Los crímenes contra las mujeres en la prisión de Tutwiler

Li Onesto | 17 de marzo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

"Entrevistamos a más de 50 mujeres en el curso de nuestra investigación, y cada una de las mujeres que entrevistamos habían sido víctima de abuso sexual o había presenciado a otra mujer víctima de abuso sexual. Y el acoso sexual era generalizado. Por ello las cosas como llamarle a una mujer por las partes de su cuerpo, en lugar de por su nombre, los guardias de sexo masculino observaban a la mujer mientras defeca, orina, se afeita y ducha era el pan de cada día, que los guardias masculinos estaban presentes en las duchas. Estos estaban presentes mientras que las mujeres se cambiaban de ropa, estaban presentes cuando las mujeres hacían sus necesidades en el baño".

"Algo que veo con las mujeres de Tutwiler es que esta situación se prolongaba durante tanto tiempo, y las mujeres estaban pidiendo, o la gente no nos cree, o para colmo, nos cree, pero cree que nos lo merecemos".

Charlotte Morrison, abogada principal de Equal Justice Initiative,
entrevista de Revolución, 7 de marzo de 2014

 

"La manera de pensar acerca de Tutwiler es que es una amalgama y concentración muy intensa de los problemas que existen en las instituciones correccionales de mujeres".

Brenda V. Smith, profesora de la Facultad de Derecho Washington de la American University, entrevistada por Revolución, 7 de marzo de 2014

 

"Es inhumano el que las reclusas están aquí, punto".

Monica Washington, prisionera de Tutwiler que fue violada por un guardia de la prisión,
New York Times, 1º de marzo de 2014

 

"Es un caminata constante de temores".

Ex presa Stephanie Hibbett al recordar su estancia en Tutwiler,
Washington Post, 2 de marzo de 2014

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En mayo de 2012, Equal Justice Initiative (EJI) presentó una denuncia ante el Departamento de Justicia del gobierno federal estadounidense, en la que pide una investigación federal rápida y exhaustiva sobre el abuso sexual generalizado contra las mujeres encarceladas cometido por los guardias varones en la cárcel Julia Tutwiler para la Mujer en Wetumpka, Alabama. Una investigación realizada por EJI, una organización sin fines de lucro con sede en Montgomery, Alabama, había encontrado que espantosos crímenes están llevándose a cabo contra las mujeres en Tutwiler, inclusive la violación, el acoso sexual, el comercio del sexo a cambio de los productos básicos y la represión sistemática contra las presas que se quejaban de estos abusos.

En enero de 2014, después de su propia investigación, el Departamento de Justicia (DOJ) emitió una carta de 36 cuartillas para el gobernador de Alabama, indicando que las condiciones en Tutwiler violan los derechos constitucionales de las presas por "violar su derecho a la integridad física y la privacidad y por seguir exponiéndolas a un peligro concreto y al fuerte riesgo de daño debido al abuso sexual y el acoso por parte del personal de la prisión y otras reclusas".

La carta del Departamento de Justicia declara:

"Tutwiler tiene una historia de abuso y acoso sexual sin cesar de parte del personal contra las mismas reas. Las mujeres de Tutwiler universalmente temen por su seguridad. Viven en un ambiente sexualizado con el comportamiento sexual repetido y abierto, como: el contacto sexual abusivo entre el personal y las reclusas; la actividad sexualizada y un espectáculo de striptease tolerada por el personal; el lenguaje y acoso profano y sexualizado poco profesional; y la deliberada observación de distintos géneros a las presas mientras se duchaban, orinaban y defecaban.

...

"Durante casi dos décadas, el personal de Tutwiler ha perjudicado a las mujeres en sus deberes con impunidad mediante el abuso sexual y el acoso sexual. El personal ha violado, sodomizado y toqueteado a las presas y se ha expuesto a sí mismos a las mismas. Han coaccionado a las presas para que participaran en el sexo oral. El personal se involucra en el voyeurismo, obligando a las mujeres a desvestirse y las ha observado mientras utilizan la ducha y el baño.

...

Los funcionarios de la prisión no han logrado frenar el abuso sexual y el acoso sexual a pesar de tener un conocimiento concreto de los daños, incluido un análisis estadístico federal que identifica la mala conducta sexual en Tutwiler como algo que ocurre a una de las tasas más altas del país".

La carta “Investigation of the Julia Tutwiler Prison for Women and Notice of Expanded Investigation” del DOJ

Estos hallazgos se basan en entrevistas a decenas de prisioneras y cartas de 233 mujeres de Tutwiler, así como de los propios informes internos de la prisión.

