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Estados Unidos lanza ataques aéreos en Siria: hipocresía y matanza

15 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

7 de abril de 2017. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El ataque con misiles crucero del presidente estadounidense Trump contra una base aérea siria solo puede acentuar los horrores impuestos a la población siria por múltiples enemigos rivales. Se trata de una parte de una escalonada intervención encabezada por Estados Unidos en Siria e Irak que hasta el momento le ha quitado la vida a 3.000 civiles, según Airwars.org. Además, amenaza con guerras más amplias en la región y en el mundo entero.

Trump aseguró que las imágenes de niños que se asfixiaban y morían por culpa de las armas químicas, que presuntamente utilizó el régimen sirio de Bachar el Asad, motivaron el ataque, sin embargo se dio después de los bombardeos estadounidenses que mataron a muchos cientos de adultos y niños en Irak y Siria, no con armas químicas sino con los altamente explosivos misiles Hellfire y enormes bombas. En marzo la coalición encabezada por Estados Unidos bombardeó una mezquita, un colegio y una panadería en Siria, y más tarde arrasó unos edificios de apartamentos en el occidente de Mosul, Irak, lo que mató a 230 personas tan solo en ese ataque. Es muy evidente que Estados Unidos quiere derrotar al Estado Islámico (EI) [también ISIS o Daesh] pero no hacer nada bueno para la gente de Irak y Siria, que han sido las principales víctimas del fundamentalismo islámico, sino quiere imponer su propia dominación y hacer retroceder a otros rivales. Lo mismo se aplica al bombardeo estadounidense de la base aérea siria Shayrat. No tiene nada que ver con proteger a la población en Siria, pero mucho que ver con los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región y a nivel global.

Mosul, Irak, 24 de marzo, la zona azotada por un ataque aéreo estadounidense el 17 de marzo que dejó 230 muertes. Mosul, Irak, 24 de marzo, la zona azotada por un ataque aéreo estadounidense el 17 de marzo que dejó 230 muertes. Foto: AP

Una de los muchos niños muertos por ataques aéreos estadounidenses en Mosul, Irak.

 

 

 

Una de los muchos niños muertos por ataques aéreos estadounidenses en Mosul, Irak.

Si quieren saber qué tipo de régimen que Estados Unidos aceptaría en Siria, denle un vistazo a Egipto. Nada puede ilustrar mejor lo que significa la dominación de Estados Unidos en esta región que el encuentro de Trump con el hombre fuerte egipcio Adbel Fatá Al Sisi, unos días antes del ataque. Trump le dijo a Al Sisi que éste había hecho un “trabajo fantástico en una situación muy difícil” y declaró públicamente, “cuenta con Estados Unidos y conmigo como grandes amigos y aliados”. El régimen de Sisi empezó con un golpe de estado militar en 2013. Su acto de apertura fue la masacre de más de 800 partidarios de la Hermandad Musulmana que se manifestaban contra el derrocamiento del gobierno que habían elegido. Después de atacar un campamento de protesta, las tropas recorrieron los pasillos de un hospital para exterminar sistemáticamente a los pacientes y al personal. Desde ese entonces, las prisiones de Egipto se han abarrotado con hasta 60.000 presos políticos, entre ellos islamistas, y además miembros de las organizaciones de jóvenes laicos que encabezaron el levantamiento de 2011 en la Plaza Tahir, y disidentes de toda índole. Hoy, Sisi dirige un país en el que llaman a los jóvenes “la generación de la prisión”. La principal diferencia entre Sisi y Asad es que Sisi esté en el bolsillo de Estados Unidos, y Asad no.

Es difícil imaginar algo más hipócrita que la afirmación de Trump de que el sufrimiento de los niños sirios lo hizo “cambiar de sentir” sobre el régimen de Asad. El “sentir” de Trump y la potencia imperialista que dirige late con la sangre de cientos de millones de víctimas. Desde las bombas nucleares que asesinaron a cientos de miles en Hiroshima y Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial, hasta los bombardeos de saturación en Vietnam, Laos y Camboya, desde la extensa fumigación con el mortal Agente Naranja durante la guerra yanqui por la dominación del suroriente de Asia, hasta el uso de municiones de uranio empobrecido en la invasión y ocupación de Irak, el despliegue de armas de destrucción masiva contra civiles ha sido una característica de la doctrina de guerra estadounidense.

Forjar otro camino

Forjar otro camino es una versión revisada de un discurso de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ante un grupo de simpatizantes del Partido, en 2006. Es un recurso de rigor para entender a fondo lo que es en efecto “la guerra contra el terror” de Estados Unidos y cómo gestar una fuerza positiva en el mundo en oposición al imperialismo occidental y a la yihad islámica.

Lea aquí el discurso completo

Estados Unidos no hizo objeción alguna cuando el régimen de Sadam Husein en Irak, cuando eran aliados, mató con gas venenoso a más de 100.000 personas durante la guerra de Irán-Irak. Estados Unidos autorizó a ambos bandos, y con pleno conocimiento junto con Alemania, Reino Unido y Francia les suministraron los químicos. En ese entonces Estados Unidos llegó a bloquear una acción de la ONU contra Sadam después de que sus fuerzas gasearon el pueblo kurdo-iraquí de Halabja y mataron a 5.800 personas, entre ellas una muy alta proporción de mujeres, niños y gente mayor.

Además, como mucha gente ha señalado, un hombre y un régimen que ordenaron que no se aceptara a ningún refugiado de la guerra que Estados Unidos han venido avivando en Siria, que hasta han negado la entrada de niños que tenían programados procedimientos médicos vitales en Estados Unidos, no pueden afirmar que actúan a nombre de los niños sirios y otras víctimas. Se puede decir lo mismo de Teresa May, la primera ministra del Reino Unido, que declara estar “consternada” por la “barbaridad del régimen sirio”, cuando desde hace mucho tiempo ella misma ha estado al frente de las políticas de la Unión Europea que en esencia permiten deliberadamente que los refugiados sirios y otros se ahoguen en medio de su huida por el Mar Mediterráneo. May canceló un programa del gobierno británico que aceptaba niños refugiados del Medio Oriente, que inicialmente iba a aceptar 3.500 niños —un número insignificante—, después aceptó solo 350, pretextando que ya “no había más espacio”.

Esta demostración del poderío mortífero de Estados Unidos tenía el propósito de señalar que no pretende permitir que los árabes, los iraníes, los kurdos ni nadie salvo Estados Unidos controlen la región. Fue también una amenaza para Corea del Norte y otros lugares. En este momento es difícil predecir la siguiente movida de Trump ni cómo se desenvolverán las consecuencias de la actual, en el mundo y en Estados Unidos. No obstante, algunos de los que ya están seguros de que esta acción será “única”, argumentaban, hasta hoy, que Trump era todo un fanfarrón. Sobre las armas nucleares Trump ha dicho repetidas veces, “no quiero dejar nada fuera de consideración”. No se debe subestimar la gravedad de esta situación.

El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.

 

       

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