No — ¡NO ES NUESTRO IMPERIO!
Una respuesta revolucionaria al discurso anti-Trump de Hillary Clinton

8 de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 2 de junio, Hillary Clinton se presentó en San Diego, sitio de una de las mayores flotas navales del mundo y de una enorme comunidad de militares estadounidenses jubilados. Tres días después del “Día de los Caídos”, el día en que Estados Unidos celebra sus guerras de conquista y saqueo, pasadas y presentes, y glorifica a los que combatieron en ellas, Clinton presentó sus argumentos de por qué ella, y no Donald Trump, debe ser la comandante-en-jefe del imperio estadounidense y sus armas de destrucción masiva sin paralelo.

El verdadero 'American Idol': Las elecciones como audiciones El consentimiento de quién es el que cuenta en realidad y cómo se toman las decisiones en los hechos

El público de 250 personas fue seleccionado con cuidado, en su mayoría militares: asesinos y ex-asesinos del imperio. Pero más allá del público presente y el lugar, y todo ese simbolismo, el discurso se dirigió a dos públicos: al público en general y, más importante aún, a la clase dominante.

Primero y ante todo, el discurso se dirigió a los que en realidad deciden los términos de lo que ocurre en las elecciones, especialmente las elecciones presidenciales — las personas que Bob Avakian ha identificado con precisión como “esa pequeña parte del ‘pueblo estadounidense’ que domina la economía y por lo tanto la política, los medios de comunicación y en general los mecanismos para moldear la opinión pública, y las demás esferas de la vida pública: la clase dominante capitalista imperialista y sus representantes literarios y políticos”. (Ver “El verdadero ‘American Idol’: Las elecciones como audiciones — El consentimiento de quién es el que cuenta en realidad y cómo se toman las decisiones en los hechos” de Bob Avakian en revcom.us).

En ese artículo, Bob Avakian analiza la relación entre la “audición” de los candidatos presidenciales ante el público en general, así como su audición ante la clase dominante. ¿Qué es esa relación? Una parte de obtener la aprobación de los que en realidad tienen la última palabra es demostrar que uno puede convencer al público en general. Pero aún más importante, los candidatos presidenciales tienen que demostrar que pueden convencerlo con un mensaje que sirva a los intereses de esa clase dominante capitalista-imperialista.

Con ese fin, Hillary Clinton presentó los argumentos de por qué ella, y no Trump, es la candidata más despiadada, de sangre fría, calculadora y seria para administrar un imperio global que se sienta encima de un mundo de miserables fábricas de superexplotación y barrios de condiciones escuálidas. Y que ella es la mejor opción para orquestar toda una gama de violencia global para mantener ese imperio, especialmente en un momento de crisis.

Y presentó sus argumentos en términos hábilmente elaboradas, diseñadas para convencer a las personas que no forman parte de la clase dominante —en Estados Unidos (e incluso más allá)— para que se identifiquen no con los intereses de la humanidad sino con los intereses de una clase dominante que explota y oprime a la gran mayoría de la humanidad.

¿Quiénes SON los “aliados” de Estados Unidos?

Hillary graphic
¿Por qué votar por Donald Trump, que nada más promete "eliminar con bombas" al Medio Oriente… cuando se tiene la opción de votar por Hillary Clinton, una criminal de guerra comprobada?

El papel de Hillary Clinton fue único en impulsar el bombardeo yanqui/OTAN a Libia en 2011. Cuando Hillary Clinton se enteró de la muerte de Gadafi, se rió de manera macabra: "Venimos, vimos, se murió".

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Clinton enfatizó mucho su experiencia como secretaria de Estado, y sus habilidades diplomáticas. Insistió en que ella, en lugar de un demente bocazas como Trump, sería más eficaz en asegurarse de que “Moscú y Pekín” no sean capaces de igualar “nuestras alianzas alrededor del mundo”. Clinton declaró, “La red de aliados de Estados Unidos es parte de lo que nos hace excepcional. Y nuestros aliados responden a nuestros intereses todos los días”.

Pero ¿qué son esas alianzas alrededor del mundo? Y ¿cómo es que “responden todos los días” a los intereses de los gobernantes de Estados Unidos?

En todos los rincones del mundo, “la red de aliados de Estados Unidos” se compone de brutales regímenes manchados de sangre. En el Medio Oriente, la “alianza” comienza con Israel, un país construido sobre el cada vez más intenso genocidio contra los palestinos. Un país que dos veces en los últimos diez años, con el respaldo de Estados Unidos, ha llevado a cabo horrendas matanzas unilaterales que mataron a miles de personas en la Franja de Gaza en Palestina. Clinton se ha diferenciado de Obama (y de Trump) al ser mucho más pro-Israel.

