Cincuenta sombras de Grey: Una historia pornográfica pútrida

Rigel Kane | 16 de febrero de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Este 13 de febrero, se estrenará la película basada en el libro Cincuenta sombras de Grey. El Día de San Valentín, muchas parejas y amigas y amigos por todo Estados Unidos irán a ver lo que se espera que sea un exitazo de taquilla, basado en un libro de superventas internacionales que narra la historia de una joven estudianta de periodismo (Anastasia Steele) que firma un contrato sexual con un rico empresario de Wall Street (Christian Grey). Este hombre adquiere el control de la vida y cuerpo de ella. La golpea, la atormenta y la aísla, y muchas veces ella se siente atrapada, pero todo eso se presenta como estimulación sexual y, a final de cuentas, amor. Los arranques de ira de Christian Grey y su deseo de ser el dueño de ella y de controlarla, el hecho de que le golpea a Anastasia hasta el punto de que le salten lágrimas por el dolor y el miedo, y básicamente todo lo demás que se presenta en este libro-hecho-película viene incrustado con el polvo de siglos de brutalidad hacia la mujer y de tratarla como una posesión. Esta historia se hace pasar por "pervertidillo" y "atrevido” y una rebeldía contra las “normas” sexuales represivas, pero en realidad no es más que una basura reciclada que lleva a extremos aún más absurdos y peligrosos la misma gastada y trillada noción brutal de que hay que abusar de las mujeres, controlarlas, torturarlas, humillarlas y aterrorizarlas, y que ellas deberían encontrar todo eso “gratificante” e incluso “liberadora”. En un mundo en el que la industria internacional del tráfico sexual sigue destrozando los cuerpos y las mentes de las mujeres, glorifica la violación en una industria multimillonaria de pornografía, hace que las jóvenes se prostituyan en las calles, convence a los hombres que tienen derecho al cuerpo de la mujer y luego trata de convencerles a las mujeres que eso es lo que deberían desear: las personas en todas partes pueden y deberían rechazar y oponer resistencia a la descarada convencionalización de esta pútrida historia pornográfica de esclavización.

Al carajo Cincuenta sombras de Grey

Tal vez usted diga: "¿Y usted, qué derecho tiene de dictar lo que debería excitar a las personas? Cada persona es diferente". La ironía es que en estos momentos este sistema, y esta película, les dicen qué debería excitarle a usted. Es simplemente un hecho que la sexualidad y las fantasías sexuales no se desarrollan en aislamiento del resto de la sociedad, de la misma manera que las actitudes hacia las mujeres en general, o hacia personas de diferentes géneros o diferentes nacionalidades y “razas”, no se desarrollan en aislamiento del resto de la sociedad. En cada sociedad, en primer lugar las relaciones sociales aceptadas y reforzadas establecen el marco para cómo los individuos llegarán a ver esas cuestiones. Idealizar y erotizar la tortura y la esclavización de la mujer es una parte esencial de un mundo que tortura y esclaviza a la mujer; refleja eso y le sirve.

Hoy, vivimos en una sociedad definida por las profundas divisiones en la población entre opresor y oprimido, explotador y explotado, amo y esclavo. No es una coincidencia que también es una sociedad que ha normalizado la esclavización de la mujer. Para hablar solo de Estados Unidos, los hombres pueden comprar muchachitas en el tráfico sexual internacional, encargar una esposa en línea, alquiler el útero de una mujer en un país del tercer mundo para que ésta tenga su hijo y prostituir a muchachas en sus propios vecindarios. Vivimos en un sistema mundial que compra, vende y desecha a las mujeres, las comercializa como si fueran cortes de carne y promueve la violación tanto como una herramienta de guerra como una expresión de “amor".

