Sequía en California: Causas naturales y un sistema loco

28 de abril de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

California está sufriendo la peor sequía en su historia, posiblemente la peor de sus últimos 1.200 años. Tras cuatro años, ahora un 80% del estado es asolado por una “sequía extrema”.

La sequía en el estado estadounidense de California es la concentración más reciente de una sequía general en el suroeste de EEUU que también se ha extendido a México en los años recientes. En México de 2010 a 2013 especialmente, la sequía ha causado destrozos en la agricultura y ha dejado en la ruina a aún más gente que lo normal. Oficiales y medios estadounidenses actúan, al estilo chovinista, como si la sequía sólo existiera dentro de la frontera estadounidense.

Esta es una crisis natural en un sentido inmediato, surgiéndose de cambios en los patrones climáticos que han disminuido drásticamente la precipitación. Pero también esta crisis se ha intensificado por las altas temperaturas récord, por las que el agua se evapora y la tierra se seca, un resultado del calentamiento global causado por la actividad humana. (Véase recuadro “Las causas de la sequía y el futuro en un planeta en calentamiento”). En el sentido más profundo, esta crisis no es natural, ya que la ha provocado e intensificado el desarrollo y crecimiento económico capitalista incesante durante décadas sin considerar los límites de los recursos naturales (el agua, en este caso) y la dependencia de los humanos y toda la naturaleza en el agua. Dicho crecimiento tampoco aprecia, ni siquiera toma en cuenta, la historia climática a largo plazo de California ni el Suroeste, y qué implica para una sociedad y una economía construidas en esta región.

Desde hace años esta crisis se avecina, y el estado ha hecho poco para lidiar con ella. Pero ahora es imposible hacerle caso omiso. Está afectando a millones de personas y ecosistemas naturales. La sequía tendrá impactos extendidos a largo plazo.

En el año en curso, extensiones más grandes del estado son afectados por una sequía extrema. Aún más preocupante, este año el manto de nieve en la Sierra Nevada —que al deshelarse en los fines de primavera y en verano suministra agua a las presas, ríos y acueductos de los cuales dependen extensiones grandes del estado— está a sólo 6% del tamaño normal. Por lo que es muy probable que la situación se empeore este verano. El año pasado la Association of California Water Agencies (Asociación de Empresas Públicas Californianas del Agua) previó que un año más de sequía tendría “consecuencias desastrosas”. Según Jay Famiglietti, un científico de agua para NASA y profesor en la Universidad de California, Irvine, están disminuyendo las tres fuentes principales de agua para California — deshielo proveniente de la Sierra Nevada, agua subterránea local, y agua importada del Río Colorado.

En abril, el gobernador de California, Jerry Brown, impuso restricciones obligatorias con fin de bajar en un 25% el consumo de agua por usuarios residenciales. Estas medidas se imponen por niveles para que las comunidades que ya han disminuido su consumo de agua no tengan que bajarlo tan drásticamente como las otras. El consumo de agua en el estado parece un mosaico sin sentido —en que ciertas ciudades y personas han estado innovando y conservando el agua en muchas maneras mientras otras siguen desperdiciándolo frívolamente— regando campos de golf y céspedes en pleno desierto, y cosas al estilo. Las restricciones limitarán algunos de esos consumos. Pero, por lo menos hasta la fecha, las restricciones ni siquiera tocan el meollo del asunto. El 80% del agua en California se utiliza en la agricultura, y mucha de esa agua se suministra sacando enormes cantidades de agua subterránea de manera totalmente insostenible. La agricultura sólo aporta el 2% de la economía californiana, pero se ha desarrollado como una piedra angular de la producción de alimentos para EEUU y para la exportación a nivel mundial. California produce el 50% de las nueces, frutas y vegetales en EEUU. Los agricultores han plantado grandes huertas de almendros, con motivo del alto precio de almendras en el mercado mundial. Pero los almendros requieren mucha agua y son vulnerables porque, ya plantados, necesitan que se les sigan regando. Y la escasez de agua es cada vez peor. Las regulaciones del estado no pueden transformar racionalmente estas contradicciones — que son arraigadas en el funcionamiento anárquico del sistema capitalismo. Toman decisiones a base de la rentabilidad a corto plazo y sin tomar en cuenta las necesidades de las masas, la sostenibilidad ambiental, ni los límites concretos del suministro de agua y los cambios climáticos a largo plazo.