Y cuando Clinton insiste en que ella tiene una historia de forjar estas alianzas, dice la verdad.

Durante el mandato de Clinton como secretaria de Estado, Estados Unidos dirigió al brutal régimen represivo en Myanmar (Birmania) hacia una alianza más estrecha con la “red de aliados” estadounidense. Myanmar comparte una larga frontera con China y los gobernantes estadounidenses lo vio como un eslabón clave para rodear y aislar China. Actualmente los grupos de derechos humanos condenan Myanmar universalmente por la brutal limpieza étnica de la minoría rohinyá, el creciente tráfico sexual, el extendido uso de trabajo forzado y trabajo infantil, y de la tortura, la violación en grupo sistemática por parte de los militares, y el terror generalizado contra los disidentes. Clinton llamó la emergente alianza entre Estados Unidos y el régimen de Myanmar un modelo de “el papel único que Estados Unidos puede y debe desempeñar en el mundo como paladín de la dignidad y la democracia”, y “Estados Unidos en nuestro mejor momento” (de Hard Choices: A Memoir [Decisiones difíciles: Una autobiografía], de Hillary Clinton).

El Departamento de Estado de Hillary Clinton jugó un papel clave en legitimar el golpe militar de 2009 que derrocó a un gobierno electo en Honduras que se llevaba bien con la Venezuela de Hugo Chávez en contra de los intereses de Estados Unidos. A raíz del golpe de estado, golpearon, amenazaron, encarcelaron y asesinaron a los disidentes y organizadores sindicales. Anularon las restricciones del “desarrollo” que sirve el capitalismo-imperialismo estadounidense. En 2009, las fábricas hondureñas de miserables condiciones y sueldos eran el tercer exportador del mundo de ropa y textiles al mercado estadounidense, empleando a unos 100.000 trabajadores, la mayoría mujeres, que ganaban menos de $ 45 a la semana. Clinton confirmó su apoyo al golpe tan recientemente como el 13 de abril de este año en el programa Democracy Now!.

Israel... Myanmar... Honduras... todos son ejemplos de “aliados” que “responden todos los días” a los intereses del imperio estadounidense. Y Hillary Clinton con razón puede responsabilizarse de un papel clave en forjar esas alianzas.

En cuanto a la “diplomacia” que Hillary Clinton promueve como una alternativa sensata a la locura de Trump, se trata de una diplomacia de asesinato en masa. La ex secretaria de Estado bajo Bill Clinton, Madeleine Albright, lo explicó cuando dijo que “valía la pena” matar a 500.000 niños en Irak mediante sanciones que impedían que el país obtuviera alimentos y medicinas — cuando eso sirvió a los intereses del imperio de Estados Unidos. Y Hillary Clinton se jactó de su propio papel en la imposición de sanciones contra Irán, las que impactaron más duro, a propósito, a los más marginados y pobres en ese país.

“Hillary, la halcón”

Hablemos en claro. Hillary Clinton no está solamente presentándose como una persona que puede forjar alianzas con opresores brutales, o como una persona con un historial de matar a civiles inocentes mediante sanciones “diplomáticas”. Ella es y se presenta como una probada y reincidente criminal de guerra.

Hillary Clinton jugó un papel singular en ejercer presión por el bombardeo de Libia por parte de Estados Unidos y la OTAN que derrocó al régimen de Muamar Gadafi que había sido una espina en el costado de Estados Unidos y el Occidente. El resultado: Libia está en ruinas, desgarrada por reaccionarios señores de guerra y un caldo de cultivo para el Estado Islámico. La ONU calcula que unos 400.000 libios han huido de sus hogares desde que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN derrocaron a Gadafi. Cuando le llegó a Hillary Clinton la noticia de que Gadafi estaba muerto, ella se rió de modo macabro y se regodeó “Vinimos, vimos, él murió” — invocando las palabras imperiales de Julio Cesar de quien se dice que había celebrado una victoria sobre un rival diciendo, “Vine, vi, vencí”.

No es una aberración. En un extenso resumen del historial de Hillary Clinton, un artículo en el New York Times Magazine le ha explicado lo que usted debe esperar si Hillary Clinton es la próxima presidenta: “A pesar de todas sus bravuconerías sobre bombardear al Estado Islámico hasta hacerle añicos, ni Donald J. Trump ni el senador Ted Cruz de Texas ha demostrado que se acerque ni un poco al apetito que Clinton tiene de involucrarse militarmente en asuntos exteriores” (nuestro énfasis). (“How Hillary Clinton Became a Hawk” [Cómo Hillary Clinton se convirtió en una halcón], 21 de abril de 2016)

Todo lo que hacen está dentro del marco de mantener su imperio

En su discurso del 2 de junio, Hillary Clinton —casi de paso— se opuso a la satanización de los musulmanes y los mexicanos de parte de Trump.

