Quién debe ser responsable ante las familias de las víctimas? ¿Qué se puede hacer para evitar que esto vuelva a ocurrir? ¿Cuál es la culpabilidad de las empresas como Wal-Mart que subcontratan a fábricas en los países del tercer mundo?

Muchas personas han señalado las inseguras condiciones injustas de maquiladora de los trabajadores en la Rana Plaza: El hecho de que Bangla Desh tiene uno de los costos más bajos de mano de obra en el mundo con el salario mínimo nacional de los 21 centavos por hora o 38 dólares al mes. Por la construcción chapucera del edificio de ocho pisos, los trabajadores habían reportado grietas enormes en las paredes el día anterior al desastre y se negaron a trabajar ahí, pero los dueños de la fábrica fríamente habían calculado que los plazos eran más importantes que la seguridad, por lo que les dijeron a los trabajadores si no volvieran al trabajo, recortarían su sueldo.

En todo el mundo millones de personas observaron este horrible incidente y lo que revela sobre las desigualdades en el mundo. Muchas personas no conocen y además no se horrorizan por el hecho de que vivimos en un mundo en el que muchas personas viven en condiciones de miseria, pobreza y hambre. Algunas personas hablan de que el capitalismo es "codicioso" e "injusto" para la mayoría de la gente que vive en este mundo.


30 de abril de 2013, Bangla Desh. Unos socorristas tratan de rescatar a las y los trabajadores enterrados en los escombros tras el derrumbe de la fábrica de la costura de Rana Plaza. Foto: AP

Pero lo que se necesita en concreto, a fin de conocer el problema Y la solución, es mucho más discusión y comprensión acerca de POR QUÉ el capitalismo, por su propia naturaleza, TIENE que generar esa desigualdad y empobrecimiento. ¿POR QUÉ las leyes económicas que rigen el sistema del capitalismo conducirán y sólo pueden conducir a los horrores tales como los que se dieron en la Rana Plaza. Que ninguna cantidad de reglamentación, reforma, compensación o incluso capitalistas con buenas intenciones que pretenden tratar a los trabajadores de manera justa va a cambiar en lo fundamental esta situación infernal. Que lo que se necesita concretamente es una REVOLUCIÓN para deshacerse de este sistema del capitalismo y sustituirlo por un sistema económico y político completamente nuevo que sirve para la emancipación de la humanidad en todo el mundo.

La historia de Rana Plaza ofrece una lección precisamente en ese punto.

El funcionamiento de un sistema

Mango es una marca de moda internacional con sede en España que embarca 60 millones de prendas de vestir al año. En el momento del desastre, había mandado producir 25.000 muestras de polos y otros artículos de vestir en la fábrica Phantom Tac del Rana Plaza. Esta fábrica, según un reciente artículo del New York Times, "se podría considerar como un intento poco probable de comprobar que una fábrica de Bangla Desh pudiera ser socialmente responsable y a la vez percibir ganancias". Pero veamos lo que muestran concretamente estos esfuerzos de ser una fábrica "socialmente responsable".

Uno de los propietarios de la fábrica Phantom Tac, David Mayor de España, al parecer pretendía hacer algunas cosas buenas. Por ejemplo, su ropa de marca llevaba el lema "la ropa con corazón". Mayor dijo que quería mostrar que era posible manejar un negocio ético en el que los trabajadores recibieran buena capacitación y un tratamiento con respeto. Se asoció con un misionero del Vaticano para ofrecer un programa de capacitación para las mujeres pobres de las zonas rurales de Bangla Desh que acuden en tropel a Daca (la capital de Bangla Desh) en busca de trabajo. Contrató a cerca de una docena de éstas en su propia fábrica. Quería que los consumidores entendieran cómo se fabrican sus prendas de vestir, por lo que creó un sitio web para conectarlos con los trabajadores de costura. Abrió una tienda en Daca, donde las prendas tenían un código en la etiqueta de venta para que los compradores pudieran capturarlo en su sitio y aprender acerca de las mujeres de Bangla Desh que habían hecho la prenda de vestir que habían comprado. (Vea "Clothing Brands Sidestep Blame for Safety Lapses", New York Times, 30 de diciembre de 2013).

