Sessions restablece penas mínimas obligatorias como parte de renovado combate a la droga

Carl Dix

17 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 10 de mayo, el procurador general Jeff Sessions distribuyó un memorándum que instruye a los fiscales federales a “…perseguir y acusar del delito más serio que sea bien comprobable”. Para asegurar que fuera claro el significado de ese cambio de política, el memorándum sigue: “los delitos más serios son los que llevan como guía las sentencias más sustantivas, incluidas las penas mínimas obligatorias”. En otras palabras, acusar a las personas del delito más serio posible e imponerles la mayor sentencia posible.

Esto resultaría en la intensificación de la encarcelación en masa en Estados Unidos, que ya encierra tras rejas a más personas que ningún otro país en el mundo. Y esto golpeará más duro a gente negra y latina. La encarcelación en masa de jóvenes negros y latinos es en sí un crimen notorio que pone en tela de juicio la legitimidad de todo el sistema. Se implementó en primer lugar porque el presente sistema capitalista-imperialista no tiene ningún futuro para las masas de jóvenes negros. Empezando con Nixon y pasando por décadas de administraciones de Demócratas y Republicanos igual, los gobernantes capitalista-imperialistas han acorralado a las personas de raza negra, han encerrado a millones, y hasta las vienen matando. Todo esto lo justificaron criminalizando a los negros y aprovechando y reforzando la supremacía blanca y el racismo.

Esto se topó con la resistencia durante toda la trayectoria. Con la publicación de El Nuevo Jim Crow de Michelle Alexander y los levantamientos que empezaron tras el asesinato de Trayvon Martin e intensificaron después de los asesinatos de Michael Brown y Eric Garner, la lucha estalló. La gente tomó las calles en grande contra este terror y encarcelación, desenmascaró la injusticia de esta situación ante los ojos del mundo y puso en tela de juicio la legitimidad del sistema entero. Los gobernantes se vieron obligados a hacer finta de retrocederse. En su segundo mandato, Obama promovió reformas tales como ponerles cameras corporales a la policía, y políticas que resultaron en una leve disminución de la población penitenciaria en general y una disminución un poco mayor en el sistema federal.

Estas reformas menores no lograron sofocar la resistencia masiva, y al mismo tiempo alborotaron a un sector de los imperialistas en su contra. En este contexto, Trump llegó a la prominencia, al movilizar a un sector numeroso de blancos en torno a un programa fascista que incluye la “limpieza étnica” de inmigrantes y un programa vengativo contra la gente negra y otra gente de color en nombre de la ley y el orden, en aras de intensificar duramente la represión total ilegítima en su contra. Un programa con implicaciones genocidas concretas.

Trump se aprovecha del horror de que los negros se matan unos a otros, para convertir a Chicago en Zona Cero para una ofensiva con objeto de eliminar la lucha del pueblo negro. Amenazando con mandar a la policía federal a Chicago para “arreglar” la violencia y poniendo tras barricadas a comunidades enteras en el Lado Sur de la ciudad. Planeando lanzar programas de Parar y Registrar como un plan policial nacional. Devastando la educación pública y canalizando a los jóvenes a escuelas que los adoctrinan como robots cristianos fundamentalistas.

Ahora este programa avanza con el memorándum “duro contra el crimen” de Sessions, junto con sus decisiones anteriores de revocar la eliminación gradual del uso de prisiones privadas para encarcelar a prisioneros federales y de revisar los decretos de consentimiento que el Departamento de Justicia había impuesto a departamentos de policía locales que, según se comprobó, implementaban prácticas policiales discriminatorias y ejercían fuerza excesiva.

Trump y Sessions ya han declarado que están quitándoles los guantes a los policías que han sido grabados una y otra vez maltratando y asesinando a personas. Ahora están restableciendo a las acusaciones máximas y penas mínimas obligatorias. Este es un paso extremadamente ominoso; hay que entenderlo como pasos iniciales de un programa fascista mucho mayor y potencialmente genocida.

Si usted creía que Trump no era un problema para el pueblo negro, o que era “más del mismo”, ya es hora de despertarse de golpe y mirar de frente la realidad. Y si usted es uno de los que se pusieron de pie y se lanzaron a las calles contra el horror del terror policial y la encarcelación en masa, o simpatizaba con los que lo hicieron, ya es hora de caer en la cuenta de que urge reavivar esta lucha.

 

       

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