Las guerras por el agua, la expansión y el consumo insostenible del agua

Durante el siglo pasado, California se convirtió por medio del funcionamiento del capitalismo en un motor económico que sería el noveno más grande del mundo si se le considerara como un país separado. La población creció vertiginosamente hasta los 38 millones, durante un siglo relativamente más lluvioso comparado con la historia de la región. Ahora California, y el Suroeste en general, tienen algunas de las ciudades de más población y del crecimiento más rápido en todo EEUU. Todo eso ocurre en condiciones semiáridas en las que se predice que la sequía se empeorará hasta un posible nivel catastrófico en el siglo venidero, al calentarse el clima global.

Un elemento importante de la historia californiana ha sido el de intensas “guerras por el agua”. Han represado o desviado ríos o vías navegables enteros, inundando hermosos valles o dejando sin agua a otros sitios. En eso se movieron los intereses de capitalistas grandes y oficiales públicos y municipales. Algunos hicieron grandes fortunas y bases de poder, al mismo tiempo que quedaron arruinadas las vidas de grupos enteros de personas, entre ellos pueblos indígenas. Destruyeron o alteraron dramáticamente ecosistemas naturales enteros. De esa manera fueron creados los suministros de agua para San Francisco y Los Ángeles. La película Chinatown trata de manera interesante y dramática la historia de eso en Los Ángeles, en particular las sangrientas riñas intestinas y las maniobras legales corruptas que sucedieron.

Cada año desvían enormes cantidades de agua del Delta del Río Sacramento-San Joaquín al sur de la Bahía de San Francisco hacia el Valle Central para la irrigación agrícola. Eso ha venido destruyendo cada vez más el ecosistema del delta y sus especies por la falta de agua dulce y la infiltración de agua salada de la bahía. En todo el estado, han represado ríos y desviado agua, interrumpiendo la migración del salmón y su pesca, con impactos negativos para pueblos indígenas como los Klamath y los Winnemem Wintu, cuyas vidas y culturas están íntimamente conectados al salmón. Ya se habían desplomado las poblaciones migratorias del salmón y de la trucha cabeza de acero debido a la desviación de agua y las presas. Ahora esas peces peligran aún más. Por falta de lluvia, muchos arroyos quedan bloqueados por bancos de arena, y ahí los peces no pueden subir por los ríos para desovar, y los pececitos no podrán bajar hacia el mar. Hay peligro de una extinción de stocks de salmón ya amenazados y de un posible colapso de la pesca del salmón.

Rim fire at Yosemite National ParkEl masivo incendio forestal llamado Rim Fire, agravado por la sequía, en los alrededores del Parque Nacional de Yosemite y el Bosque Nacional de Stanislaus en California, 26 de agosto de 2013. Foto: NASA

La sequía está perjudicando cada más vez la vida salvaje y los ecosistemas naturales. En los años recientes, los incendios han quemado extensiones sin precedentes de California debido a la sequía severa. Este verano el peligro es peor. California es una parte importante de la ruta de vuelo migratorio de aves acuáticas. Ya ha perdido el 90% de sus pantanos, y el gobierno federal casi no suministra agua a las reservas naturales, por lo que las aves acuáticas tendrán menos lugares para descansar, procrear y alimentarse.

Actualmente se aumentan las presiones para acabar con toda protección ecológica para sacar más agua del delta, y el gobernador Brown ha propuesto la construcción de un túnel nuevo que desvaría el agua directamente del Río Sacramento al Valle Central, sin que pasara por el delta. Entre los agricultores, se aumenta la rivalidad y el conflicto sobre los derechos y el acceso al agua, así como la necesidad de perforar pozos cada vez más hondos. Algunos informes hablan de una nueva “fiebre del oro” para el agua. Los que tienen el dinero para perforar más hondo pueden sacar agua y venderla a los que no tienen lo suficiente para hacerlo; otros están en peligro de que se les sequen los campos o queden en barbecho, de que les marchiten las cosechas y los recursos.

La verdad es que esta fiebre de acaparar el agua y el impulso competitivo constante del capitalismo de aprovecharla para alimentar el crecimiento, la rentabilidad y el “estilo de vida ‘americano’” es completamente insostenible. En nada de eso han planeado ni han tomado en cuenta los límites naturales y la disponibilidad a largo plazo de agua para sostener la vida. No han hecho ningún análisis racional de la historia del clima de esta región ni las predicciones de su futuro, qué van a ser los probables recursos acuáticos ni cómo utilizarlos racionalmente. Al contrario, han supuesto que no haya límite al agua y que siempre sea disponible, o, lo que es más probable, simplemente nunca han pensado en el futuro.

