Religión y Revolución: La promesa de un nuevo vistazo

20 de octubre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

SpearIt, profesor adjunto, Universidad del Sur de Texas — Escuela de Derecho Thurgood Marshall. Artículo publicado originalmente en el Huffington Post el 20/10/14 en inglés. Reproducido aquí con autorización.

Para los estudiosos de la religión y los estudiantes de la revolución, el venidero diálogo entre Cornel West y Bob Avakian habrá de ser una lección valiosa. Teniendo lugar en la Iglesia Riverside en la ciudad de Nueva York, este encuentro de voluntades tiene un enorme potencial de avanzar la comprensión de la relación entre la religión y la revolución, las que la sabiduría convencional tiende a mantener como mutuamente excluyentes.

Se podría decir que Cornel West es el más importante intelectual afroamericano vivo hoy. Sus obras son de lectura acostumbrada en Estudios Afroamericanos, Estudios Religiosos y programas de Teología, y él ha participado en películas, proyectos de grabación y otro trabajo activista. Su participación incluye proyectos como la Marcha de Un Millón de Hombres, la Cumbre Hiphopera Russell Simmons y el trabajo con líderes religiosos de diferentes orígenes, entre ellos el ministro Louis Farrakhan, Al Sharpton y el rabino Michael Lerner.

Bob Avakian tiene la misma edad que Cornel West, pero viene de una época diferente. Avakian ha sido líder nacional del Partido Comunista Revolucionario desde 1979. Al igual que West, Avakian ha llevado una vida controvertida y ha dedicado décadas a la organización de su partido político en Estados Unidos. Antes de su papel de liderazgo en esta organización, participó en el Movimiento Pro Libertad de Expresión y el Partido Pantera Negra.

Aunque este diálogo promete pisar nuevo terreno teórico, tendrá éxito sólo en la medida en que mantenga el premio en la mira. Es decir, que la conversación evite empantanarse en debates sobre la existencia de Dios, el teísmo v. el ateísmo, o cualquier otra discusión infructuosa. En vista de que estas cuestiones las han ponderado las mejores mentes de la historia del mundo desde tiempos inmemoriales, es poca probable que se resuelva mucho más en unas pocas horas.

Más bien, es preciso que la discusión pase por alto esos trillados atolladeros teológicos, y se centre en las maneras en que la religión y la revolución se complementan, y en concreto, cómo la una puede avanzar la otra. Es preciso que esta oportunidad poco común para un diálogo genuino no se consuma por racionalizaciones, ni por la voluntad de West de ser hombre predicador ni la de Avakian de obedecer la línea del partido.

El descubrimiento de puntos en común tal vez parezca imposible debido a la brecha entre el marxismo y la religión. Después de todo, fue Carlos Marx el que escribió la célebre frase: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida...". Esta afirmación, desde la perspectiva de la historia, es inimputable ya que la religión siempre ha sido manipulada como un mecanismo de control social. En la misma categoría, sin embargo, sostiene que la religión es "el corazón de un mundo sin corazón y el alma de condiciones sin alma". Estas declaraciones conciliadoras señalan otra verdad indiscutible: la religión puede ser el corazón y el alma del movimiento revolucionario.

La lección de la historia es que el teísta y el no teísta por igual tienen puntos en común en un marco revolucionario. Por lo tanto, si el encuentro se inicia según esta premisa, la religión y el marxismo quizá se presenten de manera más adecuada como diferentes especies entre los géneros más amplios de la revolución.

Para citar el ejemplo más obvio: la Revolución Estadounidense. Es imposible entender esa era sin una somera comprensión del papel de la religión, que implicaba, según la Biblioteca del Congreso, "que ofrece una sanción moral de la oposición a los británicos". De hecho, para algunos, la resistencia a la tiranía era un deber cristiano, sin embargo, es crucial reconocer que no todos compartían ese fervor religioso, y de hecho algunos eran faltos de religión. Lo importante es que ambas cosas aportaron al éxito de la Revolución Estadounidense.

Más allá de esa revolución, tal vez pueda afirmarse que toda revolución social en Estados Unidos tiene una teología pública correspondiente. El que se trate de la abolición de la esclavitud, los derechos de la mujer, la justicia ambiental, los derechos de las personas LGBT y otras cosas, queda claro que todos tienen su génesis en la iglesia de Estados Unidos.

Un diálogo entre West y Avakian que se guía por un etos complementario augura una mejor comprensión del papel de la religión en la revolución. Tiene el potencial para construir puentes donde no los hay normalmente, a pesar de que en ocasiones la revolución y la religión son inseparables. Por lo tanto, ésta es una oportunidad para poner al descubierto por qué es erróneo crear binarios falsos. La historia de la revolución pertenece a los pensadores religiosos y laicos por igual, y según este hecho en sí avanzará la revolución.

Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.