No es necesario, ni deberíamos aceptar, un mundo en el que las guerras para el imperio saquean y destruyen a las personas y los recursos del planeta, en el que los negros y los morenos de Estados Unidos terminan asesinados por la policía o enjaulados en las prisiones, mientras que una pequeña minoría de personas explota a millones de personas y utiliza la vida de éstas como piezas en un juego de ajedrez. La manera en que el mundo usa a la mujer, la mitad de la humanidad, abusa de ella, y la esclaviza y degrada, es una piedra angular en los cimientos de ese mundo. Si queremos un mundo en que no existe nada de eso, tenemos que romper todas las cadenas, incluidas las que atan a la mujer. Como Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, y el líder que ha desarrollado una nueva concepción de la revolución y el comunismo, ha dicho:

No se pueden romper todas las cadenas menos una. No se puede decir que uno quiere eliminar la explotación y la opresión, pero quiere que persista la opresión de la mujer por el hombre. No se puede decir que uno quiere liberar a la humanidad, pero mantener a una mitad esclavizada por la otra. La opresión de la mujer está íntimamente ligada a la división de la sociedad en amos y esclavos, explotadores y explotados, y acabar con todo esto es imposible sin liberar completamente a la mujer. Por eso la mujer desempeñará un enorme papel en el proceso de hacer la revolución y garantizar que ésta no pare a medias. Es posible e imprescindible desencadenar plenamente la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución proletaria.
Lo BAsico 3:22

¡Eso es lo que deberíamos hacer, y eso implica luchar contra la esclavización de la mujer y no idealizar tal esclavización!

Cincuenta sombras de Grey es exactamente contrario a lo que necesitamos. De hecho, además de apestar a los miles de años de cadenas de la tradición que pesan sobre la mujer, representa una venganza intensificada y aún más perversa que se lleva a cabo contra la mujer en cada esfera de la sociedad. Los grandes cambios en el mundo y también las luchas contra la opresión han provocado una gran contienda en torno al papel de la mujer en la sociedad, y hoy vivimos una reacción despiadada contra la mera noción de que las mujeres son seres humanos. Hay personas en el poder que piensan que esta sociedad no podrá sobrevivir sin los "tradicionales valor de la familia", incluida la subyugación de la mujer, y la sociedad ha enseñado a muchísimos hombres de que tienen el derecho a la servidumbre femenina, de odiar el hecho de que su patrón pueda ser una mujer, que su esposa pueda tener ideas y metas que estén fuera de su control o que la mujer a quien echan piropos groseros en la calle se atreva a decirles que vayan al carajo. Los gobernantes de este sistema y los que tienen el cerebro lavado por éste hacen grandes esfuerzos, algunos conscientemente y otros como reacción instintiva, de zamparles a las mujeres una vez más las pesadísimas cadenas que las han mantenido abajo por demasiado tiempo.

¿Qué características tiene esta oleada de venganza contra la mujer?

Por todo el mundo: Está en ascenso una epidemia de violaciones, violaciones tumultuarias, violaciones durante una cita, la pornografía de violación y la cultura de violación. Ocurren horrorosos, y en algunos casos crecientes, niveles de asesinatos en defensa de la honra, ataques con ácidos, mutilación genital, asesinatos, marginación social, silenciamiento, maternidad obligatoria, esterilización obligatoria, casamientos forzosos, subrogación forzosa y coacción de todo tipo imaginable. Todo eso, junto con el acoso sexual, la violencia sexual, la explotación sexual y el estigma sexual le enseñan a la mujer qué es “su lugar”. En ningún lugar del mundo existe seguridad si se es mujer.

En el internet: La pornografía les enseña a los muchachos y a los hombres que si la mujer dice repetidamente que "no" y usted la toma por la fuerza, ella terminará por quererlo y se lo agradecerá; les enseña que la sexualidad es una conquista y que el muchacho debería estar orgulloso de haber obligado a la muchacha a ir más allá de donde ella se siente cómoda.

En la radio: Comentarios violentos, insultantes y llenos de odio hacia las mujeres. Las emisoras transmiten fanfarronadas acerca de "quebrantar" a una mujer que podrían ser las de un amo de esclavos acerca de sus esclavos.

En el Congreso y en los tribunales de Estados Unidos: Vienen aboliendo el derecho al aborto. Dan nueva vida, con el aval de la ley y de los que la aplican, a la idea de que el deber de la mujer es parir, aun cuando ella no quiera hacerlo e incluso si el embarazo ponga en peligro su propia vida.

En todas partes: Enseñan a las muchachas que su valor proviene de su atractivo sexual (pero si de hecho tienen relaciones sexuales, las hacen sentir vergüenza y muchas veces ellas sufren el acoso o algo peor), o en su capacidad y su buena voluntad de servir a un hombre de otras formas.

