Trump intensifica sus ataques contra la prensa

Lo que está en juego en los esfuerzos para silenciar los medios de comunicación

26 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El viernes, Trump y su régimen intensificaron aún más sus peligrosos y escandalosos ataques a la prensa. En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC por las siglas en inglés), en un discurso lleno de veneno fascista, el principal foco de ataque de Trump fue los medios de comunicación. Dijo: “Hace unos días, acusé las falsas noticias el enemigo del pueblo porque no tienen fuentes, simplemente inventan”. Y afirmó: “Son muy inteligentes, muy taimados, muy deshonestos. No representa al pueblo; nunca representará al pueblo”. Exigió que la prensa nombrara sus fuentes y afirmó que “simplemente las inventan cuando no existen”.

Apenas un par de horas después, el régimen hizo algo sin precedentes al prohibir asistir a un evento de prensa de la Casa Blanca a varias organizaciones noticieras específicas. A los periodistas del New York Times, CNN, Los Angeles Times, BuzzFeed News, y Politico les negaron la entrada a una rueda de prensa programada por el secretario de prensa de Trump, Sean Spicer. Sólo incluyeron a los periodistas seleccionados por el régimen, entre ellos los medios reaccionarios como Breitbart News, Washington Times, y One America News Network, y varios otros como ABC, CBS, Fox News, Wall Street Journal y Bloomberg. Les habían invitado a periodistas de la revista Time y la Associated Press pero estos decidieron no participar, en protesta por las acciones de la Casa Blanca, según el New York Times.

El editor ejecutivo del New York Times, Dean Baquet, dijo de la prohibición de específicas organizaciones noticieras: “Nada semejante ha ocurrido en la Casa Blanca en nuestra larga historia de cubrir a múltiples administraciones de diferentes partidos”. De hecho, es verdad que es parte de un ataque presidencial sin precedentes contra la prensa estadounidense, y es preciso oponérselo.

Los medios de comunicación bajo ataque desempeñan una función específica bajo el sistema capitalista-imperialista. Entregan las noticias a través de un marco que da por sentados las buenas intenciones básicas del gobierno y la clase dominante de Estados Unidos en todo el mundo y el carácter básicamente justo de las relaciones sociales de la sociedad estadounidense. Como parte de esto, moldean los términos del debate sobre cuestiones sociales clave. Dentro de estas limitaciones y marco, a veces investigan y denuncian los abusos y ultrajes y presentan algunas opiniones disidentes, en parte para impedir que una u otra parte de la clase dominante se vuelva demasiado poderoso y también para señalar los abusos que, desde el punto de vista de algunos defensores del sistema, se deben sacar a la luz y reformar.

También se adhieren, como parte de esto, a algunos estándares de periodismo objetivo — para repetir, basado en una visión a largo plazo de cómo preservar el sistema. Tal fue el caso durante la guerra de Vietnam, en la que muchos periodistas, al menos inicialmente partiendo de un punto de vista de defender lo que ellos entendían como los ideales democráticos e incluso los intereses estadounidenses, así como el punto de vista de denunciar objetivamente la verdad, denunciaron crímenes importantes cometidos por fuerzas estadounidenses. En ese momento, esos periodistas y las instituciones por las que trabajaban incurrieron la ira de las administraciones de los presidentes Johnson y Nixon, pero esas administraciones ni siquiera intentaron nada semejante a la intimidación y represión que se ve actualmente (aunque en las guerras posteriores el gobierno estadounidense controlaba mucho más a los periodistas).

Lo que el régimen de Trump ahora hace con un vigor sin precedentes es un intento de impedir que los medios de comunicación hagan ninguna revelación o investigación de la administración ni siquiera cuestionar lo que claramente son distorsiones de la realidad objetiva o descaradas fabricaciones — lo que servirá para sofocar todo disentimiento.

Estas y otras ataques a la prensa son un elemento de esta monstruosidad fascista, el régimen de Trump y Pence, y cómo viene avanzando rápidamente para destruir y esencialmente eliminar las instituciones y normas históricas del gobierno burgués-democrático para reemplazarlos, por medio de la mano de hierro del fascismo, con nuevas normas que sirven al programa de Trump y Pence. Además, esta batalla es una concentración de la lucha general entre varios sectores de la burguesía generada por el intento de Trump para consolidar un régimen plenamente fascista.

Y al hacerlo, el régimen de Trump y Pence anima y moviliza aún más a su base social fascista. Cuando Trump dice que los medios de comunicación “deshonestos” no representan “al pueblo”, se refiere solamente a aquellos entre “el pueblo” que apoyan a él y su régimen. Los otros son intrascendentes o incluso “el enemigo”.

Parte de la lógica y la dinámica del fascismo es la necesidad de eliminar el pensamiento crítico y la capacidad de la gente para averiguar lo que es verdad. Los fascistas de Trump y Pence no pueden permitir ningún medio de comunicación que no trague y repita obedientemente las mentiras que salen del régimen, ni que cuestione en cualquier forma la versión que el régimen vomita. Es por eso que el régimen se esfuerza decidida y rápidamente para obligar a la prensa a ser obediente y leal — o para silenciarla y reprimirla con la fuerza del estado, y convocar a su base fascista en contra de ella.

 

 

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