A toda máquina hacia Atlanta el 7 y 8 de febrero:
¡El asesinato policial tiene que terminar y tenemos que tomar la ofensiva de nuevo actuando para terminarlo!

Carl Dix | 2 de febrero de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Ya es hora de hablar sin pelos en la lengua sobre lo que pasa. El sistema se ha empecinado en azuzar a sus policías a asesinar sin motivo a los negros, y a negar a castigarlos por hacerlo. Si alguien lo dudara, sólo tiene que mirar los informes filtrados a la prensa de que el Departamento de Justicia no acusará a Darren Wilson por el asesinato de Michael Brown.

A ver. Los policías acribillan a negros que tienen las manos en alto. Matan por estrangulamiento a negros por sospecha de vender cigarros al detal. Balacean a Tamir Rice, John Crawford y Andy López por tener un arma de juguete. Asesinan a Dontre Hamilton, Mayra Cornejo, Aiyana Stanley-Jones y muchas otras personas de color por cualquier motivo que se les ocurra, y el sistema no castiga a los policías asesinos.

Ocurre una y otra y otra vez porque así es el papel de la policía en esta sociedad. No es de proteger y servir como la babosada que pintan en las puertas de la patrulla, sino su papel verdadero: de reforzar todo un sistema de opresión y explotación. Mientras sigamos bajo la bota de este sistema, la policía seguirá haciéndolo y el sistema seguirá defendiéndola por hacerlo.

¿Qué solución ofrece este sistema al problema del asesinato policial? ¿Ponerles cámaras corporales a los agentes de la policía? ¿Para después negar la evidencia grabada como lo hicieron en el caso de Eric Garner? ¿Que el Departamento de Justicia castigue les a los policías asesinos y brutales? El Departamento de Justicia ha hecho cientos de investigaciones a policías que golpean y matan, y casi nunca presenta cargos en su contra. La única solución que ofrece el sistema a este horror es cada vez más de lo mismo o algo peor. El asesinato de nuestra juventud es la punta de lanza de todo un programa genocida que es esencial para este sistema, y para mantener en vigor dicho programa, las personas que encabezan el sistema recurren a arrestos en masa y la satanización de nuestra resistencia.

Pero las cosas no tienen que ser así. Con la revolución podríamos crear una manera completamente diferente en que la gente podría vivir. Podríamos crear una sociedad en la que los encargados de la seguridad pública preferirían dar la vida antes que matar o herir a una persona inocente. Nosotros del Partido Comunista Revolucionario (PCR) trabajamos para hacer la revolución que hace falta para crear esta sociedad. Tenemos la dirección necesaria para hacerlo en Bob Avakian, el líder del PCR, y las personas tienen que conectarse con ese líder y entrar en discusión y acción con este partido y el movimiento para la revolución que construye.

Desde agosto en Ferguson y de ahí por todo Estados Unidos, la gente se puso de pie y dijo YA NO, en formas que como no hemos visto durante décadas. Esas hermosas y poderosas acciones provocaron un cambio en el pensar de millones de personas y delinearon nuevas líneas divisorias en la sociedad. Este movimiento creciente de muchos miles de personas iluminó nuevas ideas sobre quién tiene la razón a su lado — la policía asesina o la gente que es víctima de estas condiciones asesinas y que rechace aceptarlas Y TAMBIÉN las personas que tomen partido con esta gente porque rechazan vivir en un mundo donde ocurren estos horrores y no se hace nada para remediarlo.

La lucha cobró aún más fuerza a fines de noviembre y en diciembre. En combinación con otras luchas y otros acontecimientos, podría tiene el potencial de llevar a una situación en que se diera una oportunidad concreta de hacer una revolución. El partido del que soy parte, el Partido Comunista Revolucionario, se dedica y trabaja para acelerar esa posibilidad, de ganar lo más pronto posible.

La gente ha empezado a ponerse de pie y decir YA NO al horror del asesinato policial. Ha empezado a desafiar la legitimidad del sistema, y no podemos dejar que el sistema logre machacar hasta devolver la situación a la normalidad de esta sociedad, una normalidad en la que la policía mata a gente sin más ni más.

Para romper con esta normalidad, tenemos que llevar este movimiento que ha comenzado a nuevas alturas. Toda persona que quiera que el sistema deje de darles una luz verde a los policías asesinos, que quiera ponerse de pie contra lo que el sistema descarga sobre el pueblo, que asista conmigo a la reunión que convoca la Red Parar la Encarcelación en Masa (SMIN) en Atlanta el 7 y 8 de febrero.

Si usted capta la necesidad de la revolución, o si no está seguro pero se es uno de los que rechazamos aceptar el horror del asesinato policial — todos tenemos que ser parte de redoblar una resistencia aún más fuerte y más decidida movilizando a más amplios sectores de la población que rechazan quedarse cruzados de brazos ante estos horrores contra la gente. Tenemos que activar a una fuerza aún más poderosa para decir que ¡estos horrores TIENEN QUE TERMINAR!

Si usted quiere que eso se logre, tiene que estar en Atlanta el 7 y 8 de febrero para ayudar a planear un día de resistencia poderoso el 14 de abril. Tiene que estar presente y concretar la visión de lo que ese día ha de ser y puede ser. Tiene que asistir para forjar planes para movilizar a los alumnos y estudiantes a salirse de clases a nivel nacional; para manifestar resistencia en comunidades por todo Estados Unidos; para activar a las comunidades religiosas a que reten a sus feligreses a unirse a esta resistencia, y más.

Una familia no debe tener que enterrar a un hijo cuya vida fue robada por los que juran proteger y servir. Ningún padre de familia debe tener que decirles a sus hijos lo que debe hacer, y no hacer, para tener la posibilidad de sobrevivir un encuentro con un policía. La suerte de vivir o morir, y de cómo vivir, no debe depender del color de la piel de uno. Si usted quiere PONERLE FIN a esos horrores y todo el programa genocida de encarcelación en masas con todas las consecuencias que concentran, tiene que estar presente conmigo en Atlanta y ser parte de forjar planes para tomar de nuevo la ofensiva y acelerar la resistencia poderosa que ya se ha montado, para construir un movimiento que abarca, en última instancia, a millones de personas, capaz de TERMINAR esos horrores.

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