Cincuenta sombras de Grey es parte de todo eso y es parte de hacer que todo eso se establezca aún más como la norma en la sociedad.

Fíjese, sería estupendo que la sexualidad se librara de los sermones puritanos, estigmatizantes, sofocantes y patriarcales que por demasiado tiempo han hecho que las mujeres sientan vergüenza y odio a sí mismas. Pero dejemos en claro: La propaganda pornográfica, degradante, sofocante y patriarcal que constituye Cincuenta sombras de Grey NO es una rebelión en contra de esas “normas” represivas. Es el reflejo “moderno”, distorsionado y casa-de-los-espejos de la mismísima maldita cosa. No es necesario que una mitad de la humanidad esté esclavizada al servicio de la otra mitad ni para nada es necesario tener amos y esclavos, y tenemos que luchar con máxima fuerza para poner fin tanto a la glorificación tipo-culto a la virginidad y la maternidad, como también ala total cosificación sexual y, en efecto, contra todas las formas de opresión y esclavización de la mujer. Las mujeres no son incubadoras ni son juguetes sexuales. Las mujeres son seres humanos. Este sistema le roba a la mujer su potencial e su propia vida, y le roba al hombre su empatía y humanidad; este patriarcado gastado y trillado, en la forma adoptada y adaptada por los horrores de la mercantilización capitalista (la conversión de toda cosa y toda persona en algo que se puede intercambiar a cambio de ganancias) es lo que obra ahora tan intensamente para glorificar la violencia contra la mujer, exigir su sumisión y sexualizar su esclavización. Eso es muy uniforme, no es original y no tiene ni siquiera un poco de rebeldía.

Así que, al carajo Cincuenta sombras de Grey. Al carajo glorificar la historia de una joven mujer, sin experiencia sexual, que se convierte en la posesión de un hombre rico y sádico que le acecha y le atormenta. Al carajo la representación de la experiencia de ser una posesión, víctima de una ardid y del terror, como algo “liberador”. Al carajo la noción de que el propósito más elevado de una mujer deba ser "salvar a un hombre de sí mismo", mientras ella soporta todo ese maltrato. Al carajo eso. Ese cuento es muy gastado y trillado.

El amor no se parece en nada al odio. La libertad no se parece a la esclavización. La liberación no se parece a la sumisión. En realidad todo eso no es tan complicado. La mujer no es una propiedad que anda en busca de un dueño; tampoco es una mascota, que pasa la vida como una boba a la espera de que algún hombre la viole, la “tome” y le muestre su “verdadero ser”. Solo la clase de sociedad en la que vivimos, en esta era de venganza contra la mujer, puede comercializar la misoginia (el odio a las mujeres) como intimidad y venderla a millones de personas.

A las personas de todos los géneros: ¡Dejen atrás esas necedades! ¡Recuperen su humanidad y luchen por un mundo en el que esos horrores, en cualquier forma, hayan pasado concretamente a la historia! Si usted quiere rebelarse contra las “normas” opresivas de esta sociedad, algo que usted debería querer hacer, pues luche por la liberación concreta de la mujer: por su capacidad de participar de lleno y como igual, junto con los hombres, en toda esfera de actividad humana, incluida, como una parte esencial de eso, la capacidad de la mujer de explorar la intimidad y la sexualidad basadas en el respeto mutuo y la igualdad. Rechace conformarse con este estreno horrible, rechace aceptar que el estreno ocurra sin oposición, póngase de pie y proteste contra la película para sacudir a esta sociedad entera que ha aceptado la violación y ha normalizado la esclavización en tantas formas. Las personas tienen que ponerse de pie y decir: “¡Vemos la realidad detrás de la fachada multimillonaria de ‘ser arriesgado’; vemos la opresión que celebran y el sentido de derecho y privilegio que generan!” Esta oleada de venganza, esta esclavización sexualizada, esta cosa gastada y trillada que se hace pasar por nueva: denunciémosla por lo que es e instemos a otros a hacer lo mismo:

¡Dejen de idealizar la esclavización de la mujer y empiecen a luchar por la liberación de la mujer!

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