Ninguna escalada de agresión militar de Estados Unidos en Irak…
¡Forjar otro camino!

16 de junio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 10 de junio, militantes armados del grupo sunita yihadista ISIS (por las siglas en inglés de Estado Islámico de Irak y Siria, también conocido como ISIL — Estado Islámico de Irak y el Levante) se tomaron la provincia de Nínive del norte de Irak y su capital Mosul, una ciudad de más de un millón de personas, expulsando a las fuerzas armadas del gobierno de Nouri al-Malaki instalado por EE.UU. De ahí, ISIS continuó al sur hacia la capital Bagdad, atacando y capturando a otras ciudades. Aunque Barack Obama por ahora no va a mandar tropas terrestres de EE.UU., habla con seriedad de ataques aéreos. Afirmó también que “nuestro equipo de seguridad nacional está considerando todas las opciones”. Dadas esas palabras del comandante-en-jefe de una clase dominante que impone un mundo de opresión con aviones no tripulados, espías y tortura, ¡hay que denunciar y oponerse a eso!¿Cómo debemos ver la ocupación dramática de la segunda ciudad más grande de Irak por parte de ISIS? ISIS es una fuerza reaccionaria. En la zona grande que controla, prohíbe la música, fuerza a las mujeres a poner la nicab — un vestido que cubre todo el cuerpo dejando solamente una pequeña abertura para ver, y aterroriza a otras sectas musulmanes y a los no creyentes. Según informes de Irak, ISIS ha masacrado a soldados iraquíes capturados.

Obama sostiene que EE.UU. tiene que responder militarmente porque ISIS “representa un peligro a Irak y su pueblo” y a “los intereses de Estados Unidos”. Pero son esos intereses estadounidenses —imperialistas— los que han sido la causa principal del sufrimiento inimaginable del pueblo de Irak. La invasión y ocupación de parte de EE.UU. en 2003 —basada en mentiras acerca de “las armas de destrucción masiva”— resultó en la muerte de 600.000 a 1,4 millones de iraquíes, el desplazamiento de más de 4 millones de personas, y el fortalecimiento del fundamentalismo islámico reaccionario, ISIS incluido. Y esos intereses imperialistas constituyen esencialmente el imponer y defender a un mundo de explotación, opresión y devastación medioambiental.

El conflicto entre el régimen respaldado por EE.UU. en Irak, por un lado, e ISIS por el otro es parte de un conjunto mucho más grande y complejo de retos que rivales y otras fuerzas reaccionarias plantean ante el imperio estadounidense. Esto se ha manifestado en conflicto intenso, opresión brutal y sufrimiento horrendo en Irak y su vecino Siria. Hace tres años, EE.UU. (así como sus aliados, aunque tenían intereses que concordaban y otros que oponían a los de EE.UU.) alentó y respaldó a varias fuerzas reaccionarios con el fin de derrocar al gobierno de Bashar al-Asad en Siria e instalar un régimen más dispuesto a acatar los intereses del imperialismo de EE.UU. El resultado, una guerra civil en Siria, ha devastado al país, destruido su infraestructura básica, y generado una crisis humanitaria masiva con cientos de miles de refugiados. La ocupación estadounidense de Irak, y las previas décadas de sanciones asesinas e invasión, han creado condiciones terribles para el pueblo allí. Y de Pakistán a Yemen y más allá, los aviones no tripulados de EE.UU., los mercenarios y los regímenes aliados han generado una furia generalizada contra EE.UU. Estos y otros factores, inclusive la falta de una verdadera alternativa revolucionaria radical en la región, han sentado el terreno fértil para el auge de fuerzas reaccionarias como ISIS.

Lo que se ve en vigor en Irak —y en grandes partes del mundo— es el conflicto entre distintas fuerzas opresivas y reaccionarias. Apoyar a cualquiera de ellas solamente continuará la opresión y sufrimiento. Y la gente en EE.UU., en cuyo nombre llevan a cabo esta agresión, debe oponerse a toda escalada militar de parte de EE.UU.

Forjar otro camino

¿Qué se requeriría para que se sacara de esa locura algo bueno para el pueblo de Irak y todo el Medio Oriente? En una palabra: ¡revolución! Una que arranque de raíz —no intensifique— la opresión, incluida la opresión de la mujer. Existe una base profunda para la revolución en la miseria y enojo, el caos y las constantes crisis que genera el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista por todo el Medio Oriente, e Irak en particular.

Una cosa que esta última crisis de EE.UU. en Irak ha revelado es que el imperialismo yanqui no es todopoderoso. Toda la situación en Irak y la región está sacudida por contradicciones. A pesar de su poderío militar, EE.UU. no ha logrado sus objetivos en Irak. La llamada “guerra contra el terror” global (en verdad una guerra por imperio), ya de 13 años, ha debilitado su sistema y dado origen a nuevas contradicciones y dificultades, entre ellas la extensión del yihadismo islámico reaccionario por toda África del Norte, el Medio Oriente, Asia Central y otras partes.

En la ausencia de una verdadera alternativa, toda la indignación y furia que el imperialismo ha generado acabará canalizada en callejones sin salida, desesperación e intereses reaccionarios. ¡Pero SÍ EXISTE otro camino! La nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian ES la verdadera, radical, viable y visionaria alternativa al imperialismo occidental y al fundamentalismo islámico. Forjar ese camino requiere adentrarse en la ciencia de la revolución. Quiere decir dirigir a la gente en la lucha y transformar su modo de pensar, para hacer la revolución. Y como parte de eso, requiere un movimiento mundial, y un movimiento con impacto a nivel de la sociedad en EE.UU., que revele y se oponga a los crímenes imperialistas pero rechace y se oponga a la (falsa) “alternativa”, el fundamentalismo islámico. A la luz de eso, ya es urgente divulgar, por todo medio posible, la nueva síntesis del comunismo, la que está concentrada en EL COMUNISMO: EL COMIENZO DE UNA NUEVA ETAPA, un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos (disponible en español, inglés, árabe, farsi, turco, alemán y portugués), y apoyar políticamente a las fuerzas en el Medio Oriente que están estudiando y promoviendo esta teoría y esforzándose para hacer la revolución real.

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