Madres y niños deportados a Honduras:

Estados Unidos envía primer avión con niños de vuelta al infierno

21 de julio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 13 de mayo de 1939, el barco de pasajeros St. Louis partió de Hamburgo, Alemania con 937 refugiados judíos que buscaban asilo de la persecución nazi. Después de intentar, sin éxito, primero entrar a Cuba, el St. Louis se dirigió a Florida, con la esperanza de que serían recibidos allí. No lo eran. El 4 de junio de 1939, Estados Unidos no sólo les negó entrada pero incluso dio un disparo de advertencia para mantener el barco lejos de las costas de Florida.

Canadá también se negó a aceptar a los refugiados, por lo que el St. Louis regresó a Europa. Gran Bretaña, Bélgica, Francia y los Países Bajos les dio permiso para entrar. Pero cuando Alemania invadió a Bélgica y Francia en mayo de 1940, la vida de todos los judíos en esos países cayeron bajo amenaza, y muchos de éstos fueron condenados a muerte. Después de la guerra, se estimó que el número de judíos a bordo del St. Louis que fueron asesinados por los nazis fue entre 227 y 254 personas.

El 14 de julio, el presidente Obama envió el primer avión lleno de niños hondureños, algunos de tan sólo 1½ años de edad, de vuelta a la ciudad con la tasa de homicidios más alta del mundo: San Pedro Sula, Honduras. Y lo hizo con la promesa de que esto es sólo el primero de muchos viajes. Un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, dijo: "Nuestra frontera no está abierta a la inmigración ilegal, y le enviaremos de regreso a los nuevos inmigrantes ilegales". ¿Qué tan diferente sea este tratamiento de Estados Unidos al que les dio a los refugiados a bordo del Saint Louis? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que nos enteráramos de que el primer niño deportado a Honduras o a otro país centroamericano se encuentre con la muerte, por una bala o el hambre, de regreso en su país de origen?

Parte de un grupo de mujeres y niños deportados de Arizona por avión fletado, después de llegar al aeropuerto en la Ciudad de Guatemala, julio de 2004. Foto: AP

Hubo 17 mujeres, junto con 21 niños en el vuelo. Pero en el apuro por enviarlos de vuelta, según el director del Centro de Atención a Migrantes Retornados en Honduras, "Muchas de las madres a veces ni siquiera son las verdaderas madres de los niños" (Reuters, 15 de julio de 2014).

Una mujer informó que resultó atrapada después de gastar 7.000 dólares para tratar de cruzar la frontera con su hija de 6 años de edad. Dijo que las autoridades estadounidenses los trataron como "animales", los detuvieron en cuartos tan apiñados con 50 personas que algunas madres tenían que dormir de pie con su hijo en los brazos. Su hija describió la travesía como "horrible, fría y agotadora".

¿Por qué se habían arriesgado a emprender un viaje tan peligroso? Una madre soltera que dijo que abandonó Honduras con su hija de 6 años de edad, porque no podía encontrar un trabajo. Caminó; tomó autobuses y le pagó a alguien 25 dólares a ir con su hija en la parte superior de la "Bestia", el tren que lleva a la gente al norte a la frontera con Estados Unidos. Le habían dicho que había una nueva ley de Estados Unidos que le permitiera entrar. Otra dijo que su región de Honduras se había convertido en un infierno a causa de las pandillas, traficantes de drogas, la violencia política y la falta de puestos de trabajo después del cierre de muchas fábricas. (Lea más información sobre la "mano" estadounidense que mueve la situación allá en “¿Qué está impulsando a los niños de Honduras a ir a Estados Unidos?” en revcom.us y en este número de Revolución.)

Lo que Estados Unidos les está haciendo a estos niños, y a todos aquellos que huyen desesperadamente de América Central, es un crimen de lesa humanidad; y no se puede tolerar. Como venimos escribiendo en Revolución desde el principio de esta crisis:

Hay que tratar a todos los jóvenes y niños que logran entrar a Estados Unidos con humanidad y compasión; siempre que sea posible, hay que reunirlos con miembros de su familia tan pronto como sea posible. Hay que darles toda la atención médica necesaria y hay que ponerlos en un ambiente de cuidado y amor. Hay que proporcionarles una educación y nunca deportarlos.

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