Según un informe de científicos en Stanford, casi el 60% del agua utilizada en el estado proviene de agua subterránea. De hecho, es tan intensa la perforación en búsqueda de nuevas fuentes de agua subterránea en el Valle Central que algunas áreas están hundiendo un tercio de un metro cada año por la reducción de la mesa de agua. Actualmente tienen que perforar los pozos dos veces más hondos que antes para alcanzar el agua subterránea. Los acuíferos de agua subterránea son una reserva estratégica para sostener la vida. Pero se los están agotando a una velocidad asombrosa e insostenible. Algunos acuíferos son tan hondos que son completamente aislados y nunca se llenarán de nuevo con la lluvia. Otros que podrían reponerse con la lluvia y el deshielo están siendo agotados y no se les permite rellenar. La sequía está empeorando la situación.

La pérdida del agua subterránea es una crisis que se desarrolla no solamente en California sino en todo el Suroeste y los estados sureños de las Grandes Llanuras. La cuenca del Río Colorado, que suministra agua a 40 millones de personas en siete estados, ha perdido 65 kilómetros cúbicos de agua entre 2004 y 2013: el doble de la cantidad que se almacenaría si se llenara el Lago Mead en Nevada, la presa más grande de EEUU (ahora reducida a una sombra de lo que era). Tres cuartos del agua perdida es por el agotamiento del agua subterránea. Se prevé que, si sigue el índice de irrigación actual, 69% del acuífero de Ogalalla de sur, que suministra agua a enormes extensiones del sur de las Grandes Llanuras, desaparecerá en 50 años. Urge hacer cambios dramáticos para adaptar la agricultura al clima, e implementar medidas inmediatas para conservar el agua subterránea, valorar los intereses de la gente y los del medio ambiente, etcétera. Muy al contrario, las decisiones se hacen según las reglas del capitalismo —el que pueda acaparar el agua primero, el que goce de los recursos para perforar y explotarla— pues adelante.

La locura del capitalismo y el hacer frente a la crisis

A pesar de esas condiciones, el sistema sigue aprobando y fomentando el desarrollo de fracturación hidráulica para sacar petróleo y gas en California y en todo el oeste. La fracturación hidráulica ocupa enormes cantidades de agua que tanto urgen para la gente y la vida salvaje, y también contamina el agua subterránea con desechos de petróleo y químicas. Según National Geographic (que cita un informe de CERES) “más de la mitad de todos los pozos de fracturación hidráulica en EEUU están siendo perforados en regiones de sequía… y más de un tercio de los pozos están en regiones donde se agota el agua subterránea”. Pero la fracturación hidráulica ha sido clave para EEUU en su adelanto al frente de la producción de petróleo y gas a nivel mundial. Le da una ventaja económica y estratégica clave en su contienda sin tregua con otras potencias capitalistas en el mundo. No la van a abandonar, por más que contribuya al daño ecológico horrendo y el desperdicio de agua escasa. (Véase “La fracturación hidráulica: Una pesadilla ambiental”.)

Según el Centro por la Diversidad Biológica, al mismo tiempo que el gobernador Brown anunció las restricciones al consumo de agua, oficiales estatales publicaron el borrador de un plan que permitiría a compañías petroleras seguir tirando desechos en acuíferos protegidos durante dos años. El Centro dice que los oficiales estatales han confesado que dieron 500 permisos a compañías petroleras de tirar miles de millones de galones de desechos petroleros en acuíferos protegidos, una violación de leyes estatales y federales, ¡en medio de la peor sequía en la historia de California! Estos desechos probablemente incluyen las químicas cancerígenas en “fluido de fracturación hidráulica”. Ciento cincuenta grupos ecológicos y comunitarios han presentado una petición legal que pide que Brown prohíba la fracturación hidráulica. En el debate sobre la sequía, también se reveló que la Corporación Nestlé ha continuado sacando agua de acuíferos en el Bosque Nacional de San Bernardino para la venta, a pesar de que ¡su permiso se venció hace 25 años!

La sequía y el peligro de una sequía aún más severa en el futuro plantean interrogatorios muy profundos y fundamentales. ¿Cómo lidiar con semejante crisis? ¿Qué hacer en estas condiciones extremas para proteger la vida de la gente y limitar los daños a los ecosistemas lo más posible? ¿Cómo lidiar con eso, pero también preparar para el peligro aún mayor del calentamiento global? Todas estas contradicciones las manejaría de modo completamente diferente una economía socialista planeada que se empeñara a satisfacer las necesidades de la sociedad en una manera sostenible. No son contradicciones fáciles de resolver, pero con el socialismo, se podría desencadenar a la sociedad y a los científicos para bregar con los problemas de cómo satisfacer las necesidades de la gente de manera racional sin agotar la misma tierra y agua que nos permiten alimentar a la humanidad y sostener un mundo sano. La barrera para lograr eso es este sistema basado en ganancias.

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