Charlotte Morrison, abogada principal de EJI, nos dijo: "Las mujeres fueron violadas. Tenemos confirmación del ADN de que los guardias eran los padres en esos casos. Tenemos a mujeres cuyos guardias les hicieron proposiciones sexuales, me entiende, "pagar para jugar". Les hicieron estas proposiciones: de que podían obtener artículos necesarios si aceptaban llevar a cabo algún tipo de servicio sexual. Y esto ocurría en una prisión donde no hay papel higiénico suficiente para llegar a fin de mes... Las presas reciben un surtido mínimo que cualquier mujer en la prisión le diga que no es suficiente para llegar a fin de mes. Y por eso las internas tienen que humillarse para obtener suficientes tampones, para obtener suficiente papel higiénico. Es simplemente el nivel de temor por la privación en la cárcel, y sumarle a eso una capa de abusos. De plano es un ambiente peligroso y tortuoso para las mujeres" (nuestra entrevista, 7 de marzo de 2014).

Los funcionarios de la prisión no sólo estaban al tanto de que todos estos horrores, todos estos crímenes ocurrían, sino tenían una política de que las mujeres que se quejaban de estos abusos o trataban de presentar demandas fueron castigadas de manera rutinaria y severa.

Morrison describe que las mujeres que reportaban que habían sido víctimas de abusos sexuales o proposiciones sexuales por parte de un guardia fueron colocadas en segregación punitiva: "Las ponen en una celda de aislamiento solitario y no permiten que llamen a su familia, no es posible conseguir artículos en la tienda y para repetir no se trata de artículos de lujo, se trata de artículos básicos. No se puede acceder a la tienda, no se puede llamar a su familia. Y las tienen bajo encierro y no les dejan saber cuándo van a salir. Así que ésta fue la estrategia que el Departamento de Correcciones tenía con cada mujer que presentara una denuncia, durante décadas".

La investigación de EJI encontró que de 2009 a 2011, seis guardias fueron condenados en Tutwiler por conducta sexual criminal. Todos los casos presentados contra estos funcionarios de la prisión se resolvieron con acuerdos con la fiscalía y sólo uno de estos guardias recibió una condena a más de cinco días en la cárcel.

La investigación del Departamento de Justicia demostró que "Se identificó al menos treinta y seis de los noventa y nueve del total de empleados que habían tenido relaciones sexuales con las presas, o sea, aproximadamente el 36% de la plantilla actual". Si se le suma el personal identificado por otras formas de abuso sexual y el acoso sexual, el número de empleados de Tutwiler involucrado en el "comportamiento sexual inapropiado es casi el doble".

Para repetir, todo esto era conocido por el Departamento de Correcciones, así como por los jueces federales que veían los casos presentados en sus salas. Sin embargo, el reino de los abusos sexuales contra las mujeres continuó y los funcionarios de la prisión protegían esta práctica y tomaban represalias severas contra cualquiera de las mujeres que se quejara.

Las mujeres de Tutwiler son tan jóvenas como 14 y tan grandes como 70 y 80 años de edad. Poco más de la mitad de los presos en Alabama están encerrados por delitos de drogas y de propiedad ajena y esta tasa por delitos no violentos, de las más altas de Estados Unidos, se refleja en Tutwiler. Muchas mujeres han ido a dar a la cárcel para cumplir largas condenas por delitos de drogas no violentos o cosas de menor importancia, como escribir un cheque sin fondos (que es un delito grave en Alabama). La guerra contra las drogas ha cobrado un especial saldo sobre la mujer en Alabama, que es un estado líder en la encarcelación de las mujeres embarazadas por consumo de drogas. Esto incluye un nuevo fallo de la corte de que permite clasificar a las mujeres embarazadas como "laboratorios de metanfetaminas" que ponen en peligro su feto. (Robin Marty, care2.com, 5 de marzo de 2014).

Tutwiler tiene un hacinamiento extremo: en la actualidad hay cerca de 1.000 presas en este centro construido para 400 reclusos. La única descripción permisible para las condiciones es inhumana y brutal, por ejemplo, existe la política de encadenar a las mujeres embarazadas durante el parto, que también es un procedimiento estándar en decenas de otros estados.

La profesora Brenda V. Smith de la Escuela de Derecho Washington de la American University, nos dijo: "El abuso sexual es parte de esto. Pero es la falta de respeto y consideración básica por la humanidad de las personas que están en estas instituciones".

La investigación del Departamento de Justicia sobre el abuso sexual en Tutwiler encontró evidencia de otras violaciones constitucionales, incluidas las condiciones inadecuadas, la falta de cuidado de la salud física y mental y el tratamiento discriminatorio basado en la raza o la orientación sexual o identidad de género. Por ejemplo, hubo informes de que los guardias obligaban a las prisioneras latinas a hablar exclusivamente inglés y las amenazaban con disciplinarlas si hablaran español.