Para montar todo eso, por supuesto, era necesario tener dinero. Se requirió dinero para financiar el programa de capacitación en el campo. Se requirió dinero para establecer la tienda en Daca. Contrató a una mujer para desarrollar el sitio web. Por lo tanto,¿qué sucede cuando alguien como Mayor trata de "hacer algo bueno" como esto en el sistema general del capitalismo?

Bueno, en primer lugar, Mayor no operaba en un vacío. Tuvo que competir contra toda suerte de otros capitalistas en todo el mundo que están tratando de obtener ganancias al igual que él. Otros capitalistas que no están gastando este dinero adicional en los proyectos de "conciencia social".

Piense en todas las diferentes empresas en todo el mundo que fabrican ropa. Hay un montón de anarquía ahí: la incertidumbre, el desorden y el caos.

Para el momento en que el Sr. Mayor había establecido su fábrica en Rana Plaza, ya había comprado la maquinaria, el algodón para las camisas y la mano de obra de la gente para que trabajara y les estaba pagando un ingreso por eso. Ya había invertido todo eso y ese dinero ya se había ido: ahora se había materializado en la maquinaria, las materias primas y los salarios. Por lo tanto, la única manera en que pudiera recuperarlo, además de terminar con más capital en la forma de más dinero o ganancia, era la de explotar a las personas que trabajaban para su compañía, para hacer que produzcan más valor que todo el dinero que había invertido en primer lugar. De ahí tuvo que vender los productos, las camisas, con el fin de percibir sus ganancias.

PERO he aquí donde la anarquía de la producción e intercambio capitalista de mercancías entra en juego. Cada capitalista está compitiendo con los demás capitalistas haciendo lo mismo en todo el mundo, frente a la misma compulsión de "expandirse o morir", de aventajarse a sus competidores o salir aplastado. Y eso requiere la reducción de costos a cada paso en el camino.

El quid de la cuestión es lo siguiente: Los capitalistas que no están montando proyectos adicionales con conciencia social, como los programas de capacitación para las jóvenas en el campo de Bangla Desh, o no están conectando a los consumidores en el Occidente con las y los trabajadores de las fábricas en el tercer mundo, algo que cuesta dinero, van a tener un ventaja competitiva frente a alguien como Mayor. Así que, finalmente, Mayor tendrá que detener los programas de ese tipo o saldrá aplastado.

En una entrevista del World Trade Review de 2008, Mayor dijo que había determinado que iba a tener que cobrar 10 centavos adicionales por pieza a fin de mejorar concretamente la vida de sus trabajadores. Además, dijo: "Cuando usted es un fabricante que negocia los pedidos con los compradores, los 10 centavos de dólar se convierte en algo muy importante, es muy competitivo y 10 centavos de dólar se convierte en un montón".

De hecho Mango estableció la producción en la Rana Plaza en Bangla Desh con el fin de reducir los costos y así tener más competitividad. El New York Times señaló: "La tecnología y la inversión están transformando el extremo superior de la industria, permitiendo que Mango y otras marcas aumenten las ventas, administren inventarios globales con la precisión de punta e introduzcan nuevas prendas de manera más rápida que nunca antes, al mismo tiempo los consumidores ahora esperan ver cosas nuevas cada vez que vayan a una tienda. Pero estas marcas dependen de las fábricas en los países en desarrollo como Bangla Desh, donde los salarios son muy bajos y la presión para trabajar de manera más rápida y a menor costo ha generado problemas familiares: los edificios inseguros, las condiciones de trabajo deficientes y las repetidas violaciones salariales y laborales".

