El fascismo está en marcha, la crisis se agudiza, y la urgencia de tomar acción

Sunsara Taylor

1° de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 27 de enero, Donald Trump promulgó una cruel prohibición de inmigrantes de siete países de población mayormente musulmana, y una prohibición de refugiados de todo tipo. De un plumazo, dictó la destrucción de la vida de miles de personas, y mandó olas de terror y ansiedad a países y comunidades enteros. Esa misma noche, miles de manifestantes acudieron a los aeropuertos de Estados Unidos — coreando, formando clínicas judiciales de emergencia, bloqueando el tránsito e interrumpiendo por completo las actividades de siempre. Estas protestas han continuado en diferentes formas durante días, haciendo bloqueos en ciudades grandes y pueblos a lo largo y ancho de Estados Unidos y otras partes del mundo.

No obstante, el régimen de Trump y Pence prosigue a todo tren.

  • Cuando los jueces federales de cuatro jurisdicciones rápidamente bloquearon la implementación de aspectos de la orden de Trump, la Casa Blanca se puso brava; según indican informes, algunos agentes de la Aduana y Protección de la Frontera repetidamente recurrieron a la coacción y el engaño para negarles la entrada a personas a las cuales las tenían que haber admitido por ley.
  • Cuando más de 100 miembros del Departamento del Estado expresaron su profunda alarma por la orden de Trump, utilizando un medio de costumbre que les alienta a ofrecer disentimiento sin represalias, el secretario de prensa de la Casa Blanca Sean Spicer los amenazó de manera ominosa: “Alinéense con el programa o… lárguense”. (Desde ese entonces, más de 1.000 han firmado una carta de oposición a la orden de Trump).
  • De ahí¸ el lunes 30 por la noche, la procuradora general en funciones Sally Yates, la oficial del orden público más alta del país, anunció que el Departamento de Justicia no defendería en los tribunales la prohibición trumpista porque ella dudaba de su legalidad. El régimen de Trump y Pence respondió rápida y vengativamente. Despidieron y fustigaron a la procuradora general Yates, hasta la acusaron de traición. Noten bien: el papel de la procuradora general no es de cumplir con los mandados del presidente sino de aplicar las leyes y la Constitución de Estados Unidos.

La prohibición de la entrada de musulmanes no es solamente cruel, inmoral e ilegal — es FASCISTA. En su contenido y en la forma de ejecutarla, el régimen fascista de Trump y Pence no solamente ha intensificado su xenofobia y nacionalismo extremos, satanizando a los que considera “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad” y desatando un terror contra ellos. Además, ha dado más pasos para triturar lo que hasta la fecha eran los supuestos derechos civiles y legales y los “controles y contrapesos” que desde hace mucho se han considerado elementos fundamentales de la sociedad estadounidense.

Mientras tanto, Kellyanne Conway intensificó la embestida del régimen contra la prensa y la verdad, al exigir que despidieran a los periodistas que “dicen pestes” acerca de Trump. Agregaron como miembro central del Consejo de Seguridad Nacional al ideólogo fascista cristiano y supremacista blanco Steve Bannon. Todo eso colmó una semana vertiginosa en la que Trump dio luz verde a unos oleoductos devastadores para el medio ambiente, avanzó con el cruel muro fronterizo, regó mentiras sobre hechos básicos y de ahí amenazó a las personas que cuestionaron sus MENTIRAS, amordazó a dependencias gubernamentales, asaltó la ciencia en sí, intensificó la guerra contra las mujeres y los derechos al aborto por todo el mundo, continuó avanzando con su gabinete de fascistas cristianos y crímenes de guerra, etc.

El régimen actual es fascista. Es ilegitimo. Hay que sacarlo del poder.

Uno de los puntos muy fuertes de los auges de lucha contra la prohibición trumpista de musulmanes, aparte del carácter inmediato de las acciones y la profundidad de su ira y determinación, era el grado al cual conectaron este asalto con otros elementos del programa de Trump y Pence. Las gorras rositas de las Marchas de las Mujeres se veían salpicadas en todas las acciones. Cientos de personas agarraron los afiches de RefuseFascism.org, “¡No! En hombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista”. Muchos invocaron las lecciones de la Alemania nazi, con letreros caseros que incluían: “Primero vinieron por los musulmanes, y dijimos, ¡Esta vez no, cabrones!”. También se prendió el hashtag #NoBanNoWall (#NoAlVetoNoAlMuro), el que conectó el veto contra los musulmanes a la embestida contra los mexicanos y otros latinos.

Hay que seguir y fortalecer todo lo anterior — pero también, hay que llevarlo más allá. Es esencial oponer resistencia a todos los ataques que traen Trump y Pence, pero eso en sí no basta. Hay que sacar del poder al régimen en su conjunto. Eso es precisamente lo que hay que tener en la mira.

A menos que lo logremos y hasta que lo logremos, el régimen fascista de Trump y Pence seguirá impulsando su programa fascista a todo tren, pisoteando las objeciones de las masas populares, arrollando al que se les oponga desde las estructuras gobernantes, hasta triturando los previamente limitados “controles y contrapesos” e imponiendo a fregadazos un orden mundial radicalmente nuevo y una forma fascista de gobernanza en Estados Unidos.

Es claro que hay millones y decenas de millones de personas a que es posible movilizar para luchar en contra de lo anterior y a los cuales hay que dirigir a salir de los confines de la política de costumbre (y la protesta de costumbre) a fin de DESTITUIR de plano a esa horrorosa monstruosidad.

Eso, y sólo eso, es lo que puede evitar la catástrofe que se avecina para el planeta y su gente.

 

Sunsara Taylor es una articulista de revcom.us y una co-iniciadora de RefuseFascism.org. Síganla en Twitter: @SunsaraTaylor

 

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