Morrison dijo que, a su parecer, se implementó una de las políticas más crueles en represalia por el litigio de EJI contra el abuso sexual en la prisión. El alcaide puso en marcha una política la que no permitían que las internas que trabajan en la enfermería tocaran a otra reclusa. Morrison dio un ejemplo de qué tan cruel la era:

"Uno de los grandes problemas de la gestión médica en Tutwiler es su manejo de la diabetes y por ende hay un gran número de mujeres que pierden extremidades. Y cuando están acostadas en la cama, no pueden dar vuelta y dependen de las demás reclusas para voltearlas para que no padezcan las úlceras por presión. Se apoyan en las otras reclusas para limpiarlas cuando defecan. Hay mujeres en el hospicio ahí. Hay una gran población de la tercera edad, un gran número de mujeres que se morirán en Tutwiler, por lo que dependen de las otras internas que les proporcionen la atención y el confort mientras que se están muriendo mediante el programa de cuidados paliativos. Así que no permiten que estas mujeres las toquen. Hay muy pocas enfermeras, una interna podría pasar una hora; una mujer me dijo que estaban esperando durante una hora que una enfermera acudiera y le ayudara, la mujer en el hospicio que se había defecado en sí misma y eso era muy incómodo y el alcaide había dicho que si la toca, le tocará una medida disciplinaria".

En los últimos cinco años, más de 20 empleados de Tutwiler han sido trasladados o despedidos por tener contacto sexual ilegal con las presas. Al menos uno de estos guardias terminó en Elmore, una cárcel de hombres, y era uno de los guardias que participó en llevar a las internas a las zonas aisladas de la prisión donde las esposaban y desnudaban, y luego les daba una brutal paliza.

Los grandes jurados han desestimado las acusaciones sobre el abuso sexual en Tutwiler porque ninguna investigación se ha hecho, así que no hay evidencia para presentar y en el parecer de los jurados no son sólo "las afirmaciones de una delincuente" en contra de lo dicho por un guardia/funcionario, por lo que cada vez le creen al guardia o funcionario y desestiman el caso. Morrison le mencionó a Revolución un caso en el que una mujer había sido sodomizada por un miembro del personal masculino. Pero cuando EJI se entrevistó con el fiscal del distrito y le dijo que había encontrado fuerte evidencia de que había ocurrido un delito, tan pronto como les dijo que la víctima era una mujer en la cárcel, le dijeron que la fiscalía no podía llevar a cabo una investigación, pues nunca investiga los delitos contra las mujeres que están encarceladas, como una cuestión de política.

Brenda V. Smith le dijo a Revolución: "Alabama tiene una muy larga historia de opresión y racismo. Y se ha injertado eso en tantas instituciones suyas, como las prisiones, cárceles, centros de detención de menores". Smith se refirió al legado de la esclavitud y que, "Hay que recordar que aunque la XIII Enmienda abolió la esclavitud y la servidumbre involuntaria, crea una excepción por la condena en el caso de cometer un delito. El comportamiento que se ha descrito en Tutwiler se asemeja a las condiciones de la esclavitud: la incapacidad de las mujeres de controlar la observación o toqueteos sobre sus cuerpos por parte de las personas del sexo opuesto, la violencia y la falta de respeto a su dignidad básica".

Pero la profesora Smith también señala que Tutwiler no está en una clase por sí misma. Describió el caso de abuso sexual de las niñas en un centro de detención de menores de Chalkville, Alabama; con 49 demandantes; el gobierno del estado terminó por pagar una demanda de 12.5 millones de dólares en 2007. En un caso de Michigan, había un acuerdo de 100 millones de dólares para 500 mujeres que habían sido víctimas de abusos sexuales en la cárcel. En un caso en Washington, D.C., Smith representó una demanda colectiva de cerca de 700 mujeres con las reclamaciones de victimización sexual en una prisión de la capital de Estados Unidos.

Queda claro que la violación y otras formas de abusos sexuales en las cárceles de mujeres en Estados Unidos están muy extendidas y generalizadas. Los funcionarios de las prisiones defienden esta situación y castigan severamente a las mujeres que tratan de luchar en su contra.

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En serio tenemos que preguntarnos: ¿Qué clase de sistema es éste? Cuando, como dijo Charlotte Morrison, la encarcelación en masa es una "característica que define nuestra sociedad". Una sociedad en la que más de 2.2 millones de personas están encerradas, en su mayoría negras y latinas, muchas de éstas por delitos relacionados con las drogas no violentos. ¿Un sistema en el que las mujeres son el segmento de mayor crecimiento de la población carcelaria en Estados Unidos? ¿Ahí estas mujeres terminan sometidas a las condiciones más deshumanizantes y son violadas y asaltadas sexualmente; donde termina por tener que vender su cuerpo sólo para conseguir sus necesidades diarias, como el papel higiénico y tampones?

La encarcelación en masa ES una característica que define la sociedad estadounidense. Este sistema penaliza a los millones de personas las que ha oprimido, y esto está sucediendo de una forma muy concentrada contra las mujeres en las prisiones, las que arrebatan a las mujeres de sus seres queridos, les roban sus hijos, les roban su propia vida, agraden constantemente a su dignidad. Este es un sistema enfermo, depravado que no tiene derecho a gobernar.

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