Intensifican y extienden supresión del disentimiento

Ola de leyes estatales castigarían con mano dura formas comunes de protesta

28 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 


Manifestantes contra la construcción del oleoducto Dakota Access bloquean una carretera cerca de Cannon Ball, Dakota del Norte, 26 de octubre de 2016. Foto: AP


14 de abril de 2015. Una protesta contra el asesinato policial bloquea las vías del metro.

 

En los días después de la inauguración del presidente estadounidense más impopular de los tiempos modernos, y después del día más grande de protestas en la historia estadounidense, el régimen de Trump y Pence y sus seguidores en diferentes niveles de esta sociedad ni “retroceden” ni “tratan de traer a más personas al redil” para nada. No, al contrario, han expresado claramente la intención —y ya se han lanzado al camino— de criminalizar el pensamiento y la expresión disidentes, y se disponen a promulgar castigos duros por lo que hoy son formas de protestas ampliamente usadas contra la brutalidad policial y otras injusticias.

Aún antes de asumir el mandato, Trump declaró que las personas que participan en formas de expresión libre protegidas por la constitución (quemar la bandera estadounidense) deben ir a la cárcel por un año o perder la ciudadanía — un castigo que ni siquiera existe en la actualidad y viola la Constitución estadounidense. Además, revcom.us ha señalado la intensificación del programa represivo trumpista desde ese entonces ­en que: amenazaron con arrestar a Madonna por expresar públicamente su coraje hacia el régimen; arrestaron a más de 200 manifestantes durante la inauguración y ahora los acusan del delito grave de amotinamiento, castigado con hasta diez años de cárcel; e intimidaron descaradamente a la prensa para que reportan los hechos que no cuadren con la “narrativa” trumpista.

Lo anterior no sólo son ultrajes en sí — también son señales a las fuerzas fascistas oficiales y extraoficiales, a nivel estatal y federal, para que extiendan e intensifiquen la represión. Estas fuerzas no sólo sienten un arraigado desprecio ideológico hacia las personas que se ponen de pie o se expresan contra la injusticia —o de hecho, el pensamiento crítico en general— sino entienden que la reorganización sumamente opresiva y peligrosa de Estados Unidos y el mundo la que insisten en imponer, sin duda provocará más oposición feroz de parte de millones. También entienden que no podrán imponer su programa completo sin aplastar dicha oposición y crear un ambiente en el que la gente tema salir a las calles… o hasta expresarse fuera de su propia casa.

En ese “espíritu”, las fuerzas reaccionarias en por lo menos ocho estados o bien han introducido nuevas leyes o han “reinterpretados” las existentes, con tal de penalizar a actos de protesta que hoy por hoy son comunes y efectivos. En los últimos años, al propagarse por la sociedad olas de protesta contra el asesinato policial, la opresión de pueblos indígenas, la destrucción de medio ambiente y otros ultrajes, decenas de miles de personas se han tomado calles o cruces, o han inundado carreteras, como una forma de manifestarse ante toda la sociedad que esos ultrajes con completamente inaceptables y para convocar a más personas a la lucha. Las leyes propuestas tratarán a esas y otras formas de protesta no violenta como delitos graves castigos con condenas pesadas en la cárcel, y algunas de las leyes de plano alientan y protegen a policías o civiles reaccionarios a ¡atacar violentamente o hasta matar a manifestantes!

Para citar sólo cuatro ejemplos:

  • El gobierno estatal de Luisiana recientemente promulgó la ley “La vida del [uniformado de] azul importa” que pone a la policía en la lista de los protegidos bajo leyes estatales sobre crímenes de odio supuestamente diseñados para proteger a las personas atacadas por motivo de su raza, religión, discapacidad, orientación sexual, etnia, género o identidad de género. (En realidad es común que los policías son los perpetradores de semejantes ataques, y ¡no las victimas! Ahora algunos policías interpretan esta ley para clasificar de “crimen de odio” el “resistir” o “golpear” a un policía, por lo que podrían agregar entre seis meses y cinco años de trabajos forzados a la condena. Como todos saben bien, es común acusar a uno de “resistir el arresto” si se encoja tantito cuando el oficial lo agarra, o para justificar un arresto incluso sin ninguna otra acusación. También acusan así a las víctimas de la brutalidad policial — y por eso en los años 60 se conocía a ese cargo de “asalto malicioso contra un bastón”.
  • En Dakota del Norte, legisladores introdujeron una propuesta de ley que diera la inmunidad judicial a conductores que chocan con manifestantes que están en la calle o en una carretera o “demasiado cerca”, siempre que se trate de “un accidente”. Un legislador que promovía la ley dijo que podría ocurrir semejante “accidente” si el conductor “pisara el acelerador en vez del freno”. Pues en esencia presta una placa y un permiso a todo reaccionario con un vehículo a que arrollen y maten a manifestantes, para después decir, “pensé que pisaba el freno”.
  • En Indiana, introdujeron una propuesta de ley que autorizara a la policía a hacer uso de “cualquier medio que sea necesario” (énfasis añadido) para dispersar reuniones masivas que bloquean calles. Como señalaron inclusos algunos legisladores Demócratas, eso es una invitación a que ataquen al estilo de “Bull Connor” a protestas pacíficas. (Bull Connor era el sheriff en Birmingham, Alabama en los 60 que se hizo famoso por soltar a perros viciosos en contra de niños y otros que protestaban y rociarlos con mangueras de bomberos.)
  • En Minnesota, proponen dos leyes nuevas. Una aumentaría el castigo por actos no violentos que bloquean el tránsito a hasta un año de cárcel. La otra criminalizaría la “obstrucción del proceso judicial” no violenta (por ejemplo, un plantón en una delegación), con castigo de “por lo menos 12 meses” de cárcel.

Los Republi-fascistas ya han controlado la mayoría de las legislaturas estatales desde hace tiempo. Las palabras y actos represivos de Trump y Pence les mandan una señal de que “ya llegó nuestro tiempo” y los convocan a aprobar medidas represivas cada vez más extremas. Por lo que si bien es posible que algunas de las propuestas descritas no sean aprobadas o que se les modifiquen un poco para que por lo menos conforman vagamente con el derecho constitucional, indican el rumbo en que se encamina la sociedad, a gran velocidad, lo que continuará a pasos agigantados, encerrando la sociedad y aplastando el disentimiento a un nivel nunca visto antes en Estados Unidos — a menos que y hasta que se saque del poder a este régimen fascista.

 

       

 

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