¡Hay que ver la película Don Jon!

Aplausos para el escritor, director y actor Joseph Gordon-Levitt

14 de abril de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un lector:

Admito que cuando vi los trailers, pensé: “Maravilloso, otra película que normaliza el porno tratándolo como broma: los muchachos serán muchachos, los hombres serán hombres, y las chicas de buena onda comprenderán”. Después de todo, se produce mucho más pornografía en Hollywood que largometrajes, y los programas de televisión, de “Friends” a “30 Rock”, usan el porno como remate de chiste. Pero vaya, qué equivocación. En realidad, se pudiera haber titulado la película “Si no te puedes imaginar el sexo sin porno, ya te jodiste”, que es la consigna de una de las calcomanías más solicitadas de Stop Patriarchy (Fin al Patriarcado).

Pero lo que hace que esa película sea diferente e interesante es ver cómo Jon, el personaje principal, se transforma mediante sus interacciones reales con las mujeres para librarse del porno, cuando antes creía en verdad que el porno le encantaba y no podía vivir sin él. La película hace todo eso con mucha chispa, humor y corazón, lo que atraerá a un amplio público, y es una gran contribución a lo que tiene que convertirse en un debate a nivel de toda la sociedad acerca de los efectos sociales de la pornografía. ¡Hay que ver esa película tan pronto como sea posible y correr la voz a sus amigas y amigos!

La película comienza con un montaje de imágenes pornificadas de mujeres y de diferentes partes de sus cuerpos, mientras Jon nos dice que lo único que le importan son: “Mi cuerpo, mi departamento, mi máquina, mi familia, mi iglesia, mis compañeros, mis chicas, mi pornografía”. Su vida es una rutina cuidadosamente calibrada de hacer ejercicio, buscar ligues, mirar pornografía e ir a confesarse. Jon explica por qué prefiere la pornografía a hacer el amor: “Todo lo falso se desvanece. No tengo que decir nada, no tengo que hacer nada, no hago más que ensimismarme.”

Por lo regular Jon y sus amigotes ven y miden a las mujeres como objetos, y cuando después de un tiempo busca una alternativa, esa relación es igualmente irreal y convierte a la mujer en un objeto, pues busca una relación tradicional con una mujer que él considera una princesa, Bárbara, representada por Scarlett Johansson. Operan con plena vigencia las relaciones patriarcales y capitalistas de propiedad cuando ella maniobra para convertir a Jon en un candidato adecuado para el matrimonio y siente gran vergüenza al pensar que él, siendo hombre, limpie sus propios pisos.

La Iglesia Católica no le ayuda a Jon en nada. El cura deja en claro que las “Ave Marías” y los “Padre nuestros” que le pide rezar son castigo y perdón por tener relaciones sexuales sin estar casado, y punto; el cura no distingue entre lo que Jon describe como “más que simplemente el acto sexual”, o sea una conexión mutua que tenga sentido a través de la exploración sexual junto con otro ser humano... y una transacción sexual que beneficia solo a una de las partes, sea por el porno o un ligue vacío... y eso le confunde más a Jon. Al reflexionar sobre las escenas graciosas pero mordaces de confesión, capté más profundamente que, como Sunsara Taylor ha dicho, no existe ninguna diferencia fundamental entre el Papa y el pornógrafo. Ambos reducen a la mujer a un objeto, cuyo destino es ser una propiedad controlada por los hombres.

Es hasta que Jon conoce a Esther, representada por Julianne Moore, que se le presenta otra manera de ser y de experimentar las relaciones sexuales. Esther es mayor que Jon y no encaja dentro de su patrón de clasificación numérica. No es la “chica buena” inocente y hermosa que aparece al final de una comedia romántica justo a tiempo para robarle el corazón. Esther es desordenada y no esconde nada en el curso de lidiar con un dolor fresco y devastador. Con el tiempo, llegan a conocerse como individuos, por medio de conversaciones más profundas y relaciones sexuales. Esther muestra interés en lo que Jon piensa, de una manera que es nuevo para él. Ella pregunta: “¿Por qué molestarte con la pornografía cuando puedes tener algo real?”, y Jon comienza a preguntarse por qué no puede dejar de mirar la pornografía o incluso imaginar sus propias fantasías. En la película, los problemas que la pornografía produce no se tratan desde el punto de vista del puritanismo, y la relación entre Jon y Esther no se presenta como si encaminarse al matrimonio y tener hijos fuera lo único que le daría a sus experiencias sexuales un sentido y una belleza. Los dos desenmarañan juntos las formas en que Jon ha igualado la pornografía con hacer el amor, y lo que él se está perdiendo al ver las cosas así. Le afecta mucho a Jon cuando Esther dice, expresando lo que muchas personas han vivido: “La manera en que tú haces el amor es muy unilateral; es como si yo ni siquiera estuviera aquí”. Hay mucha emoción y alegría al ver que Jon se transforma de un hombre que se siente incómodo cuando una mujer le mira en los ojos, a excitarse por eso, y de ser una persona que se pierde en la pornografía a “perderse juntos” con Esther cuando hacen el amor.

No es el propósito de Don Jon criticar el daño que la industria de pornografía les causa a las mujeres reales que ésta prostituye, pero sí explora el daño que la pornografía hace a las relaciones y a las personas que la miran. Espero que la película anime a las personas a buscar respuestas a esos temas y a examinar más profundamente el contenido concreto de la pornografía, del cual la abrumadora mayoría es mucho más violenta y degradante de lo que se podría mostrar en una película clasificada con “R”. Para muestra un botón: una situación de escenario y un término de búsqueda populares para el porno son “violación.” Hay que preguntarse: ¿qué hay en la naturaleza del porno que hace que la trama de Don Jon parezca tan verosímil? ¿Cuáles son las relaciones sociales reales (y no de fantasía) que tales películas pintan y qué enseñan a generaciones de principalmente muchachos y hombres, pero también mujeres, a pensar sobre las mujeres y la sexualidad? ¿Queremos eso? Como Jon, la mayoría de las personas nunca se ha detenido para reflexionar sobre esas preguntas ni a examinar la pornografía de forma crítica. Don Jon provoca e induce a los cinéfilos a contemplar de nuevo las suposiciones generalizadas, lo que está fuertemente relacionado con captar lo que es la pornografía y el patriarcado, la esclavización y la degradación de la mujer, y al final eliminarlas.

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