¡Octubre es el momento de actuar!
¡DI NO A LA BRUTALIDAD Y DESHUMANIZACIÓN INFLIGIDAS EN LAS PRISIONES!

Carl Dix | 21 de julio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Se está infligiendo una brutalidad indecible a las personas en las prisiones de Estados Unidos. A la mayoría de nosotros las autoridades nos ocultan las cosas horrorosas que hacen en nombre de “mantener la seguridad de la sociedad”. La verdad es que las autoridades carcelarias refuerzan un régimen de brutalidad y venganza para deshumanizar a quienes encarcelan, con el fin de mantenerlos bajo un estricto control. Los están dejando con cicatrices físicas y mentales que llevarán por vida. Están asesinando a los encarcelados. Eso es inaceptable e ilegítimo. ¡Hay que pararlo! Y usted, ahora que se ha dado cuenta de esos horrores, tiene que ser parte de actuar para ponerles fin.

Unos presos, Rikers, 2011. Foto: AP

Ha salido a la luz que los guardias carceleros de la isla de Rikers, una de las prisiones más grandes de Estados Unidos, dan palizas de rutina a los presos con una brutalidad incalificable, en particular a los que padecen enfermedades mentales. Unos reporteros del New York Times descubrieron un informe secreto que detalló, a lo largo de 11 meses de 2013, 129 casos de personas que sufrieron “graves lesiones” en altercaciones con los guardias de esa prisión de la Ciudad de Nueva York.

Aquí no se trata de lesiones sufridas en peleas que los presos iniciaron. El informe dio a conocer que en la mayoría de los casos, ¡los presos fueron golpeados brutalmente después de que les pusieron esposas! El 77% de las personas golpeadas habían sido diagnosticadas anteriormente con problemas de salud mental.

He aquí unos datos que el informe secreto puso al descubierto:

  • José Bautista trató de ahorcarse. Los guardias, después de bajarlo, lo tiraron al suelo y, mientras unos guardias lo sujetaron, otro le pegó en la barriga con tanta fuerza que le perforó los intestinos y sus heces empezaron a filtrarse en el abdomen. Cuando el personal médico de la prisión descubrió la herida, se permitió que Bautista saliera de la prisión para ir al hospital, un viaje de 15 minutos. ¡La furgoneta que lo llevaba tardó nueve horas en llegar al hospital!
  • Andrew Lane les tiró agua u orina a los guardias. En respuesta, éstos lo ataron a una camilla, la que empujaron a una clínica que no tenía cámaras de seguridad y lo golpearon hasta que las paredes y los armarios de la clínica quedaran manchados de sangre.
  • Brian Mack se quejó de que los guardias les estaban robando comida a los presos. Un capitán del cuerpo de guardias carceleros le golpeó en el ojo con un radio, mientras otro oficial le dio un puñetazo en la mandíbula. Le rompieron la órbita del ojo y la mandíbula. Las autoridades carcelarias dijeron que sus lesiones ocurrieron durante una pelea con otro preso, pero los archivos carcelarios no mencionan ninguna pelea.

Ninguno de los guardias involucrados en esos incidentes enfrenta cargos penales, ni siquiera cargos administrativos.

Una rueda de prensa contra las redadas del Departamento de Policía de Nueva York, Harlem, junio 2014. Foto: Revolución

Esas no son las únicas atrocidades viles que ocurren en Rikers. Al menos dos mujeres murieron ahí en el último año, porque los guardias se negaron a permitirles medicamentos o atención médica. Eso lo sé, no porque las autoridades dieron a conocer esa información, sino porque otras personas encarceladas con ellas denunciaron esos horrores. A un hombre preso en Rikers, de nuevo una persona a quien le diagnosticaron problemas de salud mental, lo pusieron adrede en una celda donde la temperatura subió a más de 38 grados C, y ¡lo dejaron ahí hasta que murió por el calor!