¿Pero señaló Clinton la realidad de que Trump lo tiene totalmente patas arriba? ¿Que Estados Unidos conquistó la mitad de México, en gran parte para expandir la esclavitud, y que el capitalismo basado en Estados Unidos ha convertido gran parte de lo que queda de México en fábricas de superexplotación, granjas corporativas y enormes barrios escuálidos? ¿Mencionó siquiera que sería un horror para los derechos humanos acorralar a millones de personas, arrancarlas de sus hijos y deportarlas? ¿Denunció a Trump por sus ataques contra los musulmanes, ataques que evocan comparaciones ominosas con la retórica de Hitler acerca de los judíos?

No. A cambio, se quejó porque la retórica de Trump “enajena a los mismos países que necesitamos”. En otras palabras, el problema de Trump no es que su veneno racista y fascista es obsceno e intolerable. Se nos enseña a pensar que el problema es que todo eso obstaculiza el reclutar los países y fuerzas reaccionarios para que luchen, maten y mueran para avanzar los intereses del imperio estadounidense — en las áreas del mundo con grandes poblaciones musulmanas y en México donde el gobierno desempeña un papel indispensable para servir y defender esos intereses.

Clinton intentaba convencer a los gobernantes a escoger a ella. Y al mismo tiempo, también engañaba a la gente horrorizada por los ataques de Trump contra los inmigrantes y los musulmanes, haciendo que esa gente pensara en términos de qué es lo mejor para el imperio estadounidense, y no a partir de los intereses de la humanidad.

¿Por qué debería CUALQUIERA tener el dedo sobre los “códigos nucleares”?

En un punto clave en su discurso —algo que recibió mucha atención en los principales medios de comunicación— Hillary Clinton despotricó contra Donald Trump por no ser lo suficientemente responsable para tener los códigos que lanzarían una guerra nuclear.

Espere. Oprima el botón de pausa. Piense acerca de cómo este sistema y sus operativos manipulan la forma en que uno piensa. Clinton está planteando que la pregunta es cuál de los representantes de la clase dominante estadounidense es el que debería tener esos códigos.

La verdadera pregunta será: ¡¿Por qué carajo debería cualquier representante de la clase dominante de Estados Unidos ser capaz, con sólo oprimir un botón, de condenar a millones de personas a la destrucción nuclear y tal vez desencadenar una guerra nuclear que podría poner en peligro a la humanidad?!

¿A quiénes te refieres cuando hablas de “NOSOTROS”?

OK, demos a Hillary Clinton lo que le es debido. Ella es una criminal de guerra belicista de sangre fría para el imperio de Estados Unidos. Pero ese NO ES NUESTRO IMPERIO. Ese es un imperio que esclaviza a los niños que trabajan en las plantaciones de cacao en África, quema viva a las trabajadoras en fábricas de condiciones terribles en Bangladesh, y envenena a los trabajadores agrícolas en México en las granjas de empresas agrícolas de Estados Unidos.

Es urgente que las personas DEJEN DE PENSAR COMO ESTADOUNIDENSES Y EMPIECEN A PENSAR EN LA HUMANIDAD.

Cuando Hillary Clinton, o cualquier representante de la clase dominante de Estados Unidos, empieza a hablar de “nuestra” seguridad y “nuestros” intereses... la respuesta de cualquiera con suficiente sentido común como para entender lo que esto significa y con el temple moral para mantenerse firme con sus principios tiene que ser: “¡¿A quiénes te refieres cuando dices ‘NOSOTROS’, maldita cabrona?!” Este no es nuestro imperio. TUS intereses NO SON LOS NUESTROS. Malcolm X tenía toda la razón: No somos estadounidenses, y tenemos suficiente sentido común como para saberlo. Y tomamos partido con la humanidad, no con los criminales de guerra que gobiernan Estados Unidos.

Los términos de estas elecciones —esta “opción” entre un demente fascista y una probada, reincidente y orgullosa criminal de guerra— subrayan qué tan crítico es que las personas NO sean timadas por el sistema y todo su engaño de las elecciones. Y qué tan urgente es lo de organizarse, ahora, para la revolución — para derrumbar este sistema monstruoso lo más pronto posible.

 

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