Mientras que Mayor estaba tratando de llevar a cabo algunos proyectos con conciencia social, los trabajadores de la fábrica Phantom Tac dijeron las presiones de los plazos eran implacables. Los gerentes ocultaron las horas extras excesivas u otras violaciones salariales. Había violaciones de trabajo infantil. Las condiciones en la fábrica se deterioraron cuando la compañía comenzó a centrarse en obtener pedidos más grandes. Justo antes del derrumbamiento del edificio, bajo presión para llenar los pedidos, las y los trabajadores se vieron obligados a trabajar toda la noche. Les dijeron a las y los trabajadores que si se quejaran, perderían su trabajo (Reuters, "Bangladesh disaster crushes owner's ideal of clothes with a conscience", 16 de junio de 2013).

La fábrica de Mayor es solamente una pequeña parte de las operaciones de Mango en el mundo en las cuales una gran parte de su "estrategia de crecimiento" ha sido la de darle prioridad a la eficiencia, los costos y la velocidad. No hay lugar para costos adicionales de "responsabilidad social".

Con el tiempo, Mayor tuvo que reducir los gastos en su fábrica en la Rana Plaza. Dejó de financiar el programa de capacitación para las mujeres en el campo. Se fue la persona que desarrollaba el sitio web para el consumidor.

Ahora, 200 de las y los trabajadores de la fábrica de Mayor, inclinados sobre sus máquinas durante 12 horas o más al día para apenas lo suficiente para vivir, han muerto y otros viven ahora con cuerpos lisiados sin posibilidad de curación.

Mayor ha desaparecido y su socio de negocios en Bangla Desh está en la cárcel en relación con el derrumbe del edificio.

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Las 4.500 fábricas de ropa en Bangla Desh y los 3.6 millones de trabajadores de la confección ahí, en su mayoría mujeres, son parte de una industria de la confección global de un millón de millones de dólares. La manufactura de prendas de vestir en Bangla Desh es una industria de 20 mil millones de dólares. Es el pilar de la economía del país, que emplea al 40 por ciento de la fuerza de trabajo industrial. Bangla Desh es el segundo mayor exportador de prendas de vestir en el mundo (después de China); las prendas de vestir representan el 80 por ciento de las exportaciones del país. La mayor parte de estas exportaciones, el 60 por ciento, va a Europa; el 23 por ciento va a Estados Unidos, o sea, más que cualquier otra nación individual.

En el negocio de la confección de ropa, al igual que cualquier otro negocio, un capitalista tiene que obtener una parte cada vez más grande del mercado. Cada uno tiene que seguir luchando para aventajarse a sus competidores o salir aplastado, y tiene que abaratar costos constantemente con el fin de seguir a flote. Eso implica la búsqueda de los salarios más explotadores y más bajos. Eso significa la reducción de costos siempre que sea posible, aun cuando eso implique unas condiciones laborales pésimas y peligrosas. Eso implica privarles a los trabajadores cualquier tipo de derechos de organización. Esto implica violar los códigos de seguridad que de observarse, requeriría gastar dinero.

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La innecesaria muerte de las y los trabajadores en la Rana Plaza nos da una lección sobre el problema Y ADEMÁS sobre la solución.

No existe nada parecido al capitalismo con igualdad, sin explotación, sin miseria, sin desastres como el ocurrido en la Rana Plaza. Esta situación infernal la dictan la propia naturaleza y leyes de la forma en que este sistema tiene que operar y solamente puede operar. Además, es cierto que ninguna cantidad de reglamentación, reformas, compensación y capitalistas con buenas intenciones que traten de darle un tratamiento justo a los trabajadores va a cambiar en lo fundamental esta situación infernal. Lo que se necesita concretamente ES una revolución para deshacerse de este sistema de capitalismo y para reemplazarlo por un sistema político y económico completamente nuevo que se ponga a trabajar para la emancipación de la humanidad en todo el mundo.

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