No se puede tolerar que Trump amenace con invadir a México

8 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Donald Trump inició su campaña presidencial lanzando insultos y amenazas maliciosos contra los mexicanos, calificando a los que cruzan la frontera de “violadores” y “narco-traficantes”. Ahora que es el presidente, Trump amenaza con invadir a México.

Piénselo por un minuto. Trump, el “comandante en jefe” de las fuerzas armadas más poderosas de la historia mundial, el hombre con el “dedo sobre el botón” de un arsenal de miles de armas nucleares, amenaza con invadir a un vecino. No es una broma, carajo. Las amenazas de Trump contra el país y el pueblo de México están saturadas de racismo, de odio y de la fanfarronería arrogante de un viejo bravucón. Pero también son letalmente serias.

Sin embargo, ninguno de los líderes demócratas ni nadie más se opuso a esas amenazas de manera significativa. No se hizo ninguna demanda para que se suspenda cualquier maniobra que Trump haya puesto en marcha. No se hizo nada para que este régimen fascista se responsabilice de la gravedad de lo que le dijo a un país soberano.

El robo a México y cómo ‘tomó forma’ Estados Unidos

Quien sabe algo de la historia de la agresión militar estadounidense contra México sabe que de ninguna manera se pueden tomar “a la ligera” los comentarios de Trump.

Las invasiones de México, el dominio y la explotación de ese país, y el tormento sin fin al que le ha sometido al pueblo mexicano, le dieron forma a Estados Unidos, literalmente, en el sentido de que le arrebató a México más de la mitad de su territorio como el “botín” de la guerra de 1846. Si bien la principal razón de la guerra fue la necesidad de extender la esclavitud a Texas, otra razón fue poder cruzar hata el océano Pacifico, a través de lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos.

Durante el resto del siglo 19, Estados Unidos llevó a cabo repetidas incursiones en México, especialmente a lo largo de la frontera. Durante la Revolución Mexicana, una fuerza estadounidense invadió el norte de México, y la Marina estadounidense bloqueó y ocupó la ciudad portuaria de Veracruz en el golfo de México. Todo esto fue impulsado por la perspectiva dominante de Estados Unidos: el racismo y desprecio generalizados hacia los mexicanos, y la idea de que Estados Unidos tiene el “derecho” de controlar y dominar a México. Ese punto de vista persiste, por lo que una invasión es una posibilidad concreta.

En las últimas décadas, el pretexto de la “guerra contra la droga” ha sido el principal pretexto estadounidense para consolidar su relación con las fuerzas armadas y la policía federal mexicanas y con el gobierno mexicano. Estados Unidos les ha proporcionado miles de millones de dólares a través de un pacto llamado la Iniciativa Mérida. Lejos de estabilizar la situación, la incursión de Estados Unidos a través de esta “ayuda” ha resultado en un aumento horripilante de la violencia relacionada con las drogas y la violencia perpetrada por la policía y el ejército: más de 200.000 muertos y 25.000 desaparecieron en la última década.

Una espada de doble filo

Los gobernantes de Estados Unidos son muy conscientes de la vulnerabilidad estratégica para su sistema, la “espada de doble filo”, que resulta de una frontera de 3.200 kilómetros con un país del tercer mundo, y de las personas que han explotado y oprimido durante más de un siglo — en ambos lados de esa frontera. Una gran parte de los 11 millones o más de indocumentados en Estados Unidos son de México. Se les han “permitido” entrar — al mismo tiempo que los tratan como mierda en trabajos mal pagados donde son súper-explotados como en la agricultura, la construcción y la manufactura — porque son esenciales para la rentabilidad de gran parte de la producción capitalista-imperialista de Estados Unidos. Al mismo tiempo, su condición de indocumentados les mantiene en “las sombras”, evitando en lo posible toda interacción con las autoridades.

El régimen fascista Trump-Pence ha pedido que se acorralen y se deporten a millones de inmigrantes mexicanos, con o sin documentos. Se propone construir un muro a lo largo de la frontera sur y “hacerle pagar a México” el costo de la construcción. Y ahora Trump ha dicho él mismo que está dispuesto a invadir con sus fuerzas armadas si las cosas amenazan los planes del régime fascista para que Estados Unidos sea “primero” en el mundo. No son los alardes de un loco. El fanfarroneo de Trump expresa las necesidades, el funcionamiento y los temores de un sistema que desde hace tiempo se ha cebado de México y su pueblo. Ahora, los fascistas Trump y Pence en el asiento del conductor de este sistema imperialista tratan de llevar ese dominio a niveles completamente nuevos de violencia, extorsión y explotación. No se tolerará ninguna insubordinación por parte de México.

Todos los que tienen un sentido de justicia, tienen que oponerse tenazmente a toda amenaza y agresión contra México de parte de Trump y Pence, cualquiera que sea el pretexto o “justificación”. ¿Por qué demonios tiene Trump, o ningún presidente yanqui, el derecho de amenazar con una guerra de agresión a otro país e imponerle su voluntad? ¡Estados Unidos NO tiene ese derecho!

       

 

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