Todo eso no ocurre solamente en la prisión de Rikers. Dieciocho sheriffs del condado de Los Ángeles, entre ellos dos oficiales de alto rango, fueron acusados formalmente en diciembre de 2013, de permitir una cultura en la que se toleraba la generalizada brutalidad y deshumanización de los presos. En la prisión de mujeres de Tutwiler, Alabama, una investigación federal descubrió que ¡los guardias sometieron a las mujeres a la violación y a otras formas de abuso sexual antes de permitirles tener necesidades básicas como papel higiénico y tampones! ¡En Chicago, Jon Burge, un policía de alto rango, operaba una cámara de tortura en la delegación de la policía que utilizaba las palizas para sacar confesiones a más de 200 personas de 1972 a 1991! Continuaba así hasta que unas víctimas de esas trampas coaccionadas lograron conocer a otras personas, quienes demostraron la inocencia de esas víctimas y la existencia de un patrón de condenas injustas de las cuales Burge era responsable.

Para colmo, está la tortura del aislamiento en solitario prolongado. Ochenta mil personas encarceladas en Estados Unidos se encuentran en esa situación. En las prisiones estadounidenses, encierran a las personas en pequeñísimas celdas de concreto, sin ventanas, donde el aislamiento es casi total durante 22 ó 24 horas al día; las personas no tienen ningún contacto humano, ni oportunidades para sentir el calor, ver a la luna y las estrellas o respirar el aire fresco. Las han encerrado en esas condiciones por meses, años y hasta décadas. Los estudios demuestran que esa clase de confinamiento puede hacer que no se vuelva loco; sin embargo ¡Estados Unidos sigue sometiendo a decenas de miles de personas a esas condiciones de encarcelación!

Eso no se trata de unos cuantos guardias que se fueron a los extremos. De los 99 guardias de la prisión de Tutwiler, se descubrió que la tercera parte había tenido relaciones sexuales con las presas. En la prisión de la isla de Rikers, los ataques a los presos con problemas mentales típicamente involucraban a varios guardias, y muchas veces las cámaras de seguridad captaron todo, pero a pesar de eso, ningún guardia ha recibido un castigo por los 129 casos en que había que internar al preso en el hospital. Los sheriffs del Condado de Los Ángeles fueron procesados por crear una cultura general de violencia y deshumanización, y no por unos aislados casos de brutalidad. La brutalidad indecible que infligen a demasiadas personas encarceladas concentra la injusticia que es la encarcelación en masa que se da en Estados Unidos.

¿Qué clase de sociedad trata a las personas de esa manera? ¿Qué clase de personas permite que se cometan ultrajes, como los descritos arriba, en su nombre?

En Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, muchas personas dijeron que no sabían de las atrocidades que los nazis estaban cometiendo. Creo que lo más probable era que los “buenos alemanes” en realidad no querían saber lo que pasaba en los ghettos, o en los lugares a los que se llevaron a los judíos, los gays, los romaníes (gitanos) y otros.

Pero hoy, en Estados Unidos, no se vale esa excusa. Las viles atrocidades han sido sacadas a la luz del día. Están a plena vista, ensuciando la atmósfera que todos respiran.

Así que, ¿qué va a hacer usted ahora? ¿Va a ser un “buen estadounidense” y seguir la rutina cotidiana como si no pasara nada?

¿O va a unirse a los que están poniéndose de pie para decir: ¡YA NO MÁS DE ESAS VILES ATROCIDADES, CARAJO!?

Octubre, el Mes de Resistencia contra la Encarcelación en Masa, es el momento para alzar la voz y actuar. La horrorosa brutalidad cometida contra las personas en las cárceles y prisiones de Estados Unidos, así como el programa genocida de la encarcelación en masa que dicha brutalidad concentra, es injustificable, inmoral e ilegítima.

En octubre las personas por todo Estados Unidos se pondrán de pie y dirán NO MÁS a la encarcelación en masa y a todas las consecuencias de ésta. Tienen que estar presentes decenas de miles de personas que participen en muchas diferentes formas de decidida resistencia de masas; tiene que haber una efervescencia en las instituciones religiosas, paneles y simposios en las universidades, eventos culturales, manifestaciones desafiantes y más. Si usted tiene una pizca de justicia en el corazón, tiene que unirse a nosotros.

La prisión de la isla Rikers, Ciudad de Nueva York. Foto: USGS

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